Renacer Sin Romper
Me hicieron pedazos, y sin embargo… aquí estoy.
No para devolver el daño, sino para demostrar que del dolor también puede nacer la belleza.
Porque estar roto no me da permiso para romper a otros.
Me reconstruí con los trozos que quedaron, y en cada uno pinté un color distinto:
uno de coraje, otro de amor propio, uno más de perdón.
No soy la misma de antes, y no quiero serlo.
Soy más honesta, más humana, más consciente del poder que tienen mis actos.
Como las olas que tocan la orilla, no necesito arrasar para dejar huella.
Hoy, mis heridas no gritan: sanan en silencio.
Mi rostro no es perfecto, pero es un lienzo lleno de vida,
de batallas ganadas, de emociones que fluyen como pinceladas en un atardecer.
Podría haberme vuelto fría, distante, dura.
Pero elegí ser fuego que da calor, no que quema.
Elegí pintar mi historia con dignidad, sin salpicar dolor ajeno.
Porque la verdadera fortaleza no está en endurecerse,
sino en seguir amando sin dejar de cuidarse.