viernes, 17 de mayo de 2019

¿Sabes Orar?

A mí me asusta mucho la gente que dice tener la clave mágica para orar. 
Me dan miedo aquellos que dicen que se tiene que orar de tal o cual manera, que hay que leer tales o cuales libros para poder hacer una oración perfecta, que hay que ofrecer tantos días a tal santo para que la oración tenga efecto. 
Me dan miedo porque a lo largo de mi experiencia con Jesús he ido descubriendo que no hay una fórmula que sea más o menos efectiva que otra. 
En el Padre Nuestro Jesús nos dio una guía para hacer una oración, sin embargo, no la impuso como la oración más efectiva o la única. 
Hay que entender que la oración depende mucho de la experiencia de fe que tenga cada uno de nosotros. 
Hay a quienes les funciona mucho la oración de contemplación, hacer silencio, callar el alma, como a otros les funciona y se sienten cómodos realizando una oración carismática, de alabanza o espontánea, y eso no está mal, sencillamente, son formas. 
Hay modelos de oración, pero, si se fijan bien, son oraciones que expresan la intención del corazón de quien la dice, por eso tenemos tantas frases de algún santo, de un sacerdote, tal vez, una canción o un salmo. 
En todo caso, en la oración hay una expresión del corazón, por lo tanto, para orar lo importante es la disposición del corazón, del interior, es decir, estar abiertos al diálogo, al encuentro cara a cara con el Señor, dispuestos a dejar que Dios hable y actúe. 
Lo importante es hablarle desde nuestro corazón, de contarle cómo se siente el corazón. 
Nadie puede decir que hay un tipo de oración por excelencia o que sea más efectivo, porque si no se tiene en cuenta la experiencia de cada uno, difícilmente podremos llegar a un acuerdo en este tema. Te invito a que seas capaz de orar siempre con el corazón.

Tarea del día:
Haz tu oración de forma auténtica
Alberto Linero

jueves, 16 de mayo de 2019

Hermanos


Dos hermanos, el uno soltero y el otro casado, poseían una granja cuyo fértil se le producía abundante grano, que ellos repartían las partes iguales.

Al principio todo iba perfectamente. pero llegó un momento en que el hermano casado empezó a despertarse sobresaltado todas las noches, pensando: "no es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha; pero yo tengo mujer y 5 hijos, de modo que mi ancianidad tendré todo cuanto necesite. ¿Quién cuidará de mi pobre hermano cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro mucho más de lo que actualmente ahorra, porque su necesidad es, evidentemente mayor que la mía".

Entonces se levantaba de la cama, acudía sigilosamente a donde su hermano y Vertía en el granero de este un saco de grano.

También el hermano soltero comenzó a despertarse por las noches y a decirse a sí mismo: "esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y 5 hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí mismo. ¿Es justo, acaso, que mi hermano cuya necesidad es mayor que la mía, reciba lo mismo que yo?"; entonces se levantaba de la cama y llevaba un saco de grano granero de su hermano.

Un día, se levantaron de la cama al mismo tiempo y tropezaron uno con otro, cada cual con un saco de grano en la espalda.

Muchos años más tarde cuando ya habían muerto los dos, el hecho se divulgó. Y cuando los ciudadanos decidieron erigir un templo, escogieron para ello el lugar en que ambos hermanos se habían encontrado, porque no creían que bien en toda la ciudad un lugar más santo que aquel.

Anthony de Mello

miércoles, 15 de mayo de 2019

¿Hay Un Alcohólico En Su Vida? (Parte 1)

Si alguno de sus seres queridos tiene un problema con la bebida, este folleto le puede facilitar a usted información sobre un sencillo programa de recuperación. Por medio de su ayuda, más de dos millones de personas que en una época bebían en demasía llevan hoy vidas cómodas y productivas sin el alcohol.

Durante ocho décadas, Alcohólicos Anónimos ha estado trabajando con éxito, con hombres y mujeres de todas clases y con los antecedentes más diversos. Antes de ingresar en A.A., la mayoría de estos individuos había tratado de controlar la bebida por sí mismos, y únicamente después de haber fracasado en su intento repetidas veces, llegaron a reconocer que eran impotentes ante el alcohol. Al principio, no se podían imaginar una vida sin beber y seguramente no querían admitir que eran alcohólicos. Sin embargo, con la ayuda de otros miembros de A.A., aprendieron que no tenían que beber. Descubrieron que la vida sin alcohol no sólo es posible, sino que además puede ser feliz y muy gratificadora.

A menudo, a las personas más allegadas a un alcohólico les resulta sumamente difícil ver y admitir que alguien a quien tienen cariño, puede ser un alcohólico. Les parece que tal cosa no puede ser verdad. Ansiosos de negar la gravedad del problema, puede que por algún tiempo confíen en las promesas del alcohólico. No obstante, viéndole faltar repetidamente a su palabra, y enredarse cada vez más en dificultades, se ven obligados a reconocer la verdad.

Entonces comienza la búsqueda desesperada de una solución. Creyendo que todo su amor y todos sus esfuerzos para ayudar han sido en vano, se sienten desolados. Si alguna vez se ha sentido usted así, le llenará de esperanza conocer la experiencia de los esposos y esposas, parientes, amantes y amigos de miembros de A.A. que, habiendo sentido lo mismo una vez, han visto a los bebedores problema a quienes aman, librarse de la compulsión por la bebida.

En este folleto, encontrará respuestas a muchas preguntas hechas por multitud de personas, tanto antes como después de que el alcohólico ingresara en A.A. Si los bebedores problema se ríen ante la idea de que tienen dificultades con el alcohol, o si se resienten cuando se les hacen sugerencias parecidas, las siguientes páginas pueden ayudarle a usted, explicándole lo que puede y no puede hacer. Si el alcohólico ya se ha unido a A.A., la siguiente información le ayudará a entender la forma de vida de nuestra comunidad.

Quizás la mejor descripción corta de lo que es y lo que hace A.A., es el breve “Preámbulo”, que por costumbre se lee al comienzo de cada reunión de A.A. Dice:

Alcohólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo.
El único requisito para ser miembro de A.A. es el deseo de dejar la bebida. Para ser miembro de A.A. no se pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemos con nuestras propias contribuciones.
A.A. no está afiliada a ninguna secta, religión, partido político, organización o institución alguna; no desea intervenir en controversias; no respalda ni se opone a ninguna causa.
Nuestro objetivo primordial es mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad.

martes, 14 de mayo de 2019

Hablando En Reuniones De No AA - Parte 3

Un breve bosquejo para una charla

1. Introducción
Identificarse como alcohólico (normalmente, nombre sin apellidos); pedir que se respete el anonimato, enumerar las razones — Tradiciones, etc. Se puede obtener en la O.S.G. una tarjeta con la siguiente declaración breve sobre el anonimato:

Puede ser que aquí se encuentren algunas personas que no estén familiarizadas con nuestra Tradición de anonimato personal a nivel público:

“Nuestra política de relaciones públicas se basa más bien en la atracción que en la promoción; necesitamos mantener siempre nuestro anonimato personal ante la prensa, la radio, [TV,] y el cine.”

Por lo tanto, pedimos respetuosamente que no se identifique por su nombre completo a ningún orador de A.A., ni a ningún miembro de A.A., en los informes publicados o retransmitidos de nuestras reuniones, incluyendo informes en nuevos medios de comunicación, tales como el Internet.

La garantía del anonimato es esencial en nuestro trabajo para ayudar a otros bebedores problema que puedan desear compartir con nosotros nuestro programa de recuperación. Y nuestra Tradición de anonimato nos recuerda anteponer los principios de A.A. a las personalidades.
Tal vez usted desee distribuir estas tarjetas entre los oyentes.

2. Alcohólicos Anónimos
a. Qué es A.A. (Preámbulo — en el interior de la cubierta de este folleto)
b. Los Doce Pasos (cómo nos han ayudado)
c . Las Doce Tradiciones
d. Explicación de las reuniones (abiertas, cerradas, públicas)

3. Historia de su recuperación personal
a. Manera de beber y experiencias
b. Por qué decidió buscar ayuda
c. Qué encontró en A.A. que lo ayudó
d. Cómo se siente y cómo es su vida hoy día.

4. Cómo podemos trabajar juntos
a. Cómo ponerse en contacto con A.A.
b. Lo que podemos hacer (ver el folleto “Cómo cooperan los Miembros de A.A.”)
c. Lo que no podemos hacer (ver “A.A. en su Comunidad” Y “Problemas Diferentes del Alcohol”)
d. Por qué es importante el conocimiento del alcoholismo y de A.A.

lunes, 13 de mayo de 2019

¿Se Cree Usted Diferente? (Parte 8)

Me llamo Miguel y soy alcohólico (clérigo)

Soy un sacerdote católico, pastor de almas, con título de monseñor. Soy también alcohólico. Hace algunos meses, celebré el aniversario de mi ordenación. Un mes antes celebré un aniversario más importante, mi cuarto como miembro de A.A. ¿Por qué digo que mi aniversario de A.A. es más importante que el de mi ordenación? La respuesta es que, a través de A.A., mi Poder Superior, Dios no sólo me salvó la vida y me devolvió el sano juicio, sino que también me dio una nueva forma de vida que ha enriquecido mucho mi sacerdocio. Así que hoy, gracias a Dios y a A.A., me estoy esforzando, honesta y sinceramente, a pesar de mis numerosos defectos, por cumplir con mi vocación de sacerdote de la forma que Dios quiso. Mi sobriedad tiene que ser la cosa más importante de mi vida. Sin la sobriedad, volvería inmediatamente a llevar la vida que llevé durante mis últimos años de bebedor — la vida de uno que iba en una única dirección, hacia abajo.

Creo que me lanzaba a trabajar por trabajar, extendiéndome hiperactivamente en muchas direcciones — cualquier cosa para evitar mirarme a mí mismo. El alcohol llegó a ser una recompensa por mis duras labores. Con el fácil pretexto de “Con la misma intensidad que trabajo, me divierto,” traté de justificar una forma de beber que se había hecho más frecuente, y por períodos más largos, y que resultó en el absentismo, las mentiras, las decepciones y las irresponsabilidades.

Impulsado por repetidas rachas de culpa, de remordimientos y depresión, fui buscando la ayuda de los médicos y de mis compañeros los curas — en vano. Probé retiros, oraciones, actos de abnegación, abstinencia del alcohol por algún tiempo casas de descanso, cambios geográficos. Nada funcionó.

Me encontré desmoralizado, desesperado. Así una vida que había sido motivada por grandes ideales, grandes entusiasmos, ardientes esperanzas, llegó a encerrarse en un círculo compuesto por la botella y yo. El sacerdote, el hombre de Dios, se postraba ante otro maestro, el alcohol.

Finalmente, desde el fondo de mi pozo profundo, envuelto en la oscuridad, sin esperanza y desamparado, grité pidiendo socorro. Por fin, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para lograr la sobriedad. Y Dios me oyó y respondió.

Después de un período de hospitalización, asistí a mi primera reunión de A.A. Luego, me uní a un grupo de sacerdotes alcohólicos, y asistí asiduamente a estas reuniones. También asistí a reuniones de legos, abiertas y cerradas. Escuché con mente abierta. Me hice activo. Además, pasé seis meses en tratamiento psiquiátrico.

Día a día, un día a la vez, me he mantenido alejado del primer trago. A.A. se ha convertido en mi forma de vivir. Me doy cuenta de que, paradójicamente, mantengo mi sobriedad regalándola. Dondequiera que alguien busca ayuda, yo soy responsable. Lo que me fue dado libremente, libremente tengo que dar.

De una cosa estoy seguro: Dios quiere hoy que esté sobrio durante estas 24 horas. El dispondrá del resto. Si permanezco fiel a este camino, al camino de la vida de A.A., día a día, durante los días que me quedan, rezo — y lo creo, aunque con cuidado de la auto-satisfacción, para que Dios, mediante su merced amorosa, me convierta en el sacerdote que El quiere que sea.