DECIMO PASO
Proseguimos con nuestro inventario moral admitiendo espontáneamente nuestras faltas al irlas reconociendo El Decimo Paso es uno de los Pasos para la conservación.
Su propósito es recordarnos que los defectos morales que hemos reconocido en el egoísmo, la falta de honradez, el resentimiento y el miedo son problemas que encontramos todos los días; que siguen siendo graves amenazas para nuestra sobriedad. A.A. indica que se haga un inventario diario para develar los pensamientos y actos perjudiciales. Es indispensable para nuestro inventario y nuestra sobriedad admitir nuestras faltas.
George A. Dorsey ha aportado información muy interesante relativa a la inestabilidad de la naturaleza, al decir: “El hombre es algo que está sucediendo todo el tiempo; es una continua inquietud, dispone de sus propias reglas, enmienda su propia formula y vuelve a fundir su propio molde en el acto de ser y mientras, funcionaba. La inquietud esta, en la naturaleza del hombre.
Este Paso indica la práctica de un inventario diario para confrontar nuestra posición relativa, mental y espiritual.
Mediante ese Paso evitamos las desgraciadas experiencias que se suceden cuando estamos dominados por las diversas formas de egocentrismo que penetran insidiosamente en nuestras vidas.
Hacemos del inventario una especie de oficina de información que identifica los defectos de moral, tanto antiguos como nuevos. Tiene su galería de malhechores en la que catalogamos cada defecto con sus “alias” para que cuando el egocentrismo, por ejemplo, se disfrace de complacencia o aburrimiento, descubramos al impostor y después de arrestarlo, lo sometemos al proceso indicado.
Estos defectos son causas que resultan peligrosas para nosotros. Tuvieron mucho que ver con los daños sufridos como consecuencia de una manera anormal de beber. Pueden llevarnos de nuevo a la Demencia del Alcoholismo.
El Cuarto Paso nos señalo un inventario que nos sirvió para aun propósito definido. Nos revelo defectos de carácter que anteriormente nos habíamos negado a reconocer, defectos que hicieron ingobernables nuestras vidas. La necesidad de catalogar esto defectos y de eliminarlos, se vuelve cada vez más obvia a medida que se suman los días que llevamos sin beber.
El inventario nos proporciono un conocimiento de nuestro problema. Nos puso frente a nosotros mismo, con nuestros defectos con el propósito de librarnos de ellos mediante la ayuda de Dios. Era indispensable hacerlo entonces y solamente lleno su propósito cuando catalogamos la naturaleza de nuestros voluntariosos hábitos y defectos alcohólicos. Sin este registro hubiese sido imposible nuestro progreso en A.A. El conocimiento de nuestros defectos morales y la práctica del programa de A.A. han cambiado completamente nuestras vidas. Han mejorado nuestra actitud hacia Dios, hacia nuestros diarios problemas y hacia nuestros semejantes.
Hemos ganado la confianza y el respeto de los demás. Muchos de nuestros amigos han expresado su admiración por la sobriedad que hemos adquirido. El respeto a sí mismo y la satisfacción propia sigue a este logro. Disfrutamos de seguridad y de la actitud amistosa de los que nos rodean.
El Décimo Paso salvaguarda este progreso si continuamos con nuestro inventario personal y admitimos prontamente nuestros errores al reconocerlos.
Sin embargo, no olvidemos la inquietud propia de los alcohólicos. Basados en esta experiencia, nuestros Fundadores sabían que aparecerían nuevos defectos de carácter y que muchos de los viejos volverían a presentarse disfrazados. De ahí la necesidad del examen mental diario para aceptar la llegada de cada defecto antiguo, y como una especie de centinela mental alerta a la llegada de los nuevos.
Evite usted confundir las respectivas funciones del Cuarto y el Décimo Pasos. El Paso consistió en hacer una relación por escrito de nuestros defectos de carácter; quedando abierta a futuras añadiduras. El Décimo Paso es la regla de cálculo de A.A. para computar el progreso diario en A.A. un inventario moral perpetuo que salvaguarda el Despertar Espiritual de nuestra sobriedad una evaluación con que finalizamos cada día. El designio de nuestra Filosofía es Vivir Cada Paso. El propósito del Décimo Paso no solamente es proseguir nuestro inventario personal, sino que, también, cotejar nuestro progreso diario en cada uno de los Pasos del programa de A.A.
Revisando nuestros defectos diariamente, muchas veces nos damos cuenta de que estamos en un camino equivocado. Debido a la naturaleza propia del alcohólico que permite que estas situaciones lleguen generalmente hasta el último límite, es necesario corregirlo urgentemente cuando se hace ese descubrimiento.
No es pues raro que nos encontremos en el camino equivocado, lo que importa es regresar al camino indicado. El inventario diario es indispensable para este requisito. Nos parece conveniente la siguiente relación de algunas de las “posiciones desviadas” para que todos los miembros puedan reconocerlas:
1. Cuando hemos olvidado que somos alcohólicos que tenemos un sistema nervioso incapaz de resistir el efecto narcótico del alcohol.
2. Cuando la complacencia nos deja desprevenidos, permitiendo que el resentimiento y la intolerancia se deslicen nuevamente en nuestras vidas.
3. Cuando disminuimos la práctica de la honradez, la humildad y la restitución.
4. Cuando nos engreímos por nuestros éxitos en A.A. y cesamos nuestro contacto con Dios.
5. Cuando no sentimos interés en los miembros nuevos y nos parece incomodo ayudarlos.
6. Cuando exigimos autoridad y esperamos que se alabe nuestra sobriedad.
7. Cuando hace entrada el aburrimiento.
8. Cuando empezamos a faltar a las reuniones de A.A.
9. Cuando dejamos de estudiar el Libro Grande.
Cuando el inventario revela que tenemos cualquiera de estos síntomas corremos el riesgo de beber. El egocentrismo es nuestro problema grave.
El antídoto es una revisión rápida de nuestro alcoholismo. Debemos rezar pidiendo que se renueve nuestro interés; leer el Libro Grande; hablar de A.A. con los miembros; asistir a mas sesiones; ayudar en lo que podamos; considerar que nuestro alcoholismo ha sido frenado pero que nunca se curar; entregarnos al Programa; trabajar con miembros nuevos; revisar el milagro que Dios ha hecho en nuestras vidas; ser honrados y agradecidos y ofrecer una oración de gratitud; llevar con nosotros el Libro Grande siempre que salgamos de viaje.
La Segunda Parte del Decimo Paso “admitir sincera y espontáneamente nuestras faltas, al irlas reconociendo”, no debe tomarse a la ligera. Sirve para acondicionar el carácter.
El reconocimiento de un error no es suficiente, debe seguirlo una admisión verbal. De acuerdo con los requisitos de nuestro Programa, cuando nuestra falta ha dañado a alguien, lo indicado es hacer reparaciones. El inventario nos mantiene alerta a nuestra responsabilidad en este asunto.
El miembro que es sincero se aplicara esto a sí mismo. Buscara el significado de “admitirlas al irlas reconociendo”.
Recordemos cuando en el Quinto Paso admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos. Recordemos como meditamos sobre ellos en los Pasos Sexto y Séptimo. Recordemos la vital importancia que tuvo entonces para nuestro bienestar.
Todavía es de vital importancia. No hemos cambiado en ese sentido y nunca cambiaremos. El alcoholismo ha sido frenado, pero no hemos sido curados. No está en la naturaleza del alcohólico el permanecer sin cambiar. Tenemos que admitir nuestros defectos para poder tener el sentimiento de decoro y de dignidad que nos mantiene en ola debida condición espiritual, que es necesaria para conservar la sobriedad.
Sigamos haciendo este inventario diario. Cuando estemos en un error comprendamos el valor de admitirlo prontamente para que deje de preocuparnos. Admitamos nuestras equivocaciones. Es tonto tratar de defender nuestros errores y tratemos de quitarnos esa costumbre.
El acatamiento y la práctica de este Paso nos permitirá comprenderlo y desarrollara nuestra capacidad al practicarlo. El Décimo Paso creara un equilibrio mental sumamente útil para una mejor condición espiritual que es tan necesaria en nuestra recuperación del alcoholismo.
Recordemos que nuestra “Nueva Personalidad NO es compatible con defectos morales ni con errores ocultos”. El Décimo Paso nos hace auto-analíticos y menos inclinados a criticar a los demás. Nos mantiene alerta.
Cuando utilizamos nuestros inventarios nos convertimos en una farsa nuestras vidas. Para logra un verdadero progreso necesitamos examinarnos concienzudamente. Se lo debemos a Dios, a nosotros mismo y a nuestras familias. Necesitamos pensar como hombres sobrios para poder vivir en sobriedad.
El inventario nos ayudara a determinar el grado de éxito que estamos logrando en A.A. Nos permitirá saber el estado en que nos encontramos y contribuirá a que se conserve satisfactorio.
RESUMEN:- No hay nada más importante para la recuperación el alcohólico que la conservación de su sobriedad. El Décimo Paso nos proporciona un medio para esa conservación. Es un medio sencillo y efectivo para sondear las aguas peligros de la borrachera mental y localizar reservas, pensamiento, estados de ánimo y actos que puedan hacernos regresar a la borrachera física. El egocentrismo sigue siendo un horrible peligro. Salvaguardamos nuestra sobriedad diaria mediante frecuentes revisiones mentales de nuestro proceder y de nuestra buena voluntad para admitir nuestros errores. Hacemos un hábito diario del inventario mental. Nos revelara mucho sobre nuestros pensamientos negativos y conducta voluntariosa, para corregirlos de acuerdo con los dictados de nuestra conciencia.
Si terminamos del día con una revisión de nuestra conducta emocional y del trato que damos a otros, podemos corregir tanto nuestros caprichos como nuestras faltas.
El admitir nuestras faltas nos aporta beneficios tanto psicológicos como espirituales.
Complementa nuestro inventario personal. La practica continua del Décimo Paso, vivifica nuestra conciencia poniéndose alerta al conocimiento de nuestra necesidad de la ayuda de Dios y la sublimación Divina en nuestras voluntades.
sábado, 2 de marzo de 2019
viernes, 1 de marzo de 2019
44 Preguntas Acerca de "Alcohólicos Anónimos" (Parte 9)
Preguntas de un Principiante
A.A. persigue un solo objetivo primordial, a pesar de que indirectamente puede ser responsable de otros beneficios. A continuación se dan las preguntas que con frecuencia hacen los recién llegados a la Comunidad.
¿Me ayudará A.A. en lo relativo a fondos?
Muchos alcohólicos, cuando ya se dirigen a A.A. en busca de ayuda para su problema alcohólico, han tenido la oportunidad de acumular considerables problemas económicos. No es extraño, por eso, que algunos abriguen la esperanza de que A.A. pueda ayudarles en alguna forma a aliviar sus compromisos de dinero más apremiantes.
Desde el principio de la experiencia de A.A. como sociedad, se descubrió que el dinero, o la falta de él, no tenía nada que ver con la capacidad de un recién llegado para adquirir la sobriedad y resolver los numerosos problemas que se habían complicado aún más debido al excesivo uso del alcohol.
A la inversa, la falta de dinero tampoco parecía ser obstáculo para el alcohólico, sin que importase la magnitud de sus deudas, siempre y cuando que honrada y sinceramente quisiese hacerles frente a las realidades de la vida sin valerse del alcohol. Una vez que el gran problema del alcohol quedaba descartado, los demás problemas, inclusive los relacionados con asuntos de dinero, parecían resolverse solos. Algunos A.A., se habían rehabilitado económicamente en forma sensacional y en tiempo relativamente breve.
Para otros, el camino ha sido largo y duro. La respuesta básica de esta pregunta es que A.A. existe para un solo objetivo que en ninguna forma está relacionado con la prosperidad material o con su ausencia. Nada prohíbe que cualquier miembro de un grupo le brinde comida a un recién llegado, le obsequie un traje o le haga un préstamo. Eso es una cuestión que queda a la discreción del individuo. No obstante, sería erróneo que algún alcohólico tuviese la idea de que A.A. es una organización de caridad.
¿Me ayudará A.A. a enderezar mis asuntos de familia?
El alcohol es un factor que frecuentemente complica la vida en familia, empeorando los pequeños disgustos, sacando a relucir los defectos de carácter y acarreando problemas de dinero. Cuando buscan la ayuda de A.A., muchas personas se encuentran ya en medio de la peor confusión en cuanto a su familia.
Algunos recién llegados, repentinamente conscientes de su propia contribución al caos, se dedican con fervoroso entusiasmo a corregir sus defectos y resumir su vida normal de familia. Otros, con o sin razón para ello, continúan amargamente resentidos con los miembros de sus familias.
Casi sin excepción, los recién llegados que se aplican con sinceridad en el programa de A.A., logran enmendar la confusión que reina en sus familias. Los lazos que unen al alcohólico honrado con su familia parecen adquirir más consistencia que antes. En algunas ocasiones, naturalmente, el daño ha sido irreparable y se necesita formular un enfoque completamente nuevo de la vida familiar. Pero generalmente la historia tiene un desenlace feliz.
La experiencia parece indicar que el alcohólico que se dirige a A.A. sólo para estar bien con la familia, no porque sinceramente desea dejar de beber, puede experimentar muchas dificultades antes de lograr la sobriedad. Siempre debe venir primero el deseo sincero de dejar el alcohol. Una vez lograda la sobriedad, el alcohólico encontrará que muchos de los problemas que más le acosan en su vida cotidiana pueden ser enfocados de una manera realista, y con probabilidad de ser resueltos.
¿Tiene A.A. hospitales o casas de reposo para los alcohólicos?
No, "A.A. no tiene hospitales ni casas de reposo" para los alcohólicos.
Tradicionalmente nunca se brindan servicios ni facilidades patrocinadas por A.A.
Conservando la tradición de evitar prestar los servicios que otros pueden dar, A.A. evita cualquier posible equivocación con respecto a su objetivo primordial que es el de ayudar a los alcohólicos que acuden en busca de una nueva vida sin el alcohol.
En algunas regiones, los comités de servicios formados por miembros de A.A. han hecho arreglos con los hospitales locales para que reciban alcohólicos a quienes ellos apadrinan como individuos y no como representantes de la Sociedad como un todo.
En otras localidades, algunos A.A. o grupos de A.A. han establecido casas de reposo que atienden primordialmente a los recién llegados al programa de recuperación.
Debido a su conocimiento especial de los problemas que se les presentan a los alcohólicos, los dueños o dirigentes de esas casas a menudo pueden ayudarles a los recién iniciados durante su primer período decisivo de sobriedad. Pero dichas casas no tienen conexión con A.A. fuera de que las administran en algunos casos personas que adquirieron su propia sobriedad por medio de A.A. En su calidad de asociación, la sociedad de A.A. nunca se afilia a empresas de negocios de ninguna clase.
¿Patrocina A.A. alguna actividad social para los miembros?
La mayoría de los A.A. son personas sociales, lo cual es un factor que puede haber sido en parte responsable de que se hayan vuelto alcohólicos. Por esa razón, las reuniones de los grupos locales son generalmente muy animadas.
A.A. como sociedad, nunca ha desarrollado programas formales de actividades sociales, pues el único objetivo de la asociación es ayudar a los alcohólicos a volverse sobrios. En algunas regiones los miembros, enteramente bajo su propia responsabilidad individual, han abierto salones de club y otras facilidades para los miembros del grupo local. Esos clubes son totalmente independientes de A.A. y generalmente se tiene mucho cuidado de evitar que se les identifique con la asociación.
Aun donde no hay un club, no es raro que los grupos locales hagan arreglos para tener comidas de Año Nuevo, paseos, fiestas y reuniones semejantes. En algunas de las grandes ciudades los A.A. se reúnen regularmente para almorzar y tienen reuniones amistosas durante los fines de semana.
¿Qué opinan los médicos acerca de A.A.?
Ver también el folleto "A.A. como Recurso para los Profesionales de la Salud"
Desde sus comienzos, A.A. ha gozado de la amistad y el apoyo de los médicos que conocen su programa de recuperación del alcoholismo. Los médicos, mejor que cualquier otro grupo, están en posición de apreciar cómo han sido de inciertos, en el pasado, otros enfoques del problema del alcoholismo. A.A. nunca se ha anunciado como la única solución al problema, pero el programa de recuperación de A.A. ha producido buenos resultados tan frecuentemente después del fracaso de otros métodos, que hoy los médicos son los más francos partidarios del programa en sus comunidades.
Una muestra de la actitud de la profesión médica hacia A.A. se dio en 1951, cuando la Asociación Norteamericana de Salud Pública nombró a Alcohólicos Anónimos como merecedor del famoso "Premio Lasker" en "reconocimiento formal del éxito de A.A. en el tratamiento del alcoholismo como enfermedad y en la eliminación de su estigma social".
A.A. es aún nuevo (o desconocido) en algunas comunidades y no todos los médicos están familiarizados con su programa de recuperación. Pero damos a continuación algunos extractos de comentarios hechos acerca de A.A. por eminentes autoridades médicas.
En 1967, la Asociación Médica Norteamericana dijo que ser miembro de A.A. era todavía la forma más eficaz de tratar el alcoholismo, e hizo una citación de la Dra. Ruth Fox, eminente autoridad en el alcoholismo, y directora médica, en aquel entonces, del Consejo Nacional Sobre el Alcoholismo:
"Con sus millares de grupos y 300,000 alcohólicos recuperados [actualmente más de dos millones], A.A. ha alcanzado, sin duda, a más individuos de lo que hemos hecho todos nosotros en conjunto. Para los pacientes que puedan y deseen aceptarlo, puede que A.A. sea la única terapia que se necesite."
"Tengo el mayor respeto por el trabajo que hace A.A., por su espíritu y su filosofía de ayuda mutua. Nunca pierdo la oportunidad de manifestar mi aprobación, en público o privado, donde pueda ser de interés."
Karl Meninger M.D. Fundación Meninger
"Tal vez el tratamiento más eficaz en la rehabilitación de un alcohólico sea una filosofía que se ajuste al individuo y su familia, una confianza absoluta en sí mismo que el alcohólico logrará sólo después de que logre entenderse a sí mismo, y una asociación íntima con otros cuyas experiencias corren parejas con las suyas mismas. La cooperación del médico con Alcohólicos Anónimos es una forma de obtener todo esto para el paciente."
Marvin A Block,M.D.
Miembro componente del ComitéSobre el Alcoholismo y la Dependencia de las Drogas
de la Asociación Médica Norteamericana
¿Qué opinan los clérigos acerca de A.A.?
Ver también el folleto "Los Miembros del Clero preguntan acerca de Alcohólicos Anónimos"
Es seguro que ningún otro movimiento laico de los tiempos modernos ha disfrutado más abundantemente que A.A. del apoyo del clero de las principales denominaciones.
Lo mismo que los médicos, los consejeros espirituales de la humanidad se han preocupado hace mucho tiempo por el alcoholismo. Muchos de ellos han escuchado de labios honrados la sincera promesa de abstención del alcohol que no podían controlar, sólo para verlos después faltar a la palabra empeñada, a las pocas horas, días o semanas. La conmiseración, la comprensión y los llamamientos a la conciencia de nada servían al religioso que trataba de ayudar al alcohólico.
Por eso, tal vez no sorprenda que A.A. —aunque brinda más bien un modo de vivir que la senda de una religión— ha sido recibido tan entusiastamente por representantes de diferentes religiones. He aquí lo que algunos de ellos han dicho en el pasado al referirse a A.A.
The Directors Bulletin, Periódico de los Jesuitas que se publica en St. Louis, Mo.
"El padre Dowling, del personal directivo de The Queen‟s Work, ha tenido excepcional oportunidad de observar el movimiento de Alcohólicos Anónimos.
"Encuentra que la base de la terapia de A.A. incluye la abnegación, la humildad, la caridad, el buen ejemplo y las oportunidades para una nueva forma de recreación social. Todas las religiones están representadas en el movimiento. Los lectores pueden tener la seguridad de que ningún artículo o libro del movimiento es siquiera un diez por ciento tan convincente como el contacto personal con un individuo o un grupo de A.A., cuyas personalidades, negocios y hogares se han transformado de un caos en sólidas realizaciones".
"The Living Church" (Episcopal)
"La técnica de Alcohólicos Anónimos se funda en el principio verdaderamente cristiano de que el hombre no puede ayudarse a sí mismo sino ayudando al prójimo. El plan de A.A. ha sido descrito por sus propios miembros como un „autoseguro‟. Este autoseguro ha dado como resultado la rehabilitación de la salud física, mental y espiritual y el respeto propio de centenares de hombres y mujeres que hubieran estado irremediablemente perdidos sin esta rara pero eficaz terapia".
¿Quién es responsable de la publicidad acerca de A.A.?
La tradición de las relaciones de A.A. con el público se ha fundado siempre en la atracción más bien que en la promoción. A.A. nunca busca la publicidad, pero siempre coopera ampliamente con los representantes serios de la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros vehículos de publicidad que busquen información sobre su programa de recuperación.
Las noticias acerca de las actividades nacionales e internacionales de A.A. son difundidas por el Comité de Información Pública de la Junta de Servicios Generales. A nivel local, se han formado comités encargados de facilitar a los medios informativos datos sobre A.A. como recurso para los alcohólicos en su comunidad.
A.A. agradece profundamente a todos sus amigos que han coadyuvado al reconocimiento del movimiento. Y se siente igualmente conmovida de que el anonimato de sus miembros, sobre el cual descansa el programa, haya sido tan fielmente respetado por los medios publicitarios.
También debemos señalar el hecho de que los miembros de A.A. no son anónimos entre sí, dentro de la Comunidad de A.A., ni en las reuniones de A.A.
Un Nuevo Modo de Vivir
Un nuevo modo de vivir no puede describirse: es necesario experimentarlo. La literatura descriptiva que se funda en amplias generalidades inspiradoras deja forzosamente muchas preguntas sin contestación, y puede que muchos lectores no queden completamente satisfechos de haber encontrado lo que buscaban o necesitaban. Por otra parte, un catálogo de la mecánica y los detalles de un programa de un modo de vivir, puede mostrar apenas en parte su valor.
A.A. es un programa para un nuevo modo de vivir sin alcohol, un programa que está dando resultados eficaces para muchas decenas de miles de personas que lo aceptan y lo aplican con honradez y sinceridad. Está funcionando en todo el mundo y para hombres y mujeres de toda clase y condición.
Tal vez este folleto haya contestado las preguntas principales formuladas y sin formular que usted pueda haber tenido en relación con A.A. Y tal vez haya otras preguntas que se puedan contestar, como las de este folleto, sólo sobre la base de la experiencia de A.A. con el problema del alcoholismo. Si usted tiene alguna de esas preguntas que hacer, no vacile en comunicarse con algún grupo de A.A. de su comunidad o de sus cercanías o escriba a Box 459, Grand Central Station, New York, NY 10163, U.S.A.
jueves, 28 de febrero de 2019
Salmo 23
Quiero compartir contigo una reflexión sobre el salmo 23 que me llegó hace unos días:
“el Señor es mi Pastor: A eso se le llama relación, no somos súbditos ni esclavos que tengan que estar a los pies del Señor, sino que somos como las ovejas de un pastor, es decir, somos cuidados, guiados y protegidos por Él. Esa es la relación que tenemos con el Señor.
Nada me faltará: A eso se le llama proveer. Nuestro Dios nos provee de todo, no necesitamos más si estamos en su presencia. No tenemos que andar mendigándoles a otros lo que Él nos puede dar con su amor.
En verdes praderas me hace recostar: A eso se le llama descanso.
Reposar en su corazón, dejar el ritmo trepidante de todos los días y dejar que Él nos consuele y nos calme.
Me conduce hacia fuentes tranquilas: A eso se le llama refrescar. Su Espíritu Santo siempre renueva las fuerzas y nos da una nueva mirada de las realidades diarias.
Confortará mi alma: A eso se le llama sanar. Su presencia cicatriza nuestras heridas para que no haya dolor, es ser sano en su presencia y en su amor.
TAREA DEL DIA:
Confortará mi alma: A eso se le llama sanar. Su presencia cicatriza nuestras heridas para que no haya dolor, es ser sano en su presencia y en su amor.
Me guía por el sendero justo… A eso se le llama guiar, a Él tenemos que seguir y es el criterio de vida desde el cual tenemos que actuar y tratar de hacer cada una de nuestras actividades.
Por el honor de su nombre: A eso se le llama propósito, tenemos que vivir para honrarle, para vivir dándole gloria.
Aunque camine por valles oscuros: A eso se le llama prueba, derrotas, momentos difíciles los cuales tenemos que enfrentar y en los que tenemos que vivir la seguridad de Dios que no nos abandona.
Nada temo: A eso se le llama protección, Dios cuida, protege y no permitirá que nadie nos dañe, por eso debemos estar tranquilos.
Porque tú vas conmigo: A eso se le llama fidelidad, no me deja nunca, siempre, a pesar de mis descuidos, está conmigo
TAREA DEL DIA:
Busca el salmo 23. Ora con él, sé testimonio de amor para aquellos que están cerca de ti
Alberto Linero
Alberto Linero
miércoles, 27 de febrero de 2019
Sabiduría Popular
No te quemes los dedos por apagar la vela de otro
El elogio del ausente se hace sin adulación
Es por su cacareo por lo que la gallina hace que se descubra el huevo
Quien teme mojarse no pesca truchas
la astucia de quien no la tiene es la paciencia
Canté o no cante el gallo, el día amanece
martes, 26 de febrero de 2019
Para mis GRANDES AMIGOS ........ Ojalá sea de su agrado.
Un
verdadero amigo, es aquel que llega cuando los demás te han dejado, un
verdadero amigo te quiere y te acepta tal como eres sin condiciones, un
verdadero amigo no hace del amigo "un traje a la medida", un
verdadero amigo te acepta, te apoya y te ama sin imponerte cómo debes ser y
actuar según sus deseos, un verdadero amigo es eso simplemente:
"UN
VERDADERO AMIGO".
lunes, 25 de febrero de 2019
El Pequeño Libro Rojo De AA (Parte 8)
OCTAVO PASO
Hicimos una relación de todas aquellas personas con las que obramos mal y nos dispusimos a enmendar el daño que les causamos
(Véase el Capítulo 6 del Libro Grande)
NOVENO PASO
Reparamos, hasta donde humanamente nos fue posible el daño que causamos a esas personas salvo en aquellos casos que el hacerlo ocasionaría perjuicio a ellas o a otras El objetivo de los Pasos Octavo y Noveno es delinear y llevar a la práctica un curso operante de conducta que enmendara directamente el daño o mal que nuestra manera de beber puede haber ocasionado a otros y así, tener una relación armoniosa con Dios y con nuestros semejantes.
La práctica de la Filosofía de A.A. llena adecuadamente estos requisitos. Es una “Manera de Vivir” comprobada a través de la cual el alcohólico corrige sus errores pasados y hace restituciones al pariente, al amigo o al enemigo, a mediad que lleva a cabo su propia recuperación de los estragos físicos, mentales y espirituales del alcoholismo.
Muchos alcohólicos están de acuerdo en la eficacia de nuestra Filosofía pero dejan de beneficiarse con ella porque no han valorizado adecuadamente su enfermedad alcohólica.
Como no creen que están enfermos, no ven ninguna razón para molestarse en ponerse bien. Las reservas que tienen respecto a su enfermedad espiritual crean indiferencia en lo relativo a “Enmendar”. Los miembros de A.A. no frenan su alcoholismo ni logran recuperarse solamente con estar de acuerdo con los principios de la filosofía de A.A.
Solo se recuperan si los Viven. Estos Pasos operan en conjunción el uno con el otro. Tenemos una relación de aquellos a quienes hemos dañado, tenemos nuestra relación de rencores, tenemos una relación de aquellos a quienes hemos dañado y que viviendo este Programa estamos primero haciendo reparaciones a nosotros mismos a nuestros maltrechos, a nuestras mentes confusas, a nuestros espíritus presa del desasosiego.
No es difícil hacer una relación de las personas que sufrían porque bebíamos. Nuestro verdadero problema consiste en llegar a un estado de ánimo que acepte el daño que hemos causado y que abarque una sincera disposición a enmendarlo.
El Noveno Paso no puede llevarse a la práctica ni fácil ni rápidamente. Comienza a haber cierto grado de restitución cuando aceptamos el Programa de A.A. como una “Manera de Vivir” este es generalmente limitado porque no es sino hasta que hemos pertenecido a A.A. por varios meses y fortalecido nuestra sobriedad con un conocimiento fundamental solido del Programa, cuando adquirimos la fortaleza espiritual y la comprensión necesaria para hacer con discreción las reparaciones.
El miembro se encuentra con muchos obstáculos en el acatamiento de este Paso.
Encontramos que el dejar las cosas para después es un impedimento para algunos miembros. Esto debe evitarse. Por otra parte están aquellos que son demasiado ambiciosos para reedificar, por dejar el asunto terminado de una vez. Recuerde que en la mayoría de los casos se requerirá toda la vida para completar el Noveno Paso. Algunos miembros se ponen emocionales con la inspiración de la nueva personalidad que se están forjando y obran impulsivamente. Su actuación propende a quedar lejos de
su logro. El orgullo es un obstáculo. Otro obstáculo y el cual es común, es la confusión ocasionada por la interpretación incorrecta del propósito de Este Paso.
Los miembros más antiguos podrán ayudar, si se les consulta, donde quiera se presenten confusiones. No proceda precipitadamente o cuando estén en duda pídales su opinión a ellos, formule entonces un plan de acción y con la ayuda de Dios, empiece a reparar los daños de los que es responsable.
La meditación y la oración son necesarias para hacer restituciones. No puede hacerse ninguna restitución que no haya sido precedida por la oración porque le faltara plena intención y efectividad. El contacto consciente con Dios en lo referente a hacer reparaciones no solamente dará lugar a un resultado más satisfactorio sino que le ayudara a determinar las reparaciones que podrían perjudicar a otros. La discreción en lo que respeta a eso es imperativa.
(Véase el Capítulo 6 del Libro de “A.A.”)
La presencia de Dios ahora en nuestras vidas eleva y su sublima nuestras actitudes mentales y físicas. Nos da la humildad que necesitamos para hacer reparaciones y un incentivo para poner manos a la obra. “Estamos tratando de poner en orden nuestras vidas. Lo hacemos sirviendo a Dios y a los que nos rodean en todo lo que podamos”. Ahora surge esta cuestión: ¿Los nombres de quienes deben estar en nuestra relación? ¿Cómo lo hacemos para hacer restituciones a esas personas? ¿Cuál es el procedimiento a seguir?
Nuestras respuestas a esas preguntas se encuentran en el Capítulo 6 del Libro de “Alcohólicos Anónimos en la sección que trata de los Pasos Octavo y Noveno.
El siguiente resumen de ciertas indicaciones tomadas de esas páginas es incompleto y tiene que ampliarse cada miembro al aplicarlo a sus necesidades particulares.
No resulta imposible cubrir en su totalidad este asunto tan complejo, pero hemos catalogado unos cuantos ejemplos e indicaciones. En nuestra lista están clasificados cuatro tipos de personas y se comenta sobre un quinto tipo que generalmente no se incluye en la relación de aquellos a quienes se va a hacer reparaciones, pero que necesita ser tomado en consideración si se va a asegurar una sobriedad permanente.
PRIMER GRUPO: AMIGOS: - En este Grupo están las personas con las que hemos
estado relacionado por una intima amista, por negociones, etc., aquellos con los que debíamos ser amistoso pero hemos cortado nuestro tratado por resentimiento, orgullo o por agravios imaginarios; aquella a quienes hemos tratado injustamente pero que no hemos dañado, excepto con palabras duras o con una manera tonta de proceder y con quienes de hecho no estamos en deuda.
La técnica que ha de observarse al abordar a las personas que están en esta clasificación se basa en la sinceridad. Nuestro enfoque es “calmado, franco y abierto”. Tratamos de convencer a la persona con quien nos acercamos, de nuestras buenas intenciones de que este seguro que lamentamos el trato que de nuestra parte recibió.
Le hablamos de nuestra enfermedad alcohólica y de la naturaleza de los resentimientos y del odio en relación a nuestra sobriedad. Le explicamos cuáles son nuestras intenciones y le pedimos que nos perdone y que nos ayude en nuestras futuras asociaciones. Nuestro propósito es crear buena voluntad y recuperar la amistad. Evitamos darle a cualquiera la impresión de que somos religiosos en grado fanático, pero nunca soslayamos el tema de Dios si se presenta en la conversación.
No tratemos de hacerle restituciones a alguien que todavía este “ardido” por un injusticia reciente, ni de hacer reparaciones que puedan lastimar a otra persona. Habrá pocos casos en los que nuestras solicitudes sean rechazadas. Si no podemos entablar una reconciliación y no se nos recibe favorablemente, sencillamente abandonemos el caso con la esperanza de que, con el tiempo, nuestra sobriedad y nuestro trato futuro reparan la brecha.
El punto principal que ha de tenerse presente es que estamos cumpliendo con un deber, que no nos alteraremos ni nos desanimaremos cuando se nos reciba desagradablemente o con aspereza, que el propósito de nuestra visita es el de lograr un acuerdo y que en ninguna circunstancia nos retiraremos de mal humor o resentidos.
GRUPO DOS: LA FAMILIA:- (Véase el Capitulo “La Familia Después”, del Libro “Alcohólicos Anónimos”).
Las personas incluidas en este grupo generalmente se encuentran en nuestras familias. Los ejemplos más salientes son las esposas en los casos de alcohólicos y en los casos de mujeres alcohólicas, los maridos. Siguen las madres, los padres, los hijos e hijas y frecuentemente, amigos íntimos a quienes hemos causado trastornos en su vida con nuestros hábitos egoístas y desconsiderados.
Hemos sido como “huracanes que pasan rugiendo por la vida de otros”, causando pesadumbre y matando las relaciones cordiales. El daño que hemos causado a las personas de este grupo abarca muchos años. Se necesitaran muchos años para repararlo.
La técnica que se usa para abordar a las personas de este grupo no es un problema a menos que el hogar se haya deshecho y una separación haga imposible el contacto necesario para hacer la reparación. Aun siendo así, el miembro se beneficiara siguiendo el Programa porque la persona lastimada generalmente llega a saber de su sobriedad, puede ser que necesite tiempo para llevar a cabo una reconciliación, pero los arreglos satisfactorios vendrán pronto por lo general.
Muchas veces se han traído por carta estos asuntos pero el contacto directo es preferible en solos casos que sea posible. Si el hogar no se ha desbaratado, la familia del miembro se percata de su deseo de retractarse de su alcoholismo y rara vez deja de apoyarlo en su propósito.
Es importante que sus familiares lean el Libro “Alcohólicos Anónimos” para así adquirir un conocimiento del alcoholismo y de los Pasos que indican en nuestro Programa para su tratamiento. Un miembro nuevo necesita la comprensión y cooperación completa de su familia.
Las reparaciones que hace a ellos son más completas y las hace más fácilmente sus familiares se dan cuenta de lo que él está tratando de hacer.
Nuestra sobriedad es una bendición para las personas del Grupo Dos. Por regla general, es por sí sola la más grande restitución que les podemos hacer, aunque a pesar de esto tiene que ir seguida por actos de bondad y consideración. (Se recomienda repasar el Capitulo “A las Esposas” del Libro Alcohólicos Anónimos). El abstenerse de beber, en sí solo, no es suficiente. Tenemos que ser atentos y considerados con toda la familia.
Debe haber armonía y cooperación. Las demostraciones de nuestro cariño y deseo de ser merecedores de su respeto serán muy útiles. Los daños irreparables puede ser muchos: cuando encontramos casos de estos solo podemos compensarlos con manifestaciones obvias de nuestra buena voluntad para enmendar el daño si fuese posible. No perdamos tiempo para enmendar los que se pueden.
Los problemas sexuales complican la vida de muchos alcohólicos. Los primeros que tenemos que considerar para tratarlos es que es necesario cortar la dificultad en su origen. La honradez es un factor primordial en la vid de todos los miembros de A.A. y no deja lugar al adulterio.
El daño que se causa a otros tiene que considerare al resolver nuestros problemas sexuales. Siempre tenemos mucho tacto para manejar la situación en que se indicado hacer una reparación. Cuando se despiertan los celos, impiden nuestro progreso. Hay que tener confianza en la ecuanimidad, la meditación y la oración. Ponemos el asunto en manos de Dios y entonces nos guiamos por dictados de su Voluntad y de nuestra conciencia.
GRUPO TRES: LOS ACREEDORES:- “No eludimos a nuestros acreedores”.
(Véase el Capítulo 6 del Libro “Alcohólicos Anónimos”).
El acreedor generalmente sabe que demos. Si no, debemos “poner las cartas sobre la mesa”. Si se puede pagar hacemos el mejor trato que sea posible. Puede ser que en una fecha futura cuando empecemos a hacerlo con pequeñas cantidades hasta que podamos pagar más. Lo principal es llegar a un entendimiento. Debemos estar tranquilos en este sentido porque de otra manera el miedo puede llevarnos otra vez a la bebida. Cuando nuestro acreedor comprende la naturaleza de nuestra enfermedad alcohólica puede darse cuenta de que no podrá haber dinero en un futuro próximo a menos de que mantengamos nuestra sobriedad y así, estarán en mejor disposición para escuchar nuestra proposición.
CUARTO GRUPO: LOS QUE HAN FALLECIDO:- El daño que les causamos a parientes y amigos que ya han fallecido suele ser motivo de auto condenación. Esto no debe ser; resulta dañino. Para evitarlo, nos valemos de la oración. Tenemos que darnos cuenta de la ineficacia del remordimiento por errores que ya no podemos corregir. No permitamos que los errores del pasado perjudiquen la oportunidad de ser útiles en lo futuro. Razonemos que el daño que hemos causado será compensado en parte con nuestra manera de vivir de acuerdo con esta filosofía; que, puesto que están fuera de nuestro alcance los ya fallecidos, lo que debe es hacer restituciones a sus familiares que están vivos. Si esto no es posible recurrirnos a Dios con la oración pidiéndole que vea nuestra buena voluntad y que nos perdone nuestras faltas a esas personas.
Luego están las reparaciones que tenemos que hacer diariamente a Dios. Estas llegan a ser automáticas; son los requisitos de cada uno de los Doce Pasos. El programa de A.A. es una Gran restitución dividida en doce partes.
Antes de poder determinar el daño que hemos causado a otros, tenemos que eliminar la causa de nuestra devastación física y moral. El alcoholismo es nuestra enfermedad. Es la razón de haber dañado a nuestras familias, a nuestros amigos y a los seres queridos ya desaparecidos. Es la razón de nuestra deuda; es responsable de nuestro deterioro físico; nos ha acarreado una manera irracional de pensar, una conducta insana y una enfermedad del espíritu.
Nos hacemos restituciones a nosotros mismos, a nuestras personalidades de antes de volvernos alcohólicos, comprendiendo nuestra enfermedad, aclarando cuales son nuestros defectos de carácter y eliminándolos
de nuestras vidas, con el debido cuidado de nuestro organismo, con la restauración de nuestra mente a través de la sobriedad, y con el tratamiento de nuestra enfermedad espiritual recurriendo a la comprensión y obediencia de la Voluntad de Dios. La recuperación del alcohólico depende de la restitución y dependerá de esta toda su vida.
Muchas veces tendemos a atiborrar nuestra relación con faltas insignificantes, ya olvidadas y sin importancia. Las reparaciones en estos casos serian interminables; debemos olvidar. Muchos de nosotros hemos estado inciertos acerca de si es aconsejable hacer ciertas reparaciones. Habrá otras que hacer en nuestra relación y encontramos que los nuevos errores que están ocurriendo constantemente en nuestras vidas llevaran de vuelta a reparar otros que ya están en nuestra lista.
El Noveno Paso ha dado lugar a muchas reconciliaciones ha llevado paz y felicidad a las vidas de aquellos que sufrían por nuestro alcoholismo. Su gran poder recuperativo también ha afectado las vidas de miles de alcohólicos a través del despertar espiritual que han experimentado. Debido a este Paso, estos mismos alcohólicos han recobrado su propia estimación, han adquirido valor y fortaleza y han asumido sus responsabilidades. Sienten la presencia de Dios y con su presencia viene la realización de que sus vidas se están volviendo gobernables de nuevo.
RESUMEN:- Difícilmente podríamos exagerar el valor que tiene “Hacer Restituciones”.
La mayoría de nosotros subestimamos su poder para cambiar nuestra actitud hacia Dios, hacia nuestros semejantes y hacia las circunstancias diarias de una vida sobria. Nuestro deseo de llevar una nueva vida y de que se nos tolere y perdone, nos debe hacer reaccionar con tolerancia y clemencia y mover a reparar nuestros errores. A.A. nos enseña que “vivir y dejar vivir” es salvaguardar nuestra sobriedad. Una actitud de resentimiento con otros impedirá nuestra recuperación. Corregimos esta
actitud en la práctica del Noveno Paso. La restitución integra nuestras personalidades mediante relaciones armoniosas y operantes con Dios y con las victimas de nuestra obsesión alcohólica. No podemos odiar y hacer reparaciones a la vez. Admitir y rectificar nuestros errores es un proceso regenerativo necesario para nuestra recuperación.
Nos da la comprensión y fortaleza espiritual que contribuye a encontrar la sobriedad. Los Doce Pasos son una restitución que hacemos a Dos y a nosotros mismos. Nuestra propia conservación lo exige. Pagamos a nuestros acreedores; confesamos de plano nuestras faltas a Dios y hacemos reparaciones a parientes y amigos, excepto cuando el hacerlo les perjudica a ellos o a otros. Las actitudes de reserva y de falta de buena voluntad son peligrosas para nosotros. Nos llenan de descontento y nos tornan beligerantes, dando como resultado la borrachera. “Estamos tratando de poner en orden nuestras vidas. Lo hacemos sirviendo en todo lo que podemos a Dios y a los que nos rodean”. Creemos que este es el propósito de los Pasos Octavo y Noveno.
Hicimos una relación de todas aquellas personas con las que obramos mal y nos dispusimos a enmendar el daño que les causamos
(Véase el Capítulo 6 del Libro Grande)
NOVENO PASO
Reparamos, hasta donde humanamente nos fue posible el daño que causamos a esas personas salvo en aquellos casos que el hacerlo ocasionaría perjuicio a ellas o a otras El objetivo de los Pasos Octavo y Noveno es delinear y llevar a la práctica un curso operante de conducta que enmendara directamente el daño o mal que nuestra manera de beber puede haber ocasionado a otros y así, tener una relación armoniosa con Dios y con nuestros semejantes.
La práctica de la Filosofía de A.A. llena adecuadamente estos requisitos. Es una “Manera de Vivir” comprobada a través de la cual el alcohólico corrige sus errores pasados y hace restituciones al pariente, al amigo o al enemigo, a mediad que lleva a cabo su propia recuperación de los estragos físicos, mentales y espirituales del alcoholismo.
Muchos alcohólicos están de acuerdo en la eficacia de nuestra Filosofía pero dejan de beneficiarse con ella porque no han valorizado adecuadamente su enfermedad alcohólica.
Como no creen que están enfermos, no ven ninguna razón para molestarse en ponerse bien. Las reservas que tienen respecto a su enfermedad espiritual crean indiferencia en lo relativo a “Enmendar”. Los miembros de A.A. no frenan su alcoholismo ni logran recuperarse solamente con estar de acuerdo con los principios de la filosofía de A.A.
Solo se recuperan si los Viven. Estos Pasos operan en conjunción el uno con el otro. Tenemos una relación de aquellos a quienes hemos dañado, tenemos nuestra relación de rencores, tenemos una relación de aquellos a quienes hemos dañado y que viviendo este Programa estamos primero haciendo reparaciones a nosotros mismos a nuestros maltrechos, a nuestras mentes confusas, a nuestros espíritus presa del desasosiego.
No es difícil hacer una relación de las personas que sufrían porque bebíamos. Nuestro verdadero problema consiste en llegar a un estado de ánimo que acepte el daño que hemos causado y que abarque una sincera disposición a enmendarlo.
El Noveno Paso no puede llevarse a la práctica ni fácil ni rápidamente. Comienza a haber cierto grado de restitución cuando aceptamos el Programa de A.A. como una “Manera de Vivir” este es generalmente limitado porque no es sino hasta que hemos pertenecido a A.A. por varios meses y fortalecido nuestra sobriedad con un conocimiento fundamental solido del Programa, cuando adquirimos la fortaleza espiritual y la comprensión necesaria para hacer con discreción las reparaciones.
El miembro se encuentra con muchos obstáculos en el acatamiento de este Paso.
Encontramos que el dejar las cosas para después es un impedimento para algunos miembros. Esto debe evitarse. Por otra parte están aquellos que son demasiado ambiciosos para reedificar, por dejar el asunto terminado de una vez. Recuerde que en la mayoría de los casos se requerirá toda la vida para completar el Noveno Paso. Algunos miembros se ponen emocionales con la inspiración de la nueva personalidad que se están forjando y obran impulsivamente. Su actuación propende a quedar lejos de
su logro. El orgullo es un obstáculo. Otro obstáculo y el cual es común, es la confusión ocasionada por la interpretación incorrecta del propósito de Este Paso.
Los miembros más antiguos podrán ayudar, si se les consulta, donde quiera se presenten confusiones. No proceda precipitadamente o cuando estén en duda pídales su opinión a ellos, formule entonces un plan de acción y con la ayuda de Dios, empiece a reparar los daños de los que es responsable.
La meditación y la oración son necesarias para hacer restituciones. No puede hacerse ninguna restitución que no haya sido precedida por la oración porque le faltara plena intención y efectividad. El contacto consciente con Dios en lo referente a hacer reparaciones no solamente dará lugar a un resultado más satisfactorio sino que le ayudara a determinar las reparaciones que podrían perjudicar a otros. La discreción en lo que respeta a eso es imperativa.
(Véase el Capítulo 6 del Libro de “A.A.”)
La presencia de Dios ahora en nuestras vidas eleva y su sublima nuestras actitudes mentales y físicas. Nos da la humildad que necesitamos para hacer reparaciones y un incentivo para poner manos a la obra. “Estamos tratando de poner en orden nuestras vidas. Lo hacemos sirviendo a Dios y a los que nos rodean en todo lo que podamos”. Ahora surge esta cuestión: ¿Los nombres de quienes deben estar en nuestra relación? ¿Cómo lo hacemos para hacer restituciones a esas personas? ¿Cuál es el procedimiento a seguir?
Nuestras respuestas a esas preguntas se encuentran en el Capítulo 6 del Libro de “Alcohólicos Anónimos en la sección que trata de los Pasos Octavo y Noveno.
El siguiente resumen de ciertas indicaciones tomadas de esas páginas es incompleto y tiene que ampliarse cada miembro al aplicarlo a sus necesidades particulares.
No resulta imposible cubrir en su totalidad este asunto tan complejo, pero hemos catalogado unos cuantos ejemplos e indicaciones. En nuestra lista están clasificados cuatro tipos de personas y se comenta sobre un quinto tipo que generalmente no se incluye en la relación de aquellos a quienes se va a hacer reparaciones, pero que necesita ser tomado en consideración si se va a asegurar una sobriedad permanente.
PRIMER GRUPO: AMIGOS: - En este Grupo están las personas con las que hemos
estado relacionado por una intima amista, por negociones, etc., aquellos con los que debíamos ser amistoso pero hemos cortado nuestro tratado por resentimiento, orgullo o por agravios imaginarios; aquella a quienes hemos tratado injustamente pero que no hemos dañado, excepto con palabras duras o con una manera tonta de proceder y con quienes de hecho no estamos en deuda.
La técnica que ha de observarse al abordar a las personas que están en esta clasificación se basa en la sinceridad. Nuestro enfoque es “calmado, franco y abierto”. Tratamos de convencer a la persona con quien nos acercamos, de nuestras buenas intenciones de que este seguro que lamentamos el trato que de nuestra parte recibió.
Le hablamos de nuestra enfermedad alcohólica y de la naturaleza de los resentimientos y del odio en relación a nuestra sobriedad. Le explicamos cuáles son nuestras intenciones y le pedimos que nos perdone y que nos ayude en nuestras futuras asociaciones. Nuestro propósito es crear buena voluntad y recuperar la amistad. Evitamos darle a cualquiera la impresión de que somos religiosos en grado fanático, pero nunca soslayamos el tema de Dios si se presenta en la conversación.
No tratemos de hacerle restituciones a alguien que todavía este “ardido” por un injusticia reciente, ni de hacer reparaciones que puedan lastimar a otra persona. Habrá pocos casos en los que nuestras solicitudes sean rechazadas. Si no podemos entablar una reconciliación y no se nos recibe favorablemente, sencillamente abandonemos el caso con la esperanza de que, con el tiempo, nuestra sobriedad y nuestro trato futuro reparan la brecha.
El punto principal que ha de tenerse presente es que estamos cumpliendo con un deber, que no nos alteraremos ni nos desanimaremos cuando se nos reciba desagradablemente o con aspereza, que el propósito de nuestra visita es el de lograr un acuerdo y que en ninguna circunstancia nos retiraremos de mal humor o resentidos.
GRUPO DOS: LA FAMILIA:- (Véase el Capitulo “La Familia Después”, del Libro “Alcohólicos Anónimos”).
Las personas incluidas en este grupo generalmente se encuentran en nuestras familias. Los ejemplos más salientes son las esposas en los casos de alcohólicos y en los casos de mujeres alcohólicas, los maridos. Siguen las madres, los padres, los hijos e hijas y frecuentemente, amigos íntimos a quienes hemos causado trastornos en su vida con nuestros hábitos egoístas y desconsiderados.
Hemos sido como “huracanes que pasan rugiendo por la vida de otros”, causando pesadumbre y matando las relaciones cordiales. El daño que hemos causado a las personas de este grupo abarca muchos años. Se necesitaran muchos años para repararlo.
La técnica que se usa para abordar a las personas de este grupo no es un problema a menos que el hogar se haya deshecho y una separación haga imposible el contacto necesario para hacer la reparación. Aun siendo así, el miembro se beneficiara siguiendo el Programa porque la persona lastimada generalmente llega a saber de su sobriedad, puede ser que necesite tiempo para llevar a cabo una reconciliación, pero los arreglos satisfactorios vendrán pronto por lo general.
Muchas veces se han traído por carta estos asuntos pero el contacto directo es preferible en solos casos que sea posible. Si el hogar no se ha desbaratado, la familia del miembro se percata de su deseo de retractarse de su alcoholismo y rara vez deja de apoyarlo en su propósito.
Es importante que sus familiares lean el Libro “Alcohólicos Anónimos” para así adquirir un conocimiento del alcoholismo y de los Pasos que indican en nuestro Programa para su tratamiento. Un miembro nuevo necesita la comprensión y cooperación completa de su familia.
Las reparaciones que hace a ellos son más completas y las hace más fácilmente sus familiares se dan cuenta de lo que él está tratando de hacer.
Nuestra sobriedad es una bendición para las personas del Grupo Dos. Por regla general, es por sí sola la más grande restitución que les podemos hacer, aunque a pesar de esto tiene que ir seguida por actos de bondad y consideración. (Se recomienda repasar el Capitulo “A las Esposas” del Libro Alcohólicos Anónimos). El abstenerse de beber, en sí solo, no es suficiente. Tenemos que ser atentos y considerados con toda la familia.
Debe haber armonía y cooperación. Las demostraciones de nuestro cariño y deseo de ser merecedores de su respeto serán muy útiles. Los daños irreparables puede ser muchos: cuando encontramos casos de estos solo podemos compensarlos con manifestaciones obvias de nuestra buena voluntad para enmendar el daño si fuese posible. No perdamos tiempo para enmendar los que se pueden.
Los problemas sexuales complican la vida de muchos alcohólicos. Los primeros que tenemos que considerar para tratarlos es que es necesario cortar la dificultad en su origen. La honradez es un factor primordial en la vid de todos los miembros de A.A. y no deja lugar al adulterio.
El daño que se causa a otros tiene que considerare al resolver nuestros problemas sexuales. Siempre tenemos mucho tacto para manejar la situación en que se indicado hacer una reparación. Cuando se despiertan los celos, impiden nuestro progreso. Hay que tener confianza en la ecuanimidad, la meditación y la oración. Ponemos el asunto en manos de Dios y entonces nos guiamos por dictados de su Voluntad y de nuestra conciencia.
GRUPO TRES: LOS ACREEDORES:- “No eludimos a nuestros acreedores”.
(Véase el Capítulo 6 del Libro “Alcohólicos Anónimos”).
El acreedor generalmente sabe que demos. Si no, debemos “poner las cartas sobre la mesa”. Si se puede pagar hacemos el mejor trato que sea posible. Puede ser que en una fecha futura cuando empecemos a hacerlo con pequeñas cantidades hasta que podamos pagar más. Lo principal es llegar a un entendimiento. Debemos estar tranquilos en este sentido porque de otra manera el miedo puede llevarnos otra vez a la bebida. Cuando nuestro acreedor comprende la naturaleza de nuestra enfermedad alcohólica puede darse cuenta de que no podrá haber dinero en un futuro próximo a menos de que mantengamos nuestra sobriedad y así, estarán en mejor disposición para escuchar nuestra proposición.
CUARTO GRUPO: LOS QUE HAN FALLECIDO:- El daño que les causamos a parientes y amigos que ya han fallecido suele ser motivo de auto condenación. Esto no debe ser; resulta dañino. Para evitarlo, nos valemos de la oración. Tenemos que darnos cuenta de la ineficacia del remordimiento por errores que ya no podemos corregir. No permitamos que los errores del pasado perjudiquen la oportunidad de ser útiles en lo futuro. Razonemos que el daño que hemos causado será compensado en parte con nuestra manera de vivir de acuerdo con esta filosofía; que, puesto que están fuera de nuestro alcance los ya fallecidos, lo que debe es hacer restituciones a sus familiares que están vivos. Si esto no es posible recurrirnos a Dios con la oración pidiéndole que vea nuestra buena voluntad y que nos perdone nuestras faltas a esas personas.
Luego están las reparaciones que tenemos que hacer diariamente a Dios. Estas llegan a ser automáticas; son los requisitos de cada uno de los Doce Pasos. El programa de A.A. es una Gran restitución dividida en doce partes.
Antes de poder determinar el daño que hemos causado a otros, tenemos que eliminar la causa de nuestra devastación física y moral. El alcoholismo es nuestra enfermedad. Es la razón de haber dañado a nuestras familias, a nuestros amigos y a los seres queridos ya desaparecidos. Es la razón de nuestra deuda; es responsable de nuestro deterioro físico; nos ha acarreado una manera irracional de pensar, una conducta insana y una enfermedad del espíritu.
Nos hacemos restituciones a nosotros mismos, a nuestras personalidades de antes de volvernos alcohólicos, comprendiendo nuestra enfermedad, aclarando cuales son nuestros defectos de carácter y eliminándolos
de nuestras vidas, con el debido cuidado de nuestro organismo, con la restauración de nuestra mente a través de la sobriedad, y con el tratamiento de nuestra enfermedad espiritual recurriendo a la comprensión y obediencia de la Voluntad de Dios. La recuperación del alcohólico depende de la restitución y dependerá de esta toda su vida.
Muchas veces tendemos a atiborrar nuestra relación con faltas insignificantes, ya olvidadas y sin importancia. Las reparaciones en estos casos serian interminables; debemos olvidar. Muchos de nosotros hemos estado inciertos acerca de si es aconsejable hacer ciertas reparaciones. Habrá otras que hacer en nuestra relación y encontramos que los nuevos errores que están ocurriendo constantemente en nuestras vidas llevaran de vuelta a reparar otros que ya están en nuestra lista.
El Noveno Paso ha dado lugar a muchas reconciliaciones ha llevado paz y felicidad a las vidas de aquellos que sufrían por nuestro alcoholismo. Su gran poder recuperativo también ha afectado las vidas de miles de alcohólicos a través del despertar espiritual que han experimentado. Debido a este Paso, estos mismos alcohólicos han recobrado su propia estimación, han adquirido valor y fortaleza y han asumido sus responsabilidades. Sienten la presencia de Dios y con su presencia viene la realización de que sus vidas se están volviendo gobernables de nuevo.
RESUMEN:- Difícilmente podríamos exagerar el valor que tiene “Hacer Restituciones”.
La mayoría de nosotros subestimamos su poder para cambiar nuestra actitud hacia Dios, hacia nuestros semejantes y hacia las circunstancias diarias de una vida sobria. Nuestro deseo de llevar una nueva vida y de que se nos tolere y perdone, nos debe hacer reaccionar con tolerancia y clemencia y mover a reparar nuestros errores. A.A. nos enseña que “vivir y dejar vivir” es salvaguardar nuestra sobriedad. Una actitud de resentimiento con otros impedirá nuestra recuperación. Corregimos esta
actitud en la práctica del Noveno Paso. La restitución integra nuestras personalidades mediante relaciones armoniosas y operantes con Dios y con las victimas de nuestra obsesión alcohólica. No podemos odiar y hacer reparaciones a la vez. Admitir y rectificar nuestros errores es un proceso regenerativo necesario para nuestra recuperación.
Nos da la comprensión y fortaleza espiritual que contribuye a encontrar la sobriedad. Los Doce Pasos son una restitución que hacemos a Dos y a nosotros mismos. Nuestra propia conservación lo exige. Pagamos a nuestros acreedores; confesamos de plano nuestras faltas a Dios y hacemos reparaciones a parientes y amigos, excepto cuando el hacerlo les perjudica a ellos o a otros. Las actitudes de reserva y de falta de buena voluntad son peligrosas para nosotros. Nos llenan de descontento y nos tornan beligerantes, dando como resultado la borrachera. “Estamos tratando de poner en orden nuestras vidas. Lo hacemos sirviendo en todo lo que podemos a Dios y a los que nos rodean”. Creemos que este es el propósito de los Pasos Octavo y Noveno.
domingo, 24 de febrero de 2019
Sobre El Amor Y El Matrimonio
El matrimonio es tan viejo como el mundo. Existía antes del pecado.
Es el último acto de la creación.
El hombre fue creado el último día, cuando ya
todo el mundo estaba preparado para recibirlo. El matrimonio corona la obra de
la creación.
En lugar de decir “Me caso contigo”, sería mejor decir: “Me caso
contigo para amarte”. (J. Busset).
El amor perfecto tiene esta fuerza: que olvidemos nuestro contento
para contentar a quien amamos. (Sta. Teresa de Jesús, Libro de las Fundaciones).
Las arrugas jamás marchitan el amor conyugal. Jamás se es viejo
cuando se ama.
“Nadie vale nada antes de ser amado” (Tennessee Williams).
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