sábado, 6 de octubre de 2018

La Parábola Del Matrimonio

Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos - empezó el joven.
- Y nos vamos a casar - dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor - repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo...- dijo el viejo después de una larga pausa -. Pero no sé...es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa - dijeron los dos-. Lo que sea - ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-. Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo - siguió el brujo - deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mi, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta...¡salgan ahora!.

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.

- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Como lo pediste... ¿y ahora? - preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No - dijo el viejo-.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne - propuso la joven-.
- No - repitió el viejo-. Harán lo que les digo: Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero solo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse.
Este es el conjuro...
-Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. 

Si quieren que el amor entre ustedes perdure, VUELEN JUNTOS PERO JAMÁS ATADOS.

viernes, 5 de octubre de 2018

El Camino De Las Lagrimas (Cap. 6 - Parte 1)


CAPÍTULO 6DESPUÉS DEL RECORRIDO


Un duelo ha sido elaborado cuando la persona es capaz de pensar en el fallecido sin el dolor intenso. Cuando es capaz de volver a invertir sus emociones en la vida y en los vivos. Cuando puede adaptarse a nuevos roles. Cuando aunque sea por un instante experimenta gratitud. Sin embargo aún en ese momento queda algo más para los duelos. Una post-cicatrización El tiempo después. He recorrido el camino de punta a punta ¿por qué falta algo? Porque el que elabora no olvida la pérdida después de terminado el proceso de duelo.
Cuando llega el cumpleaños del que se fue, o el aniversario de bodas, o el cumpleaños del nieto, o la Navidad, en cada uno de esos momentos se revive la historia y la cicatriz enrojece apenas y hasta vuelve a doler un poquito. Se trata de las "Reacciones de aniversario" según los libros y que yo prefiero llamar "El recuerdo de la cicatriz", porque todo sucede como si no fuera yo sino el recuerdo de la cicatriz lo que me recuerda el pasado. Si bien es cierto que cada año las cicatrices hablan en voz más tenue, a veces pasa mucho tiempo hasta que dejan de recordarnos lo perdido. Supongo que hay algunas cicatrices más memoriosas que duelen para siempre. ¿Cuánto dura un duelo normal? ¿Existe un tiempo normal de duelo? Los libros dicen que sí y los pacientes dicen que no. Y yo he aprendido a creerle a los pacientes. La verdad es que si existe un tiempo es tan variable y está sujeto a tantas circunstancias que de todas maneras es impredecible. Cada uno tiene sus propios tiempos.
Lo que sí creo es que existen tiempos mínimos. Pensar que alguien puede terminar de elaborar el duelo de un ser querido en menos de un año es difícil, si no mentiroso. ¿Y por qué digo menos de una año caprichosamente? Porque en un año suceden la mayoría de las primeras veces Y las primeras veces son siempre dolorosas y porque aunque suene estúpido cada primera vez es la primera vez sin él o sin ella. El primer año suele ser aunque nos pese un doloroso catálogo de estrenos de nuevos duelos. Y cada uno de esos estrenos opera como un pequeño túnel del tiempo...por él uno vuelve una y otra vez a la vivencia pasada. Aunque por suerte, cada vez sabe más del camino de retorno. Casi siempre la segunda Navidad es menos dolorosa que la primera. El primer mes es terrible, los primeros seis meses son muy difíciles, el primer año es bastante complicado y después empieza a hacerse más suave. No hay que olvidar que si he vivido casi toda mi vida reciente sabiendo que otro existía, vivir el duelo de su ausencia implica empezar una nueva historia. Por lo dicho (del síndrome de las primeras veces) yo diría que un duelo por la muerte de un ser querido nunca podría durar menos de un año y posiblemente si algo no lo interrumpe no dure mucho más allá de dos años y medio.
También creo que si después del primer año uno sigue clavado en el lugar del primer día, quizás sea una buena idea pedir ayuda. A veces es imprescindible que alguien me acompañe en el proceso aunque más no sea para mostrarme por dónde está la salida del laberinto. Los grupos de pares no aportan dato científico, ni funcionan bajo supervisión terapéutica. No tienen intención profesional pero operan desde el maravilloso lugar del cuento zen. Cheng-hu se encontraba perdido en el laberinto. De la cámara principal salían cincuenta caminos distintos. Le había llevado una semana explorar nueve de ellos. - A menos que tenga suerte -se dijo-, moriré antes de encontrar el camino correcto. No terminaba de pensar esto cuando se encontró con Shin-tzu. No se conocían pero Cheng creyó en Shin era la respuesta a su ruego. - Que suerte que te encuentro –dijo Cheng- estoy perdido entre tanto camino. Tú podrás decirme cuál conduce a la salida. - Yo también estoy perdido -dijo Shin –Qué mala suerte -se quejó el primero-, encuentro a alguien y no me sirve de nada - ¿Por qué dices que no te sirvo? –preguntó Shin - Dijiste que estabas perdido.. -contestó Cheng, como si fuera obvio su razonamiento - Me imagino que habrás recorrido algunos caminos sin poder salir. Yo he recorrido por mi parte doce caminos que no conducen a ninguna parte, juntos los dos sabemos mucho más del laberinto que antes de encontrarnos y eso es indudablemente mejor que nada. Predecir cuánto tiempo nos tomará completar el proceso de recuperación es difícil. Algunos podrán hacerlo en unos meses, para otros se requerirán años. La cantidad de tiempo invertido, depende de muchas variables que interfieren y crean distintos patrones. La intensidad de apego al difunto (tipo de relación), intensidad del shock inicial, presencia/ausencia de la aflicción anticipatoria (cuando la persona tiene tiempo de afligirse previamente a la muerte del ser querido; por ej. en casos de enfermedad crónica y muerte esperada), las características del superviviente (personalidad propensa a la aflicción, o insegura, ansiosa con baja estima; excesivos autorreproches; enfermedad mental previa, o incapacidad física; duelos previos sin resolver, incapacidad para expresar sentimientos), crisis concurrentes (problemas graves que se presenten simultáneamente), obligaciones múltiples (crianza de los hijos, dificultades
económicas,etc.), disponibilidad de apoyo social, características de la muerte (muerte súbita, muerte anticipada), situación socioeconómica y religiosidad son algunos de los factores que influyen en la duración del duelo. Así, es probable que todos nos recuperemos en tiempos diferentes. Dice la gente que hace terapia sistémica que nuestra vida opera como un sistema donde cada engranaje se relaciona con otros; si sacamos un engranaje, por pequeño que sea, todo el sistema cambia. Los pacientes que están de duelo dicen: "Nada es igual que antes" Y tienen razón. Resituarse significa saber qué voy a hacer con la nueva situación desde los lugares más espirituales y emocionales, y desde los lugares más banales y materialistas.
Significa asumir que quizás tenga que ocuparme también de manejar dinero, los bienes, las inversiones, que el otro manejó con mi aval desinteresado, cómodo e incondicional durante toda nuestra vida en común. Significa que tendré que ocuparme de la casa, de la familia, de los trámites de sucesión y de mi nuevo proyecto de vida. Significa ocuparme de cosas que no me gustan en un momento donde no tengo ganas. Es una tarea horrible, pero la tengo que hacer mientras me ocupo como puedo del lugar que le voy a dar a la imagen interiorizada de lo perdido.
Así que estos son los objetivos del duelo: Elaborar Resituarse Reubicar Tres obstáculos que vencer, porque sin hacer alguna de estas tareas terminaremos cargando un cadáver sobre la espalda en un camino cuesta arriba. Rituales, empezar a soltar Indudablemente hay cosas que ayudan al recorrido y otras que lo dificultan. Entre la que lo hacen más fácil están los ritos. A lo largo de casi toda la vida fui un anti-ritualista. Siempre los ritos me parecieron absurdos, sobre todo aquellos que rondaban la muerte. La verdad es que la humanidad ha ido deshaciéndose de los ritos y volviéndose cada vez más aprensiva respecto a la muerte. La muerte tiene entre nosotros esta connotación tabú, lo prohibido y a la vez venerado de las cosas de las que no se puede ni hablar ni tocar. No menos de tres o cuatro veces por mes alguien llama al despacho para hacer una consulta del estilo de: " Murió fulano (tío, suegra, ex esposo), ¿debe ir el hijo al funeral o no? "El abuelo ha muerto, ¿se debe permitir a los chicos estar en el velatorio? "La madre de los sobrinos ha muerto ¿qué hay que decirles a los niños? Como si se dudara si conviene que los chicos sepan que la muerte es verdad. Como si fuera conveniente mentirle una eternidad falsa para que no se entere porque es muy chiquito y sufre. Lo que nosotros estamos produciendo al ocultar la muerte a nuestros chicos no tiene nombre, no podemos llegar a medir las consecuencias de sugerir que la inmortalidad es una posibilidad. Y esto tiene que ver con el habernos alejado de los ritos. Los ritos están diseñados para el aprendizaje y la adaptación del hombre a diferentes cosas. Entre ellas, para que el individuo acepte la muerte y acepte la elaboración del duelo. Los ritos tienen que
ver con la función de aceptar que el muerto está muerto y con la legitimación de expresar públicamente el dolor, lo cual, como vimos, es importantísimo para el proceso. Los ritos, aprendí, son importantes. Un día un paciente me contó que iba al cementerio todos los domingos. Ella visitaba la tumba de su marido muerto. Recuerdo que le preguntaba (nada ingenuamente) "Doña Raquel, ¿hace falta que vaya todos lo domingos?¿No puede dejar de ir alguna semana?. Ella me dijo: "No es que lo contradiga, doctor, yo sé que Ud. me quiere ayudar, pero no funcionaría. Yo quise hacer eso, antes de venir a verlo a Ud., traté de dejar de ir, pero si no voy el domingo al cementerio, después me siento mal toda la semana". Me puse serio y sentencié "Usted se siente mal cuando no va porque se siente culpable". Raquel comprensivamente me dijo: "No, doctor,.qué me voy a sentir culpable...mi marido hace dos años que murió, no me siento culpable. Sabe qué pasa, yo voy ahí, me siento un rato, lloro, me quedo hablándole unos minutos y después me voy. Fuera del domingo yo no lloro más en toda la semana. Pero cuando dejo de ir, ando llorando por todos lados, El cementerio me da un lugar y un espacio para llorar." A mí me impresionó, y me hizo entender que estaba equivocado.
Designar un espacio, un momento y un lugar para conectarse con el dolor funciona de verdad. Un rito que ordena y protege.
Un rito que aporta un lugar serio y un tiempo sincero donde expresar, para no tener que expresarlo en cualquier lugar y en cualquier momento. esto es la historia. La historia de poder soltar. Mientras lo tengo conmigo, lo tengo. Cuando no lo tengo, no lo tengo más. ¿Se va a ir?...¿es su decisión?... está muy bien. ¿Se va a quedar?...¿es su decisión?...está muy bien. Pero cuando esté conmigo a mí me gustaría que esté conmigo. Esto es, intensamente, comprometidamente. Vivo mi relación con mis amigos con toda la intensidad. Y si un día mis amigos se van, seguramente voy a decirles "no quiero" y seguramente me van a decir "me voy a ir igual"... y yo voy a soltar. Uno de mis mejores amigos en el mundo está viviendo en Nueva York Y la verdad que fue muy dolorosa su partida. Han pasado veinte años, nos vemos muy poco, hablamos de vez en cuando por teléfono, lo sigo amando, quizás más que antes, pero ahora...lo puedo soltar...y saber que está conmigo. Si pudiéramos ver esto, ver la continuidad en nosotros. Si pudiéramos darnos cuenta de lo trascendentes que somos, quizás podríamos vivir las pérdidas con otra mentalidad, desde otro lugar, con una nueva actitud, con la curiosidad y la excitación que tiene frente a lo nuevo aquel que no le teme. Si el camino no se recorre por completo porque el caminante decide quedarse en algún lugar del recorrido, si se tarda más tiempo del razonable en llegar a destino o si pierde el rumbo en un desvío hablamos de duelo patológico. 

Continuará......

jueves, 4 de octubre de 2018

Llegamos A Creer (Cap. 6 - Parte 2)

LA SEMILLA DE DIOS
Nadie pudo haber sido más feliz que yo, durante mis primeros días dentro de A.A. Antes de llegar, mis miedos se habían vuelto pesadillas. Si me dormía, era con un sueño torturador, agotador, y me despertaba con mis propios gritos. A menudo, no podía dormir.
Así es que, cuando una vez más me pude despertar por las mañanas con los ojos brillantes, me sentí como un jovencito. Ahora podía reír otra vez, y alcancé el punto de gozar esto más que con el alcohol. Cada día de sobriedad era un testimonio de mi deseo por llegar a convertirme en un ser humano.

A.A. me parecía muy bien para mí, excepto el aspecto espiritual del programa. Ya hacía tenido más que suficiente de forzoso entrenamiento religioso. Me sentía receloso acerca de las discusiones sobre esta materia. Parte de una cita de la Biblia, "el castigo enviado por la iniquidad de los padres se extenderá sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación", me hacía sentirme acorralado por el miedo a la ira de Dios.

Pero mi crecimiento espiritual se fortaleció con las experiencias de otros. Me fue explicado que yo podía libremente escoger un Dios de mi comprensión. Al principio pensé que estaba cometiendo un pecado al tratar de cambiar a Dios, pero me di cuenta de que Dios es eterno, y los únicos cambios que tenía que hacer eran dentro de mi mente enferma. Aprendí que si se leía la cita de la Biblia en su totalidad, Dios prometía "tener misericordia con aquellos que aman y guardan sus mandamientos".
Era mía la decisión de pertenecer, ya fuera a los condenados o al grupo de los que disfrutaban de misericordia y compasión. Por esa época yo no llenaba los requisitos para recuperarme. En lugar de la aceptación de una derrota total, establecí para mí una serie de reglas obligatorias. Fracasé, por no pedirle a Dios ayuda y guía y por tratar de seguir en su lugar esas reglas auto-impuestas. Pero cuando fracasé, le pedía perdón a Dios, y le prometí tratar de hacerlo mejor. Mi padrino dentro de A.A., me sugirió que, para conseguir ayuda de nuestro Poder Superior, nosotros mismos tenemos que pedírselo, con humildad y honradez. Ninguna otra persona, por buena y sabia que sea, puede implantar dentro de nosotros la semilla de Dios. Únicamente Dios puede hacerlo. Mi problema era encontrar este retoño entre las malas yerbas de mi mente. ¿No es verdad que en cada uno de nosotros hay algo bueno?

Para mí, las creaciones de Dios son trabajos perfectos. Inclusive yo soy un milagro, desarrollado a partir de una pequeñísima semilla, que contenían dentro de ella todas mis futuras características propias, y aún aquellas de mis generaciones siguientes. Un científico es un trabajador corriente comparado con el Poder Superior. La ciencia basa sus conocimientos en hipótesis comparado con la sabiduría de Dios, el hombre sólo ha tocado remotamente la verdad.

Sin embargo, puedo creer en las teorías científicas de que toda la actividad es movimiento electrónico, y así es muy fácil imaginarse que estamos gobernados por una fuerza electrónica aún mayor. Dios está vivo, y el universo gira alrededor de El, así como los electrones lo hacen alrededor del corazón de un átomo. No puedo comprender qué hay dentro de un diminuto electrón, no más de lo que puedo visualizar de lo que hay más allá del espacio exterior. No sé ni cómo nace una célula, ni a dónde voy a ir en la eternidad. Los científicos han dicho que las células del cuerpo se renuevan cada ocho años. Si esto es verdad, entonces mi cuerpo y yo no somos entidades independientes, ya que he sobrevivido la metamorfosis total de mi cuerpo, una y otra vez.

El mundo también está cambiando constantemente; pero yo ya no le tengo miedo a estos cambios. Quiero ser parte de él y de sus nuevos desarrollos. Me enseñaron, y hoy lo creo plenamente, que la fe puede mover montañas. en una época me encontré en muchos callejones sin salida; pero hoy, mientras tenga fe, mi ruta está limpia de obstáculos.

Todo esto ha sido para mí un lento progreso. Como muchos, no siempre me rindo por completo; permito a las penas y preocupaciones del día distorsionar mi pensamiento. Pero tan pronto como logro regresar al camino correcto, me doy cuenta que tengo todo lo que necesito.

Cualesquiera que sean los problemas que confronte, grandes o chicos, pueden ser resueltos sabiamente. O pueden ser resueltos a mi manera. La opción es mía. Si quiero saber la voluntad de Dios, debo haber una pausa y preguntar, "¿Qué quiere Dios que yo haga?" ¿Por qué, entonces, es tan difícil para mí hacer una pausa, meditar y permitir que Dios me guíe? La razón que lo impide es mi orgullo. Yo sé - aunque a veces me olvido - que por mí mismo capacidad no vale nada. Yo no puedo, ni ahora ni nunca, crear el más mínimo electrón.

Cuando mis días estaban llenos de miedos y yo trataba desesperadamente de detenerlos, descubrí que podía trabajar con el Paso Tres y pisar terreno firme. Desde entonces he recurrido a este Paso incontables veces. En la actualidad siento una sensación física de libertad cuando me rindo a las demandas de la vida. "Dejar todo y seguirte" significa para mí la aceptación total, aún de aquello que no deseo para mí mismo como la desgracia, la pobreza, la enfermedad, e inclusive la muerte. Rendí totalmente mi vida y mi pensamiento a mi Poder Superior. Después de todo, cuando un día el mundo llegue a su fin, lo hará sin mi permiso.
Helsinki, Finlandia.

HACIA EL PASO CUATRO
Desde temprana edad, la borrachera no fue extraña. Recuerdo arrastrándome, de un padre borrachín a una madre igual, por un trago de cerveza. Al pasar los años, la compulsión por esa bebida me impulsó a tener más. Demasiado joven para tener un buen trabajo, me volví ladrón. Era un ladrón hábil, según creía, pero la ley pronto desinfló ese globo.

En mi segundo ingreso a la cárcel, asistí a mi primera reunión de A.A. con fuertes recomendaciones de las autoridades. Todos los miembros me felicitaron y me hablaron de cómo los Doce Pasos los habían ayudado a ellos y ahora me ayudarían a mí. Por alguna misteriosa razón, la conversación se volvió hacia Dios, la religión, y un identificable "Poder Superior". ¡Oh no! Yo no quería tener nada que ver con algo que ni remotamente estuviera relacionado con la religión. "Además", dije, "yo no soy un alcohólico". Apenas acabo de cumplir los diez y nueve años.

Aunque continué asistiendo a las reuniones, no podía aceptar el aspecto religioso. Después de salir de la cárcel, el alcohol continuó deslizándose por mi garganta, hasta que una mañana desperté en el más extraño de los lugares: ¡mi casa! Eso lo logro. esa misma noche mi madre y yo asistimos a una reunión de A.A.
La sobriedad fue una novedad, y la disfruté durante catorce años. El humilde negocio que empecé, creció y prosperó. Me volví una parte de la raza humana. ¡Era grandioso!

Entonces se comenzó a amontonar una presión en los negocios, y repentinamente no pude encarar esos problemas sencillos, haciendo en ese momento su reaparición mi viejo enemigo. No pude resistir a ese traguito, a la salud de los viejos tiempos. Las utilidades en los negocios se fueron a pique; el alcohol ganó la partida; una vez más, me encontré en los tribunales.
Estaba horrorizado cuando el juez dijo, "Está usted acusado del robo de sesenta y cuatro botellas de whiskey. No tengo otra alternativa que sentenciarlo a una cárcel Federal".
"¡No puede usted mandarme a una cárcel!" bramé, "¡No dispongo de tiempo!".

Los espectadores dijeron en voz alta hasta que sonó el mazo. Dejé caer la cabeza al darme cuenta de que se estaba riendo de mí. No recuerdo cuánto tiempo pasó desde ese vergonzoso día hasta que recordé los Doce Pasos he hice dentro de mí el trabajo del Paso Cuatro. Me hice preguntas a mí mismo y las contesté honradamente. Hecho esto, me uní al Grupo de A.A. de la prisión.

Para mí, ese inventario es: un Poder Superior, Dios y fuerza de voluntad, todo combinado en una sola cosa. El Paso Cuatro era todo lo que yo necesitaba. Esta vez, no hubo ninguna mención de la religión, para mi gran alivio. Hablamos sobre la fuerza, el poder u objeto que cualquier cosa aliada en alguna forma con la religión es vista con malos ojos por nosotros, para decirlo de alguna manera. Sin embargo, he visto a muchos miembros de este Grupo salir y nunca regresar a la borrachera o a la cárcel".

¿Agnóstico, es lo que dice usted? Ciertamente, pero eso también ha sido un ventaja para mí. Mi búsqueda de un Dios al que no podía encontrar me llevó al Paso Cuatro. Me siento confiado; este Paso me ayudará a permanecer sobrio.
Waupun, Wisconsin.

REGRESO A LOS PRINCIPIOS
A.A. estaba pidiéndome a mí, de entre todas las gentes, que creyera en Dios. No sólo eso, sino que estaba pidiéndome que creyera en forma total, que estuviera listo a poner mi vida y mi voluntad bajo su cuidado, tal como yo lo comprendiera a El.

Yo no lo comprendí. Yo no sabía nada acerca de El. En una u otra forma, había sido un Católico, un Bautista, un Presbiteriano, un Episcopal, un Luterano y un Ciencia-cristiano, y también había estado expuesto hasta cierto grado a las creencias de los Mormones, Menonitas y Cuáqueros. Cuando estaba en la Preparatoria, me especialicé en historia antigua y me interesé mucho en los místicos, también aprendí algo acerca del Islamismo, Budismo, la mitología de los Vikingos, de los Romanos y de los antiguos Griegos, y de las religiones originales, primitivas, paganas. Pero aún no podía creer.
Intenté leer la Biblia, pero me atasqué tan desesperadamente con la terminología, que eso fue patético. Así es que me volví a los pequeños libros escritos por los estudiantes de la Biblia. "Quizás estoy aprendiendo algo", pensé, "o quizás sólo me estoy confundiendo más. Pero tengo que continuar con esto, porque al menos, me estoy conservando sobrio".

Aún iba a las reuniones de A.A. y hablaba con los miembros más antiguos, que habían estado sobrios por mucho tiempo. Muchos de ellos tenían una sonrisa en sus ojos mientras hablábamos. También habían pasado por esto. Uno de ellos me sugirió regresar a la Biblia, en especial al Sermón de la Montaña, la condensación del Mensaje de Jesús. Después de que lo discutimos, yo fui capaz de sacar de esta lectura tres cosas que me ayudaron. Que podía relacionar con mi vida dentro de A.A.
Ama a tu prójimo. ¿En qué otro lugar más que dentro de A.A. podía yo encontrar medio millón de gentes dedicadas a amar, y amándose verdaderamente unos a otros?. El amor de un alcohólico a su prójimo es algo que nunca antes se había visto en la historia del mundo.

Haz por los demás lo que tú quisieras que ellos hicieran por ti. Dentro de A.A. hacemos por los demás lo que ya se ha hecho por nosotros. Ayudamos a los demás tal como hemos sido ayudados.
En la manera en que pienses, así serás. Comencé a creer que cada acto que efectuamos en nuestra vida, es sencillamente la manifestación de un pensamiento interior. Si hubiera un vaso de whikey delante de mí, mi mano no podría alcanzarlo y cogerlo. Mi mano y mi brazo no son capaces de una acción independiente. La única cosa que podría hacer que mi mano alcanzara y cogiera el vaso, y lo llevara a mis labios sería un pensamiento en mi cabeza: "Mano, alcanza y coge el vaso".
Mientras tanto estaba logrando algún progreso, aún no tenía un concepto de Dios. Así es que me regresé al Gran Libro, como lo habría hecho tantas veces antes con otros problemas. La respuesta que estaba buscando la encontré en el Capítulo uno, en las palabras de Ebby a Bill: "¿Por qué no escoges tu propio concepto de Dios?".

He intentado todo lo demás", pensé, "y ya no tengo a dónde dirigirme. Quizá valga la pena". Me fui a mi escritorio, tomé un bloc y un lápiz y me pregunté, "Si pudiera escoger la clase de Dios en el que pudieras creer, ¿cómo sería éste?". Conservaba en mi mente los hechos de que yo era un alcohólico y de que toda mi vida había sido un perfeccionista. El mundo nunca había sido lo suficientemente perfecto para mí. Todas las cosas en las que siempre había creído, todo ideal que había perseguido, habían resultado tener pies de arcilla. Aquí estaba mi oportunidad. Por primera vez en mi vida, podía crear algo perfecto. ¡Muy bien!.

Escribí en la página, "Dios es la perfección que he estado buscando toda mi vida. Es demasiado perfecto para tener características y faltas humanas". Ese fue el comienzo.
Entonces escribí, "Dios es la perfección. Es el amor perfecto, la verdad perfecta, la bondad perfecta, la comprensión perfecta, tolerancia, misericordia, perdón. Dios es tan perfecto que no importa qué tan malos, qué tan sucios podamos ser. El nos perdonará si se lo pedimos, y nos dará la fuerza para sobreponernos a nuestros defectos".

Me recliné en el asiento y me dije, "¡Eres un genio! Aquí has creado algo realmente nuevo". Y entonces me di cuenta de que no era tal genio; sencillamente, un tonto. Este era el Dios del cual Jesús había estado hablando hace dos mil años, cuando estando de pie en la cumbre de la montaña, dijo que El tenía un Padre en los cielos que amaba a todos los seres humanos. Entonces pensé, "¿Cuál será particularmente la idea que reunirá entre sí todo esto para darle forma dentro de mi mente?". Tenía una extraña sensación de que me estaba acercando.

Una vez, al gran jurista Oliver Wendell Homes le preguntaron cuál era su religión. Contestó que su concepto total de Dios podía ser encontrado en las dos primeras palabras de la Oración del Padrenuestro.

Así es que conseguí una copia del Padrenuestro y la miré. La segunda palabra era "Nuestro". No decía "tuyo", "mío", "de ella" o "de él". Decía "Padre Nuestro . . ." Es el Padre de todos nosotros. El creó a todos y cada uno de nosotros.
Resultaba que yo también era un padre, uno de los peores del mundo, pero no importaba qué tan enfermo o qué tan mal me hubiera encontrado en mis días de mi bebida, ninguna vez deseé ningún daño para mis propios hijos. ¡Nada sino lo mejor para ellos! Y tengo que creer que esto es lo que nuestro Padre desea para nosotros. El nos creó y El se preocupa de lo que nos sucede. El no me creó para que me muriera borracho en un callejón.

Nosotros no somos únicamente una especie de animal superior que tiene un cerebro un poco mejor desarrollado y cuyo pulgar puede encontrarse de frente al dedo índice para asir un arma o encender un fuego, y así hacernos superiores. Somos una especie totalmente diferente. Somos criaturas diferentes por razón de la ley universal de que "iguales procrean iguales"; un rosal no puede producir un lirio, y una vaca no pueda dar a luz un potrillo. Si Dios es un ser espiritual, entonces nosotros somos seres espirituales.
Warren, Pennsylvania.

ESTE TOQUE ESPIRITUAL
Después de nueve meses dentro de Alcohólicos Anónimos y algunas recaídas, tuve una terrible pelea con el resentimiento, la auto-lástima y dos botellas. A la mañana siguiente - una bonita y fresca mañana de primavera - llegó un despertar alcohólico: "¡Nunca volveré a hacer esto!" Estaba libra, lista par aprender todo lo que es A.A. La maravillosa manera de vivir, tan sencilla en su estructura, tan profunda en la práctica. Nunca podemos dejar que un recién llegado sepa antes de estar preparado, cómo Dios mueve los resortes de su magnífica trampa y nos enseña que el amor significa correspondencia.

Cuatro años después, las vicisitudes llegaron casi a un tiempo a nuestra familia - un desengaño, una enfermedad larga y tres muertes. Durante esa época triste, unos amigos nos prestaron a mi esposo y a mí su apartamento en una playa del sur. Fue en ésta tranquila pausa cuando ocurrió dentro de mi vida un "momento eléctrico", una nueva disposición. Un don de Dios. Las alas del espíritu se desplegaron, y desde entonces he estado aprendiendo a usar esas alas.

He aprendido que a otros les crecen éstas alas más lentamente, sin un "momento eléctrico", y que esas sus alas son también fuertes y bellas. He aprendido también que a otros les ha sido otorgada ésta experiencia y luego han arrojado sus alas lejos de sí, porque equivocadamente pensaron que el Absoluto los sostendría automáticamente. Lloro por ellos, porque no dedujeron que la mitad de la belleza de un don radica en la manera en que es recibido. Ellos no respondieron.

Alguna vez quizás de una manera más moderada, casi todos han experimentado éste toque espiritual de Dios. La sensación pasajera de visión interior, de amor, de alegría y de "El mundo está bien". Una vez pensé que sólo pasadas de moda las circunstancias hacían posible éstos momentos. Ahora creo que en realidad, son presagios de lo que uno puede tener si desea usar el tiempo y hacer el esfuerzo. Paz, amor y alegría pueden ser vistos por medio del pensamiento tranquilo y la oración honesta. La plenitud, la nueva disposición que es conseguida, afección honesta. La plenitud, la nueva disposición que es conseguida, afecta las relaciones de uno con Dios y el hombre, en un grado mayor del que parecería posible en la vida corriente. El clamor del ya se reduce; la comprensión se aumenta. Los sentimientos se convierten en algo qué explorar, más bien en algo qué suprimir. Estos momentos no son metas en sí mismos, pero fortalecen los eslabones en una cadena de hechos. Se abre una profundidad interior. Paz, descanso, profundidad gloriosa. Hay una unión de las fuerzas internas con las externas. LA fuerza Superior que nosotros mismos nos pone en sintonía con el mundo. Por supuesto que hay momentos en que el instrumento no tiene en su lugar la llave, y entonces tenemos un insaciable deseo de encontrarla otra vez.

Sin duda, ésta manera de vivir es diferente para cada persona porque cada uno se convierte en su verdadero yo en relación a otros, al igual que consigo mismo. Todo se llena de objetivo, ya sea pequeño o grande, feo o bonito. En la vida del espíritu, no existe pequeñez, no hay fealdad. Paradójicamente, la vida interior aumenta la importancia de las demás personas y de lo que a uno lo rodea. Los cinco sentidos están todos más abiertos. La sensación es de perfección.

Algunas veces, estoy en paz con el mundo durante varios días. Luego se va ésta serenidad, pero la comprensión continúa. Mis defectos no han desaparecido: la ira, la auto-lástima, la ansiedad, la envidia, el egoísmo, los resentimientos. Pero han disminuido, porque ahora sé que cuando no ejerzo control sobre éstos defectos, la armonía de la perfección se desvanece.

Mi sabiduría en particular no ha mejorado, pero tengo más alegría con lo que poseo, por medio de sumergirme en todos los momentos de lo que haga. Mis relaciones con otros son más auténticas especialmente en los encuentros de persona a persona.

Hay una maravillosa sensación de sincronización durante éstos días de perfección. No se necesita un reloj; cada acto ensambla con el siguiente. Ningún momento parece más importante que otro; cada momento es pleno. Esto, quizás, es la verdadera oración. Yo no tengo nada que ver con la alegría que me llega; es como si hablara en otro idioma. Cómo sucede esto, es un misterio, pero es notable ver las reacciones de sorpresa de otros y saber que sus vidas también pueden ser cambiadas en un momento.
Yo creo que ésta perfección le puede llegar a cualquiera que emplee su tiempo para hacer el esfuerzo, por medio de pensar con tranquilidad, orar honradamente, frecuentar lecturas escogidas y ejercicios. Estos son los ingredientes. Es una aventura tan valiosa que en comparación a ella todo lo demás se desvanece, aunque hace que todo lo demás valga también la pena.
Richmond, Virginia.

miércoles, 3 de octubre de 2018

FRASES #70

Quédate con la persona que te dé respuestas y no problemas, seguridad y no temor, confianza y no más dudas.

Las palabras pueden herir, la indiferencia duele, los celos destruyen, la traición mata... y la mala ortografía tortura.

Las palabras pueden herir, la indiferencia duele, los celos destruyen, la traición mata... y la mala ortografía tortura.

Un hombro para llorar, un oído para escuchar, siempre son bienvenidos. Al igual q un abrazo para reponer lo roto

Saca de tu vida lo que te hace daño, te dolerá solo un tiempo, pero no toda la vida.

El talento no ha de servir para saberlo y decirlo todo, sino para saber lo que se ha de decir de lo que se sabe

El ayuno no consiste tan solo en renunciar al alimento, sino también a todo apego morboso, y sobre todo al pecado.

Cuando uno se vuelve distante, ahí sí te quieren, te extrañan, ahí sí todo.

Piensa antes de actuar, porque puedes perder lo que más quieres.

Por lo general, una mujer sólo discute con alguien por el que realmente se preocupa y le importa.

No soy plato de segunda mesa y menos recalentado

No uses tus fracasos y tentaciones para debilitarte. Úsalos para aprender de ellos y ser más fuerte

Aprende a apreciar lo que tienes antes de que el tiempo te enseñe a apreciar lo que tuviste.

Soy esa clase de persona que tiene que saberlo todo, aunque le duela, porque si no mi mente imagina cosas mil veces peor

La vida tiene muchas opciones, no tienes que escoger siempre la que parece mejor, sino la que te haga feliz.

Mi corazón dice "sí", mi mente dice "no" y yo digo "no sé".

La fidelidad es el esfuerzo de un alma noble para igualarse a otra más grande que ella. (Johann W. Goethe)

Hombre no es aquel que tiene muchas mujeres, hombre es aquel que tiene sólo una, se comporta con madurez, le es fiel y la hace feliz.

La felicidad consiste en dormir sin tener que madrugar, comer sin engordar y aprobar sin estudiar.

El corazón no muere cuando deja de latir; el corazón muere cuando el latido no tiene sentido.

Todo lo que vives es un camino para encontrarte en tu versión más valiosa

Una y otra vez se repite, en la historia de la humanidad, que nos dirigimos a Dios cuando estamos en extrema necesidad.

Los golpes sanan, pero las palabras se guardan y crean raíces, por eso, duelen más.

Estudio: La infelicidad de los niños prácticamente los empuja a convertirse en personas materialistas.

No confíes en toda la gente que te rodea, a veces piensas que es la mejor persona del mundo, y en realidad es un verdadero enemigo

martes, 2 de octubre de 2018

Llegamos A Creer (Cap. 6 - Parte 1)

6 . LA BUSQUEDA
Usted se pregunta a si mismo.
"¿Quién soy?" . . . "¿Dónde estoy? . . . ¿Para dónde voy?. El proceso de iluminación es generalmente lento. Pero al final, nuestra búsqueda siempre trae un hallazgo. Estos grandes misterios están, después de todo, encerrados en una completa sencillez.
Bill W.
Carta, 1955.

PENETRAR
Para mí, la estrecha senda espiritual ha sido una de las muchas y aparentemente interminables frustraciones: tres pasos adelante, dos hacia atrás y, a veces, cuatro hacia atrás. Al principio, las palabras del Libro Grande, de "Alcohólicos Anónimos Llega a la Mayoría de Edad" y de otra literatura de A.A., me atormentaban constantemente. Por último el folleto "Alcoholismo, la Enfermedad" me obligó a leer "Las Variedades de Experiencias Religiosas" de William James. Bill W. habló de la gran importancia que este libro tuvo para él. ¿Quién era yo para no echarle cuando menos un vistazo? "Hazlo aunque sea para juzgarlo", me sugirió un amigo de A.A.

Mientras leía el libro (pasando pro alto todo lo que no comprendía, que constituyó una gran parte de mi primera lectura), me pareció que estaba empezando a percibir mi propia comprensión de mi propio Dios personal. Ahora veo al fin la posibilidad verdadera de llegar a distinguir la diferencia entre la vida espiritual y la vida religiosa. Esto fue, con seguridad, el punto de apertura que me animó a seguir las creencias espirituales de A.A.

Comencé a platicar con gentes que estando dentro del programa decían que eran agnósticos. Para mí, fue interesante y de lo más útil el darme cuenta de su manera de pensar a través de conversaciones privadas (Aparentemente, los agnósticos dentro de A.A. en cualquier grado, - según aquellos con los que hablé - sienten que cuando ellos hablan siempre en reuniones cerradas sus verdaderas ideas y honradez son a menudo mal interpretadas). Mi asistencia a retiros espirituales llevados a cabo para alcohólicos únicamente, también me han sido de inmenso valor.

Extrañamente, cuando en un principio me inicié en esta trayectoria de pensamiento, me parecía inconcebible que hubiera o pudiera haber un Dios personal para mí. Ahora, cinco años y medio después, creo que este Dios o Poder Superior, en realidad y en forma muy definida, me ama. Para El, soy un mundo total y completo; El me ama como si yo fuera la única persona sobre la tierra o en cualquier otro sitio.

Ya no es importante para mi soberbia aparecer como un gran personaje al ir por ahí diciendo: "Amo a Dios" porque ahora me conozco lo suficiente como para darme cuenta de que he cambiado: no soy constante. Lo importante para mí, es únicamente tener fe en que Dios me ama.
Teaneck, New Jersery.

" ¡LO CONSEGUI! "
Durante cerca de tres años dentro de A.A., estuve seca y eso fue foto. Algo faltaba, y sabía que era el aspecto espiritual del programa. Había tratado de encontrarlo en los Pasos y no había podido, quizás a causa de mi incapacidad para usarlos como tenía que hacerlo. Así, iba a la deriva sin objetivo dentro de A.A., seca, pero resentida, negativa e infeliz.

Después de una caída en planeador (yo era pilote de planeadores), que me lesionó la espalda, padecí de mala salud, y mi esposo decidió llevarme de vacaciones. Cuando llegamos aun pequeño pueblo en la costa oriental de Sudáfrica, yo estaba en muy mal estado de ánimo.
Caminé a lo largo de la playa y de un arrecife de corales. Encontré un gran agujero donde el agua era absorbida y luego arrojada, y se me vino al pensamiento que sería una buena idea arrojarme al agujero y terminar así con la vida que estaba llevando. Yo no estaba permaneciendo sobria por nadie más; estaba permaneciendo sobria por mí misma. Esto lo sabía, y por mí misma yo no veía ninguna razón para seguir viviendo y permanecer sobria únicamente para alcanzar el estado mental en que me encontraba.

Mientras permanecía de pie ahí considerando la idea del suicidio, miré hacia el mar y vi una nube. Esto no me impresionó mucho, porque yo sabía de lo que está hecha una nube. Al mismo tiempo vi la luna - una luna diurna, allá lejos en el mar - y tampoco me impresionó esto gran cosa. Pero entonces se me vino a la mente que allá lejos, en algún lugar, había estrellas. Yo no podía verlas, y sin embargo sabía que estaban ahí. Esto me comenzó a producir un profundo efecto, en mí y en mi línea de pensamientos.

Miré las olas. Las vi viniendo, yéndose y volviendo a venir. Pensé: ¡Qué inutilidad qué insensatez! Hacia acá y hacia allá por millones y millones de años, y todo lo que lograban, según me parecía, era deshacer las rocas en diminutos pedazos y convertirlo así en granos de arena. Y entonces pensé en un grano de arena. Ese grano de arena estaba formado por átomos; si se separaba a los átomos ya no habría grano de arena. Si se apartaban los átomos del peñasco en que estaba parada, ya no habría más peñasco, y yo, también estaba hecha de átomos; si los apartaban, yo ya no existiría más. Si se apartaban los átomos del mundo, ya no habría mundo. ¿Qué mantenía juntos a todos los átomos? ¿Qué sostenía a cada átomo como una unidad?
Comprendí que la Fuerza que mantenía todas las cosas juntas, era mi Poder Superior. Esa Fuerza me había creado, y yo había tenido la osadía de pensar que podría disponer de aquello que no era mío, para destruirlo.

Desde ese momento, cambié por completo. El pensamiento penetró en mi mente: "ya no eres más negativa; ahora eres positiva". Me llegó un gran sentimiento de elevación. Con la nueva alegría que llenó mi corazón, corrí por la playa hacia mi esposo, con las lágrimas escurriendo por mis mejillas, gritando "¡Lo tengo! ¡Lo tengo!".
El dijo, "Dios mí, ¡estás borracha otra vez!".
"¡No!" le dije, "mi viejo ser acaba de morir; nunca lo verás otra vez".
Y la nueva yo había nacido verdaderamente. Hasta hoy, él no ha vuelto a ver ese viejo ser, ni yo tampoco. El murió ahí y entonces, sobre esos peñascos. Desde ese momento, comencé a ir a una religión a otra, buscando, buscando. Un día alguien me dijo, "deja de buscar. Dios no se ha ido. El ha estado aquí por todo el tiempo".

Estuve allá, en aquella playa rocosa, y luego supe que todo el tiempo El había estado dentro de mí.
Port Elizaberh, South Africa.

UN GLACIAR SE DERRITE
Había estado sobria por año y medio y me sentía física y mentalmente mejor de lo que había estado durante años. Estaba muy metida en las actividades de A.A., pero permanecía agnóstica respecto a "ese asuntito del Poder Superior". Pensaba que había llegado a A.A. para parar de beber, ahora tenía sobriedad, y A.A. era todo lo que yo necesitaba para mantenerme sobria. Ocasionalmente, deseaba poder decir, como la mayoría de los miembros de A.A. lo hacían, que mi Poder superior era Dios, pero la necesidad de ser honrada conmigo misma me había causado una gran impresión, y sabía que no podría ser capaz de admitir un Poder Superior a Alcohólicos Anónimos, hasta que estuviera firmemente convencida.

Un fin de semana, hice planes específicos, personales (montando el escenario), y el hombre incluido en esos planes me defraudó (el actor no llegó a escena conforme estaba programado). Sin previo aviso, y aparentemente sin ninguna causa suficiente, me hundí dentro de un ataque de llanto histérico y proseguí debilitándome emocionalmente cada vez más. Había estado hospitalizada seis años antes como una psicópata, y ahora estaba experimentando la misma sensación de resbalarme dentro de un pozo de tortura infernal. Me sentía tan desesperada como la había estado año y medio antes, cuando llamé a A.A. en busca de ayuda. Pero esta vez yo estaba seca.

Mi hija, de quince años, se transformó más de lo que yo la había visto en mis años de borrachera. También comenzó a llorar asustada, y sugirió que llamara a un doctor o alguno de mis amigos de A.A. Le dije, "Linda, ninguna persona puede ayudarme. Necesito la ayuda de Dios". Esta palabra, "Dios", me salió automáticamente. Nunca antes había sido capaz de decirla en voz alta.
En medio de las lágrimas, mi hija dijo, "madre, creo que Dios nos ha olvidado". Esta respuesta hizo que yo llorara aún más violentamente, y me sumí dentro de una depresión sin esperanza.

Había asistido a muchas, muchísimas reuniones de A.A., y he oído el "A, B,C" en el capítulo cinco de "Alcohólicos Anónimos" tan a menudo que la respuesta a mi problema estaba esperándome en este momento de necesidad. Estaba convencida de que Dios podría de debía de ayudarme si yo lo buscaba. Durante las seis semanas siguientes, cuando algunas veces podía estar a solas, hacía un esfuerzo concentrándome para determinar qué o cuál Dios era, y cuáles eran mis relaciones con El.

Comenzaron a suceder cosas extrañas. Creía que había sido feliz en mis primeros diez y ocho meses de sobriedad, pero ahora todo empezaba a parecerme más brillante; la gente me parecía más agradable; y tenía momentos de una formidable visión interior. Parecía como si palabras y frases que había oído toda mi vida tuvieran un significado más profundo, y llegaran a mis sentimientos en lugar de mi inteligencia. Era como si mi cabeza y mi corazón se hubieran unido finalmente uno al otro. Ya no parecía más como si yo fuera dos personas en una, empeñadas en una lucha a muerte por la supremacía. Experimenté dentro de este período de seis semanas un sentimiento de estar totalmente perdonada, y desde entonces nunca he sentido la autolástima que tuve a lo largo de toda mi vida, antes de ese tiempo. Más de una vez tuve una sensación de Su Presencia que sólo puedo describir como maravillosamente cálida, edificante y confortadora.

Aunque ya no volví a llorar despierta durante este período, me despertaba muchas veces durante la noche a causa de que mi almohada estaba mojada y fría. Era como si todo este llanto estuviera derritiendo un glaciar cuyo hielo rodeaba mi corazón, u glaciar que me había aislado, no sólo del mundo de la gente, sino de mi verdadero yo. Después, cuando hice confidentes a otros dentro de A.A., sobre lo extraño de esta temporada, me dijeron que había tenido "el grito de A.A.".

Fue un tiempo de confusión, pero me ayudó específicamente ver la referencia que aparece en al apéndice de la primera edición de "Alcohólicos Anónimos", relacionándome con el Libro "Las Variedades de Experiencia Religiosa", de William James, cuya psicología-filosófica constituye una gran parte del método práctico de A.A. de alcanzar la sobriedad y tener un despertar espiritual deseado por mí. Como un ejemplo, James establece (resumiendo los puntos de vista del Dr. E.D. Starbuck). "Para la mayoría de nosotros, el sentido de nuestra actual maldad es como mucho una pieza mucho más importante de nuestra conciencia que la imaginación de cualquier ideal positivo al que podremos aspirar. En la mayoría de los casos, verdaderamente, el "pecado" absorbe casi exclusivamente la atención, de manera que la conversación es "un proceso de lucha para alejarse del pecado, más que un esfuerzo hacia la rectitud". Tal como James lo describe, ya no me siento más como una persona dividida. Después de este período de seis semanas, fui unificada. Se fue de mi plexo solar, la "bomba de tiempo" que siempre estuvo ahí, esperando explotar.

Cree que he sufrido, no únicamente de alcoholismo, sino también de "graves desórdenes emocionales y mentales". Por lo tanto, me fue necesario rendirme, no sólo ante el alcohol, sino ante algo más. Nadie lo ha dicho mejor que el doctor Harry M. Tiebout, en su folleto "El acto de la Rendición en el Proceso Terapéutico": "Para unos pocos, parece que ocurre un fenómeno que podría llamarse 'rendición escogida'. Después que los efectos de la experiencia de rendición inicial se han desvanecido, el individuo regresa a ser aproximadamente la misma persona que antes había sido, exceptuando el hecho de que no bebe y no batalla en este aspecto. Su rendición no es ante la vida como una persona, sino ante el alcohol como un alcohólico".

A.A. me suministró los medios por los cuales yo podía superar la obsesión por bebe y, más importante aún, un medio por el cual yo podría lograr un cambio de personalidad o despertar espiritualmente una rendición hacia la vida. Aunque he tenido problemas y profundas dificultades desde ese verano hace diez años, mi fe no ha sido sacudida. No puedo decir que he encontrado a Dios tal como lo comprendo, sino más bien que tengo fe en algo que permanece siendo un misterio para mí, a lo cual continúo buscando.
Fresno, California.


lunes, 1 de octubre de 2018

El Camino De Las Lagrimas (Cap. 5- Parte 2)

El Camino De Las Lagrimas (Jorge Bucay)

ETAPAS DEL CAMINO

Y ahora, damos cuenta de todo esto. Después de recorrer todo este camino, tenemos que retraernos, ponernos para adentro, darnos cuenta de esta sensación, la sensación de eternidad de su ausencia. Nos damos cuenta de que las cosas no van a volver a ser como eran y no sabemos con certeza pronosticar de qué manera van a ser. Y tomo absoluta conciencia... y siento la sensación de ruina... como si fuera una ciudad desvastada...
como si algo hubiera sido arrasado dentro de mí... como si yo fuera lo que queda de una ciudad bombardeada. (Me acuerdo de las imágenes de Varsovia después de la destrucción de los nazis, nada en pie, sólo escombros) Así me siento... como si de mi interior sólo hubieran quedado escombros. Este es el momento más duro del camino. En honor a esta etapa se llama el camino de las lágrimas. esta es la etapa de la tristeza que duele en el cuerpo, la etapa de la falta de energía, de la tristeza dolorosa y aplastante. No es una depresión, si bien se le parece, claro que se le parece ¿En qué? En la inacción. La depresión aparece justamente cuando me declaro incapaz de transformar mi emoción en una acción. A veces los deprimidos no están tristes, están deprimidos, pero no están tristes. Y éstos están tristes, no sé si están deprimidos, quizás sí, quizás no, pero lo que seguro están es desesperados... Están verdaderamente desesperados. Pero no es la desolación de la sinrazón. Cuando nos encontramos con estas personas y las miramos a los ojos, nos damos cuenta de que algo ha pasado, de que algo se ha muerto en ellos. Y es bien triste acompañar a alguien que está en este momento. Es triste porque comprendemos y sentimos.
Porque nos "compadecemos" de lo que le pasa, quiero decir "padecemos con" esa persona. Es lógico que así sea porque quien se ha muerto en realidad es este pedacito de la persona que de alguna manera llevaba adentro. Los intentos para salirse de esta situación tan desesperante son infinitos. Sin necesidad de que nos estemos volviendo locos para nada, puede ser que en esta etapa tengamos algunas sensaciones y percepciones extrañas: a.. despertar en la noche sintiendo la voz del difunto que nos habla. b.. escuchar la puerta como si entrara c.. creer que alguien que vimos en el subte era la persona que ya no está d.. sentir el ruido en la cocina, como cuando cocinaba los panqueques que siempre hacía e.. escuchar en la calle misteriosamente la música que siempre escuchaba. f.. asistir a la extraña aparición de esa billetera que nunca estuvo aquí... Y aunque sepamos que no es cierto tenemos la impresión de que en realidad el otro está entre nosotros. Impresión que lleva a muy buen negocio a los espiritistas y a toda esta gente siniestra que aprovecha estos momentos, sabiendo que quien está de duelo está sumamente vulnerable. Se trata de verdaderas seudoalucinaciones, que si bien son normales no dejan de obligarnos a pensar dónde anda nuestra salud mental. Si vuelvo a la que fue la casa de mi abuela y percibo su olor, esto no tiene ningún misterio, es el olor del lugar que asocio con mi abuela.
Ahora bien, si yo voy a un lugar donde sé que mi abuela nunca estuvo y reconozco su olor, debe ser que hay un aroma que me hace acordar al de mi abuela, y no porque mi abuela esté por ahí, si se me ocurre pensarlo así posiblemente mi situación emocional me esté jugando una mala pasada. Una seudoimaginación no es una alucinación: yo sé que lo que estoy percibiendo no es, pero lo estoy percibiendo. Uno tiene la sensación, aunque sabe que es su cabeza la que está haciendo la trampa. Es muy fuerte pasar por estos momentos y muchos llegan a asustarse. Durante el camino de las lágrimas algunas personas tienen tanto deseo de que sea cierto que el otro está cerca que quisieran poder percibirlo. O revuelven la casa una y otra vez buscando en algún lugar solitario la carta que el muerto debe haber dejado, el mensaje que escribió para mí, la explicación de lo inexplicable que me da ahora que no está.
Están tan deseosos y tan necesitados que a veces podrían enredarse en creer cualquier cosa. Incluso pueden por supuesto creerles a quien les diga que es posible conectarse con la persona muerta. Un momento de tristeza, de visiones, de creencias, de miedos y de incertidumbres. Un tiempo muy expuesto al engaño de los estafadores de ilusiones. Y así sucede, lamentablemente, demasiadas veces. Lo malo de esta etapa de desolación es que es desesperante, dolorosa, inmanejable. Lo bueno es que pasa, y que mientras pasa,.nuestro ser se organiza para el proceso final, el de la cicatrización , que es el sentido último de todo el camino. Pero cómo podría prepararme para seguir sin la persona amada si no me cierro a vivir mi proceso interno, cómo podría reconstruirme si no me retiro un poco de lo cotidiano. Eso hacen la tristeza y el dolor por mí, me alejan, para poder llorar lo que debo llorar y preservarme de más estímulos hasta que esté preparado para recibirlos, me conectan con el adentro para poder volver al afuera a recorrer los dos últimos tramos del camino de las lágrimas: el de la fecundidad y el de la aceptación.
Ahora podemos comparar los esquemas para confirmar la correspondencia más completa.

Herida Duelo *
Vasoconstricción = Incredulidad *
Dolor agudo = Regresión *
Sangrado = Furia *
Coágulo = Culpa *
Retracción del coágulo = Desolación *
Reconstrucción tisular = Fecundidad *
Cicatriz = Aceptación

En el final mismo de esta etapa de desolación empezamos a sentir cierta necesidad de dar, muchas veces darle algo al que se fue. Desde el punto de vista psicológico profundo quizás tenga que ver con el deseo de escaparnos de ese odioso cepo de la impotencia que siempre termina incomodándome. Salimos de este lugar donde sentimos que no podemos hacer nada. Esta sensación inexplicable, seguramente tiene que ver con mis lazos vitales con el mundo de lo que amo.
Seguramente está muy lejos de ser la salida, pero es el principio de ella, un intento de resolver en mi cabeza lo que no puedo resolver en los hechos. Este principio de salida se llama identificación y me acerca al establecimiento de la etapa de fecundidad De la desolación se empieza a salir identificándonos con algunos aspectos del muero, focalizando transitoriamente algunas características para poder hacerlas mías. Cuando el
proceso es normal sucede como una revaloración un poco exagerada de las virtudes reales del ausente y da lugar a la razonable crítica posterior. Hablando de un chico que se murió puedo decir "era tan lindo, el más inteligente del grado, era maravilloso y estaba llamado a grandes cosas" Pero si sigo diciendo que era la encarnación de lo perfecto, que era el más lindo niño que nunca existió y que era demasiado para este mundo y por eso Dios lo quería con él, estoy perdido. Erré el camino y la revaloración se transformó en idealización. Ya no estoy viendo las cosas. No hay nada peor que confundir valorar con idealizar; una me permite elaborar el dolor, al otra lamentablemente es una manera de no salirse de él. Después de haber penado y llorado la ausencia me doy cuenta de que me alegra escuchar un tango cuando antes yo nunca escuchaba tangos, que me empieza a gustar cocinar, como a ella le gustaba, o que empiezo a disfrutar de los paseos al aire libre, que  en realidad nunca aceptaba compartir y empiezo a probar los dulces caseros que ella dejó y que tanto le gustaban y termino diciendo "pobres los viejos que siempre criticaba y ahora aquí estoy yo haciendo lo mismo". Esta es la cuota de identificación irremediable con el que no está. Que empieza cuando me doy cuenta de en cuántas cosas éramos parecidos y termina cuando sin darme cuenta empiezo a hacer cosas para parecerme. El proceso de identificación es un puente a lo que sigue. ¿Por qué es un puente para empezar a salir? Porque sin identificación no puede haber fecundidad. ¿Qué es fecundidad?
Es empezar a hacer algunas cosas dedicadas a esa persona, o por lo menos con conciencia de que han sido inspiradas por el vínculo que tuvimos con ella. Voy a transformar esa energía ligada al dolor en una acción. Este es el principio de lo nuevo.
Esta es la reconstrucción de lo vital, este es el comienzo: lograr que mi camino me lleve a algo que de alguna manera se vuelva útil para mi vida o para la de otros. Inspirados en la estructura original de los grupos de autoayuda que se expandieron por el mundo a partir de la exitosa experiencia de Alcohólicos Anónimos, se han creado infinidad de grupos autogestionados, grupos de personas que comparten lo que les ha pasado. Hay grupo de padres que han perdido un hijo, grupo de huérfanos, grupos de familiares accidentados, grupo de gente que sufre de la misma enfermedad que yo sufro. "Grupos de tarea" que se ocupan de brindar ayuda a aquellos que atraviesan un momento del camino que ellos ya recorrieron y que son la materialización de esto que estoy llamando duelo. La transformación del duelo sólo doloroso y aislado en una historia que le dé un sentido adicional a la propia vida. Si esto se puede hacer entonces se llegará a la aceptación. La última etapa del camino de las lágrimas, el equivalente de la cicatrización, es la etapa de la aceptación. Aceptación quiere decir dos cosas. La primera es discriminarse. La palabra no es linda, pero no hay otra Discriminarse de la persona que se murió, separarse, diferenciarse, asumir sin lugar a dudas que esa persona murió y yo no. Quiere decir que el muerto no soy yo. Quiere decir, la vida terminó para ella o para él, pero no terminó para mí.
Quiere decir resituarse en la vida que sigue. La segunda cosa que quiere decir aceptar es "interiorizar". Recuerden, venimos de la identificación (Él era como yo) y de la discriminación (pero no era yo). Y sin embargo yo no sería quien soy si ni siquiera lo hubiera conocido. Algo de esa persona quedó en mí. Esto es la interiorización. La conciencia de lo que el otro dejó en mí y la conciencia de que por eso siguen vivas en mí, las cosas que aprendí, exploré y viví. Lacan dijo algo fantástico respecto del duelo: "Uno llora a aquellos gracias a quienes es." Y a mí me parece increíblemente sabio este pensamiento, esta idea Gracias a algunas personas yo soy quien soy, sea yo consciente o no del proceso. De hecho, todos los seres que quiero en el mundo han tenido que ver con esto que yo soy hoy y por eso los lloraré cuando no estén Y aclaro que esto no sucede sólo con el fallecimiento de alguien. Siempre que lloro por una pérdida, aún en el caso de un divorcio (o sobre todo en el caso de un divorcio) lloro por perder lo que, me guste o no, ha sido determinante en que yo me haya transformado en lo que soy. Cuando decíamos al principio del libro que no importa el tiempo compartido, que no importa si te sacaron esto que llorás o no, si lo dejaste por algo mejor o por nada, señalábamos que el dolor de la pérdida es por la despedida de aquello, persona, cosa, situación o vínculo que ha sido fundamental en mi manera de ser. Y aquí termina el camino ¿Por qué? Porque me doy cuenta de todo lo que esa persona me dio  y de que no se lo llevó con ella, me doy cuenta de que puedo tener dentro mío lo que esa persona dejó en mí y encuentro que esta es una manera de tener a la persona conmigo. Entonces descubro que ya no tengo que seguir cargando con el cadáver por la vida. La discriminación y la interiorización me permitirán aceptar la posibilidad de seguir adelante, a pesar de que como en todas las heridas también quedará una cicatriz. ¿Para siempre? Para siempre. ¿Entonces no se supera? Se supera pero no se olvida. Cuando el proceso es bueno las cicatrices ya no duelen y con el tiempo se mimetizan con el resto de la piel y casi no se notan, pero están ahí. Cuando yo hablo de esto me toco el muslo izquierdo y digo "acá está, esta es la cicatriz de la herida que me hice cuando me lastimé, yo tenía diez años". ¿Me duele? No, ni siquiera cuando me toco. No me duele. Pero si uno mira de cerca la cicatriz está.
Continuará...

ETAPAS DEL DUELO NORMAL.

Parálisis
1. Incredulidad
Negación Confusión ------------------------------------------------------------------------------- Llanto explosivo
2. Regresión Berrinche
Desesperación -------------------------------------------------------------------------------
3. Furia Con el causante de la muerte Con el muerto por abandono ----------------------------------------------------
------------------------ ----
4. Culpa Por no haberlo podido salvar Por lo que no hicimos ---------------------------------------------------
------------------------- ---- Impotencia Desasosiego
5. Desolación
Seudoalucinaciones Idealización Idea de ruina ---------------------------------------------------------------------------- ----
6. Fecundidad
Acción dedicada Acción inspirada ---------------------------------------------------------------------------- ----
7. Aceptación
Discriminación Interiorización ----------------------------------------------------------------------------

domingo, 30 de septiembre de 2018

Llegamos A Creer (Cap. 5 - Parte 3)

"LA FE LLEGARA"
En un principio, yo rechacé cualquier parte del programa de A.A. que se refería a Dios en cualquier forma. Inclusive permanecí en silencio cuando cerraban la reunión con la oración del Padre Nuestro (de todas maneras yo no me la sabía).
Mirando en retrospectiva, no creo que fuera yo un agnóstico, ni tampoco un ateo. Pero lo que se es esto: No podría aceptar nada, de "ese asunto de Dios" ni creía llegar a creer ni tener un despertar espiritual. Después de todo, yo había llegado a A.A. para lograr la sobriedad y, ¿qué tenía que ver con esto, todo ese enredo sobre Dios?.
A pesar de toda mi estúpida arrogancia, ustedes me amaron, mantuvieron extendida su amistosa mano, y estoy seguro, usaron una prudente sabiduría tratando de que el programa entrara en mi. Pero yo podía oír solamente lo que quería oír.
Permanecí seco un buen número de años y entonces como ya habrán adivinado bebí otra vez. Era inevitable. Había admitido solamente aquellas partes del programa que encajaban dentro de mi vida, sin ningún esfuerzo de mi parte. Yo era aún el egoísta auto-centrado que siempre había sido, lleno aún de mis viejas aversiones, egoísmo e incredulidad, tan falto de madurez como la había estado cuando llegué a A.A.

Esta vez cuando desperté en el hospital, carecía totalmente de esperanza. Después de todo ustedes me habían dicho que A.A. era la última esperanza para el alcohólico, y yo había fracasado; no había ya nada más por hacer. En ese mismo momento, mi hermana tuvo la ocurrencia de mandarme un recorte de la hoja de la Escuela Dominical. No era una carta, sólo un recorte impreso: "Reza con incredulidad; pero reza con sinceridad, y la fe llegará".

¿Rezar? ¿Cómo podía yo rezar? Yo no sabía rezar. Sin embargo, yo estaba dispuesto a hacer lo que fuera para lograr mi sobriedad y algo que se pareciera a una vida normal. Creo que me había rendido. Dejé de pelear. Acepté simplemente aquello en lo que no podía verdaderamente creer y mucho menos comprender.

Comencé a rezar, pero no de un modo formal. Sencillamente la hablaba a Dios, o más bien le gritaba, "Querido Dios, ayúdame, Soy un borracho". No tenía nada a qué recurrir, excepto a este Dios que no conocía.

No recuerdo ningún cambio inmediato, dramático, en mi vida; pero si recuerdo haberle dicho a mi esposa cuán falto de esperanza me parecía el panorama. Siguiendo su sugerencia empecé a releer el Libro Grande y los Doce Pasos, y ahora encontraba en ellos muchas cosas que antes no había encontrado. No rechacé nada de eso, simplemente acepté lo que estaba escrito, tampoco leí nada que no estuviera ahí.

Una vez más, nada cambio de un día, para otro. Pero con el correr del tiempo, he adquirido una fe ciega y, si infantil, por aceptar a un Dios que no comprendo y al programa de A.A. tal como está escrito, y así puedo mantener mi sobriedad sólo por un día. Si he de tener algo más que esto, llegará conforme pasa el tiempo, tal como han llegado otras cosas buenas.

Yo no considero necesario, como lo hice durante años, probar mi incredulidad en Dios, mediante razonamientos y actos. Ni tampoco considero necesario probarme a mí mismo con otras. No; lo único que cuenta y la única prueba que tengo que hacer es a mí mismo y a Dios, tal como yo lo comprendo (o como no lo comprendo). Estoy seguro de que me desviaré del camino de vez en cuanto, pero tengo que aprender a perdonarme a mí mismo, tal como Dios me ha perdonado mi pasado.

Creo que he tenido un despertar espiritual sin dramatismos el cual no sé cómo haya podido ser, y de que seguirá adelante sin limitaciones en tanto yo continúe practicando este programa en todos mis actos diarios. Para mí, no existe un "lado espiritual" del programa de A.A.; el programa es espiritual en su totalidad.

Bajo mi punto de vista, algunas de las evidencias de un despertar espiritual son: madurez,; el fin de un odio habitual; la capacidad para amar y ser amado en correspondencia; la capacidad de creer aún sin comprenderlo, que algo hace que el sol salga por la mañana y se oculte durante la noche, que también hace que las hojas de los árboles broten en la primavera y se caigan en otoño, y que les da trinos a los pájaros. ¿Por qué n dejar que este algo sea Dios?.
St. Petersburg, Florida.

EN UNA GRAN PANTALLA
Bebí cerca de veintiocho años, comenzando como un bebedor social, volviéndome bebedor periódico y finalmente bebedor compulsivo. Mi bebida me costó perder mi hogar, mi primera esposa, mis hijos y casi todo por lo que yo había trabajado toda mi vida. Fui arrestado por estar borracho en lugares públicos; desarrollé tuberculosis, y supe que probablemente había sido provocada por mi forma excesiva de beber; en cuatro meses estuve dentro, y salí de cuatro reclusiones alcohólicos de diferentes hospitales. Cuando me dejaron en libertad en el último, permanecí borracho durante tres semanas enteras y desperté otra vez en la cárcel. Pensé que estaba ahí, como había sucedido antes, por emborracharme en público, pero después de preguntar, me enteré que había cometido un delito grave.

Un fía mañana, entré en la penitenciaria para cumplir una condena de cinco años. Después de ser procesado y llevado a mi celda en la unidad de recepción, y oír el ruido de la puerta de hierro al cerrase a mis espaldas, pensé que era el final para mí. Había caído tan bajo como me había sido posible, y sentí que ya no tenía esperanza.

Durante las cinco semanas siguientes, me sentaba en esa pequeña celda y culpaba a todo el mundo menos a mí mismo por todas mis dificultades presentes y pasadas. Nadie podía estar más lleno de resentimiento, odio y auto-compasión de lo que yo estuve en esa época.

Una noche, mientras estaba en mi celda mirando a las cuatro paredes, toda mi vida pasada pareció abrirse delante de mí, como si lo hiciera en una pantalla panorámica. Pude ver claramente, por primera vez, todas las congojas y miserias y dolor que había ocasionado a todo el mundo en el pasado: mi madre y mi padre, mi esposa y mis hijos, mi actual esposa y todos mis amigos. Yo era el que estaba equivocado. Todo lo que me había sucedido, yo me lo había ocasionado a mí mismo con la bebida. Creo que en ese momento fue la primera vez que fui honesto conmigo mismo desde hacía muchos años.

Poco después de eso recibí una nota del encargado del Grupo de A.A. en la prisión. Tenía una vaga idea de lo que era A.A., pero nada más. La nota me invitaba a asistir a las reuniones si yo pensaba que pudiera tener un problema con la bebida. El domingo siguiente asistí a mi primera reunión, y cuando salí de ese cuarto, pro primera vez en mi vida, tenía la mente abierta y un honesto deseo de dejar de beber.

Había aceptado otra vez a Dios como una vez lo había conocido, y una vez más le pedía su ayuda cada mañana cuando me despertaba, y le daba las gracias cada noche cuando me iba a la cama. Tenía otra vez conmigo a mi cariñosa segunda esposa, y también ella es ahora un miembro de A.A. El pasado febrero celebré mi primer Aniversario en A.A. Hoy, estoy viviendo en una prisión de mínima seguridad en una granja. He oído que me van a dar la libertad bajo palabra, y con la gracia de Dios, pronto estaré en casa con mi esposa y mi familia. Si no hubiera sido por el despertar espiritual que tuve esa noche en la celda de mi prisión, si no hubiera llegado otra vez a creer en un Poder mayor que yo mismo, ninguna de estas cosas que hoy tengo hubiera sido posible.
Jefferson City, Missouri.

EL TESTIMONIO DE UNA VIDA
Que "patas pa'arriba" es esta vida. Como un fariseo, solía agradecer a Dios que yo no era como los alcohólicos que conocía. Siempre traté de ser un sacerdote metafísico; esa era mi línea. (Alguien describió a un metafísico como una persona que entra a tientas en un cuarto para buscar un gato negro que no está ahí). En lugar de eso me convertí en un sacerdote alcohólico.

La progresión de la enfermedad, como catapultado me lanzó el espacio exterior. Un exceso de propulsor químico sobre-trabajó mi mecanismo sensorial; como la estropeada nave espacial Apolo 13, casi encallé en el lado oscuro de la luna. No podía manejar la fuerte de poder de emergencia; no era capaz de controlarla por mí mismo. Necesité la ayuda de una mano, de la reserva espiritual de un Poder Superior. Me sentí como un hombre en un túnel que no tiene salida al otro extremo, o como un chofer que usa lentes oscuros por la noche.

Hoy mi cerebro se ha clarificado con la gracia de la claridad. Soy algo más que arcilla, más que tierra. En la Liturgia de la Eucaristía, leo diariamente que El bendijo primero el pan, y entonces "El lo partió". Me probó con una aflicción personal, con una enfermedad. La cubierta de la semilla debe ser quebrada para que se abra a los nutrientes de la buena tierra y del tibio sol así debo yo perder mi viejo ser para crecer dentro de otro, debo de morir en mi anterior vida para dar lugar a un renacimiento en un nuevo futuro.

Algunas veces he fracasado, pero no soy un fracaso; he cometido errores pero no soy un error.
Esto, entonces, es el testimonio de una vida. Debo enmendar capítulos cruciales de una odisea interna, nunca escritos, nunca expresados. Un visión liberada de humos y espuma puede escoger ahora el contenido del siguiente capítulo para este mensajero humano al servicio de los demás. Debo dar para conservar, y nunca tomar algo en cambio.

Ahora puedo soñar. Después que cada uno de nosotros complete su tiempo aquí en la tierra, nos reuniremos otra vez alrededor de la Mesa del Señor en el Cielo. Nadie regresa demasiado tarde.
Worcester, Massachusetts.

UN CORAZON ABIERTO
Uno de esos raros momentos de luz interior me llegó un domingo por la tarde cuando estaba tratando de leer el periódico. Tenía una tremenda resaca después de beber sin interrupción. De pronto, unas palabras me golpearon: "El número de veces que ganes o pierdas no es lo importante. Lo que cuenta es el número de veces que tú lo intentes". Por varios años, había tratado que alguien me sustituyera en la resolución de mis problemas, pero no me había dado cuenta de ellos hasta ese momento de luz interior . . . "Que tú lo intentes". Fue regocijante. Ahora sabía que yo era un alcohólico y que cumplía con el único requisito para lograr ser miembro de A.A.: el deseo de dejar de beber.

Parecía que estaba viendo un muro desmoronarse delante de mí, un muro que me había separado del resto de las gentes, que nunca había sabido que existía hasta que lo vi desmoronarse. A pesar de que me consideraba amistoso y sociable, de pronto vi que nunca había tenido una verdadera amistad con nadie. No me sentí infeliz acerca de esta revelación, porque, ahora que mi actitud era diferente, podía recordar cosas que los miembros habían dicho en las reuniones de A.A. a las que había asistido aquí y allá durante tres años (una que otra vez), y que por primera vez tuvieron una total significación. Principalmente recordé y llegué a comprender las palabras "Mantén un corazón abierto".

Antes de este regalo de luz interior, yo no había sabido que mi corazón estuviera cerrado. Ahora ya lo sé, porque se abrió. Ahora puedo pedir y recibir ayuda, y espero que algún día tendré algo que dar. Me siento libre, lleno de luz, y bueno. Nunca volveré a poner obstáculos al amor si conservo abierto mi corazón.

La noche siguiente, fui a una reunión de A.A. con un corazón abierto y el deseo de estar sobrio, que para mí son los dos regalos mayores y más valiosos. Me convertí en parte de ese milagro torrente de vida conocido como la Comunidad de A.A. Verdaderos amigos, siempre dispuestos a ayudar, a aliviar a las tensiones que tengo en mi diario vivir conmigo mismo. Me ayudan no siempre, con una palmada en la espalda, y algunas veces con una advertencia (como "Tómalo con calma"), pero siempre con una actitud de compartimiento (no "haz esto", sino "yo haría eso").

Muchas percepciones espirituales me han llegado por medio de A.A. desde aquel extraño momento de la tarde de un domingo, pero ese fue el regalo que lo hizo todo posible. Cada día que trato de tener el deseo de estar sobrio y de recordar el mantener un corazón abierto, el amor y la ayuda fluyen dentro de mí. Esos regalos son ilimitados en A.A. y somos lo suficientemente afortunados de poder desearlos. Después de varios años, ese momento aún es vital, - el más vital de mi vida - y su efecto ha estado aumentando hasta incluir no A.A.'s, al igual que A.A.'s, dentro del mundo de los que intento ayudar.

No tuve que ver con la llegada de este regalo, así es que mi gratitud va más allá de lo que se puede expresar. No me llevó de regreso a la persona que era antes de beber o a mis días activos en la escuela dominical. Me dio una nueva vida, o más bien, la vida misma, porque yo había intentado el suicidio y había sido internado en hospitales mentales oficiales y privados. Tiene que haber sido espiritual; no fue ni intelectual ni físico; eso es seguro. Creo que fue Dios, tal como yo lo comprendo, trabajando por medio del amor y la comprensión disponible en A.A. Debo mantener mi corazón abierto. La alegría que puede llegar a un corazón abierto es ilimitada.
New York, New York.