viernes, 13 de septiembre de 2019

¿Cómo Te Comunicas Tú Con Los Demás?

Me cuestiona y me llama la atención que en las relaciones interpersonales que establecemos todos los días nos falte apertura al diálogo. 
Es muy extraño que en la época de las tecnologías de la comunicación el ser humano tenga tantas dificultades para poder comunicarse con las personas que están a su lado. Me sorprende que muchos quieran comunicarse con personas de otras partes del mundo y, al mismo tiempo, estén lejos de quienes lo rodean. 

La violencia, las rupturas en la estructura familiar, las máquinas que reemplazan a las personas en las tareas de una compañía, confirman que no estamos desarrollando la capacidad de comunicarnos plenamente con aquellos con los que vivimos. 

¿Dónde está el problema? 

Posiblemente, está en: 
1. El miedo a abrirnos al otro y a dejarnos conocer; esto nos hace cerrados y prevenidos. 
2. Las ansias de dominar que algunos ejercen a cuesta de lo que sea, sin tener en cuenta que de esa forma pueden estar dañando a los demás, estas personas creen que lo importante no es escuchar al otro, sino someterlo e imponerse. 

Mientras tengamos miedo a abrirnos a aquellos que nos necesitan y que necesitamos, pero solo queremos dominar, no vamos a poder tener un nivel de comunicación con los otros que nos ayude a ser verdaderamente felices; sin comunicación no habrá relación de pareja, relación familiar ni de amistad que funcionen. 

¿Será que eso es lo que nos ha llevado a sostener las relaciones superficiales que las nuevas tecnologías nos han posibilitado?
Es fundamental aprender a abrir el corazón para sostener relaciones interpersonales sólidas y llenas de sinceridad y de verdad. Hay que sabe amar, y eso se construye con una buena comunicación, profunda y verdadera

Tarea del día: Revisa la manera como estás comunicándote, precisa tus errores para que puedas corregirlos

Alberto Linero

miércoles, 11 de septiembre de 2019

La Más Bella Niña

La más bella niña
De nuestro lugar,
Hoy viuda y sola
Y ayer por casar,
Viendo que sus ojos
A la guerra van,
A su madre dice,
Que escucha su mal:

Dejadme llorar
Orillas del mar.

Pues me distes, madre,
En tan tierna edad
Tan corto el placer,
Tan largo el pesar,
Y me cautivastes
De quien hoy se va
Y lleva las llaves
De mi libertad,

Dejadme llorar
Orillas del mar.

En llorar conviertan
Mis ojos, de hoy más,
El sabroso oficio
Del dulce mirar,
Pues que no se pueden
Mejor ocupar,
Yéndose a la guerra
Quien era mi paz,

Dejadme llorar
Orillas del mar.

Váyanse las noches,
Pues ido se han
Los ojos que hacían
Los míos velar;
Váyanse, y no vean
Tanta soledad,
Después que en mi lecho
Sobra la mitad.

Dejadme llorar
Orillas del mar.

Luis De Góngora y Argote

martes, 10 de septiembre de 2019

Amigos, Pareja, Amantes, Novios... ¿O qué? (Parte 6)

El más importante "negocio" de la vida
Cuando intentamos emprender a un negocio, comprar una casa, invertir nuestro capital en un giro que no conocemos, abrir una sucursal en otra ciudad, etc. Estudiamos con todo cuidado los diversos ángulos, hacemos cálculos, investigamos prudentemente las personas involucradas y pedimos consejo de peritos en el asunto.

cómo es posible entonces que se vaya al noviazgo a un futuro matrimonio si una prueba debida? Es que el deseo hace que no queremos pensar fríamente y en serio, si no acudirá racionalizaciones para salirnos con la nuestra aún en contra de la lógica.

No es lo mismo pensar que racionalizar: en los dos casos se dan razones, pero en el primer caso se analiza fríamente pros y contras y en el segundo sólo se piensan en las cosas que favorecen el deseo. Las razones que contradicen el deseo, no se quieren ni pensar, si se piensan a no impresionan o sólo se consideran para refutar las de antemano. Mientras mayor sea el deseo, mayores la incapacidad para pensar objetivamente.

No es lo mismo pensar que racionalizar: en los dos casos se dan razones, pero en el primer caso se analiza fríamente pros y contras y en el segundo sólo se piensan en las cosas que favorecen el deseo. Las razones que contradicen el deseo, no se quieren ni pensar, si se piensan a no impresionan o sólo se consideran para refutar las de antemano. Mientras mayor sea el deseo, mayores la incapacidad para pensar objetivamente.
cuando los novios están "enamoradísimos" son incapaces de pensar que no se convienen. El deseo es tal que no quieren ver lo que deberían ver. Es la experiencia de todos los días: ¿quién convence a esos novios que no deben casarse? Todo mundo se da cuenta de ello, menos los interesados. ¡Que lo digan los papás de los novios! Dice un dicho: "el que no Oye consejo, no llega a viejo" y podría aplicarse de otra manera: los novios que no oyen consejos, tendrán a no dudar, grandes problemas en su vida matrimonial.

No hacerse ilusiones
Sucede muchas veces, sin embargo, y que alguno de los dos si alcanzó a detectar defectos en la otra parte, pero cree que no alenté que viviendo allá juntos las cosas van a componerse. Suelen decir, por ejemplo: "yo lo voy a cambiar", olvidando que "genio y figura, hasta la sepultura".

precisamente el esfuerzo por cambiar a la otra persona, va a crear tensiones y pleitos. Si el muchacho es dado a la bebida, sí ella es desordenada, si él tiene "mamitis", sí ella es vanidosa, es violento y ella caprichosa, etc. Así seguirán siendo seguramente. Tal vez existan defectos soportables por amor y lleguen a acostumbrarse, pero hay cosas definitivamente demoledoras del matrimonio como el alcoholismo y las infidelidades. Si eso se da durante el noviazgo, qué es cuando más esfuerzo se hacen para complacerse, una vez casados las cosas empeoraran.

sucedió que un muchacho era totalmente frío y en cuestiones religiosas, pero ella lo invitaba los domingos a misa. Él iba sin chistar, pero nada más por acompañarla y cuando se casaron, él le dijo "ya fui a misa Para toda mi vida" y no volvió a poner un pie en la iglesia.

lunes, 9 de septiembre de 2019

Gente Que No Nos Quiere

Siempre hay gente que no nos quiere. Personas que no nos comprenden o no están de acuerdo con nuestra manera de pensar, vivir o hacer. Eso no es extraño. Es lo normal. 
Por ello tenemos que aceptar esa realidad y asumir una postura sana frente a aquellos que no nos quieren. Te propongo lo que NO debemos hacer: 
1. Dejarnos aplastar por sus comentarios. Si les creemos, comenzaremos a sufrir interiormente. 
2. Contestar violentamente y hacerles sentir nuestra ira. 
3. Soslayarlos como si no estuvieran diciendo nada importante. 
4. Llenarnos de odio y tratar de hacerles daño apenas lo podamos. 

Lo que SÍ deberíamos hacer: 
1. No quedarnos con la forma de su ataque, tratar de darnos cuenta si tiene algo de razón y ver si podemos corregir lo que hacemos. Si no tienen razón no vale la pena seguir prestando atención; si tienen razón hay que aprovechar sus críticas para crecer. 
2. No contestar en el mismo tono. Es importante reflexionar si vale la pena contestar, y si contestamos, entonces hacerlo de manera inteligente, reflexiva y con mucha altura. A algunos les hace más bien nuestro silencio que cualquier palabra que salga de nuestra boca. 
 3. Evitar todo tipo de reacción violenta. Eso no soluciona nada, sino que genera más problemas. 
4. Orar por esa persona que tanto nos está agrediendo. Muchas veces esas críticas son nacidas en la frustración de la otra persona, su amargura lo lleva a criticarnos duramente. 

A veces son personas enfermas que no merecen nuestra ira, sino nuestra compasión. No podemos ser esclavos de sus comentarios ni de sus críticas. 
Hay que ser libres y vivir en función de los valores que nos definen y de lo que consideramos importante en nuestro proyecto de vida.

Tarea del día: Ora por aquellos que te han hecho daño. Pide bendiciones para ellos.

Alberto Linero