A veces darle tu lugar a alguien más, trae satisfacciones. Otras veces trae frustración y más cuando es para desahogarte
No se si te haya pasado alguna ocasión en que muy amablemente, por educación o por simplemente ser buena onda, dejas que alguien mas se desahogue y saque todo lo que trae y posteriormente cuando te percatas, ya no pudiste decir nada tu por darle o prestar toda la atención al problema de la otra persona....Si, sucede muy seguido y muchas veces ni nos percatamos...
Hace algunos días, visite a una amiga, tenia tiempo que no la veía, ella con sus hijos tiende a prestar poca atención a las personas con las que convive, es obvio, tiene que poner atención a que sus hijos no rompan algo, o que haya algún accidente. Cuando estábamos en la platica, yo muy amablemente le di chance de que se extendiera en su platica y sus problemas, le aconsejaba según mi opinión y en algunas ocasiones intervenía para decirle que se valía llorar. Al voltear a ver mi reloj, el tiempo que pasamos juntas nos tomo por sorpresa, ya era tardísimo y cada una tenia que salir a sus casas.
Oh sorpresa! yo me quede con las ganas de platicarle todas mis vivencias y que alguien me escuchara para recibir aunque sea un "no te preocupes, todo estará bien!".
Me sentí tan frustrada en ese momento que las ganas de llorar vinieron a mi como un cubetazo de agua.
Varias preguntas egoístas vinieron a mi cabeza, y el deseo de vengarme con un "la próxima vez no te dejare hablar para que me escuches a mi y veas lo que se siente".
En otra ocasión, hace ya algunos meses, acudí a mi grupo y en el momento de comenzar la reunión varios nos anotamos para poder subir a tribuna y poder hacer un desfogue emocional a nuestro estilo, en 2 horas es tempo suficiente para que pasen hasta 10 personas con 10 minutos cada una. Mi turno era la #5. Que bien, pasare rápido!
Pasaban todos mis compañeros y uno a uno iban desfogándose, entre cada uno iban pasando los minutos y el tiempo se agotaba, ya quedaban solo 30 minutos y el siguiente turno era el mio... De repente llega una compañera y pide tribuna porque su sobriedad estaba muy en riesgo, acababa de toparse cara a cara con una situación que la ponía en la linea delgada que podía ser su salvación o su perdición, dice que solo serán 5 minutos, el coordinador me pregunta si le damos mi turno y accedo, solo serán 5 minutos... Esta compañera va extendiéndose en su tribuna y va acortándose mi tiempo, cada vez menos tiempo para mi! Suena la campana diciendo que su tiempo se acabo, yo alistando para tomar mi lugar, el coordinador de la junta comienza a decir que lamentablemente el tiempo de la junta se ha acabado, que las personas que se anotaron y quedaron pendientes se pasaran a otro día en ese orden.
Una frustración por no haber podido subir, y yo que lo necesitaba! Necesitaba desahogarme! ¿Porque di esa oportunidad a alguien mas? ¿Porque fui tan buena gente?
Suele suceder mas seguido de lo que las personas nos percatamos. Creemos que la gente si tendrá la disposición de ceder parte de tiempo a que los demás hablemos y no, muchas veces no sucede así. A veces tenemos que hacernos a la idea de que es una prueba de tolerancia, de que nosotros siempre acaparamos el tiempo de los demás y ahora nos toco, no sé, a cada persona es diferente...