De todos los juicios que nos hacen en la vida ninguno es tan importante como el que nos hacemos nosotros mismos, pues ese juicio toca el centro mismo de nuestra existencia.
Ningún aspecto significativo de nuestro pensamiento, motivación, sentimientos o conducta queda inalterable a causa de nuestra auto evaluación…
El primer acto de honra al yo es la afirmación de la conciencia: la elección de pensar, de estar conscientes de, de enviar la luz de la conciencia fuera de nosotros hacia el mundo y hacia dentro al interior de nuestro propio ser. Fracasar en este esfuerzo es fracasar en el yo en el nivel más básico.
Honrar al yo es estar dispuestos a pensar en forma independiente para vivir de acuerdo a nuestro criterio, y asumir con valor nuestras propias percepciones y juicios.
Honrar al yo es estar dispuestos a pensar en forma independiente para vivir de acuerdo a nuestro criterio, y asumir con valor nuestras propias percepciones y juicios.
Honrar al yo es estar dispuestos a saber no sólo lo que pensamos sino también lo que sentimos, lo que queremos, lo que necesitamos, lo que deseamos, acerca de lo que sufrimos, qué nos asusta o nos enoja, y aceptar nuestro derecho a experimentar esos sentimientos. Lo opuesto a esta actitud es la negación, el desconocimiento, la represión el auto repudio.
Honrar al yo es preservar una actitud de auto aceptación, lo cual significa aceptar lo que somos, sin auto-opresión o auto castigo, sin ningún fingimiento acerca de la verdad de nuestro propio ser, fingimiento destinado a engañarnos ya sea a nosotros mismos o a cualquier otro.
Honrar al yo es vivir auténticamente, es vivir y actuar desde nuestras más profundas convicciones y sentimientos.
Honrar al yo es rehusarse a aceptar sentimientos de culpa inmerecidos, y hacer lo mejor posible por corregir aquellos sentimientos de culpa que nos podamos haber ganado. Honrar al yo es estar comprometidos con nuestro derecho a existir el cual procede del conocimiento de que nuestra vida no le pertenece a los demás y de que no estamos en la Tierra para vivir de acuerdo con las expectativas de nadie. Para mucha gente, esta es una responsabilidad aterrorizante.
Honrar al yo es estar enamorados de nuestra vida, enamorados de nuestras posibilidades para crecer y para experimentar júbilo, enamorados del proceso de descubrimiento y de exploración de nuestras potencialidades humanas distintivas.
Así, podemos empezar a ver que honrar al yo es practicar el egoísmo en el sentido más alto, más noble y menos comprendido de esa palabra. Y esto, les diré, requiere de una enorme independencia, valor e integridad.
Nathaniel Branden de su Libro Honoring the Self (Honrando al yo).