sábado, 23 de septiembre de 2017

La Oración A La Serenidad

Sobre las paredes de miles de salones de reunión de A.A., en alguno de por lo menos cinco idiomas, puede verse esta invocación:

Dios, concédenos serenidad para aceptar
las cosas que no podemos cambiar,
valor para cambiar las cosas que podemos,
y sabiduría para reconocer la diferencia.

A.A. no originó esta oración. Parece que durante muchos siglos se han usado diferentes versiones de ella en varias confesiones religiosas, y en la actualidad es ampliamente usada fuera de A.A., tanto como dentro de la comunidad. Bien sea que pertenezcamos a esta o a aquella iglesia, que seamos humanistas, agnósticos, ateos, la mayoría de nosotros hemos encontrado en esas palabras una guía maravillosa para adquirir la sobriedad, mantenernos sobrios y gozar de nuestra sobriedad. Ya sea que miremos la Oración de la Serenidad como una oración real o simplemente como un ferviente deseo, nos ofrece la fórmula simple para adquirir una vida emocional saludable.

Hemos colocado al principio de la lista de "las cosas que no podemos cambiar", nuestro alcoholismo. No importa lo que hagamos, sabemos muy bien que mañana no vamos a amanecer no-alcohólicos, así como tampoco seremos diez años más jóvenes, o veinte centímetros más altos.

No pudimos cambiar nuestro alcoholismo. Pero tampoco dijimos débilmente, "bueno, ya que soy un alcohólico, tendré que resignarme a beber hasta que muera". Había algo que podíamos cambiar. No necesitábamos ser alcohólicos borrachos. Podíamos convertirnos en alcohólicos abstemios. Es verdad que para eso se necesitaba valor. Y necesitábamos también un toque de sabiduría para ver que era una tarea posible, que podíamos cambiarnos a nosotros mismos.

Para nosotros, esa fue solamente la primera y más obvia utilización de la Oración de la Serenidad. Mientras más nos alejamos de la última copa, mayor significado y mayor hermosura adquieren esas pocas líneas. Podemos aplicarlas a situaciones cotidianas, del tipo que antes utilizábamos para evadirnos dentro de la botella.
Por vía de ejemplo: "Odio este trabajo. ¿Tengo qué seguir en él, o puedo renunciar?" Un poco de sabiduría nos dice: "Bien, si renuncio es probable que pase un tiempo difícil las próximas semanas o meses, pero si tengo la decisión suficiente para
afrontarlo, 'el valor para cambiar', yo creo que podría hacer un mejor papel en otra parte".

O la respuesta podría ser: "Bueno, encaremos esta situación. Ya no es la época para que yo empiece a buscar trabajo, máxime teniendo una familia que mantener. Además, solo tengo seis semanas de abstención, y mis amigos de A.A. dicen que es mejor no empezar tan pronto a hacer cambios drásticos en la vida, es preferible que me concentre en no beber esa primera copa, y que espere hasta cuando tenga mi cabeza totalmente clara y lúcida, Está bien, yo no puedo cambiar este trabajo por ahora. Pero tal vez pueda cambiar mi propia actitud. Veamos. ¿Cómo lograré aceptar serenamente este trabajo?".

La palabra "serenidad" parecía una meta casi imposible cuando escuchamos por primera vez la oración. En realidad, si por serenidad entendíamos la apatía, o una resignación amarga, o una tolerancia difícil, entonces no era algo apetecible en sí mismo. Pero vimos que la serenidad no significaba tal cosa. Cuando nos llega a nosotros ahora, es más en forma de un pleno reconocimiento, una manera realista y lúcida de ver el mundo, acompañada por la paz y fortaleza interiores. La serenidad es como el giroscopio que nos permite mantener el equilibrio a pesar de las turbulencias que se agitan a nuestro alrededor. Y ese sí es un estado de ánimo por el cual vale la pena luchar.
                                                                                                              Viviendo Sobrio

viernes, 22 de septiembre de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. X - Lo Que Puede Hacer La Mente Para Detener La Depresión (Parte 4)

Un suicida menos

Un hombre se iba a suicidar. Pero de pronto oyó esta frase que le consoló enormemente: "la vida está todavía esperando cosas muy importantes de usted". Esta bella noticia le hizo dejar su propósito de suicidarse. Cambio en su cerebro la película tenebrosa de lo malo que había sucedido en el pasado, por la película agradable de lo mucho y muy bueno que nos puede suceder en el futuro. Esos son los pensamientos que el espíritu santo desea para nuestra imaginación.

Palabras de un gran líder

MacArthur fue el Héroe de la guerra del 45, jefe del ejército de Estados Unidos en su lucha contra el Japón. Este gran hombre repetía unas frases que nunca deberíamos olvidar. Son estas son estas: "usted es tan joven como sus alegrías y tan viejo como sus tristezas. Tan joven como sean sus pensamientos optimistas y tan viejo como los pensamientos pesimistas que acepten en su cerebro. Usted es tan joven y lleno de vida como sea su confianza en Dios y en usted mismo, y también fui tan cercano a la muerte psíquica como sean sus desconfianzas en la ayuda de Dios y en sus propias capacidades. Ustedes tanto más joven cuanto mayor sea su esperanza de conseguir éxitos, y tanto más viejo cuanto mayor sea su desesperación y su falta de optimismo acerca del éxito".

Ojalá volviéramos a leer de vez en cuando esas bellas palabras.

Hay que autoestimarse en vez de auto compadecerse.

Emerson, El famoso filósofo, aconsejaba: "no se enronquezca y no se desgañite gritando contra los defectos que usted tiene y contra las cosas malas que le han sucedido en la vida. Cante más bien la belleza de tantas cosas buenas que le han sucedido y califique con muy buenas calificaciones las muchas cualidades que usted tiene".

Si en serio en Modesto, ni vanidoso, ni altanero, cada uno tiene que sentir entusiasmo por su propia persona. Cuando la gente se escandalizaba de que Santa Teresa hubiera escrito en su autobiografía que ella Desde pequeñita era hermosa, inteligente y simpática, la santa respondió: "la humildad es la verdad". Decir lo contrario sería mentira, Y eso sí que le gustaría a nuestro señor.

Hay muchas personas paraliticas espiritualmente y maniatadas intelectualmente, porque tienen un concepto demasiado pequeño de su personalidad Y de lo que en realidad valen y son capaces. La mayoría de la gente se valora en mucho menos de lo que en realidad vale. Cada uno de nosotros podría hacer muchas cosas buenas que antes parecían imposibles, Si nos dedicaremos a creer que si somos capaces de realizarlas. Cada ser humano tiene encerrado en sí un poder extraordinario para triunfar y para realizar muchas cosas buenas. Pero si se estima en menos de lo que vale, entonces todo ese poder quedó encadenado por el pesimismo y el miedo, y ya no hablaran las maravillas que Dios había deseado que realizará.

Son tan sorprendente los resultados que consiguen los individuos que cambian su auto compasión por una sincera autoestima, y que reemplazan su pesimismo y negativismo por su entusiasmo y optimismo desbordantes, qué se puede decir de la autoestima, el optimismo y el entusiasmo pueden realizar verdaderos milagros en la vida de un ser humano. ¿Porque no ensayar usted también a realizar ese cambio en su personalidad? Hay que echar fuera la autocompasión y llenarse de autoestima. ¡Haga la prueba! Muchos ya la hemos hecho y estamos muy satisfechos de los resultados. ¿Porque no hacerlo a usted también? Ver a defectos admirables cuando se dedique a borrar en su mente todos los pensamientos tristes y pesimistas y se dedique a llenarse de pensamientos de alegría y de esperanza y de una prudente auto estimación.


jueves, 21 de septiembre de 2017

Vive y deja Vivir

El antiguo proverbio "Vivir y dejar vivir" parece un lugar tan común, que es muy fácil que se pierdan sus valores. Naturalmente, una de las razones por las cuales se diga una y otra vez durante tantos años es que ha probado ser muy benéfico de muchas maneras distintas.
Nosotros los A.A. damos algunos usos especiales a ese refrán para ayudarnos a no beber. Particularmente nos ayuda a llevarnos bien con las personas que alegran nuestros nervios.
Reviviendo una vez más una pequeña parte de nuestras historias de bebedores, muchos de nosotros podemos ver cómo muy frecuentemente nuestro problema alcohólico estaba relacionado en una u otra forma con las demás personas. El experimentar con vino o cerveza en nuestros años de secundaria parecía natural, puesto que tantos otros lo estaban haciendo, y nosotros queríamos lograr su aprobación. Luego vinieron las bodas, las celebraciones, los bautizos, las fiestas, los partidos de fútbol y los cócteles y los almuerzos de negocios, y la lista puede seguir
indefinidamente. en todas esas circunstancias, bebimos por lo menos parcialmente, porque todos los demás estaban bebiendo y se esperaba que también nosotros lo hiciéramos.
Aquellos de nosotros que empezamos a beber solos, o a tomar subrepticiamente una copa de vez en cuando, frecuentemente lo hicimos para evitar que otras personas o gentes supieran la cantidad y frecuencia en que estábamos bebiendo. Muy raramente queríamos escuchar que alguien hablara de nuestra forma de beber. Si lo hacían, generalmente les dábamos razones de nuestro comportamiento, como si quisiéramos guardarnos de la crítica o de las quejas.
Algunos de nosotros después de beber nos volvíamos peleadores y beligerantes con los demás. Con todo, otros de nosotros se sentían mucho mejor en medio de la gente después de apurar una o dos copas, ya se tratase de una reunión social, una tensa entrevista de negocios o trabajo o aun haciendo el amor. Nuestra forma de beber ocasionó que muchos de nosotros escogiéramos nuestros amigos en relación con la cantidad que ellos a su vez ingerían. Aún llegamos a cambiar de amigos cuando creíamos que los "sobrepasábamos" en sus tragos. Preferíamos "bebedores reales" a la gente que únicamente se tomaba uno o dos tragos y tratábamos de evitar por completo a los abstemios.
Muchos de nosotros nos sentíamos airados o acomplejados respecto a la forma en que nuestra familia reaccionaba a nuestra bebida. Algunos de nosotros perdimos trabajos porque el jefe o uno de nuestros colegas de trabajo se oponía u objetaba nuestra bebida. Queríamos que la gente se preocupara por sus propios problemas y nos dejara a nosotros con los nuestros.
Frecuentemente, nos sentíamos airados o temerosos aun de las personas que no nos habían criticado. Nuestra sensación de culpa nos hacía ultrasensibles con todos los que nos rodeaban, y alimentábamos resentimientos. En ocasiones, cambiábamos de bar, trabajo o vecindario con el único objeto de evitar vernos con determinadas personas.
Así que un gran número de personas además de nosotros mismos, estaba en una u otra forma involucrada en nuestra bebida, hasta cierto grado.
Cuando dejamos de beber, fue para nosotros un gran alivio encontrar que las personas que conocimos en A.A., alcohólicos recuperados, parecían ser muy diferentes. Reaccionaban hacia nosotros, no con crítica y sospecha, sino comprensivamente y con sincera preocupación.
Sin embargo, es perfectamente natural que todavía encontramos algunas personas que alteran nuestros nervios, tanto dentro como fuera de A.A. Podemos hallar que nuestros amigos no A.A. compañeros de trabajo o miembros de la familia, todavía nos tratan como si estuviéramos bebiendo. (Puede tomarles algún tiempo el darse cuenta de que nosotros hemos suspendido realmente. Después de todo, ellos nos han visto dejar la bebida muchas veces en el pasado, para luego recaer).
Para empezar a poner en práctica el concepto "Vivir y dejar vivir", debemos encarar este hecho: Hay personas en A.A., y en todas partes, que dicen cosas con las que nosotros no estamos de acuerdo, o hacen cosas que no nos gustan. El aprender a vivir con las diferencias es esencial para nuestra comodidad. Es exactamente en esos casos cuando hemos encontrado la extrema utilidad de decirnos a nosotros mismos, "Vivir y dejar vivir".
De hecho, en A.A. se da mucho énfasis a aprender a tolerar la conducta de los demás. No importa cuán ofensivos o desagradables nos parezcan, ciertamente no vale la pena que nos pongamos a beber por ellos. Nuestra propia recuperación es demasiado importante. El alcoholismo puede matarnos y a veces lo hace. Esto tenemos que recordarlo permanentemente.
Hemos comprendido que vale la pena hacer un esfuerzo muy especial para tratar de entender a las otras personas, especialmente aquellas que nos mortifican. Para nuestra propia recuperación, es mucho más importante comprender que ser comprendido. Esto no es muy difícil si llevamos en mente la idea de que los otros miembros de A.A. están también tratando de comprender, como nosotros lo estamos.
Si a eso vamos, también encontraremos algunas personas en A.A., o en otros lugares, a quienes nosotros no les seremos particularmente agradables. Por eso todos nosotros tratamos de respetar los derechos de los demás para actuar en la forma que escojan o puedan. Y podemos esperar que ellos nos den a nosotros el mismo tratamiento. En A.A. generalmente lo hacen.
Usualmente, las gentes que se buscan unas a otras en un vecindario, una compañía, un club, o en A.A., gravitan hacia los demás. Cuando invertimos el tiempo con personas que nos son agradables, nos sentimos menos afectados por aquellas que no se preocupan particularmente por nosotros.
A medida que el tiempo pasa, vemos que ya no nos atemoriza alejarnos de las personas que nos irritan, en vez de permitirles cobardemente que se introduzcan en nuestras vidas, o en vez de tratar de acondicionarlas para que se ajusten mejor a nuestra idiosincrasia.
Ninguno de nosotros puede recordar a alguien que haya intentado forzarnos a beber alcohol. Nadie nos amarró para vaciar el licor en nuestras gargantas. Así como nadie nos obligó físicamente a beber, ahora tratamos de asegurarnos de que nadie nos obligue mentalmente a beber, tampoco.
Es muy fácil utilizar las actuaciones de otras personas como excusas para beber. Nosotros solíamos ser expertos en eso. Pero en la sobriedad, hemos aprendido una nueva técnica: No nos permitimos llegar a un estado tal de resentimiento hacia otra persona que deje que esa persona controle nuestras vidas, especialmente hasta el grado de causarnos que volvamos a beber. Hemos encontrado que no tenemos el deseo de permitirle a nadie que maneje, o arruine nuestras vidas.
Una antigua leyenda decía que ninguno de nosotros debería criticar a otro hasta cuando hubiésemos caminado un kilómetro con los zapatos de esa persona. Este sabio consejo nos puede dar una mayor comprensión de los seres humanos que son nuestros semejantes. El ponerlo en práctica nos hace sentir mucho mejor que cuando estamos irritados.
"Dejar vivir", sí. Pero algunos de nosotros creemos que es de mucho valor la primera parte del refrán: "Vivir".
Cuando hemos encontrado las formas de gozar completamente nuestra propia vida, tenemos la felicidad de dejar que los demás vivían en la forma que deseen. Si nuestras propias vidas son interesantes y productivas, realmente no tenemos impulso o deseo de hallar las faltas en los demás o preocuparnos de la forma como actúan.
¿Puede usted pensar en este preciso instante en alguien que realmente le molesta? Si es así, ¿por qué no ensaya algo? Posponga el pensar acerca de él o ella o cualquier cosa que sea lo que a usted le molesta de esa persona. Después, si así lo desea, puede explotar. Pero por ahora, ¿por qué no lo deja a un lado mientras lee el párrafo siguiente?
¡Viva! Preocúpese por su propia vida. En nuestra opinión, el permanecer sobrio abre la puerta hacia una vida de felicidad. Vale la pena sacrificar muchos resentimientos y peleas . . . Muy bien, si usted no puede lograr alejar completamente su mente de esa persona, veamos cuánta ayuda le puede proporcionar la siguiente sugerencia.


Viviendo Sobrio, pag. 16

miércoles, 20 de septiembre de 2017

¡Deja De Buscar La Felicidad En Los Demás!

Nuestra fuente de felicidad y bienestar no está dentro de los demás, está dentro de nosotros mismos. 

Aprendamos a centrarnos en nosotros mismos.

Deja de centrarte y de poner tu atención en otras personas. 

Confórmate contigo mismo. Deja de buscar tanta aprobación y validación de parte de los demás.

No necesitamos la aprobación de todos ni de nadie. 

Sólo necesitamos aprobarnos nosotros. Tenemos iguales fuentes de felicidad y de elección en nuestro interior que los demás. 

Encuentra y desarrolla tu propio suministro interno de paz, de bienestar y de autoestima. 

Las relaciones ayudan, pero no pueden ser nuestra fuente. 

Desarrolla núcleos personales de seguridad emocional dentro de ti mismo.

Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente

martes, 19 de septiembre de 2017

Reflexión De Mi Padre o Mamá

Mi papá tenía muchos problemas. No dormía y se sentía agotado. Era irritable, gruñon y amargado. Siempre estaba enfermo, hasta que un día, de pronto, él cambió.
La situación estaba igual, pero él era distinto.

Cierto día, mi mamá le dijo:
- Amor, llevo tres meses buscando empleo y no he encontrado nada, voy a tomarme un té con mis amigas.

Mi papá le contestó:
- Está bien.

Mi hermano le dijo:
- Papá, voy mal en todas las materias de la Universidad...

Mi papá le contestó:
- Está bien, ya te recuperarás, y si no lo haces, pues repites el semestre, pero tú pagas la matrícula.

Mi hermana le dijo:
- Papá, choqué el carro.

Mi papá le contestó:
- Está bien hija, llévalo al taller, busca cómo pagar y mientras lo arreglan, movilízate en autobús o en el metro.

Su nuera le dijo:
- Suegro, vengo a pasar unos meses con ustedes.

Mi papá le contestó:
- Está bien, acomódate en el sillón de la sala y busca unas cobijas en el clóset.

Todos en casa de mi papá nos reunimos preocupados al ver estas reacciones.
Sospechábamos que hubiese ido al médico y que le recetara unas pastillas de "me importa un carajo de 1000 mg"
Seguramente también estaría ingiriendo una sobredosis.
Propusimos entonces hacerle una "intervención" a mi papá para alejarlo de cualquier posible adicción que tuviera hacia algún medicamento anti-berrinches

Pero cuál no fue la sorpresa, cuando todos nos reunimos en torno a él y mi papá nos explicó:

"Me tomó mucho tiempo darme cuenta de que cada quien es responsable de su vida, me tomó años descubrir que mi angustia, mi mortificación, mi depresión, mi coraje, mi insomnio y mi estrés, no resolvían sus problemas sino que agravaban los míos.
Yo, no soy responsable de las acciones de los demás, pero sí soy responsable de las reacciones que yo exprese ante eso.
Por lo tanto, llegué a la conclusión de que mi deber para conmigo mismo, es mantener la calma y dejar que cada quien resuelva lo que le corresponde.

He tomado cursos de yoga, de meditación, de milagros, de desarrollo humano, de higiene mental, de vibración y de programación neurolingüística, y en todos ellos, encontré un común denominador: finalmente todos conducen al mismo punto.
Y, es que yo sólo puedo tener injerencia sobre mí mismo, ustedes tienen todos los recursos necesarios para resolver sus propias vidas.
Yo sólo podré darles mi consejo si acaso me lo piden y, de ustedes depende seguirlo o no.

Así que, de hoy en adelante, yo dejo de ser: el receptáculo de sus responsabilidades, el costal de sus culpas, el lavandero de sus remordimientos, el abogado de sus faltas, el muro de sus lamentos, el depositario de sus deberes, quien resuelve sus problemas ó su llanta de repuesto para cumplir sus responsabilidades.
A partir de ahora, los declaro a todos adultos independientes y autosuficientes.

Todos en casa de mi papá se quedaron mudos.
Desde ese día la familia comenzó a funcionar mejor, porque todos en la casa saben exactamente lo que les corresponde hacer.
Autor:
¡¡¡UN HOMBRE o MUJER FELIZ!!!

lunes, 18 de septiembre de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. X - Lo Que Puede Hacer La Mente Para Detener La Depresión (Parte 3)

BUEN USO DE LA IMAGINACIÓN

Lo que puede el cambio en la imaginaciónAlguien venía a consultarme su problema de obesidad (yo he notado que el famoso "gordo feliz" no existe. Puede reírse por fuera pero por dentro no está tan contento de su gordura exagerada. Y el dejar de ser obeso No es cosa tan fácil). Y el caso de esta persona era apenas que veía un plano apetitoso la pantalla de su imaginación le presentaba lo agradable de aquella comida y su imágenes gordinflona y rechoncha. Mi consejo fue este: "proyectos imaginación una imagen suya de cómo una persona esbelta y totalmente normal en su cuerpo. Y ante esa imagen sacrifique lo que le impida obtenerla". Después de unos meses había disminuido 22 kg y cuando entramos a una heladería rechazo un apetitoso helado con nueces y chocolate y pidió en cambio un platillo de frutas, y y explicaba: "este sacrificio de no comer lo que me engorda, ya no me resulta muy costoso, Pues he colocado en la pantalla de mi imaginación la imagen me acomodé una persona esbelta y de cuerpo normal, Y ante ese ideal que deseo conseguir, logró observar un comportamiento debido a mi alimentación. Y yo pensaba: "verdad que la imaginación logra llevar a un buen comportamiento, y que, si proyectamos en nuestra mente la imagen de un ideal elevado, logramos hacer cualquier sacrificio con tal de obtenerlo". Por eso T. Roosevelt repetía: lo que a mí me llevó a los más grandes éxitos fue formarme en mi mente una imagen de lo que yo deseaba ser y conseguir, Y tratar de lograr llegar a ese ideal".

Muchos individuos que habían tratado inútilmente de liberarse de la depresión recurriendo a otras técnicas terapéuticas, han conseguido resultados alentadores proyectando únicamente imágenes beneficiosas y optimistas y esperanzadoras en la pantalla de su imaginación. Porque este método tiene la especialidad de que ataca a la depresión en sus raíces y no solamente en los síntomas. Cuando uno tiene una infección en la sangre no basta para curarse con que se echó un poquito de pomada en la herida infectada. Es necesario atacar a los microbios que andan por la sangre. Así sucede con la depresión: no basta con emplear medios externos o pastillas. Hay que curar la imaginación que está infectada de recuerdos tristes del pasado y de afanes asustadores por el futuro o de juicios negativos acerca del presente. Solamente cuando hayamos pasado por nuestro pensamiento barriendo y echando fuera todo pensamiento o recuerdo que sea triste un miedoso y pesimista, solamente cuando hayamos pasado por nuestro pensamiento barriendo y echando fuera todo pensamiento o recuerdo que sea triste o miedoso y pesimista, Entonces si la curación está cerca.

Si tomamos Remedios, si vamos al electrochoque, si hacemos ejercicios físicos, estamos curando externamente nuestra depresión. Pero si cambiamos nuestros pensamientos negativos por pensamientos positivos, Entonces sí que estamos curando interiormente las causas de toda depresión.

Uno que había perdido su hogar.

Vino a consultarme un hombre muy angustiado porque su esposa lo había abandonado y ahora él se consumía en la más deprimente soledad sin poder siquiera ver a sus pequeños hijos. Averiguando le la causa de sus desavenencias con la esposa logre sacar la conclusión de que ella ya no era capaz de soportar los continuados ataques de depresión que sufría este pobre hombre. ¿Y porque se deprimía? Porque sentía autocompasión. Su padre había sido uno de esos perfeccionistas que nunca están satisfechos de sus hijos y por todos los critican y regañan. Y el pobre hijo se fue formando una imagen totalmente negativa acerca de sí mismo: "yo no valgo nada", "yo no sirvo para nada", "todo me sale mal", "a mí nadie me quiere", "todos me desprecian", etc. Y con estas imágenes negativas en su cerebro, toda su personalidad se inundaba de tristeza, toda su personalidad se inundaba de tristeza mal genio y depresión, a causa de la autocompasión que se estaba teniendo. Entonces lo invité a que reservamos una pequeña oración pidiendo Nuestro Señor que nos iluminar algunas cualidades que nos había concedido y de las cuales debía darle gracias. Nos arrodillamos por unos momentos y nos quedamos en silencio. Luego le dije: "por favor, no se levante del suelo sin haber dicho antes Adiós un Gracias por tres cualidades que él le ha regalado a usted". Se quedo otro ratito en silencio luego empezó a decir: "gracias señor, porque soy un trabajador consagrado a mi trabajo. Gracias señor, porque nunca he robado, Ni calumniado y guardado odio a nadie. Gracias señor, porque jamás me ha faltado el pan de cada día ni el modo de ganármelo".

Cuando nos pusimos de pie, sus ojos le brillaban de alegría. Había cambiado en su mente los pensamientos negativos por pensamientos positivos y de acción de gracias. Y lo recomendé con toda mi alma que se consiguiera una nueva colección de películas para su cerebro: quién adelante no proyectará en su imaginación la imagen de un hombre que no vale, quién adelante no proyectará en su imaginación la imagen de un hombre que no vale que no es estimado, qué nos sirve para nada (autocompasión se llama este deporte fatal) sino que más bien proyectará siempre en su cerebro imágenes de alegría y optimismo: los recuerdos de los éxitos obtenidos en la vida (que no son pocos), de los proyectos de triunfo para el futuro y de las cosas agradables y placenteras que suceden en el presente. Que no olvidará que si somos imágenes y semejanza de Dios necesariamente tenemos muchísimas más cualidades que defectos. Lo invité a que confiar mucho en nuestro señor que ha prometido repetidas veces: "Yo nunca te abandonaré". Qué de vez en cuando le pidiera Perdón por su ingratitud, por no haberle dado suficientemente las gracias por tantos favores concedidos y por haberse dedicado más a pensar en lo malo y triste que tiene la vida (que siempre es menos que lo otro) y que no dejará pasar día sin darle gracias por algunos de los favores que con tanta generosidad regala cada día a quien Confía en el. Y que no dejara pasar día sin darle gracias por algunos de los favores que con tanta generosidad regala cada día a quien confía en él

Al retirarse, antes de cruzar la puerta, dique en sus labios se dibujaba una sonrisa de satisfacción. Y hoy, después de un año, al encontrarme con su esposa le oí decir: "hemos vuelto a rehacer nuestro hogar. Bendito sea Dios que él ya no es ahora el crítico, quejumbroso y apesadumbrado pesimista con un ataque de depresión cada tres días. Ahora de la vida por el lado positivo y no por su aspecto negativo. Mis hijos y yo decimos que ahora si verdaderamente da gusto vivir con él".

¿Qué clases de pensamientos quiere el espíritu santo que tengamos?
Cuando uno se va donde un psiquiatra pedirle curación de la depresión, éste le aconseja: "desahóguese. Cuéntame todas las tristezas y desgracias de su vida". En cambio, el espíritu santo que conoce perfectamente Cuáles son los pensamientos que más provecho le hacen a nuestra alma, les inspiró a los autores que escribieron la Biblia una serie de pensamientos positivos y optimistas que deben llenar nuestro cerebro. Cómo estos, por ejemplo: "olvidemos lo que queda atrás, lancémonos valerosamente a lo que está en el futuro, corriendo hacia la meta para alcanzar el premio que Dios nos tiene destinado allá en lo alto por medio de Cristo Jesús". San Pablo no se pone a recomendarnos que nos dediquemos a pensar: "yo soy un bruto y un fracasado, yo soy un bruto y un fracasado a mí todo me ha salido mal. Mi vida ha sido una inutilidad, etc." No. El apóstol nos recomienda olvidarnos de eso que ya pasó y que ya no va a cambiar, y lanzamos hacia el futuro con la frente en alto y el corazón palpitante de esperanza y optimismo y dedicarnos a correr hacia la meta gloriosa que nos espera: el premio que Dios nos tiene preparado para concedernos lo por medio de Jesucristo. " Ad maiora nati sumus": para mayores cosas hemos nacido, repetían los antiguos. No malgastamos la vida llorando el pasado. Hagámoslo productiva proyectando atrevidamente los éxitos para el futuro. Hagámoslo productiva proyectando atrevidamente los éxitos para el futuro

El pesimismo Nos invita a pensar: "todo está perdido. Yo nací para el fracaso. Que triunfen otros, a mí me apachurró la vida". En cambio, la palabra divina nos recomienda en cambio la palabra divina nos recomienda: "coloque en manos de Dios tus afanes y verás realizado tus buenos deseos" coloque en manos de Dios tus afanes y verás realizado tus buenos deseos". "Poned todas nuestras Preocupaciones en manos de Dios, que él se interesa mucho por vosotros". "Venid a mí todos los que tenéis penas y sufrimientos de angustias, que yo os aliviaré". Qué inmensamente Superiores de optimistas y animadores son los pensamientos que el espíritu santo ilumina, a los pensamientos paralizadores y pesimistas que nos inspira nuestra autocompasión en nuestro hígado enfermo.

Los chinos dicen: "con los animales compartimos nuestra seriedad y hosquedad, y con Dios compartimos la alegría y el buen humor". ¿Si vivimos demasiado serios y de mal genio, no será que nos estamos acercando más al comportamiento de las fieras que al modo de ser de nuestro amable creador?

domingo, 17 de septiembre de 2017

Rescates

He aquí otra ilustración de un rescate. 

Un verano, una amiga me pidió que la llevara a una huerta de manzanos. Originalmente, yo quería ir, y fijamos una fecha. Pero cuando llegó esa fecha, yo estaba muy ocupada. La llamé, y en vez de decirle que no quería ir, le pedí que lo pospusiéramos. Me sentía culpable y responsable de sus sentimientos —otro rescate en camino—. No pude desilusionarla porque pensé que ella no podía ser responsable de sus sentimientos o que no podía manejarlos. No pude decirle a verdad, porque pensé que se enojaría conmigo —más responsabilidad emocional— como si el enojo de alguien me importara. Llegó el siguiente fin de semana y tuve que añadir el viaje a mi ya muy apretada agenda. 

Pero no quería ir. Ni siquiera necesitaba las manzanas; tenía dos cajones de mi refrigerador llenos de manzanas. Antes de estacionar mi coche frente a su casa, cambié mi papel por el de perseguidor. Me sentía tensa y resentida mientras íbamos a la huerta. Cuando llegamos y miramos las manzanas y las probamos, parecía que ninguna de las dos lo estábamos disfrutando. Después de unos cuantos minutos mi amiga me dijo: “En realidad no quiero las manzanas. Compré unas la semana pasada. Sólo vine porque pensé que tú querías venir, y no quería herir tus sentimientos”.

Este ejemplo es tan sólo el de uno de los millares de rescates a los que he dedicado mi vida. Cuando empecé a entender este proceso, me di cuenta de que pasaba la mayor parte de mis horas de vigilia yendo de un lado a otro de este triángulo asumiendo las responsabilidades de todo y de todos además de las mías. A veces me las arreglaba para hacer grandes rescates; a veces para hacer pequeños rescates. Mis amistades se iniciaban se mantenían y finalmente se rompían de acuerdo con la progresión de los rescates. 

El rescate infiltraba mis relaciones con mis familiares y mis clientes. La mayor parte del tiempo me mantenía agitada. Dos codependientes en una relación realmente pueden causarse un mutuo estrago. Imaginen a dos complacientes en una relación. Imaginen luego a dos complacientes en una relación cuando ambos quieren terminar con ella, Harán, como dice Earnie Larsen, cosas horribles. Casi se destruirán uno al otro y a sí mismos antes de que uno de ellos termine con el rescate y diga: “Quiero terminar con esta relación”.

Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente