sábado, 9 de febrero de 2019

Llegamos a Creer (Cap 10 - Parte 4)

UNA FILOSOFÍA PRACTICA

Por estar en el ambiente de A.A., he estado sobrio por más de ocho años. Y he recibido la ayuda de una gran cantidad de filosofía práctica, una manera de pensar que produce verdaderamente resultados.

"Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios tal como nosotros lo entendemos". El Paso Tres puede ser una rígida orden, particularmente si uno no es muy religioso o si uno tiene algunos problemas en el área de "Dios", tal como a mí me sucede. Me ayudó mucho reconstruir las frases: "Dios tal como yo no lo comprendo" y "poner mi voluntad y mi vida al cuidado de lo bueno".

Estas dos ideas permiten a un pagano como yo, descartar la cuestión religiosa y empezar a experimentar los beneficios espirituales de A.A. Para muchos de nosotros, nuestra comprensión de Dios termina en el punto frustrante de no comprenderlo a El. Fue un gran alivio para mí saber que sencillamente no tenía que comprender nada. Después de todo, para construir una cerca de madera, no tiene que saber cómo crece un árbol. Y A.A. es práctica. Intentar comprender a Dios antes de poner a trabajar el Paso Tres es una tarea que yo califico como imposible e impráctica.
Prácticamente, entonces, ¿cómo puede uno trabajar este Paso? mi sugerencia es que es útil dejar de intentar trabajarlo. ¿Por qué? porque intentar trabajar el Paso Tres puede ser sólo otra manera de intentar comprender a Dios. Una vez más, eso no es práctico.
Mucha gente está determinada a obtener cosas trabajando lo que no requiere ser trabajado. Nos convencimos de que nada bueno llega sin esfuerzo y que la auto-suficiencia es siempre mala. Mi opinión es que el Paso Tres no requiere trabajo en lo absoluto y que la mejor forma de ayudarlo es mediante el más agradable gusto personal.

Permítanme ilustrar el punto con una pequeña experiencia que me sucedió después de que había estado dentro de A.A. por cerca de un año. Mi situación laboral era, según pensé, bastante mala. Apenas me alcanzaba para irla pasando. De pronto, se presentó solo una nueva oportunidad. El nuevo trabajo requería mudarme de cuidad y era una oportunidad. El nuevo trabajo requería mudarme de ciudad y era una compañía bien conocida por contratar y despedir gentes sin contemplaciones. Sin embargo, el salario inicial sería mayor que el que estaba obteniendo, en más de una tercera parte. Mi viejo trabajo había sido una preocupación constante y poderosa para mi desde el momento en que empecé a estar sobrio; en el tiempo de la nueva oferta, había estado irritado e inquieto al respecto día y noche durante muchos meses.

Yo había estado tratando, en efecto, de cambiar la situación laboral por mi propia fuerza de voluntad, escribiendo memorándums, quejándome, intentando moldear a la compañía de acuerdo a mi propia manera de pensar. Bueno, además de mi había ahí otras cuarenta personas, y yo no las podía cambiar a todas. Ahora llegaba esa oferta y complicaba aún más mi mente. Yo no quería mudarme; estaba volviéndome parte de un gran Grupo de A.A. y había encontrado muchos amigos Alcohólicos Anónimos. Estaba indeciso entre la oportunidad de un gran salario y la seguridad de un trabajo ya existente: entre mudarme a una ciudad extraña y permanecer junto a los amigos de A.A. que había adquirido recientemente. A alguien que está en prisión, por ejemplo, esto puede parecerle que no es para preocuparse mucho; pero para mí, en esa época, fue suficiente para mandarme al doctor a que me diera medicinas para el estómago, para arruinar mi carácter y para trastornar totalmente mi vida.
Finalmente, fui a ver a un amigo dentro de A.A. quien tenía muchos años de sobriedad de primera calidad. No me habló acerca del Paso Tres - al menos, no por su nombre. Lo que me dijo fue, "¿Por qué no hace exactamente nada durante un año?" Le pregunté qué quería decir. Me aconsejó permanecer en mi actual trabajo. Me sugirió que sencillamente dejara de preocuparme si quería sentirme mejor en los siguientes días, disfruta: el lujo de no preocuparme por mi situación, aceptar cada día tal como venga y hacer lo que pareciera lo mejor en ese día de acuerdo a las circunstancias - y hacer esto por un año. ¡Piense en eso! ¡Un año sin preocuparse! Mejor que unas vacaciones pagadas.

Bien, lo hice. Estaba tan cansado de preocuparme de ese asqueroso trabajo que fue un placer sencillamente ir a trabajar cada día y no preocuparme. En otras palabras, me rendí, pero de una manera saludable. Mi carácter mejoró y así también mi trabajo. Para finales del año, había sido ascendido dos veces y también en dos ocasiones me habían aumentado el salario. Pasado un tiempo me mudé a otra compañía, pero en buenas relaciones con mis antiguos socios.
Ese fue el año más valioso de mi vida. Aprendí del modo más práctico la verdad de esa vieja y trillada frase que dice: "al único que puede usted cambiar es a usted mismo, y o al resto del mundo". Aprendí que usted puede trabajar el Paso Tres no intentando trabajarlo. Puede trabajarlo alejándose un año de las preocupaciones. Al final del año, si ha disfrutado lo suficiente el "no preocuparse", inténtelo por otro año. Cada uno de nosotros tiene que hacer algo cada día: trabajar en una oficina o una fábrica, como soldado, haciéndose cargo de una casa o cualquier otra cosa. Ninguna de nosotros tiene que comprender a Dios o preocuparse sobre las cosas que no están bajo nuestro control. Podemos complacernos a nosotros mismos dándonos el lujo de no preocuparnos. Cualquiera de nosotros puede disponer únicamente de un día; todos y cada uno de nosotros tenemos que intentarlo en nuestro propio trabajo y en nuestra propia vida familiar. No tenemos que tratar de poner en orden todo el mundo o comprender lo que no ha siquiera comprendido ningún teólogo de ninguna fe.
Nosotros sencillamente dejamos de enredarnos en los negocios de Dios, y en mi opinión, cuando dejamos de enredarnos y dejamos de preocuparnos, nosotros hemos puesto nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios (o del Bien) tal como lo comprendemos (o no lo comprendemos a El).
San José, California.


ÉXTASIS

No podemos estacionarnos en un A.A. ni frío ni caliente, ni de medias tintas al trabajar los Pasos, o dedicarnos demasiado a envejecer y descansa en nuestra sobriedad de hoy. No, si queremos conservarnos sobrios.

¡No! Yo creo que tenemos que continuar buscando algo mejor que la penumbra de la rutina, mejor que una vida común, mejor que la espiritualidad mediocre. En un artículo llamado "la Búsqueda del Éxtasis", escrito para el A.A. Grapevine, el filósofo Gerald Heard dice, "Parecería . . . que ninguno de nosotros está viviendo en una medida suficientemente alta, como para ser capaz de enfrentar las tensiones a las que ahora estamos propensos a ser expuestos, sin que os resquebrajemos . . . El alcoholismo (como todas las adiciones) no es una base para buscar una cabal tranquilidad. Es en sí un deseo de ese éxtasis, ese "levantarse" fuera de esas cercadas lagunas de conformismo, allá donde no existen aún mapas de los océanos, en donde la única guía son las estrellas del cielo".
¿Alienta en cualquier lugar un alcohólico sobrio para quién este pasaje no sea de un profundo significado?.

Hace algunos años me encontraba sentado en un bar de Nueva York hablando con un periodista que acababa de perder otro trabajo a causa de su bebida. Estaba interesado en mi historia como A.A. Pero se encendió como un árbol de navidad, iracundo, perdiendo el interés en cualquier cosa que se refiera a regenerarlo a él . . . ese día.
Se me vino una idea. Dije, "Sabes H., creo que uno de los grandes placeres de fugarse mediante la bebida, es esa sensación de encontrarse a muchos kilómetros de distancia de los idiotas. Tú estás
caminando por diferente ruta, con diferente horario, diferente música, con una excitación realmente existencialista, en el filo de la navaja entre placer-dolor, progreso-desastre". Y más cosas con el mismo efecto.

Me di cuenta que el fin tenía un atento escucha H. dijo que así era exactamente la situación. Lo que le atraía era vivir muy lejos de todo, con desastres o sin ellos. Vivir como lo idiotas era un aburrimiento, un arrastrarse por el suelo, una maldición imposible.
Ahora creo que ése completamente infructuoso esfuerzo de Paso Doce (rezo porque H. pueda ahora estar dentro de A.A. en algún lugar) me ayude a mí. Desde entonces nunca dejé de estar consciente del hecho de que, como un alcohólico, era mejor no fijar mi puntería en ser yo como los demás, sencillamente tan común, tan indolente. De hecho, yo no sé realmente como es un ser común - o sea, un no alcohólico - así es que no debo dejar que en mi mente se establezca una idea falsa de cómo vivir normalmente. No; déjenme adherirme por un momento a la opinión del Sr. Heard. Su énfasis está hecho para mí. Si como un alcohólico voy a "levantarme fuera de esas cercadas lagunas de conformismo" y permanecer sobrio, - ¿cómo lo voy a hacer? - ¿Uniéndome a una guerrilla? ¿Yéndome de hippie? ¿Dedicándome al Yoga?
Bueno, yo tengo una respuesta: practicando los Doce Pasos. ¿Insípidos? ¿He intentado practicarlos? No lo intenté mucho por cierto en lo que se refiere a los tres primeros Pasos durante mis dos primeros años dentro de A.A. Mi opinión sobre los nueve Pasos restantes era que sólo estaban ahí para completar el cuadro: eran más bien piadosos que prácticos. Uno no necesitaba forzosamente ir tan lejos y cosas por el estilo.

Pero tuve, durante mi jornada, un poquito de mala suerte. Me sentí dentro de un torbellino: trabajo, salud, familia, todos parecían correr sobriamente alocados al mismo tiempo. Y fui impulsado (ahora lo veo como si por una fuerza espiritual) a intentar los Pasos Cuatro y Cinco, inventario y confesión. No hice un buen trabajo. Escribió una parte del inventario, pero no todo. Dije alguno de mis errores, los más agobiantes, pero todos. A pesar de ésos, obtuve de ellos un excitante año de progreso espiritual. En alguna forma importante, había cambiado.
Entonces vino una baja en el ritmo, como evidentemente tiene que suceder siempre. Empecé a creer que los Pasos Seis y Siete requerían más trabajo. Interesante, Difícil. Existencialista. El filo de la navaja de desastre-progreso. Una nueva y extraña presencia de Dios y de mí mismo.
Me di cuenta de que no puede haber "laguna de conformismo" para el hombre que se encara a sus defectos de carácter, los confiesa, llega a estar listo para cambiarlos y le pide a Dios que se los cambie.

¡Dinamita! ¿Me atrevo a prender la mecha? ¿No puedo hacer algo así como dejar que todo pase de largo, y quedarme en un promedio de
manera de vivir, modesto, tranquilo, corriente, no muy espiritual? Después de todo X puede hacerlo, también Y y también Z.
¿Pero ellos, son alcohólicos? Bueno, no lo son. Y, en realidad, ¿Sé algo acerca de sus vidas espirituales? Bueno, no lo sé.
Regreso hacia mí mismo. Necesitaba ser otro. Esa es la razón por la que bebía. Y aún necesito ser otro. Habiendo probado el tóxico camino de las drogas, y en exceso, déjenme intentar el "remedio" (en palabras de Heard) camino de los Pasos, el camino de la salud y la alegría. Los Pasos son la medicina especifica para aquello que está equivocado (o correcto, eso no importa) dentro de mí: el alcoholismo. Ellos son el camino para ser otro . . . y cuerdo por el mismo precio.
He llegado hasta el punto: ahora sé que lo que está implícito al practicar el programa de A.A. en su totalidad, tal como lo transmitieron los primeros A.A., no es la perspectiva de volverme un santurrón. Es en cambio la "amenaza" de estar verdaderamente vivo, consciente y aún quizás en éxtasis. Estoy convencido que si no acepto todo lo que este programa ofrece (o demanda), y en su lugar me alejo de el como si fuera algo de más precio de lo que negocié, podría emborracharme.
En otras palabras, si no trabajo seriamente y en su totalidad los Pasos de A.A., no puedo esperar encontrarme "dentro del programa".
Vermont.

viernes, 8 de febrero de 2019

44 Preguntas Acerca de "Alcohólicos Anónimos" (Parte 6)

Reuniones de Grupo
Las reuniones de los grupos locales son el centro o núcleo de la Comunidad de A.A.
Son, en muchos aspectos, un tipo muy singular de reunión y que seguramente puede parecer muy extraño a los recién llegados. Las preguntas que siguen dan una idea del modo en que se desarrolla una reunión de A.A. y del papel que desempeña un recién llegado como parte del grupo.


¿Cómo hace una persona para unirse a A.A.?

Nadie "se une" a A.A. en el sentido usual de la expresión. No es necesario llenar una solicitud. (En realidad, muchos de los grupos ni siquiera tienen lista de miembros). No hay que pagar cuota de matrícula ni contribuciones de ninguna clase.

La mayoría de las personas se asocian a A.A. con sólo asistir a las reuniones de un grupo local. Su introducción puede ocurrir de varias maneras. Puede que, habiendo llegado al punto en que sinceramente querían dejar la bebida, se hayan puesto en contacto voluntariamente con A.A. llamando a la oficina local de A.A. inscrita en la guía telefónica, o escribiendo a la General Service Office, Box 459, Grand Central Station, New York, NY 10163.

Otros pueden haber sido llevados a un grupo local de A.A. por un amigo, un pariente, un médico o un consejero espiritual.

Generalmente, un recién llegado a A.A. tiene oportunidad de hablar con uno o más de los miembros locales antes de asistir a su primera reunión. Tiene oportunidad de informarse sobre cómo A.A. les ha ayudado a esas personas. Obtiene información sobre el alcoholismo y A.A. que puede ayudarle a determinar si está o no honradamente preparado para dejar el alcohol. El único requisito para ser miembro es querer dejar la bebida.

A.A. no hace cruzadas para conseguir nuevos miembros. En caso de que después de asistir a varias reuniones, el recién llegado decida que no le conviene seguir, nadie lo instará a que continúe en la Comunidad. Puede que se le diga que considere imparcialmente lo que debe hacer, pero nadie tratará de convencerlo de nada. Sólo el alcohólico mismo, y por sí mismo, puede decidir si necesita o no unirse a A.A.


¿Qué es una reunión "abierta"?

Una reunión abierta de A.A. es aquella a la que puede asistir cualquier persona de la comunidad, alcohólica o no alcohólica. La única obligación en que se incurre al asistir, es la de no revelar los nombres de los miembros de A.A. fuera de la reunión.

Una reunión abierta tiene generalmente un "director" y otros oradores. El director abre y cierra la reunión y presenta a cada uno de los oradores. Con raras excepciones, los oradores en esta clase de reuniones son miembros de A.A. Cada cual, a su vez, narra alguna de sus aventuras como bebedor que lo condujo a ser miembro de la Sociedad. O puede dar su interpretación del programa de recuperación e indicar lo que para él significa la sobriedad. Todas las opiniones que se den son personales, pues los miembros no hablan nunca sino en su propio nombre.

Siempre que se pueda, los programas generalmente tienen a una mujer como oradora, y la mayoría de las veces se procura presentar oradores de diversas capas sociales y de distintos antecedentes y modos de beber.

La mayoría de las reuniones abiertas al público concluyen con un período de conversación entre los asistentes, durante el cual se sirve café, refrescos, emparedados y pasteles.


¿Qué es una reunión "cerrada"?

A una reunión cerrada sólo pueden asistir los miembros del grupo local o los miembros de otros grupos que estén de visita en la localidad. El objeto de las reuniones cerradas es dar a los miembros la oportunidad de tratar sobre aspectos especiales de su problema alcohólico, que pueden ser mejor entendidos sólo por otros alcohólicos.

Estas reuniones generalmente se llevan a cabo tan informalmente como sea posible y en ellas se incita a los miembros a que tomen parte en la discusión sobre los asuntos tratados. Las reuniones cerradas son especialmente provechosas para los recién llegados, pues les dan oportunidad de hacer preguntas acerca de sus propias preocupaciones y de aprovechar la experiencia de los miembros "antiguos" en lo relacionado con el programa de recuperación.


¿Puedo llevar parientes o amigos a una reunión de A.A.?

Cualquiera que se interese por A.A. bien sea miembro o no, puede asistir a las reuniones abiertas o públicas de A.A.* A los recién llegados, especialmente, se les invita a que lleven a sus esposas, maridos o amigos, pues si ellos entienden el programa de recuperación podrán ayudarles mejor a adquirir y a conservar la sobriedad. Muchos esposos y esposas van siempre con su cónyuge y toman parte activa en las actividades sociales del grupo local.

(Se recordará que tradicionalmente las reuniones "cerradas" son sólo para los alcohólicos).


¿Con qué frecuencia deben asistir los miembros de A.A. a las reuniones?

A Abraham Lincoln le preguntaron una vez cuál era la longitud apropiada que debían tener las piernas de una persona. Su respuesta clásica fue: "La suficiente para que lleguen al suelo."

Los A.A. no tienen que asistir a un número determinado de reuniones en un período de tiempo determinado. Eso es únicamente cuestión del gusto de cada individuo y de sus necesidades. La mayoría de los miembros tratan de ir por lo menos a una reunión por semana. Consideran que con eso les basta para satisfacer su necesidad personal de contacto con el programa por intermedio de su grupo local. Otros van a las reuniones casi todas las noches, en las áreas donde es posible hacerlo. Y otros pueden pasar un tiempo relativamente largo sin ir a una reunión.

La amonestación amistosa, "Siga viniendo a las reuniones", que tan a menudo oyen los recién llegados, se basa en la experiencia de la gran mayoría de los A.A., quienes saben que la calidad de su sobriedad se deteriora cuando dejan de ir a las reuniones por mucho tiempo. Muchos saben, por su propia experiencia, que si no van a las reuniones corren peligro de emborracharse — y que si asisten con regularidad les es más fácil permanecer sobrios.

Los recién llegados, especialmente, parecen beneficiarse asistiendo a un gran número de reuniones (o teniendo otros contactos con A.A.) durante sus primeras semanas o meses como miembros de un grupo. Multiplicando sus oportunidades de conocer y oír a otros A.A., cuyas experiencias sean semejantes a las suyas, parece que fortalecen su comprensión del programa y de lo que éste puede ofrecerles.

Casi todo alcohólico, en una u otra oportunidad, ha tratado de permanecer sobrio "por sí mismo". Para muchos de ellos, la experiencia no ha sido especialmente agradable, ni eficaz. Mientras que la concurrencia a las reuniones le ayude al alcohólico a conservar la sobriedad y a divertirse al mismo tiempo, parece que es de buen sentido dejarse guiar por la experiencia de los que "siguen viniendo a las reuniones".

jueves, 7 de febrero de 2019

El Pequeño Libro Rojo De AA (Parte 5)

CUARTO PASO

Sin ningún temor, hicimos un inventario moral completo de nosotros mismos El propósito de hacer nuestro inventario es reconocer los rasgos dañinos de nuestra personalidad, para eliminarlos en la nueva personalidad que con la ayuda del Programa de Alcohólicos Anónimos nos proponemos a desarrollar en “Un Nuevo Modo de Vivir”.
El uso que se hace en A.A. del término “personalidad” se refiere al desarrollo de nuevos rasgos de carácter necesario para nuestra recuperación del alcoholismo. No tiene relación con el magnetismo que emana de la salud física, la belleza o con la simpatía personal, que también se considera “personalidad”.
Valoramos la personalidad del miembro de A.A. de acuerdo con la madurez en A.A., la cual se evidencia por cualidades tales como: Fortaleza y comprensión provenientes de un Poder Superior a nosotros mismos, renunciación al egocentrismo prontitud para admitir errores, hacer reparaciones, servir a otro, y el ejemplo de una vida sobria y feliz.
Antes de poder desarrollar las cualidades que formaran personalidades de A.A., tenemos que encontrar las causas de nuestra impotencia contra el alcohol, necesitamos saber porque hemos estado en guerra contra nosotros mismos, descubrir y estudiar las limitaciones que el alcoholismo ha puesto en nuestras vidas.
Esperamos superar nuestra limitaciones de alcoholismo para enmendar nuestras vidas ingobernables, así es que revisamos nuestras personalidades de alcohólicos “para buscar las fallas en otro modo de ser que causaron nuestro fracaso”.
(Véase el Capítulo 5 del Libro Grande)

La verdad de nuestro problema con la bebida es de profundo arraigo; implica hábitos egocéntricos.  Emociones y conceptos erróneos adquiridos durante años, han socavado nuestros poderes mentales  debilitando nuestra resistencia física, y han fomentado una manera de pensar y de actuar irracional. Esto nos ha causado un severo sufrimiento físico y mental a nosotros y ansiedad y pena a otros.
No es posible arrestar nuestro alcoholismo hasta mientras que no conozcamos nuestros defectos. Sin ningún temor, hacemos un inventario moral completo de nosotros mismos; cuando lo hacemos en una forma cabal y práctica; cuando perdonamos razonablemente a nuestro vecino y realmente descubrimos nuestros defectos, tomamos medidas precisas para corregir nuestra incapacidad física, mental y espiritual.
El principiante no puede dejar de sentirse impresionado por el conjunto de defectos que descubrirá y que querrá corregir. La cautela con que se tome este Paso obedece a que Pocos de Nosotros Estamos Listos a Renunciar a Todos Nuestros Defectos; queremos alimentar unos cuantos de ellos y con este procedimiento encontramos futuras dificultades con la forma de una recuperación parcial, lo cual no corresponde al Plan de Recuperación de A.A.

Este Paso requiere un inventario completo; nuestro Programa no está de acuerdo con las medidas y los esfuerzos a medias; nuestro objetivo es una recuperación completa. Las reservas mentales anulan ese propósito. Restan satisfacción a la sobriedad. No puede hacerse rápidamente un inventario d toda una vida de bebedor ni es sencillo hacerlo. Encontramos que hay en esto muchas complejidades que requieren estudio y meditación. Tiene que ser sincero, honrado y cabal. Para que sea efectivo tiene que hacerse por escrito, ya que más tarde lo cotejaremos y frecuentemente nos referiremos a él. La auto-evaluación mental es meramente un suplemento del inventario por escrito.
Es necesaria pero no basta por sí sola. La experiencia nos ha enseñado que debe abordarse este Paso inmediatamente, pero dejando la puerta abierta para futuras referencias, en tal forma que durante el proceso de nuestra ventilación mental y espiritual podamos añadir los nuevos detalles que se nos presentaran.

La breve discusión de unos cuantos defectos que se hacen en este libro es completamente inadecuada en comparación al tiempo y meditación que requerirá el lectora para aplicar este Paso a su problema alcohólico.
Si consultamos el Capítulo 5 del Libro “Alcohólicos Anónimos” encontraremos una discusión detallada del Cuarto Paso. En estas páginas podemos aprender la manera de hacer nuestro inventario tal como abogan nuestros Fundadores de que se haga. Encontrara que diversas manifestaciones de egocentrismo son indudablemente las raíces de nuestra dificultad y que alguna de estas manifestaciones se presenta en forma de Resentimientos, Falta de Honradez, Auto-Conmiseración, Envidia, Censura, Miedo, Cólera.

RESENTIMIENTO:- El resentimiento es común entre todos los alcohólicos. Nunca estamos a salvo de él y tan intangible como puede ser, tiene consecuencias materiales de una fuerza y energía destructivas. El resentimiento es dinamita para el alcohólico.
Al estudiar el Libro “Alcohólicos Anónimos”, se nos recuerda que “El resentimiento es el Ofensor Numero Uno”. Destruye a más alcohólicos que a cualquier otra cosa. De este brotan todas las formas de enfermedad espiritual, porque no solo hemos estado enfermos física y mentalmente, sino que espiritualmente también. El resentimiento es pura borrachera mental. Tenemos que tratarlo
mental y espiritualmente para conservarnos físicamente abstemios.
“Cuando se tratan los resentimientos se ponen por escrito. Hacemos una relación de las personas, instituciones o principios que nos causan grave enojo. Nos preguntamos por qué estamos enojados. En la mayoría de los casos hemos encontrado que nuestro amor propio, nuestro bolsillo, nuestras relaciones (incluyendo las sexuales), nuestras ambiciones han sido lastimadas o amenazadas. Así es que estábamos resentidos: estábamos encolerizados.
Haga una lista de sus “enconos”; fíjese en aquellos y aquellas que estén dentro del círculo de sus odios; determine usted por qué están allí. ¿Ha sido más feliz su vida debido a sus resentimientos? ¿Han sido realmente ofensores esos factores? Los Fundadores de Alcohólicos Anónimos contestan la pregunta con una aseveración definitiva: “Esta claro que una vida en la que hay resentimiento profundos lleva a la sutileza y a la infelicidad. En el grado exacto que los permitimos, dilapidamos las horas que podrían haber valido la pena”.
Ellos explican que el resentimiento impide el desarrollo espiritual y la conservación de este que es la única esperanza del alcohólico, y que sin la luz de esta experiencia, la locura del alcoholismo regresa y volvemos a beber.

FALTA DE HONRADEZ:- “Aquellos que no se recuperan con la ayuda de nuestro Programa, generalmente son hombres y mujeres que no se entregan al Programa y que son por naturaleza incapaces de ser honrados con ellos mismos”.

La falta de honradez requiere un breve comentario más. No tiene lugar en nuestro Programa. Tiene que desaparecer si es que esperamos alcanzar algún buen éxito. La honradez con uno mismo, con Dios y con nuestros semejantes es la llave maestra en el puente de A.A. que va del abismo del alcoholismo a la sobriedad permanente.
Sin honradez, el Programa de A.A. no podrá ser más que una manera de vivir hipócrita e inconsciente. Seria negativa y antagónica a la recuperación. Cualquier forma de falta de honradez habitual derriba la defensa del alcohólico contra esa primera copa que con el tiempo se tomara si no es honrado consigo mismo.

CENSURA:- La censura, forma negativa de juzgar está completamente fuera del cuadro de nuestra agrupación. Es una “oveja negra” en la familia de A.A.; es portadora maligna de rivalidades y rebelión. Nos priva de la tranquilidad y evita que la sobriedad sea satisfactoria.
El consejo bien intencionado cuando es solicitado, puede ser muy útil y de aliento debido a su sinceridad; pero la censura no. Esta se opone viciosamente a la personalidad que estamos tratando de desarrollar. No es un gesto de cooperación que indique un interés amistoso sino que más bien es una fuerza destructiva que fomenta loa auto conmiseración, el celo, el resentimiento y la mala voluntad.
El interés común del Programa de A.A. es la sobriedad. La censura no cabe cuando se trata de ayudar a un individuo o a un grupo a logar sobriedad. La crítica y el chisme destruyen los resultados de muchos esfuerzos constructivos de A.A. No sirven a ningún buen fin por lo que deben controlarse a base de tolerancia y comprensión para poder llegar así a reprimir nuestra tendencia a censurar.
Si tiene usted que censurarse, limítese a hacerlo consigo mismo.

AUTO-CONMISERACION:- La auto-conmiseración no es generalmente reconocida por los alcohólicos como una emoción especialmente dañina. Todos hemos dado rienda suelta a esta en varias forma, siendo la más común la del tipo de cuando sufrimos la tortura de una cruda. Hay otras formas de auto-conmiseración que implican resentimiento y odio, producidas por agravios  imaginarios o reales, por mala suerte, por enfermedad o por suponer que Dios es injusto con nosotros.
La auto-conmiseración frecuentemente es franca rebelión contra circunstancias creadas por nosotros mismos en las que nos compadecemos y asumimos una actitud negativa hacia la vida.
Nos liberamos de ella cuando en esta emoción vemos pruebas de resentimiento y nos damos cuenta de que nos hace tener una actitud equivocada hacia la vida y con las personas que tratamos.
El alcohólico tiene que liberarse de todas formas de resentimiento; su felicidad en la vida depende de su actitud y de que sea útil; a otros. No puede permitirse estar sujeto a la auto-conmiseración debido a que esta se relaciona con el resentimiento y con la inferioridad. Además, retarda su recuperación del alcoholismo cerrando su mente a las saludables oportunidades a su alcance; fomenta una manera de pensar que es egocéntrica en vez de estar dirigida hacia Dios y a establecer una relación intima con EL.
La madurez emocional y el desarrollo en A.A. son reprimidos por la auto-conmiseración. Esta forma exagerada de egocentrismo es falta de FE y por consiguiente, opuesta al desarrollo espiritual.
Buscamos a Dios para tratar este sumamente grave defecto de carácter.

TRATAMIENTO:- Reconocer la auto-conmiseración. Rezar para librarnos de este defecto. Cultivar la estimación a la sobriedad. Darle gracias a Dios. Ayudar a otro alcohólico. Así, desarrollaremos una nueva fuerza espiritual que suplente al miedo y a la auto-conmiseración y así la eliminamos.

CELOS (ENVIDIA):- Pocos si es que hay algunos, son los hombres y mujeres que escapan de esta monstruosidad emocional. Las proporciones que alcanza pueden medirse en términos de miedo y auto-conmiseración, cólera, resentimiento y frustración. Estar celoso (o envidioso) por la buena posición de un individuo, su personalidad, su talento o sus bienes personales, puede agobiar la mente humana hasta que, como un cáncer maligno la daña y la destruye.
El principiante que dedique tiempo a analizar los celos (o la envidia), encontrara en estos una combinación de todos sus defectos. Se aconseja al lector hacer este análisis para que se familiarice con esta forma dañina de borrachera mental. Busque en ellos los puntos confusos que hacen que el alcohólico vuelva a beber compulsivamente. Un examen cuidadoso nos revelara un sorprendente conjunto de defectos morales. Pueden  estos presentarse en forma moderada o pasiva, pero a pesar de ello así están todo: auto conmiseración, Resentimiento, Intolerancia, Falta de Honradez, Censura, Malicia, Ira. Este resumen nos enseñara que el miedo y la frustración ligan a todos estos defectos.
Es bueno evitar ser víctima de esta emoción que tan fácilmente puede comprometer la salud mental de un miembro y conducirlo al resentimiento, al odio enconado y a la borrachera.

INTOLERANCIA:- La falta de tolerancia tienen mucho que ver con esa primera copa que, en ciertas circunstancias, es incapaz de resistir el alcohólico. Esta condición existía cuando había malestar físico, cuando las realidades de la vida se volvían demasiado exigentes de nuestro tiempo y de nuestras energías cuando la tensión mental era grande, cuando los resentimiento en la casa o en el negocio se hacían insoportables, cuando los negocios andaban mal, cuando nos fatigábamos, a consecuencia de un exceso de actividad o cuando nos enfrentábamos a circunstancias perturbadoras. Pensábamos que las cosas habían llegado a un punto de ruptura, no las tolerábamos, así es que nos emborrachamos.
No debemos olvidar nunca las crudas intolerables y la desesperación de beber compulsivamente y tampoco, la ayuda de Dios para líbranos de ella. Necesitamos más ayuda en nuevos problemas. No espere usted que Dios va a librarlos de ellos de la noche a la mañana. La práctica de la tolerancia es parte de la recuperación. Ayuda al progreso espiritual y nos ayuda a controla nuestras emociones y a fomentar la sobriedad.
La evidencia de intolerancia en un miembro no es buena señal. Demuestra falta de equilibrio e indica síntomas de una posición relativa mental y espiritual que es inestable. Nuestra actitud de tolerancia, donde razonablemente es de esperarse, refleja nuestra comprensión y practica de la Filosofía de A.A. como un “Nuevo Modo de Vivir”.

El alcohólico ha transgredido persistentemente la tolerancia de la humanidad. Tiene mucho que reparar en este respecto y debe invertir su papel enseguida, mostrando consideración cuando es oportuno hacerlo.
No creemos que la tolerancia de situaciones incorrectas sea sensata. Dios nos dio la inteligencia para determinar entre lo bueno y lo malo; por consiguiente encontramos que hay tanto daño en ser tolerante con una manera de actuar o de pensar indebida como la intolerancia con las cosas debidas.
Es necesaria la prudencia en el uso de la tolerancia y si estamos practicando el programa de A.A. como “Modo de Vivir” estaremos dispuestos a hacer cuanto se nos sugiere en los casos de las muchas personas con quienes hemos sido intolerantes. La tolerancia, tanto con los nuevos como con los antiguos miembros que están tratando sinceramente de vivir de acuerdo con este Programas, es esencial para nuestra recuperación del alcoholismo. Si están tratando honradamente de que su “Modo de Vivir” se norme de acuerdo con A.A., le debemos nuestra ayuda.

No es juicios volvernos intolerante con las “cosas que no podemos cambiar”; el Programa de A.A. aconseja logar una comprensión de la voluntad de Dios. La condición que no puede ser cambiada, debe ser así porque no es la voluntad de Dios que cambie.
No debemos ser intolerantes en ese caso, sino que más bien encauzar nuestro tiempo y nuestras energías en una actitud constructiva y útil que pueda dar resultados satisfactorios.
“Dios nos Conceda Serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, Valor para cambiar las que podamos y Sabiduría para discernir la diferencia”.
MIEDO:- La tendencia de los alcohólicos a desestimar el miedo como un elemento que contribuye al alcoholismo, frecuentemente motiva que los recién llegados menosprecien su importancia para sus inventarios. Erróneamente asocian el miedo con la cobardía y no quieren tener nada que ver con ello. Sin embargo, el miedo tuvo mucho que ver con su manera de beber y un conocimiento completo de eso es esencial para su recuperación.
El miedo es una emoción que tiene un lugar definido en las vidas de todos los seres humanos. El hombre primitivo no habría podido sobrevivir sin el miedo. La experiencia lo hizo sentir miedo de las cosas peligros, o destructivas contra las que era impotente, y el miedo le proporciono la energía suplementaria para evadirlos o escapar de ellos. Cuando se usa para fines reales de la propia conservación, el miedo, no da la cautela y la discreción necesaria para los requisitos de cada día de vida. El miedo nos induce a usar procedimientos seguros y a proteger a nuestras familias contra la pobreza y la enfermedad. Bajo su impulso, adquirimos energía para edificar hogares, para trabajar, para afrontar la realidad y para asumir la responsabilidad.
Como alcohólicos, hemos usado unas cuantas de las cualidades positivas de miedo, pero hemos usado mayormente las negativas, especialmente en grado sumo la ansiedad, el pavor, la preocupación, la incertidumbre y la aprehensión del daño o el mal que siempre parecían estar a la vuelta de la esquina.
Acosados por el miedo a las crudas y los insomnios alcohólicos, escondíamos alcohol por cualquier lugar de nuestras casas. El miedo y la veda nos llenaban de pánico e incertidumbre. La ansiedad obstruía constantemente nuestro esfuerzo para disimular nuestra adicción, para sostener nuestras mentiras, para escabullirnos de nuestros acreedores.
Miedo a la autoridad, o a la opinión pública y a la perdida de hogar y negocios no nos
permitían tener tranquilidad mental. Los elementos negativos del miedo pertenecen a nuestros inventarios. Si nos referimos al Capítulo 5 del Libro A.A. encontraremos ejemplos de miedo en nuestras vidas y un plan general de un sistema de miedo en nuestras vidas y un plan general de un sistema de clasificación. Parte de nuestro cambio de personalidad gira en torno de nuestra comprensión y tratamiento de esta emoción.

El Programa de A.A. no se basa en el miedo. Es un Modo de Vivir basado en otro Poder Superior al nuestro: en Fe en un Poder Mayor a Nosotros Mismos para superar el temor y otros defectos de nuestra personalidad de alcohólicos. Hemos visto a miembros tratar de encontrar su sobriedad basando su tentativa con una educación motivada por el miedo al alcohol. No permanecen sobrios mucho tiempo. Hemos conocido a quienes para tratar de protegerse de la bebida, se abstienen totalmente de ir a las cantinas y centros nocturnos asumiendo que se verían tentados en grado sumo. A juzgar por su experiencia, creemos que esa anormal preocupación indica un esfuerzo indiferente para con el Programa y un deseo no declarado de volver a beber.
Nuestro Libro “Alcohólicos Anónimos”, manifiesta: “En nuestra opinión, cualquier plan para combatir el alcoholismo que está basado en escudar al enfermo contra la tentación, está condenado a fracasar. Si el alcohólico trata de escudarse, puede tener éxito por algún tiempo, pero generalmente acaba explotando más que nunca. Hemos probado estos métodos. Estos intentos de hacer lo imposible siempre nos han fallado. Por lo tanto, nuestra norma es no evitar estar en un lugar donde se bebe, si tenemos una razón legítima para estar allí. Vaya a ellos o aléjese de ellos, de acuerdo con lo que le parezca que es mejor hacer. Pero este seguro de estar pisando un terreno espiritual firme antes de ir para allí y de que su motivo para ir sea enteramente bueno”.
Lo importante es estar en el terreno espiritual, pero no debemos pasar por alto el hecho de que tenemos un papel determinado que desempeñar. Dios solo nos puede ayudar si estamos dispuestos a recuperarnos y estamos tratando de hacerlo. Darnos cuenta de que la tentación siempre estará presente y de que nunca antes habíamos tenido buen éxito en eludirla, debe acercarnos a Dios en busca de ayuda. No tenemos conocimiento de cómo o cuando nos va a venir el impulso de beber. Sin embargo sabemos que se presentara y que no podemos esperar hasta que lo tengamos encima. Tenemos que prepararnos con Fe orando para nuestra hora de necesidad.

Los Pasos Uno y Dos nos indican la conveniencia de llegar a comprender todos nuestros
problemas alcohólicos. No debemos olvidar nunca nuestra impotencia contra el alcohol y la conducta insana y vida ingobernable que nos acarrea. La naturaleza respalda esta teoría con sueños en que nos emborrachamos. Sueños que son tan realistas que nos llenan de genuino remordimientos y refuerzan nuestra determinación de lograr una sobriedad feliz.
Tenemos que admitir que somos alcohólicos; es bueno hacerlo. Todos los miembros deben esforzarse por cultivar el avaluó de lo que el alcohol les causa a ellos, como parte de un seguro contra cualquier regreso a la bebida. Esto no implica valerse del miedo sino que más bien de la inteligencia para evitar caer nuevamente en la adicción al alcohol. No le tenemos miedo al alcohol. Puede haber alcohol a todo nuestro alrededor sin ningún efecto dañino si nuestro “terreno espiritual” está bien y estamos en el plan de practicar nuestra filosofía de 24 horas a la vez. Debemos, sin embargo tener miedo de beberlo, tanto miedo como de cualquier otro veneno.
En esta forma, fortalecemos nuestras mentes con la oración y con los recursos mentales que Dios nos ha dado. El uso inteligente de retratos mentales, basados en el conocimiento de nuestra condición de alcohólicos, son invaluables para nuestra recuperación del alcoholismo. No nos rebelamos contra el hecho de que no podemos beber o hacer uso de venenos en general. La sobriedad vendrá más fácilmente cuando aprendamos a suprimir el alcohol de la clasificación de las bebidas y ponerlo entre la de los venenos, que para nosotros, es justamente donde debe estar.

Los miembros que no pueden superar su miedo con la práctica del Programa de A.A. deben consultar su médico o su psiquiatra quienes probablemente podrán ayudarlo. Esta clase de ayuda, mas la de nuestro programa, generalmente los encamina hacia la posibilidad de una sobriedad feliz.
El miedo que no constituye una obsesión puede corregirse con la Filosofía que proporciona el Programa de A.A. El miedo no es nada más que una fe más o menos deformada en las cosas de la vida y los males que podrían acosarnos.
A la filosofía de A.A. no le atañen la ansiedad ni el miedo. Como alcohólicos hemos sido inestables debido a problemas y ansiedades que parecían imposibles de remediar.
Los conceptos espirituales de este Programa los han removido y reemplazado con tranquilidad mental. Ya no nos preocupamos; hemos sido liberados temporalmente de un peligro.
Esta liberación la extiende Dios día a día como recompensa de nuestro agradecimiento a su ayuda y al servicio desinteresado que prestamos a otros.
Nuestro antídoto para el miedo es la FE, no la fe deformada en el miedo, sino la fe en Dios, tal como lo concebimos. Hemos encontrado que esta es una medida efectiva para sobreponerse a todo el miedo a que está sujeto el alcohólico.

IRA:- No hay ni un solo caso entre los que se tocan en los Doce Pasos, en el que la ira de algún beneficio. Sin embargo se nos lleva a la conclusión que es una especie de veneno mental que tiene el poder de inducir una manera de pensar confusa y que influidos por esta, estamos más que propensos a llegar en volver a hacer uso del alcohol.
La ira es opuesta a nuestra filosofía. Anula la razón. La recuperación de un alcohólico se estanca y el progreso se detiene mientras domina la ira. Los distintos grados de ira, que fluctúan desde la indignación hasta la cólera, indican diversos peligros para el miembro que supedita sus pensamientos y sus actos a esta fuerte emoción.
La siguiente cita de nuestro Libro de A.A. predice claramente el peligro inminente para
aquellos de nosotros que dejemos que se nos provoque: “si íbamos a vivir, teníamos que estar libres de la ira. El malhumor y los accesos violentos temporales de locura no eran para nosotros. Pueden ser dudosos lujos de individuos normales, pero para los alcohólicos son veneno.
Un sencillo análisis de esta emoción debe refrenar futuros excesos de nuestra parte. En ella siempre estará presente el impulso de dañar ya sea al amigo o al enemigo. Cuando se despierta en toda su intensidad, la finalidad de su aplicación es matar. El alcohólico no es más que humano. Estará expuesto a todos los impulsos humanos y frecuentemente enfrentando a condiciones que lo alborotan, pero tiene por qué desconocer la naturaleza traicionera de la ira ni de las estructivas acciones que sus impulsos puedan hacer en su recuperación.
Cuando recopilemos nuestro inventario tengamos presente el hecho de que somos alcohólicos, que estamos enfermos física, mental y espiritualmente; que no hemos podido recuperarnos de nuestra enfermedad por medio de nuestros propios esfuerzos, pero que antes de que nosotros miles de alcohólicos se han recuperado cambiando su personalidad de alcohólicos por la sobria y feliz que resulta de la manera de vivir de A.A. Teniendo esto presente, acudimos a un Poder Superior para que nos guie en la práctica de un inventario moral completo de nosotros mismos como uno de los Pasos para recuperarnos de nuestra enfermedad.

PUNTOS CONFUSOS:- Al llegar aquí es aconsejable enfrentarse al hecho de que, no obstante nuestro sincero esfuerzo para inventariar “Los defectos de nuestro carácter que nos hicieron fracasar”, no apuntaremos algunos. ¿Por qué? Sencillamente porque fallamos en verlos. Nuestra visión mental y moral ha estada cegada demasiado tiempo por las reservas y racionalizaciones del alcoholismo.
Es necesario reservar un espacio en blanco en nuestro inventario para los puntos confusos que más tarde aclararemos. No debemos preocuparnos por estos errores que no se han declarado. Sin embargo es conveniente ser razonable acerca de su existencia y dejar que A.A. como “Modo de Vivir” nos lo revele. Entonces, los apuntaremos para corregirlos.

RESUMEN:- Habiendo decidido dejar que Dios dirigiese nuestras voluntades y nuestras ingobernables vidas, nos quitamos del “asiento del conductor” para examinar nuestras personalidades de alcohólicos, sin ningún temor, un inventario moral completo de nosotros mismos no como psiquiatra sino como inexpertos que necesitamos tener un conocimiento sencillo de nuestros males y defectos, cosas que Dios sublimara o nos ayudara a superar. Los cambios de personalidad del miembro de A.A. comienzan con una valoración honrada como esa. En el Capítulo 5 del Libro Grande se señalan innumerables defectos de carácter comunes a los alcohólicos que deben anotarse en un inventario por escrito. De nuestro inventario aprendemos lo que es la enfermedad espiritual del resentimiento y de la falta de honradez; la frustración, la envidia, la malicia, la auto-conmiseración, el miedo, la ira y el falso orgullo; la naturaleza dañina de la censura, la intolerancia y el carácter vengativo.
Reanimamos nuestra apagada conciencia a mediad que catalogamos nuestros devastadores hábitos egocéntricos. Desarrollamos el discernimiento entre el bien y el mal a medida que hacemos  honradamente y por escrito nuestro inventario. Este inventario por escrito puede significar la diferencia entre sobriedad y otra borrachera.

miércoles, 6 de febrero de 2019

5 “Tips” Para Compartir Su Fe

Manifieste abiertamente su fe. Santiguarse al pasar frente a una iglesia o Al comenzar una comida en un restaurante

Lea y estudié la Biblia. mientras más conoce una persona la escritura, más deseos tiene de compartir su fe.

Tenga una comprensión adulta de su fe. Lo que sabemos de religión no aprendimos quizá hace 20 años. ¡Actualícese!

Anticiparse a ciertas preguntas y éste preparado para responderlas. La Virgen María, los santos, el papa, saldrán fácilmente a colación en cualquier conversación con una persona poco o no creyente

No tenga miedo de decir: "No sé", pero traté de averiguarlo

martes, 5 de febrero de 2019

Comprendiendo El Anonimato (Parte 6)

LOS DOCE PASOS DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

1. Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.

3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.

4. Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.

5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.

6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.

7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.

8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.

9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.

10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.

11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.

12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.

lunes, 4 de febrero de 2019

Llénate Del Espíritu Santo

Mucha gente me pregunta qué significa seguir los caminos de Dios, qué es eso de vida nueva. 

Pues bien, hoy quiero compartir contigo unas palabras del padre Diego Jaramillo sobre los Seminarios de vida en el Espíritu. 

“Se suele denominar ‘vida en el Espíritu’ a la vida cristiana para aludir el papel fundamental que en ella desempeña el Espíritu Santo, y para indicar que quienes tratan de vivirla ya no pueden transitar por las rutas del pecado y de la carne, sino por las de la gracia y de la justicia. 

En esta experiencia espiritual ocupan un lugar primordial “el bautismo en el Espíritu Santo”, llamado también “la efusión del Espíritu”, “la liberación del Espíritu” o la “renovación en el Espíritu”, que es como un darse cuenta de la extraordinaria gracia que Dios hace al hombre, al querer vivir en nuestros corazones como en su templo, entrega libre que el hombre hace para que sea Dios quien le guíe y le conduzca en todo, y respuesta que da Dios al derramar su amor en nuestros corazones y al renovarnos cada día, haciéndonos crecer en su gracia y en su conocimiento. 

El seminario de vida en el Espíritu desea lograr que cada cristiano viva la vida abundante mediante la presentación y la vivencia de los siguientes objetivos: 
1. El descubrimiento progresivo de Dios. 
2. La aceptación personal de Jesucristo. 
3. La apertura a la acción carismática del Espíritu Santo. 
4. El compromiso del cristiano con el hombre y con el mundo. 
5. La formación de la comunidad cristiana”. 

Creo que aquí, tú que me lees, tienes un camino para iniciar, una búsqueda que hacer, ya que lo ideal es que tú vivas esa vida en el Espíritu y tengas esa experiencia de un bautismo en el Espíritu, para que sientas el gozo y la felicidad que ese tipo de experiencias le dan a uno en el corazón.

TAREA DEL DÍA:
Haz una oración al Espíritu Santo pidiendo que te llene de su presencia

domingo, 3 de febrero de 2019

Enseñar A Los Hijos Lo Que Está Bien


Además de las tres mejores formas de enseñar a sus hijos lo que está bien: que son 1) con el ejemplo, 2) con el ejemplo y 3) con el ejemplo, hay otras técnicas que combinadas con el ejemplo pueden ser muy útiles:

1. Aprenda a reconocer los momentos de enseñar. De las preguntas o la conducta de nuestros hijos, podemos aprender que el tiempo oportuno para la lección es ahora.


2. Enseña como Jesús enseñaba. Muchos de los valores que queremos que nuestros hijos aprendan son intangibles. Jesús utilizaba para enseñar las experiencias concretas familiares.


3. Enseña mediante la oración. La oración familiar es un tiempo ideal para enseñar valores. Cuando los niños oyen a sus padres orar por alguien o por algo, se van dando cuenta de lo que es importante.