sábado, 23 de marzo de 2019

Agradeciendo Al Prójimo

En nuestras sociedades, marcadas por una ola de consumo, en las cuales lo único que se hace es comprar y gastar, se olvida lo importante: tenemos que ser agradecidos. 
Hoy dar gracias no está muy de moda, ya ni lo enseñan a los niños, en parte porque no estamos acostumbrados a ver el esfuerzo de los otros por darnos lo que recibimos y porque creemos, muchas veces, que lo que hacen es sencillamente su trabajo y están pagando por dicho servicio.
 Es el pan de cada día ver en un supermercado gente que se cree dueña de los empleados del lugar, y entonces les dan órdenes, los maltratan verbalmente y nunca son capaces de agradecer, como si los demás estuvieran obligados a hacer lo que un cliente quiere solo porque pagan. 
Y así, se ve en colegios, en parroquias, en bancos, en la calle… 
En esos casos, es bueno repensar la humanidad, repensarnos como seres humanos y preguntarnos si vale la pena ser tan secos y toscos, ¿no es mejor ser amables y aprender a decir gracias a los demás por el servicio que nos prestan? 
Esta situación la pasamos muchas veces también al plano de lo espiritual, y con mucha frecuencia volvemos la oración una lista de mercado en la que le pedimos y le pedimos a Dios como si Él estuviera obligado a darnos, y de esta manera olvidamos -pasamos por alto- lo importante que es decirle “gracias” por todo lo que hace en nuestras vidas. Siempre hay motivos para dar gracias, ya sea por lo que hace o tan solo por su compañía. 
Hoy te invito a ser agradecido por todo, aun por lo que tú crees que está mal en tu vida, sé agradecido por tu trabajo, por tu casa, por lo que tienes, agradece, estoy seguro de que tú tienes hoy mucho más que otros. Revísalo

Tarea del día: 
Agradece a los que te prestan algún servicio

Alberto Linero

viernes, 22 de marzo de 2019

DEJA IR A LA GENTE QUE NO ESTÁ LISTA PARA AMARTE . .

Es la cosa más difícil que tendrás que hacer en tu vida, y también será la más importante: deja de dar tu amor a aquellos que no están listos para amarte.

Deja de tener conversaciones difíciles con gente que no quiere cambiar. Deja de aparecer para la gente que es indiferente a tu presencia.   Deja de amar a la gente que no está lista para amarte...

Sé que tu instinto es hacer todo lo que puedas para ganarte las buenas gracias de todos los que puedas, pero también es el impulso que te robará tu tiempo, tu energía y tu cordura.

Cuando empiezas a aparecer en tu vida completa y completamente, con alegría, interés y compromiso, no todo el mundo va a estar listo para encontrarte allí.

Eso no significa que tengas que cambiar lo que eres. Significa que tienes que dejar de amar a las personas que no están preparadas para amarte.

Si eres excluida, insultada sutilmente, olvidada o fácilmente ignorada por las personas con las que pasas la mayor parte del tiempo, no te estás haciendo un favor al continuar ofreciéndoles tu energía y tu vida...

La verdad es que no eres para todos, y todos no son para ti. Eso es lo que lo hace tan especial cuando encuentras a las pocas personas con las que tienes una amistad, amor o relación genuina: sabrás lo precioso que es porque has experimentado lo que no es.

Pero mientras más tiempo pases tratando de forzar a alguien a amarte cuando no son capaces, más tiempo te estarás privando a ti misma de esa misma conexión. Te está esperando. Hay miles de millones de personas en este planeta, y muchas de ellas se van a encontrar contigo a su nivel, con la vibración de donde están, conectarse con donde están yendo.

… Pero cuanto más tiempo te quedes pequeña, metida en la familiaridad de la gente que te usa como un cojín, una opción de segundo plano, un terapeuta y una estratega para su trabajo emocional, más tiempo te mantienes fuera de la comunidad que anhelas.
Tal vez si dejas de aparecer, serás menos querida...
Tal vez te olviden por completo...
Tal vez si dejas de intentarlo, la relación cesará...
Tal vez si dejas de enviar mensajes de texto, tu teléfono permanecerá oscuro durante días y semanas...
Tal vez si dejas de amar a alguien, el amor entre ustedes se disolverá...

Eso no significa que hayas arruinado una relación. Significa que lo único que sostenía una relación era la energía que tú y sólo tú ponías en ella. Eso no es amor...

"Eso es apego"

La cosa más preciosa e importante que tienes en tu vida es tu energía. No es tu tiempo lo que está limitado, es tu energía. Lo que tu das a cada día es lo que creará más y más en tu vida. A lo que le das tu tiempo, es lo que definirá tu existencia.

Cuando te des cuenta de esto, empezarás a entender por qué estás tan ansiosa cuando pasas tu tiempo con gente que no te conviene, y en trabajos o lugares o ciudades que no te convienen.
Comenzarás a darte cuenta de que lo más importante que puedes hacer por tu vida, por ti misma y por todos los que conoces es proteger tu energía más ferozmente que cualquier otra cosa.
Haz de tu vida un refugio seguro en el que sólo se permita a las personas que puedan cuidar, escuchar y conectarse.

Tu no eres responsable de salvar a la gente...
Tu no eres responsable de convencerlos de que quieren ser salvados...

No es tu trabajo aparecer por la gente y entregarles tu vida, poco a poco, momento a momento, porque te compadeces de ellos, porque te sientes mal, porque “deberías”, porque estás obligada, porque, en la raíz de todo esto, tienes miedo de que no te devuelvan el favor.

Es tu trabajo darte cuenta de que eres la ama de tu destino, y que estás aceptando el amor que crees que mereces.

Decide que  mereces una amistad real, un compromiso verdadero y un amor completo con las personas que están sanas y prósperas.

Entonces espera en la oscuridad, sólo por un momento….

… Y mira lo rápido que todo comienza a cambiar.

jueves, 21 de marzo de 2019

¿Se Cree Usted Diferente? (Parte 2)

Me llamo Gloria y soy alcohólica (negra) 

Hace poco tiempo, tuve una cita con una amiga de A.A. en una reunión muy concurrida. En cuanto llegó, caminó directamente a través de la muchedumbre hasta donde yo me encontraba. La sala estaba llena de gente y me sorprendió que ella me viera tan rápidamente. Cuando le pregunté al respecto, me dijo simplemente que me había reconocido inmediatamente, sin más detalle. Tuvo que pasar una hora antes de que me diera cuenta repentinamente —en mitad de la reunión— del porqué.
Me reconoció porque yo era una de las tres negras presentes en aquella sala atestada de gente. Con mi piel negra y mi peinado afro — ¡y me preguntaba cómo me había podido reconocer tan rápidamente! Puede que esta historia no te parezca gran cosa — pero para mí significa algo fantástico. Cuando llegué por primera vez a A.A., hace unos 14 años, me encontré en un grupo de gente en su mayor parte blanca, y en aquel entonces me sentía verdaderamente distinta.
No tenía problema mientras estábamos hablando de mantenernos sobrios, pero cuando comenzaban a hablar sobre qué peluquero las peinaba o algo así, me sentía totalmente perdida. Recuerdo una reunión en donde la primera dama dijo que se había ido a Europa y vendido algunas acciones durante una laguna mental, y la segunda dijo que había pasado un día horrible, por haber extraviado sus entradas para un concierto de la sinfónica.
Me pregunté si me había equivocado de lugar. Tomé mi primer trago cuando tenía 15 años. Un hombre me dijo que me daría dos dólares si le preparaba el desayuno, y lo hice. Entonces me dio un poco de whisky. Me hizo sentir muy bien. Hasta entonces, siempre me había sentido muy mal, incómoda con la gente que me rodeaba. Bueno, pues, muy pronto descubrí que el hombre quería algo más que un desayuno.
Me escapé del apuro, pero llevando conmigo un sabor que me acompañaría durante muchos años. En mi hogar había sido bastante infeliz. Era una casa tranquila. Nadie bebía mucho, y mis padres eran muy religiosos. Tenía una hermana que, según decían todos, era más linda que yo; y recuerdo que me ponía enferma a propósito, para que mi madre me prestara atención.
Pero cuando tenía la botella conmigo, cuando estaba bebiendo, me sentía buena, hermosa y amada — al menos por un rato. Seguía haciéndolo, a pesar de ponerme enferma casi siempre que bebía. Al poco tiempo, me convencí de que necesitaba el alcohol para funcionar. Estaba segura de que la bebida me ayudaba a escribir a máquina más rápidamente. Durante los descansos para tomar café, me iba furtivamente de la oficina a tomarme un cóctel — esto pronto lo cambié por un cuarto de litro.

Cada fin de semana me cogía una borrachera, y el domingo por la noche me encontraba tirada en el suelo, sin sentido. Un día, por fin, no pude más. Llamé a una muchacha blanca que trabajaba en mi oficina y que una vez me había mostrado un folleto de A.A., después de haberme descubierto vomitando en el servicio.
Desde aquel momento, la había odiado pero llegó finalmente el día en que estuve lista para empezar a aprender a no beber. Me dijo dónde se reunía su grupo y que si quería asistir, podríamos citarnos en la reunión. Le dije que sí, pero cuando me enteré de que tenía lugar en el sótano de una iglesia, casi cambié de idea.
Hacía mucho tiempo que no había estado en una iglesia, y me imaginaba que cualquier grupo que se reuniera en el sótano de una iglesia tendría que ser desastroso. Pero estaba gravemente enferma. Hacía tres días que no había podido comer más que un consomé; al llegar el día de la reunión logré tragar un poco de sopa de pollo. Así es que fui. ¿A dónde más podía dirigirme? Como ya he dicho, A.A. me atrajo inmediatamente; no obstante, durante un tiempo me sentí “diferente”.

Aunque la mayoría de los miembros del grupo eran blancos, no me hizo sentir mucho mejor el asistir a una reunión de un grupo compuesto principalmente de gente negra. Me parece que lo que pasaba era que me encontraba incómoda sin el alcohol, como dije antes. Nunca me sentí a gusto conmigo misma. Y eso tal vez explique por qué me entregué tan rápidamente a la bebida.

Por fin conseguí una madrina, y desde aquel momento las cosas han ido mejorando. Me parece que nosotros los A.A., llevamos nuestros paraguas con los que protegemos a nuestros vecinos cuando la lluvia parece estar cayendo con algo más de intensidad sobre sus cabezas — sin importar el color de nuestra piel.
Mi amiga más íntima hoy en día es una muchacha blanca, una A.A. que viene de una familia adinerada. Tenía una institutriz, y su madre se iba de la casa para jugar a las cartas o algo así.
Mi madre siempre se iba a trabajar, o a su iglesia; no obstante, mi amiga y yo teníamos siempre la misma sensación de no ser amadas. Aunque ella tuviera mil juguetes, y yo sólo una muñeca, todo se reducía a esa misma sensación. Hoy mi amiga ve y siente las cosas exactamente como yo. Dice lo que estoy pensando, y viceversa. Ambas nos encontramos más cómodas la una con la otra, que con nuestras respectivas familias.

Hoy participo en los grupos de A.A. Apenas noto si la mayoría de los miembros son blancos o negros, o si se dividen en partes iguales. Son simplemente A.A. Para mí, es importante mezclarme. Creo que, si no lo hiciera, siempre me sentiría diferente, sin importar dónde estuviera. Creo que hay algo en el programa de A.A. que deja atrás las diferencias de las que antes me preocupaba.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Descubriendo El Amor En Los Demás

Yo me acostumbré a ver el rostro de Dios en la gente que amo. 
Cuando miro a mis papás, a mis hermanos o a mis amigos, entiendo que realmente Dios existe y que su compañía siempre se manifiesta en ellos. 
Seguro que he tenido algunos problemas con ellos, porque no somos perfectos y somos seres humanos en construcción, sin embargo, nunca he permitido que las peleas que podamos librar me impidan entender que en ellos está Dios. 
Es bueno reconocer que la gente que nos ama nos demuestra el amor de Dios, un amor que es desinteresado e incondicional. 
Te invito para que durante este día puedas empezar a ver a Dios en las personas que amas, en aquellos con los que compartes la vida, en los que siempre están a tu lado para acompañarte y darte una palabra de ánimo. 
Tal vez, no tengas una familia perfecta, sé que hay muchas divisiones y problemáticas, pero, con un poco de esfuerzo podrán ser una familia unida. 
Lástima que hoy haya tantas peleas entre hermanos, lástima que una herencia, otra persona, la religión, la situación económica esté atentando contra las familias. 
Ojalá puedan ver que Dios existe en los hermanos, ojalá descubramos que nuestros hermanos siempre nos sostienen y, así, en unión estar dispuestos a ir con nosotros hasta las últimas consecuencias, solo que a veces cuesta reconocerlo, porque en muchas ocasiones las imperfecciones de los otros nos hacen dudar de eso, sin embargo, es bueno saber que la permanencia de Dios en los demás no tiene nada que ver con sus imperfecciones, porque si fuera de esa manera, entonces nosotros, que somos imperfectos, tampoco podríamos ser templos de Dios. 
Se trata de aprender a ver siempre el lado bueno de la gente, de ver que son más que sus errores.

Tarea del día: 
Reconoce a Dios en el hermano, en el que sufre, en el desamparado.

Alberto Linero

martes, 19 de marzo de 2019

Un Corazón Fuerte

Hay una realidad que debemos tener clara para poder llenar de amor a los demás: tenemos que amarnos a nosotros mismos. 
Nadie puede amar si antes no experimenta por sí mismo el amor. 
Creo que de las grandes crisis que enfrentamos en nuestros tiempos es la falta de amor propio, es rendir a los demás un amor que no tenemos y que, por tanto, no le podemos dar.

Las preguntas hoy para reflexionar podrían ser: ¿hasta qué punto nos amamos a nosotros mismos? ¿cómo ese amor se refleja en nuestro amor por los demás? 
Hay mucha gente que no ha sido capaz de amar a plenitud, aunque muchos buscan entregarse por completo, no pueden, precisamente, porque no han sabido amarse a sí mismas. 
Además, creo que el amor propio pasa por dos cosas fundamentales. 
1. La necesidad del reconocimiento del valor que tenemos, de lo valiosos que somos ante los ojos de nuestro Dios, es la autoestima, reconocer nuestras virtudes y nuestros defectos. 
2. El reconocimiento del amor de Dios. Nuestra manera de amar a los demás debe asemejarse a la manera de amar de Dios, sin prejuicios, sin trabas, sin condiciones, y creo que solo cuando experimentemos ese amor profundo de Dios, entonces nosotros podremos dar del mismo amor. 

Si tienes una sana autoestima no andarás mendigando amor a nadie, no permitirás que ninguno te pisotee, pero tú tampoco dañarás ni pisotearás a nadie por ningún motivo. 

Te invito a que seas capaz de amarte, de reconocerte valioso, de saber que estás lleno de un amor profundo, para que de esa manera puedas salir a comunicar a los demás la fuerza de un amor vivo capaz de transformar una vida. 

Que por estos días de novenas y Cuaresma luches por tener un corazón fuerte, capaz de amarse a sí mismo y amar a los demás.

TAREA DEL DÍA: 
Ámate con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas

Alberto Linero

lunes, 18 de marzo de 2019

¿Para Mí, Quien Es Cristo?


¿Alguien que vivió hace aproximadamente 20 siglos o alguien que vive actual Es realmente entre nosotros?

¿Alguien con quien sólo tengo que ver en la misa dominical o alguien con el que también tengo que ver todos los demás días de la semana?

¿Alguien a quien simplemente respeto o alguien a quien trató de conocer mejor para amarlo e imitarlo cada día más?

¿Un mero conocido o un verdadero amigo?

Responder a esta pregunta es vital para un cristiano. Hagámosla hoy con toda sinceridad.

domingo, 17 de marzo de 2019

No Hay Que Ser Cobarde

Creo firmemente que todo aquello que nos haga ser mejores y nos lleve a vivir de una manera más auténtica es un don de Dios. 
Por eso, quiero compartirte hoy una de las cosas que, considero, es un don que Dios nos da para enfrentar todo lo que en la vida se nos atraviesa. Hablo de la valentía. 
Creo que, si somos valientes, si somos capaces de salir adelante y de vencer nuestros miedos, es porque Dios nos ha llenado de esa capacidad. 
Todos enfrentamos constantemente situaciones en la vida que nos dan temor, que nos hacen quedar inmóviles muchas veces y que no nos permiten avanzar. 
Tenemos que ser capaces de enfrentar todo aquello que nos está acabando, dañando, menguando, sin embargo, muchas veces no sabemos cómo, porque el miedo es mayor, porque tememos que esas situaciones acaben con nosotros. 
Quiero invitarte a pensar en que no puedes ser cobarde, en que tienes que atreverte a luchar, a enfrentar aquello que atenta contra tu vida, tu libertad o tu dignidad, porque cuentas con la valentía que Dios te da, porque podrás decidir por ti mismo cómo parar o voltear aquello que está acabándote. 
Sí, cuentas con Dios para decir a alguien que te maltrate: “no más”; para decirle a otra persona: “no quiero seguir con esta relación que está dañándonos”; para dirigirte a otro y decir: “yo soy muy valioso, no tengo por qué aguantar tu desprecio”, en fin. Seguro que al principio será difícil, probablemente, te cueste mucho y tengas más deseos de dejarte vencer que de luchar. 
Sin embargo, debes perseverar consciente de que no peleas solo, de que Dios te acompaña y te llena de su fuerza y de muchas capacidades para que lo hagas siempre mejor y para que salgas vencedor de todos tus problemas. 
Tú esfuérzate por no dejarte vencer, y confía en Dios

Tarea del día: 
Sé valiente confiando en la compañía de Dios.

Alberto Linero