sábado, 16 de septiembre de 2017

Acepta El Cambio

Un día mi madre y yo trabajábamos juntas en el jardín. Estábamos trasplantando unas plantas por tercera vez. Habiendo crecido a partir de una semilla en un bote pequeño, las plantas habían sido transferidas a un bote grande; y luego trasplantadas al jardín. Ahora, como me estaba mudando de casa, las estábamos trasplantando otra vez.

Siendo inexperta como jardinera, me volví a mi experimentadísima madre. “¿No les hace daño?”, le pregunté mientras las desenterrábamos y les sacudíamos la tierra de las raíces. “¿ No les hará daño a estas plantas que se les desenraíce y se les transplante tantas veces?”

“Ay, no” respondió mi madre. “Trasplantarlas no les hace daño. De hecho, es bueno para las que sobreviven. Así es como se les fortalecen las raíces. Sus raíces crecerán en lo profundo, y las plantas se pondrán fuertes.”

A menudo me he sentido como esas pequeñas plantas: desarraigada y boca arriba. A veces he soportado el cambio con buena disposición, a veces con renuencia, pero por lo general mi reacción ha sido una combinación de ambas.¿No será duro esto para mí?, pregunto ¿No sería mejor que las cosas permanecieran igual? Ahí es cuando me acuerdo de las palabras de mi madre: así es como las raíces crecen en lo profundo y se fortalecen.

“Hoy, Dios mío, ayúdame a recordar que durante los tiempos de transición están siendo fortalecidos mi yo y mi fe”.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. X - Lo Que Puede Hacer La Mente Para Detener La Depresión (Parte 2)

Una que es capaz de hacer fracasar la voluntad

Los psicólogos han descubierto que nuestra imaginación tiene un poder tan grande en favor nuestro o en nuestra contra, que a pesar del gran poder que tiene la voluntad, si mantenemos una imagen negativa y derrotista de nosotros mismos en la pantalla de nuestra imaginación, a la larga nuestra pobre voluntad débil y se deja de rotar por los problemas y dificultades de la vida. A la larga nuestra pobre voluntad débil y se deja de rotar por los problemas y dificultades de la vida. así, por ejemplo: el que se hace la imagen de Qué es un ser demasiado débil y que no es capaz de resistir el atractivo del mal, llega en verdad a no resistirse y dejarse llevar de los mayores fracasos Morales.

Un hombre me contaba: "llevaba muchos años de paz mental y corporal en cuanto a la castidad. Pero un día Me dediqué a mirar fijamente desde muy cerca el rostro de una mujer muy bella. Y esa imagen se me grabó en la imaginación. Y acepté aquel recuerdo con satisfacción sensual. Y fue mi catástrofe moral. Perdí la paz corporal y mental que gozaba y caí en pecado de pensamientos y de masturbación. Solamente cuando logré borrar de mi imaginación aquella imagen fatídica pude volver a recuperar la paz. Pero fue obrar de muchos meses". Con razón decía el santo Job en la Biblia: "para mantener mi alma en paz hecho un pacto con mis hijos: no mirar fijamente a gente es muy hermosas". Es que el poder de la imaginación se puede convertir en tiranía apabullante.

Otro amigo melancólico Me contaba que después de 6 meses sin beber, un día se dedicó por largo rato a imaginarse un espumante vaso de cerveza, y fue tal el deseo que su imaginación le produjo, que su voluntad no fue capaz de resistir y fue y se emborrachó. Quizá por eso nuestro señor Jesucristo fue tan drástico al prohibir los pecados de pensamiento e imaginación, y llegó a decir: "todo el que mira a una mujer con sintiendo un mal deseo, ya con eso cometió pecado de adulterio en su corazón". Es que él sabe muy bien el peligroso influjo que sobre la voluntad puede ejercer la imaginación. Ella logra dominar a la misma voluntad.

Recordemos: cada vez que la imaginación y la voluntad entran en conflicto, gana la imaginación. Por eso es que la autocompasión es tan supremamente peligrosa, porque ya no la pantalla de nuestro cerebro de imaginaciones negativas: ¡todo me sale mal! ¡No me quieren! ¡Soy víctima de la injusticia! ¿Porque tenía que sucederme a mi todo esto? ¡Esta salud mía es una calamidad!... Y esto lleva a la pobre voluntad a una conducta de desánimo, de tristeza y a verdaderos fracasos en la personalidad. Por eso William James repetía tantas veces: "cada uno es lo que piensa. Yo creo que el mayor descubrimiento psicológico de nuestro siglo es que si mejoramos nuestro modo de pensar mejoraremos todo nuestro comportamiento". Ah, si nuestra imaginación, en vez de proporcionarnos películas de animadoras de recuerdos tristes, nos presentará la película de nuestros triunfos pasados Y de lo que nos pueden venir en el futuro, Y en vez de hacernos aparecer como unos pobres seres dignos de compasión y de lástima nos presentará la imagen de lo que realmente somos: unos seres a quienes nada sucede sin que lo permita Dios para su mayor bien, y unos hijos de Dios destinados a conseguir admirables triunfos, Pero eso sí, por el camino de la dificultad que hace crecer la personalidad, y no por el camino ancho de la facilidad que forma degenerados. Y no por el camino ancho de la facilidad que forma degenerados. Oh, Cómo cambiaría nuestra vida si la imaginación en vez de ser nuestra enemiga se convirtiera en nuestra aliada.

UNA SUMA IMPORTANTE:
VOLUNTAD + MENTE + EMOCIÓN = ACCIÓN

Y aquí viene otro dato curioso, la voluntad no puede gobernar al subconsciente. A este la única que lo logra dominar es la imaginación. El subconsciente marcha el paso que le dicte la imaginación. 

Pongamos un ejemplo: el subconsciente presenta nuestra mente los hechos de la vida pasada. Y nosotros por nuestra mala costumbre de auto compadecernos, preferimos recordar más los hechos tristes que los alegres, y recordamos más las derrotas que hemos sufrido que los triunfos que hemos tenido, y seguimos imaginando que somos unos seres torpes, sin cualidades suficientes, rechazados, gente de mala suerte, etcétera. ¿Qué hace Entonces el subconsciente? Pues seguir trayéndonos las imágenes y recuerdos que más aceptamos y que más tiempo retemos en nuestra imaginación, y así nos vamos apegando cada vez más y más a las malas experiencias del pasado y miraremos con tristeza lo que ha sucedido y con miedo y desánimo lo que nos pueda suceder en el futuro. La imaginación mal empleada fue llevando el subconsciente a volvernos más tristes e infelices. Pero pensemos por el contrario que no nos gusta ni mucho ni poco recordarlos triste y desagradable que nos ha sucedido y que rechazamos como daños o cualquier recuerdo negativo de nuestro pasado y en cambio llenamos de imágenes alegres los planes que tenemos para el futuro. El subconsciente al darle cuenta que le rechazamos sus recursos amargos y preferimos los recursos placenteros y amables, ir a retirando poquito a poco la película de sus datos entristecedor es gira proyectando imágenes sanas y positivas en la pantalla de nuestra mente. La buena imaginación supo guiar al subconsciente.

No se nos olvide nunca: según sean las imágenes y las imaginaciones que coloquemos en la pantalla de nuestra mente, Así será nuestra actitud. "Cada uno es lo que piensa a lo largo del día". Las imaginaciones tristes y los recuerdos amargos interrumpen el funcionamiento de las glándulas digestivas, mientras que los pensamientos alegres Y los recuerdos amables las hacen trabajar sincronizadamente. Por eso la gente que vive llena de pensamientos e imaginaciones y recuerdos amables de alegría y de optimismo vive de mejor salud que la gente que se intoxica pensando y recordando lo triste y desagradable.

La libertad se obtiene cortando ligaduras. Si cortó las ligaduras que un en mi pensamiento y mi imaginación a un fracaso tenido o una ofensa sufrida, me librare de muchas tristezas. Si cortó la ligadura de mi imaginación a los peligros y males que me pueden venir en un futuro incierto, mi libro de agotadores temores que me libran y atormentan inútilmente.

Nuestra imaginación es la que les da vida a muchos enemigos de la paz y de la alegría. El padre Larrañaga dice el padre Larrañaga dice: "pensando cosas tristes y recordando hechos amargos vamos dándoles vida y fuerza a los temibles enemigos de la felicidad: el temor y la tristeza. Todo recuerdo de algo amargo que no sucedió en el pasado y todo pensamiento miedoso acerca del futuro traen a nuestra alma tristeza, nerviosismo, miedo, resentimiento. Si nuestra mente vive conectada con hechos dolorosos del pasado o con situaciones miedosas del futuro, se está envenenando y debilitando sin cesar. Por eso es absolutamente necesario cortar toda comunicación con estos recuerdos Y esos temores. Sólo así tendremos paz y verdadera tranquilidad.

Es terrible tener que andar siempre acompañado de alguien o de algo que uno no ama, que detesta y desprecia. Y si usted vive recordando cada día hechos humillantes de su vida anterior y pensando con temor en hechos dolorosos que le pueden llegar en el futuro, Pues usted anda día y noche con un enemigo horrendo y martirizador: su subconsciente, envenenado y enloquecido por una imaginación mal dirigida.

Deténgase: usted se está desestimando. Quizá usted se está desestimando, y por eso es que le llegan la autocompasión y la depresión. Y por eso es que le llegan la autocompasión y la depresión Es que su mente y su imaginación no están calificando su vida, su pasado, su presente y Su futuro como lo merecen. Y usted se está evadiendo y apreciando en muchísimo menos de lo que vale. Y eso es fatal para el buen Genio y la alegría. Y eso es fatal para el buen Genio y la alegría no se ponga poco aprecio porque eso sería una mentira. No diga que su pasado ha sido un desastre porque eso además de ser mentira es una total ingratitud el bondadoso Dios. No diga que su pasado ha sido un desastre porque eso además de ser mentira es una total ingratitud al bondadoso Dios No piense que Su futuro va a ser terrible. En ese futuro que tanto teme, en ese futuro esta Dios, que lo ama inmensamente. Y nada sucederá sin que Dios lo permita. Hoy es el "mañana" que ayer tanto teníamos, y ya veremos qué no ha sido tan terrible como lo imaginábamos. Y mañana diremos lo mismo. A cada día le basta su propio afán. ¿Para qué vivir hoy sufriendo por un mañana que no ha nacido?


Deténgase: usted es como una casa en venta: hay que observar los valores y cualidades que tiene. No malbarata ese tesoro que ha recibido. Observe sus valores ocultos. ¿Qué es su personalidad es como un terreno algo rocoso, tosco, inculto, poco atractivo? Pues sigue observando y verá que allí hay tesoros escondidos. No deje que su imaginación trabaje en contra suya. Hágala trabajar en favor. ¿Que se la pasa soñando en ideales difíciles de conseguir? Siga soñando que el soñar en Altos ideales es muy necesario para conseguir valiosas realidades. Dios satisface los buenos deseos de sus amigos.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Seamos directos

Gran parte de nuestra comunicación puede reflejar nuestra necesidad de controlar. Decimos lo que pensamos que los demás quieren oír.

Tratamos de evitar que los demás se enojen, sientan miedo, se alejen o les caigamos mal. Pero nuestra necesidad de control nos atrapa haciéndonos sentir víctimas y mártires.
La libertad está apenas a unas cuantas palabras.Esas palabras son nuestras verdades. Podemos decir lo que necesitamos decir. Podemos hablar claramente en forma suave, pero asertiva.
Deja ir tu necesidad de controlar. No necesitamos juzgar, tener poco tacto, culpar ni ser crueles al decir nuestras verdades. Tampoco necesitamos ocultar nuestra luz. Deja ir tu necesidad de controlar y sé como eres libremente.

“Hoy seré honesto conmigo mismo y con los demás, sabiendo que si no lo soy, mi verdad aflorará de alguna otra manera”.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Una Persona Obsesionada

Es horrible estar obsesionado con otro ser humano o con un problema. 

¿Conoces alguna persona obsesionada con alguien o con algo? 

Esa persona no puede hablar de otra cosa, no puede pensar en otra cosa. Aunque parezca oírte cuando le hablar, sabes que no te escucha. Su mente está dando tumbos, va de aquí para allá en un interminable remolino de pensamientos compulsivos. Está preocupada. Relaciona todo lo que le dices (aunque no tenga nada que ver) con el objeto de su obsesión. 
Dice las mismas cosas, una y otra vez, usando las mismas palabras o cambiándolas ligeramente. Lo que tú digas no sirve de nada. Aunque le digas que pare, no sirve de nada. Probablemente lo haría si pudiera. El problema es que no puede hacerlo (en ese momento). Pues está a punto de estallar con la discordante energía de que está hecha la obsesión. Tiene un problema o una preocupación que no sólo lo molesta y lo controla.

Muchas de las personas con quienes he trabajado en terapia familiar han estado así de obsesionadas por la gente importante para ellas. Cuando les preguntaba qué sentían, me decían lo que la otra persona estaba sintiendo. Cuando les preguntaba qué habían hecho, me decían lo que la otra persona había hecho.

Su concentración total estaba en alguien o en algo que no eran ellas mismas. Algunas de ellas habían pasado años de su vida haciendo esto: preocupándose por, reaccionando a y tratando de controlar a otros seres humanos. Eran cascarones, a veces casi invisibles, de persona. Su energía estaba agotada, dirigida hacia alguien más. No me podían decir lo que sentían y pensaban porque no lo sabían. Su concentración no estaba en ellas mismas.

Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente

martes, 12 de septiembre de 2017

Usar El Plan De Las 24 Horas

En nuestros días de bebedores, se nos presentaban frecuentemente épocas tan males que jurábamos, "nunca más". Hacíamos promesas por términos tan largos como un año, o le prometíamos a alguien que no volveríamos a tocar el licor durante tres semanas, o tres meses. Y por supuesto, ensayamos la abstención y contención completas durante diversos períodos de tiempo.

Éramos absolutamente sinceros cuando expresábamos estas declaraciones con firmeza y convicción. Con todo nuestro corazón, deseábamos no sentirnos borrachos otra vez. Teníamos la determinación absoluta, y jurábamos no volver a beber, pretendiendo alejarnos del alcohol durante un tiempo sumamente largo hasta un futuro indefinido.

Con todo, a pesar de nuestras buenas intenciones, el resultado era casi inevitablemente el mismo. Eventualmente, se desvanecía el recuerdo de los votos y los juramentos, y todo el sufrimiento que los había ocasionado. Volvíamos a beber, y nos encontrábamos de repente envueltos en situaciones muy dificultosas. Nuestra época de abstención, ese "nunca jamás", había sido un tiempo demasiado corto.

Algunos de quienes hicimos ese tipo de promesas, manteníamos una reserva privada: Nos decíamos a nosotros mismos que la promesa de no beber se aplicaba únicamente al "trago fuerte", y no a la cerveza o el vino. En esa forma llegamos a aprender, si era que ya no lo sabíamos, que la cerveza y el vino también podían emborracharnos, y lo único que teníamos que hacer era beber en
mayor cantidad para obtener los mismos efectos que nos producían los licores destilados. Tanto daño nos hacían la cerveza o el vino como el que nos causaba el trago fuerte.

Es verdad que otros de nosotros lograron abandonar completamente el alcohol y mantener sus promesas exactamente hasta la fecha que habían fijado como límite. Luego la sequía cedía el paso a una gran inundación de bebida, y se encontraban nuevamente en dificultades, pero en esta ocasión con la carga adicional de una nueva sensación de culpa y remordimiento.

Con tales batallas en nuestro pasado, nosotros los A.A. tratamos de evitar las expresiones "completamente abstemios" y "hacer juramentos". Nos recuerdan todos nuestros fracasos.

Aunque comprendemos muy bien que el alcoholismo es una condición permanente e irreversible, nuestra experiencia nos ha enseñado a no hacer promesas a largo término respecto a permanecer abstemios. Sabemos que es más realista y más exitoso el decir simplemente, "Sólo por hoy no voy a beber".

Aun si bebimos ayer, podemos decir no beber el día de hoy. Puede ser que mañana volvamos a beber. ¿Quién sabe si estaremos vivos? Pero durante estas 24 horas, decidimos no beber. No importa cuál sea la tentación o provocación, tenemos la determinación de llegar a cualquier extremo que sea necesario para evitar el beber hoy.

Nuestros amigos y familiares se sienten muy recelosos al escucharnos las promesas de que, "En esta ocasión realmente voy a cumplir". Porque saben que tarde o temprano vamos a llegar nuevamente borrachos a casa. Por esa razón no les prometemos dejar la bebida. Cada uno de nosotros se hace la promesa a sí mismo. Son nuestra salud y nuestra vida las que se encuentran en peligro. Somos nosotros, no nuestros familiares o amigos quienes tenemos la obligación de dar los pasos necesarios para recuperarnos.

Si el deseo de beber es realmente fuerte, muchos de nosotros dividimos las 24 horas en partes más pequeñas. Decidimos no beber durante, digamos, una hora. Podemos soportar la tensión temporal de no beber durante solo una hora; entonces, cuando esa hora pasa nos prometemos resistir otra hora más, y así sucesivamente. Muchos de nosotros empezamos nuestra recuperación en esta forma. De hecho, cada recuperación del alcoholismo ha comenzado con una hora de abstención.
Una versión de este sistema es posponer simplemente la (próxima) bebida.

(¿Cómo vamos? ¿Todavía está tomándose su jugo de frutas? ¿Realmente ha pospuesto esa bebida que mencionamos en la página quince? Si así es, éste puede ser el comienzo de su recuperación).
La próxima copa podría obtenerse posteriormente, pero en este instante, la posponemos por lo menos durante el presente día o momento, digamos por el resto de este capítulo.

El plan de 24 horas es muy flexible. Podemos iniciarlo de nuevo en cualquier momento, y dondequiera que estemos. En el hogar, en el trabajo, en un bar o en una pieza de hospital, a las cuatro de la tarde o a las tres de la mañana, podemos decidir no tomar una copa durante las próximas 24 horas, o cinco minutos.

Si se renueva constantemente, este plan evita la debilidad intrínseca en métodos tales como hacer promesas o juramentos de abstención. Un período de continencia y una promesa pueden eventualmente tener algún éxito, tal como se planeó, y por consiguiente nos sentiremos libres para beber de nuevo. Pero el día de hoy siempre está a nuestro alcance. La vida es cotidiana; el día de hoy es todo lo que tenemos; y cualquier persona puede permanecer un día sin beber.

Primero que todo, tratemos de vivir en el presente para permanecer sobrios. Esto funciona maravillosamente. Una vez que la idea se ha convertido en parte vital de nuestra manera de pensar, vemos que la vida en segmentos de 24 horas es también una forma efectiva y satisfactoria para manejar muchos otros asuntos.


Viviendo Sobrio, pag. 10

lunes, 11 de septiembre de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. X - Lo Que Puede Hacer La Mente Para Detener La Depresión (Parte 1)

Los sabios afirman que la mayoría de la gente no hace trabajar sino la décima parte de su cerebro. ¡Terrible desproporción!

En Europa dicen por burla que el día en que descubren Cómo injertar cerebros, y pongan "bancos de cerebros" para que los que van a morir regalen en suyo al injertarlo a alguien que haya tenido algún accidente, en ese tiempo, en ese tiempo por el cerebro de un algún alemán pagarán $1,000 USD, porque está bastante desgastado de tanto pensar, por el cerebro de un norteamericano pagarían $5,000usd porque está algo desgastado, pero no tanto. ¡Y que por el cerebro de un suramericano pagarán $20,000usd! ¡Porque murió sin estrenarlo! Es una burla, Pero puede tener algo de razón. Porque muchas veces no empleamos la cabeza sino para sacudirla o para rascarnos. Pero poco la empleamos para pensar, y pensar como se debe.

Y hay otro detalle curioso. Los científicos afirman que sí se quisiera construir un computador que reemplazará al cerebro humano, el computador tendría la altura de un edificio de 100 pisos. Tan enorme es la cantidad de aparatos que se necesitan para reemplazar nuestro kilogramo de materia pensante qué tenemos debajo del techo de nuestra cabeza. Tan enorme es la cantidad de aparatos que se necesitan para reemplazar nuestro kilogramo de materia pensante que tenemos debajo del techo de nuestra cabeza, pero semejante poderío mental lo dejamos casi siempre sin usar y sin aprovecharlo.

Tenemos dos fuentes de datos: consciente y subconsciente.

Todos llevamos en el alma dos grandes fuentes de datos: el consciente y el subconsciente. Del consciente nos damos cuenta. El subconsciente obra sin que nos demos cuenta de su acción. Y el que más obra en nosotros a cada momento es el subconsciente.

Nada de lo que nos ha sucedido se queda sin ser grabado en el cerebro. Todo lo que actualmente nos gusta o nos disgusta, se debe a recuerdos que tenemos coleccionados en nuestro cerebro. Dicen que cuando un gato se sienta en una parrilla caliente, nunca más se vuelve a sentar en esa parrilla, Aunque ella esté fría. El subconsciente le recuerda el quemón del otro día.

Los recuerdos del subconsciente pueden frenarnos hacia lo malo o pueden dejarnos indiferentes. Según la importancia que les demos.

San Agustín, El borracho y el perro

Cuenta San Agustín que un hombre iba cada sábado a una taberna y se emborrachaba y le propinaban tremendas palizas, Pero el próximo sábado volvía otra vez ahí emborracharse. Y que un día llevó a un perro y Al pobre animalejo le dieron también su paliza, y el perro no volvió nunca más a la tal cantina. Y el santo exclamaba: "Oh perro inteligente, le ganaste en prudencia al bruto de tu amo". Es que el lunes y aprovechó los amargos recuerdos de su subconsciente, y el otro no les concedió ninguna importancia a los recuerdos.

Hay personas tan prudentes que cuando el subconsciente le Recuerda que un comportamiento individual produjo malos resultados, no vuelven a repetir dichos comportamientos dañinos. Pero hay otros tan cabeza y duros que por más que su subconsciente le recuerda los malos resultados de sus actuaciones indebidas, sin embargo, las siguen repitiendo, poniéndose excusas falsas Como, por ejemplo: "Yo soy así... Me gusta... No soy capaz de ser de otro modo... Etc.". Son actuaciones suicidas e irracionales que hacen un gran mal.


Transportamos este caso a la autocompasión. Alguien nos trata mal, nos desprecia, nos hace algún daño o nos causa alguna pérdida económica, etc. El subconsciente nos recuerda este hecho doloroso. Y empezamos a sentirnos lástima y compasión. Pero enseguida nuestra memoria subconsciente nos recuerda también que cada vez que nos hemos dejado llevar por la autocompasión hemos caído en la depresión. Tenemos dos caminos el del gato que no se vuelve a sentar en la parrilla porque sabe lo doloroso que es un quemón, tenemos dos caminos: el del gato que no se vuelve a sentar en la parrilla porque sabe lo doloroso que es un quemón, y el del compañero del borrachito, que no quiso volver a la cantina donde lo apalearon: en este caso estamos lejos la auto conmiseración y no nos dedicamos a echarle a nadie la culpa de nuestros males ni a sentirnos unos infelices, y más bien nos dedicamos a darle gracias a Dios por estas contrariedades, y en poco tiempo recobra amos la calma y la alegría. Pero el otro camino es el del borracho del cuento de San Agustín: volver a la cantina donde nos apalearon Y ser apaleados una vez más, por brutos y tercos. Seguir auto compadeciéndose y dejar que la depresión nos proporcione palizas despedazadoras. El subconsciente puede ser empleado para nuestro bien o para nuestro mal. Pues usémoslo en favor nuestro Y no en contra nuestra.

domingo, 10 de septiembre de 2017

La Envidia

Muchas personas sufren de envidia y le hacen daño a las personas por esta terrible emoción. 

La envidia se entiende desde dos situaciones: desde el ser del otro y desde lo que posee el otro. 
Me explico: algunos envidian el estado del otro, que el otro sea feliz. Les cuesta aceptar que su hermano, que su amigo sea feliz, y envidia ese sentir del otro, entonces hace todo lo posible para que esa persona no sea feliz. No envidia lo que tiene el otro, sino que sea feliz. 

Eso explica por qué hay ricos que envidien a pobres, y seres “lindos” envidien a seres “feos”. Pero, en otros casos lo que genera envida es lo que los otros tienen, esto es, se envidia los bienes, posesiones de los otros, en una actitud bastante infantil se quiere tener lo que los otros tienen, como cuando queríamos el juguete de nuestro compañerito. 

En ambos casos estamos ante una persona insegura, incapaz de valorarse a sí misma y que cree que la lógica de la vida es adversativa o excluyente, esto es, que la felicidad del otro significa mi infelicidad y que yo no puedo ser feliz con otro objeto distinto al que tiene la otra persona. Por eso, lo que una persona que está sufriendo de envidia tiene que hacer es vivir el amor de Dios, y darse cuenta de que en su ser hay muchas cualidades, capacidades, posesiones que son suficientes para comenzar a ser feliz, que la relación con los demás no es de competencia, sino de solidaridad. 

Se tiene que entender que no somos más o menos porque los otros tengan o no tengan. 

Si somos capaces de comprender esto vamos a tener paz en el corazón y tendremos una relación sana con las personas que están a nuestro alrededor. 

Padre Alberto Linero

TAREA DEL DÍA
Te invito a darle gracias a Dios por lo que tienes y eres, de tal manera que en tu corazón no se haga presente el sentimiento de la envidia.