sábado, 8 de abril de 2017

Reto Del Día: Relaciones Interpersonales

Ninguna relación interpersonal es fácil. Todas están marcadas por nuestra frágil condición humana. 
En ellas hay momentos de conflicto, de peleas, de tristezas, de traiciones, de decepciones, etc.
Pero somos seres sociales y no podemos vivir sin los demás, lo cual nos invita a buscar mejorar nuestras relaciones interpersonales. 

Te propongo cuatro actitudes a tener presente:

1. Respetar al otro. No podemos pretender que los demás comprendan el mundo de la misma manera como lo hacemos nosotros. No podemos pretender cambiar a los otros con presiones y chantajes. Los demás son como son y tenemos que respetarlos. Esto implica dejar claro desde el principio que no vamos a permitir ninguna falta de respeto en la relación que queremos construir, caracterizada por el buen trato, los buenos modales, el aprecio y respeto por lo que somos.

2. Propiciar que los ejes de nuestras relaciones sean experiencias de crecimiento. Evitemos juntarnos para manifestaciones destructivas e indignas de nosotros. Muchas relaciones son conflictivas porque los ejes que comparten son de una moralidad discutible. Que los demás sepan a qué atenerse con nosotros y qué pueden esperar de nuestras acciones.

3. Comunicación eficiente; en la que se mermen los márgenes de malentendidos y de conflictos. Esto implica dedicar tiempo para la buena escucha y el expresarse de la mejor manera.

4. Tener claros los niveles de confianza. Saber elegir en quién confiar, a quién contarle nuestras ideas, con quiénes compartir.

viernes, 7 de abril de 2017

Como Alejar La Depresión: Consejos Para Conservarse De Buen Humor

Recomendados por el psicólogo Florence Wedge


  1. Hay que comer bien; verduras, frutas, leche, queso, carne, yogurt, etcéter. Muchas veces una persona está triste porque no está bien alimentada. Alimentos pobres en vitaminas traen mal humor y tristeza
  2. Dormir bien; "si quieres acabar con tu compadre, quitarle la siesta y llévalo a dormir tarde" decía un antiguo refrá. Dicen los médicos que la tristeza produce sueñ, pero también Es cierto que el sueño No aceptado produce tristeza. No dormir más de 10 horas pero tampoco menos de 8.
  3. Hay que tener el sentido de lo ridículo. No tomarse tan en serio a sí mismo, porque esto causa inquietud. Y está aprobado que más de la mitad de las enfermedades tienen por causa a la inquietud
  4. No buscar los motivos secretos de las acciones o palabras de los demás. Huyamos de pensar: "Porque hizo esto? Porque diría aquello?"
  5. No ser exageradamente tímido o susceptible. Esto eleva un muro en torno a si mismo, que aísla. Y ya sabemos el adagio latino: "Tristis Eris, si Solís Eris" triste estarás si te quedas solo"
  6. Dedicarse a ocupaciones placenteras. Quien no tiene predilección por una u otra ocupación? Pues dedicarse a dicha actividad cuando el mal humor quiera asaltar. Ya decía Pío XI: "El diablo le tiene a veces casi tanto miedo al que está ocupado como al que está restando. Porque el trabajo aleja El aburrimiento".

jueves, 6 de abril de 2017

Tarea Del Dia: Las Pruebas

"Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas"   Lucas 22, 28

Hoy vale la pena que nos centremos en la expresión "mis pruebas".
Jesús no habla genéricamente de las "pruebas" sino que se refiere a las que llama suyas. Imagino que te estás preguntando, cómo yo. ¿cuáles son las pruebas de Jesús?

Sin duda, son sus tentaciones, esas que vivió en el desierto: "Inmediatamente después, el Espíritu lo empujó al desierto, donde permaneció cuarenta días, tentado por Satanás" (Marcos 1, 12-13)

Son las pruebas que Él como Hijo de Dios tiene que vivir a lo largo de su ministerio.
Son las invitaciones del mal para que  desvirtúe la misión que el Padre Dios le ha encomendado. Es la constante provocación para que deje a un lado lo que Dios le ha propuesto hacer y codiciosamente haga lo que los hombres queremos.

Seguro también nosotros pasamos por esas tentaciones de Jesús, seguro que también nosotros, de alguna manera lo acompañamos al desierto y somos tentados con Él. Pero también considero que Jesús aquí se está entendiendo como la cabeza del cuerpo que somos todos los bautizados  (1 Corintios 12, 1-10)

Lo que le sucede a la cabeza, de alguna manera le le sucede al resto del cuerpo y viceversa. Cuando Él nos dice que hemos vivido sus pruebas nos está recordando que somos uno con él y que de alguna manera las pruebas que sufrimos también son suyas y que debemos vivirlas (y las de los hermanos) como nuestras.


TAREA DEL DÍA:
Haz una oración de intercesión por todos esos cristianos que sufren persecuciones y aflicciones por su fe.
Padre Alberto José Linero

miércoles, 5 de abril de 2017

Negocia los conflictos

La recuperación trata de algo más que de alejarse. A veces significa aprender a quedarse y a hacer un trato. Trata acerca de construir y mantener relaciones que funcionan. 
(Más allá de la codependencia).

Los problemas y los conflictos son parte de la vida y de las relaciones con los amigos, los familiares, los seres amados y en el trabajo. La solución de problemas y la negación de conflictos son destrezas que podemos adquirir y mejorar con el tiempo.
El no estar dispuestos a acatar y resolver problemas en las relaciones conlleva a sentimientos no resueltos de ira y victimización, a ruptura en las relaciones, a problemas no resueltos y a juegos de poder que intensifican el problema y desperdician tiempo y energía. No estar dispuestos a encarar y a solucionar problemas significa que podemos volver a tener ese problema.
Algunos problemas con la gente no se pueden solucionar de una forma mutuamente satisfactoria. A veces, el problema es acerca de un límite que tenemos, y ahí no cabe el negociar. En ese caso necesitamos entender claramente lo que queremos y necesitamos y cuál es nuestra última palabra.
Sin embargo, algunos problemas con la gente se pueden resolver y negociar satisfactoriamente. A menudo hay opciones que funcionan para solucionar problemas que ni siquiera vemos hasta que nos abrimos al concepto de resolver los problemas dentro de nuestras relaciones, en vez de huir de los problemas.
Para negociar los problemas, debemos estar dispuestos a identificar el problema, dejar ir la vergüenza y el echar culpas y concentrarnos en posibles soluciones creativas. Para negociar y resolver con éxito los problemas en nuestras relaciones, debemos saber cuál es nuestra última palabra y cuáles son nuestros límites para no perder tiempo tratando de negociar cosas que no son negociables.
Necesitamos aprender a identificar lo que las dos personas realmente quieren y necesitan, y las diferentes posibilidades que existen para resolver el conflicto. Podemos aprender a ser flexibles sin ser demasiado flexibles. Las relaciones de intimidad, donde hay un compromiso, significan que dos personas están aprendiendo a solucionar juntas sus problemas y conflictos para que esa solución funcione de la manera mas conveniente para ambos.

“Hoy estaré abierto a negociar los conflictos que tengo con la gente. Luchare por lograr el equilibrio sin ser demasiado sumiso o demasiado exigente. Luchare por lograr una flexibilidad adecuada en mis esfuerzos para resolver problemas”.

Enfrentémonos A Nuestro Lado Oscuro

Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
Paso 4 de Alcohólicos Anónimos.

Para cuando llegamos al paso cuarto de los Doce Pasos, ya estamos listos para enfrentarnos a nuestro lado oscuro, el lado que nos impide amarnos a nosotros mismos y a los demás, que los demás nos amen y que disfrutemos la vida.

El propósito del paso cuatro no es el de hacernos sentir peor; nuestro propósito es empezar a remover los bloqueos para la alegría y el amor.

Buscamos los miedos, la ira, las heridas y la vergüenza de los eventos del pasado, sentimientos enterrados que pueden estar afectando nuestra vida hoy.

Buscamos las creencias subconscientes acerca de nosotros mismos y de los demás que puedan estar interfiriendo con la calidad de nuestras relaciones. 
Esas creencias dicen: No soy digno de ser amado... 
Soy una carga para los que me rodean.... 
No se puede confiar en la gente.... 
No se puede confiar en mí.... 
No merezco ser feliz y tener éxito... 
La vida no vale la pena vivirla. 

Vemos nuestras conductas y nuestros patrones con el objeto de discernir los que son autodestructivos. 

Con amor y compasión para con nosotros mismos, tratamos de desenterrar todos nuestros sentimientos de culpa –merecidos e inmerecidos- y exponerlos a la luz.
Llevamos a cabo este examen sin miedo a lo que podamos encontrar, porque este escrutinio del alma puede purificarnos y ayudarnos a sentirnos mejor con nosotros mismos de lo que alguna vez soñamos que podría ser posible.
Dios mío, ayúdame a buscar los bloqueos y barreras dentro de mí mismo. Trae a mi mente consciente lo que necesito saber, para que me pueda liberar de ello. Enséñame lo que necesito saber acerca de mí mismo.

El lenguaje del adiós de Melody Beattie

martes, 4 de abril de 2017

Pidiendo Corregirme

Señor mío y Dios mío, aquí estoy otra vez, animado, lleno de expectativas y con la seguridad de que me bendices en este momento con tu amor. 
Quiero darte las gracias por cada una de las bendiciones que me has dado: cuando recorro mi vida descubro que has sido muy bueno conmigo y que me has dado muchas bendiciones. 
Gracias por tu amor, por tu compañía, por tu protección, por tu guía, por hacerme sentir que soy importante para Ti. 
Hoy quiero suplicarte que me des mucha claridad en mi mente para no actuar de manera equivocada, para saber escoger mis reacciones y no dejar que los estímulos negativos me lleven a fracasar. 
Sabes que tendré muchas tentaciones en este día y que tendré que vencerlas con la fuerza de tu Espíritu. 
Te suplico que me hagas consciente de que estás ayudándome a vencer esas situaciones. 
Te amo y confío en tu poder, estoy seguro de que hoy será un día de bendición, y desde ya salgo a gozarlo. 

lunes, 3 de abril de 2017

Como Alejar la Depresión: Capitulo III (Parte 2)

LA LOCUACIDAD: o exceso en las palabras

De alguien decía la gente: “Echa más lengua que un gato tomando leche”. Y respecto a las señoras de una parroquia se quejaba el sacerdote de que “todas perteneces a la Academia de la Lengua”. Un marido hablando de su suegra exclamaba: “Me venció por agotamiento. Ya no fui capaz de escuchar más”. el hablar sin cesar puede ser señal segura de que la depresión anda por ahí, por el alma. La “telefonitis” o costumbre de andar prendido del teléfono, puede estar diciendo: “Tengo depresión”, se me nota en esto. Los deprimidos se manifiestan en dos excesos: o callan demasiado o hablan más de lo necesario.

FINGIRSE ENFERMOS

O desamparados; andar diciendo que son perseguidos, o victimas de injusticias, o no apreciados…; puede ser otro comportamiento depresivo.

EL ATAQUE DE AGRESIVIDAD

Es típico del deprimido. Se manifiesta agresivamente hacia la persona que le ha rechazado y sobre todo contra él mismo. El deprimido se hace este razonamiento: “Yo soy el culpable de todo lo que está sucediendo. Por tanto, merezco castigo. No sirvo para nada…”. Y como los demás no lo castigan, se castiga el mismo, regañándose, despreciándose, descuidando su modo de vestir, abandonando los caminos que le podían llevar al éxito, y aun dañando su salud con trago, drogas, y hasta llegando al suicidio.
Los pensamientos producen sentimientos y los sentimientos se traducen en acción. Si vivimos agrediéndonos y atacándonos a nosotros mismos, puede ser que estamos deprimidos. Jesús dijo: "hay que amar al prójimo como se ama a sí mismo”. Por tanto, tiene uno que amarse mucho a sí mismo, porque si no, ¿Que tanto sería lo que podría amar al prójimo? Con el primero con el que hay que ser manso y amable, es consigo mismo. No somos malos, lo que si somos es muy débiles. Pero el débil no se le tiene rabia sin compasión.

1)      Llorar. Un síntoma de los deprimidos es su involuntaria tendencia a llorar. Aun aquellos que por años no han derramado una lagrima, rompen a llorar de un momento a otro. Hay personas que declaran: “La señal de que ha llegado a mi vida un periodo depresivo es la facilidad con la que me dedico a llorar”. Las lágrimas de por si son un gran remedio, y el llorar es un provechoso desahogo. Han hecho el experimento de echar en un recipiente una gota de pus donde hay millones de microbios de las más terribles enfermedades, y dejar caer encima una gota de lagrima recién salida de los ojos. Todos los microbios mueren inmediatamente, porque las lágrimas son el mejor desinfectante que tiene el organismo. Si no fuera por las lágrimas que los ojos envían continuamente a la nariz y la garganta, allí llegarían las más terribles infecciones. Por eso algunos dicen irónicamente: “llore para que se desinfecte”. Pero la facilidad para estallar en llanto, en una persona mayor, puede ser una señal de alarma: por ahí anda rodando la depresión, enemigo temible.

2)      Hostilidad. Todo caso de depresión se acompaña de ira, al menos al principio. La ira se dirige al inicio hacia la persona que lo rechazo o lo insulto. Más tarde tiene por destinatario a si mismo por ser el causante del rechazo. No es raro oír al deprimido murmurar: “Estoy disgustado de mí mismo”, “no me gustan las personas”.

3)      Irritabilidad. La persona deprimida es fácilmente irritable. La Biblia dice en los Proverbios: “Quién fácilmente se irrita, hará locuras”. Y esto es un serio Peligro en la depresión. La música suave calma muy eficazmente la irritación, pero al deprimido hasta esa misma música lo incomoda muchas veces. Tiene arranques de Furia por ruidos que son ordinarios en cualquier hogar, y ciertas músicas lo cansan y aburren. Un buen aparato de radio o de cassettes con música suaves estereofónicas ha demostrado en repetidos casos que sirve para suavizar en parte estas asperezas. Y es curioso que el deprimido se irrita hasta por los detalles y atenciones que tienen para con las personas amigas, porque no se creen merecedores ni de los demás ni que los demás dediquen tiempo para ellos, ni de que alguien se preocupe por su bienestar.
Salomón decía: “luego enseguida el nervioso estalla en cólera. Pero el calmado sabe disimular lo que no le agrada” (Proverbios).

4)      Ansiedad, temor y preocupación. El sentimiento de soledad y desesperación que va creciendo durante la depresión, abre las puertas para que el temor penetre en el espíritu. Todas las cosas que van ocurriendo se le vuelven excusas para preocuparse. El individuo tiene tristeza por el pasado y miedo por el futuro. Para el deprimido llegan como perlas aquellas palabras de Jesús, consideradas por los grandes maestros como la mejor receta para alejar el temor indebido: “No os preocupéis por el día de mañana. Bástale a cada día su propio afán. El Padre celestial sabe todo lo que os hará falta. Buscad primero el reino de Dios y su santidad, y todo lo demás se os dará por añadidura”. Cuanto bien le hará el leer y meditar de vez en cuando estos bellísimos consejos del mejor de los maestros del mundo.

5)      Desesperanza. Consiste en sentirse incapaz de realizarse a sí mismo. Es la angustia por sentirse insuficiente. Es el choque consigo mismo por considerarse imposibilitado para lo que quiere ser. Los deprimidos se sienten acorralados por las circunstancias que provocaron su depresión y no hallan por donde salirse de allí. Si miran al pasado lo ven colmado de rechazos, humillaciones y recuerdos tristes. Su presente les parece el retrato mismo de la angustia. Y para el futuro tienen unos anteojos negros en el alma que les hacen ver todo tenebroso sin posibilidad de solución alguna.
Si queremos que la depresión de esta persona no llegue a ser tremendamente aguda y paralizante, es necesario darle una dosis de esperanza.  Hoy lo que hacen muchos psiquiatras es: hacer escribir a la persona deprimida veinte cosas por las cuales quieren darle gracias a Dios (afecto en la familia, salud física, país hermoso donde vive, religión maravillosa la que profesa, buena inteligencia, lecturas agradables, etc.); al día siguiente se le invita a escribir otros veinte detalles por los cuales quiere agradecer a Dios, y así al tercer día. La persona termina cambiando la idea de que todo el pasado ha sido triste y malo, y se da cuenta de que por cada cosa mala que nos sucede, nos ha sucedido ya veinte cosas buenas.
El deprimido suele comentar: “Estoy totalmente desanimado; no veo ninguna solución a mi problema; no encuentro salida, ni esperanza”. Aquí no hay remedio tan eficaz como la Palabra de Dios en la Biblia. En Boston el Dr. Carnot, a un deprimido que se desesperaba al ver que su problema no tenía solución, le hizo leer despacio en la carta de San Pablo a los Romanos, capitulo 8, la famosa frase: “Si Dios está con nosotros, ¿Quién contra nosotros?”, y aquella otra de la carta a los Filipenses: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Flp 4,13). El abatido se quedó un rato pensando, y luego, con un brillo en los ojos exclamo: “Ah, doctor, que hermosos pensamientos tiene la Biblia. ¡Nunca había imaginado que me produjeran un efecto tan consolador!”. Y así es. La religión no es un opio que adormece, pero si es el mejor calmante que existe para alejar ese malestar terrible que se llama desesperanza. Los filósofos han descubierto que el gran mal que afecto a Kierkegaard y a los existencialistas y que los ha llevado a contagiarse de la “enfermedad mortal llamada desesperación” se debe al tremendo error de pensar que este “yo” que es finito en insuficiente pueda resolver solo, sin ayuda del cielo, los infinitos problemas humanos. Viene entonces el choque con la imposibilidad fundamental y la tentativa de ser auto suficiente se convierte en la temible enfermedad de la desesperación. Pero cuando uno repite con el Apóstol: “Nuestra suficiencia viene de Dios”, y cuando oye decir a Cristo: “Todo es posible para quien tiene fe”, y al ángel Gabriel: “Nada es imposible para Dios”; entonces ya la desesperanza tiene que empezar a alejarse, porque no habrá problema por grande que sea, que ante el inmenso poder de Dios, pueda seguir atormentándonos irremediablemente. Muchas personas sufren depresión porque se imaginaron poder superar con sus propias fuerzas los problemas de la vida, y muchísima gente se ha visto libre de esta enojosa enfermedad porque ha descubierto que “si tenemos fe, aunque sea tan pequeña como un grano de mostaza podemos decir a una montaña: “vete y lánzate al mar” y así se hará”. Su fe hizo caer al mar de la tranquilidad las montañas de angustias que les ocasionaban los problemas de la vida.

domingo, 2 de abril de 2017

Ya No Seas Codependiente (Fragmento)

Cerca de un año después de comenzar a recuperarme de mi codependencia me di cuenta de que aún estaba haciendo algo que me causaba dolor. 
Percibí que este patrón tenía algo que ver con el por qué muchas de las relaciones que establecía se agriaban. Pero no sabia qué era “eso” que estaba yo haciendo, de modo que no pude dejar de hacerlo.

Un soleado día, mientras caminaba por la acera con mi amigo Scott, me detuve, me volví hacia él y le pregunté: “¿Qué es esa cosa que los codependientes hacen una y otra vez? ¿Por qué nos seguimos sintiendo tan mal?”

Pensó un momento en mi pregunta antes de responderme. “Los codependientes son cuidadores de los demás, rescatadores. Rescatan, luego persiguen, y terminan siendo víctimas. Estudia el triángulo del drama de Karpman”, me dijo. 
El triángulo del drama de Karpman y sus papeles de rescatador, perseguidor y víctima son la obra y la observación de Stephen B. Karpman.

Lo que me dijo no tenía sentido, pero volví a casa, busqué en algunos libros de terapia que se estaban empolvando en mi librero y los estudié. 

Luego de un rato, la luz se hizo en mi cabeza. Vi. Comprendí. Y me sentí como si hubiera descubierto el fuego.
Eso era. Ese era mi patrón. Este es nuestro patrón. Esto es lo que hacemos repetidamente con nuestros amigos, familiares, conocidos, clientes o cualquiera que se encuentre a nuestro alrededor. 

Como codependientes, podernos hacer muchas cosas, pero este patrón es el que seguimos mejor y con mayor frecuencia. Esta es nuestra reacción favorita.

Somos rescatadores, quienes todo lo proporcionan. Somos grandes madrinas o padrinos del mundo entero, como dice Earnie Lansen. No sólo satisfacernos las necesidades de la gente, sino que las anticipamos. Arreglamos los asuntos de los demás, los enseñamos, nos afligimos por ellos, Les solucionamos, los atendemos. Y lo hacemos todo tan bien. 

“Tu deseo es un mandato para mí”, es nuestro lema. “Tu problema es mi problema.” Somos cuidadores.

Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente