sábado, 23 de febrero de 2019

¿Qué clase de discípulo eres tú?


Para aquellos apegados a su religión, Siempre estamos preguntándonos ¿cómo pertenecer al Reino de Dios? 

Para pertenecer al Reino de los Cielos no basta invocar al Señor, aunque se haga con fe viva; es necesario cumplir la voluntad divina ajustando nuestra vida a los principios establecidos por Cristo. 

El evangelio (Mateo 7,21.24-27) nos presenta a dos tipos de discípulos; en primer lugar encontramos al prudente, éste es el que escucha las palabras de Cristo y las pone en práctica, quien así vive no desfallece. 
Este primer tipo de discípulo pone su confianza en la Palabra de Dios, que en este texto alude a la solidez de algo sobre lo que uno puede apoyarse. 
Designa también a la columna que sostiene un edificio, se refiere al apoyo que el niño recibe de su madre cuando descansa entre sus brazos. 
El símbolo de la verdad, por lo tanto, es la roca; ésta marca solidez, firmeza de la Palabra de Dios.
Es, efectivamente, un apoyo más seguro para el hombre que el mismo hombre, por eso el salmista expresa: Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres. Por otro lado, la Palabra de Dios es promesa de bienes. 
Esta palabra de Dios expresa que la fidelidad a su promesa es absolutamente segura, y que podemos apoyarnos sin reservas en su palabra, no solamente por cuanto revela lo que es, sino porque promete lo que será. 
Dios es, entonces, una roca en la medida en que se le puede tener una absoluta confianza y estar seguro de su sostén, Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua. 

El segundo tipo de discípulo es el necio, éste es el que escucha las palabras de Cristo pero no las pone en práctica, sino que orienta su vida, dejándose llevar por criterios relativos, que no le permiten sostenerse cuando atraviesa por tribulaciones. 

¿Qué clase de discípulo eres tú?
TAREA DEL DÍA: Te propongo que leas el evangelio de Mateo 7,21.24’27 y vuelvas a preguntarte qué tipo de discípulo de Jesús quieres ser.

viernes, 22 de febrero de 2019

44 Preguntas Acerca de "Alcohólicos Anónimos" (Parte 8)

El Programa de Recuperación

Cuando ha asistido a unas pocas reuniones, el recién llegado habrá oído seguramente referencias a “los Doce Pasos”, “las Doce Tradiciones”, “recaídas”, “el Libro Grande” y otras locuciones típicas de A.A. Los párrafos que siguen describen esos factores e indican por qué los mencionan con frecuencia los oradores de A.A.


¿Qué son los "Doce Pasos"?

Los "Doce Pasos" son el núcleo del programa de A.A. para la recuperación personal del alcoholismo. No son abstracciones teóricas; están basadas en la experiencia de ensayos y errores de los primeros miembros de A.A. Describen actitudes y actividades que los miembros originales creen fueron importantes para ayudarles a lograr la sobriedad. La aceptación de los "Doce Pasos" no es obligatoria de ninguna manera.

La experiencia indica, no obstante, que los miembros que siguen esos Pasos con sinceridad y los aplican a su vida cotidiana, parecen sacar mayor beneficio del programa de A.A. que aquellos que los toman con poca seriedad. Se ha dicho que es casi imposible seguir literalmente los Pasos, día tras día. Eso puede ser cierto, en el sentido de que los "Doce Pasos" representan un modo de vivir totalmente nuevo para la mayoría de los alcohólicos, pero muchos de los miembros piensan que los Doce Pasos son para ellos una necesidad práctica.

He aquí los Doce Pasos como aparecieron originalmente en Alcohólicos Anónimos, el libro de la experiencia de A.A.

1. Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.

3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.

4. Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.

5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.

6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.
7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.


8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.

9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.

10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.

11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.

12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.


¿Qué son las "Doce Tradiciones"?

Las "Doce Tradiciones" de A.A. son principios que se sugieren para asegurar la supervivencia y el desarrollo de los millares de grupos que comprende la Sociedad. Se basan en la experiencia de los grupos mismos durante los años decisivos de la formación de la asociación.

Las Tradiciones son importantes tanto para los antiguos como para los recién llegados, porque sirven a manera de advertencia de la verdadera base de A.A. como una sociedad de hombres y mujeres cuya principal preocupación es conservar su propia sobriedad y ayudarles a otros a conseguir la suya:

1. Nuestro bienestar común debe tener preferencia; la recuperación personal depende de la unidad de A.A.

2. Para el propósito de nuestro grupo sólo existe una autoridad fundamental, un Dios amoroso tal como se exprese en la conciencia de nuestro grupo. Nuestros líderes no son más que servidores de confianza. No gobiernan.

3. El único requisito para ser miembro de A.A. es querer dejar de beber.

4. Cada grupo debe ser autónomo, excepto en asuntos que afecten a otros grupos o a A.A., considerado como un todo.

5. Cada grupo tiene un solo objetivo primordial: llevar el mensaje al alcohólico que aún está sufriendo.

6. Un grupo de A.A. nunca debe respaldar, financiar o prestar el nombre de A.A. a ninguna entidad allegada o empresa ajena, para evitar que los problemas de dinero, propiedad y prestigio nos desvíen de nuestro objetivo primordial.

7. Todo grupo de A.A. debe mantenerse completamente a sí mismo, negándose a recibir contribuciones de afuera.

8. A.A. nunca tendrá carácter profesional, pero nuestros centros de servicio pueden emplear trabajadores especiales.

9. A.A. como tal nunca debe ser organizada; pero podemos crear juntas o comités de servicio que sean directamente responsables ante aquellos a quienes sirven.

10. A.A. no tiene opinión acerca de asuntos ajenos a sus actividades; por consiguiente su nombre nunca debe mezclarse en polémicas públicas.

11. Nuestra política de relaciones públicas se basa más bien en la atracción que en la promoción; necesitamos mantener siempre nuestro anonimato personal ante la prensa, la radio y el cine.

12. El anonimato es la base espiritual de todas nuestras Tradiciones, recordándonos siempre anteponer los principios a las personalidades.


¿Qué son las "recaídas"?

De vez en cuando se da el caso de que se emborracha un hombre o una mujer que ha logrado la sobriedad por intermedio de A.A. Para Alcohólicos Anónimos, una reincidencia de esa clase se conoce generalmente como una "recaída". Puede ocurrir durante las primeras semanas o los primeros meses de sobriedad, o aun después que el alcohólico ha logrado permanecer sobrio varios años.

Casi todos los A.A. que han tenido esa experiencia dicen que su "recaída" se debe a causas específicas. Intencionalmente olvidaron que habían admitido ser alcohólicos y fueron víctimas de un exceso de confianza en cuanto a su capacidad para manejar el alcohol. O dejaron de ir a las reuniones y de asociarse con otros A.A. O se preocuparon demasiado por sus negocios o asuntos sociales y olvidaron lo importante que para ellos era conservar la sobriedad. O se dejaron fatigar y cayeron por haber debilitado sus defensas mentales y emocionales.

En otras palabras, la mayoría de las "recaídas" no son cosa que simplemente suceda.


¿Tiene A.A. un texto "básico"?

La Comunidad tiene cuatro libros básicos que son generalmente aceptados como "textos". El primero es Alcohólicos Anónimos; también conocido como el "Libro Grande", que fue publicado originalmente en 1939, y luego revisado y editado en 1955, 1976 y en 2001.

Alcohólicos Anónimos relata las experiencias personales de 42 bebedores problema que lograron una sobriedad estable por primera vez a través de A.A. También relata los pasos y principios a los cuales, según consideran los primeros miembros, debe dárseles crédito por su habilidad para vencer el impulso de beber.

El segundo es Doce Pasos y Doce Tradiciones, publicado en 1953. Es un análisis, hecho por el co-fundador, Bill W., de los principios que hasta ahora han asegurado la continua supervivencia de individuos y grupos dentro de A.A.

El tercer libro, Alcohólicos Anónimos Llega a Su Mayoría de Edad, publicado en 1957, es una breve historia de los primeros dos decenios de la Comunidad.

Otro libro, Como Lo Ve Bill (anteriormente titulado El Sendero de la Vida), es una selección de las obras del co-fundador Bill W.

Estos libros pueden obtenerse por intermedio de un grupo local o pueden pedirse a General Service Office, Box 459, Grand Central Station, New York, N.Y. 10163, U.S.A.


¿Qué es el "programa de las veinticuatro horas"?

"El programa de las veinticuatro horas" es una frase que se usa para describir el enfoque básico de A.A. al problema de permanecer sobrio. El A.A. nunca promete dejar el alcohol de por vida. Nunca hace promesas de que "mañana" no se tomará un trago.

Al acudir a A.A. en busca de ayuda ya se ha dado cuenta de que, no importa lo sincero que haya sido en prometerse a sí mismo abstenerse de ingerir alcohol "en el futuro", por una u otra razón, se olvidó de sus promesas y se emborrachó. Su deseo incontrolable por la bebida resultó más poderoso que sus buenas intenciones de no volver a tocar el alcohol.

El A.A. reconoce que su principal problema es mantenerse sobrio ¡ahora! Estas veinticuatro horas son el único período a que puede comprometerse en cuanto a la bebida concierne. Ayer ya pasó. Mañana nunca llega. "Pero hoy, —dice el A.A.—, hoy no probaré alcohol. Puede ser que mañana sienta la tentación de tomar, y tal vez tome.

Pero mañana es cosa de la cual me preocuparé cuando le llegue su turno. Mi problema importante es no beber alcohol durante estas veinticuatro horas".

Junto con el programa de veinticuatro horas, A.A. le da gran importancia a tres dichos que seguramente el recién llegado ha oído muchas veces antes de unirse a A.A.: "Poco a poco se va lejos", "Vivir y dejar vivir" y "Haz primero lo primero". Haciendo que estos refranes sean una base de su actitud hacia los problemas de la vida cotidiana, el A.A. activo se ayuda eficazmente en sus intentos de vivir bien sin el alcohol.


¿Qué es "La Viña" de A.A.?

La Viña es una revista de tamaño bolsillo que se publica bimensualmente en edición en español. La Viña, la única revista internacional de la Sociedad, esta editada por una redacción compuesta por miembros de A.A. y destinada a miembros y amigos que quieren compartir más ampliamente la experiencia de A.A.

La mayoría de los lectores prefieren abonarse. El precio de una subscripción anual es de $7.50; dos años $14.00; (en Canadá, añadir $1.50 por subscripción por año, más el 7% de G.S.T.).
¿Por qué el programa de A.A. no le da resultado a ciertas personas?

La respuesta es que el programa de A.A. resulta eficaz sólo para quienes admiten que son alcohólicos, que sinceramente desean dejar el alcohol y que tienen siempre presente esa verdad como cosa principalmente importante.

A.A. generalmente no surte efecto en el hombre o la mujer que tiene dudas sobre si es o no víctima del alcoholismo, o que se aferra a la ilusión de que podrá beber normalmente en el futuro.

La mayoría de los médicos dicen que ningún alcohólico podrá jamás volver a beber normalmente. El alcohólico tiene que admitir y aceptar este principio fundamental. A la par de esa admisión y aceptación debe existir el sincero deseo de dejar la bebida.

Después de haber estado sobrios por algún tiempo en A.A. algunos se olvidan de que son alcohólicos, a pesar de lo que el diagnóstico implica. Su sobriedad les inspira un exceso de confianza en su fuerza de voluntad y se ponen a experimentar de nuevo con el alcohol. El resultado de esos experimentos para un alcohólico es totalmente el que podría esperarse. El hábito de beber se vuelve progresivamente peor.

jueves, 21 de febrero de 2019

Llegamos A Creer (Capitulo 10, Parte 5)

"NINGUN HOMBRE ES UNA ISLA"

Estaba espiritualmente en bancarrota mucho antes de que A.A. entrara en mi vida y mucho antes de que el alcoholismo, como un parásito bajo mi piel, tomara posesión de mí. Yo no tenía nada, ninguna fe a que aferrarme. No tenía fe en el hombre, porque al ir progresando mi deber había perdido la fe en mí misma. No confiaba en nadie, porque los demás no eran más que el mero reflejo de mí misma, y yo no podía confiar en mí.

Logré la sobriedad dentro de A.A., y, como un milagro, el cálido torrente de la verdad que tanto había temido durante tanto tiempo me inundó, y ya no volví a tener miedo. Comencé a preguntarme por que. Junto con la sobriedad, algo nuevo había entrado en mi vida.

Comencé a tener interés por otros. Esta expresión "interés por otros", junto con su hermana consideración, eran para mí una cosa extraña. Había creído que era capaz de enamorarme; me había considerado una madre amorosa; pero estas emociones, ahora lo comprendo, habían sido reflejos de mi propio egoísmo. Nada penetró dentro de mi ser. Comencé, temprano con mi sobriedad, a sentir compasión por otros borrachos, luego por mis hijos, luego por mi ex-esposo. Esta compasión, un
sentimiento acompañado posteriormente de amor, abrió la puerta de una inmensa ciudadela dentro de mí que siempre había estado herméticamente cerrada.

Pero lo extraño ahora, en la sobriedad, era que no estaba yo regresando a mi estado anterior. No estaba reasumiendo aquel "estar bien" que yo había dejado cuando comencé a beber anormalmente. Iba estando, como oí decirlo una vez, "mejor que bien". Escudriñando (veía el Paso Cuatro) dentro de mi propia personalidad, encontré un nuevo ser dentro de mí. Nunca había estado ahí antes, ni siquiera en mi niñez. Debió haber crecido en dónde estaba una piedra o un agujero vacío.

Algo estaba ahora echando raíces. Comencé a sentir por otros, a ser capaz, por muy breves momentos, de "ponerme en sus zapatos". Nuevos mundos se abrieron ante mí. Comencé a comprender mi posición en el mundo. Yo no era el centro del universo. (¡qué calamidad me pareció descubrir eso!) Yo era una parte de un misterio gigantesco, maravillosamente misterioso. No podía probarlo, porque no sabía nada acerca de él. Sólo podía dar vueltas a su alrededor con una curiosidad infantil, Y aún estoy dándole vueltas. Nunca descubriré, ni lo hará ninguno de nosotros, los secretos del universo. Pero podemos aceptar sus misterios, la parte que tenemos en ellos, y nuestras vidas y muertes; como algo espiritual más allá de nuestra comprensión.

Comencé a observar a mis hijos. Eran gente pequeña, importante. Me di cuenta de que mientras estaba bebiendo, no los había tratado más que como a pequeñas máquinas que yo había creado, como si yo hubiera sido parte de un juego de Mecano y hubiera estado orgullosa de ello. Al ir cambiando mi manera de tratarlos, los vi empezar a madurar, a enfrentarse a al realidad de la vida tal como ésta es. Extendí una mano para ayudar a alguien, aunque sólo escuchando algunas veces, y sentí una extraña satisfacción al ser capaz de ayudar: ¡un descubrimiento increíble para mí!.

Aprendí mi propia versión de lo que es la espiritualidad. No significa que tengo que ser como los santos que dicen tener consejos directos y visiones de Dios. Significa que tengo que interesarme por mis semejantes; únicamente a través de esto puedo recibir la gracia de Dios, Mi Poder Superior, porque como dijo John Donne, mucho antes de A.A., "ningún hombre es una isla".

Comencé a sentir seguridad en mis nuevos sentimientos espirituales, hasta que fue sacudida una noche por un amigo de A.A. quien me dijo "muy bien, así es que puedes aplicar a tu vida personal el Paso Tres y una fe espiritual en Dios, pero ¿cómo puede aceptar las terribles calamidades que suceden alrededor de nosotros todos los días?".

Me enfrentaba otra vez, peligrosamente, con los interrogantes de mi religiosa, pero no espiritual, infancia - ¿cómo puedo aceptar una fe en u Dios quien permite esos monstruosos crímenes contra el hombre, a pensar, llena de miedo, sobre la muerte y el sufrimiento, no el mío, sino el de toda la humanidad. Comencé a dudar demasiado de mi nueva fe - comenzó a invadirme el pánico. Comencé a buscar las respuestas fuera de la literatura de A.A.

Afortunadamente para mí, antes de que hubiera leído demasiado acerca de las creencias espirituales (un área que sólo estaba llevándome a la confusión), me di cuenta de que estaba pidiendo demasiadas cosas y demasiado pronto.

Prudentemente, dejé los libros de filosofía para mentes más capaces que la mía. No podía arriesgarme a llegar a una mayor confusión mental. Regresé a las enseñanzas de A.A., las cuales ya me habían salvado de una vida de tormentos.

No necesitaba buscar más allá de los Doce Pasos y de las fortalecedoras palabras de la Oración de la Serenidad. "De aceptar las cosas que no puedo cambiar". Mi respuesta personal está ahí en la palabra "aceptar". Aceptar el lugar del hombre en la escena universal. Aceptar mi vida como una diminuta partícula del todo. Ninguno de nosotros puede nunca profundizar las glorias y las regiones desconocidas del universo. Pero podemos vivir sobre la tierra y amarnos los unos a los otros.

Podemos dejar que nazca en nosotros el interés por otros, la compasión y la consideración, y observamos como crecemos. Con las herramientas y las instrucciones de señales de Alcohólicos Anónimos, podemos aprender un poco de este precioso regalo: nuestra puerta de entrada a la espiritualidad humana.
Nueva York.

miércoles, 20 de febrero de 2019

7 Tips Para Hablar Con Hijos Adolescentes


  1. Aprenda a escuchar.
 Todo chico, de la edad que sea, quiere encontrar un oído que se interesa en lo que quiere decir. La mamá o el papá que nunca está demasiado ocupado para oír, sin censurar o regañar, se convierte tanto en un padre como en un amigo.
Los trabajadores sociales han encontrado que muchos padres de familia tienen el hábito de interrumpir a sus hijos cuando éstos están hablando. Otros muchos padres no tiene ni la menor idea de lo que sus hijos están pensando, porque nunca les dan oportunidad de expresarse.

  1. Delegue responsabilidad.
Esto demuestra la confianza que usted tiene en su hijo, y este sabrá que usted espera que actúe responsablemente. Muchas de las mejores conversaciones padre - hijo (mamá -hijo), se tienen mientras ambos trabajan juntos en alguna tarea casera.

  1. Traté de ser comprensivo.
 Los adolescentes de hecho admiten que sus padres no acepten completamente sus pensamientos y su disposición de ánimo, pero esperan ser escuchados y comprendidos.

  1. Traté de no regañar... Mucho.
 Es casi imposible funcionar como madre o como padre sin ofrecer ocasionalmente palabras de advertencia; pero si las mantenemos al mínimo, los adolescentes las escucharán con mayor facilidad. Cuando el regañar se vuelve un hábito, dicen los psicólogos, Los adolescentes no le hacen mucho caso.

  1. A los chicos les gusta que sus padres se comportan como adultos.
 Usted puede entender el  mundo de sus hijos, pero ellos no quieren de hecho que usted entre en él. Ustedes son quienes están a cargo, y los adolescentes quieren que ustedes se mantengan en su propio nivel o por lo menos, no muy lejos. Nada deprime más a un adolescente que un padre que se comporta como "amigote", cuando lo que necesita en realidad, y lo que quiere, es un padre.

  1. Vea el ejemplo que da.
 Con frecuencia se dice que los hijos no se convierten en lo que se les dice que sean, sino en lo que les ha sido mostrado por sus padres, y los psicólogos piensan que hay mucho de cierto en esta afirmación. Recuerde que su hijo sigue los mismos pasos que usted.

  1. Mantenga el sentido del humor.
 Algo sucede cuando la mayoría de los chicos llegan a los 13 años de edad. Este muchacho obediente que siempre ha confiado en el juicio de usted y casi le ha puesto una aureola sobre la cabeza, de pronto se pone a cuestionar lo que usted hace, dice o piensa. Las opiniones de usted son consideradas o tontas o anticuadas.

martes, 19 de febrero de 2019

El Pequeño Libro Rojo De AA (Parte 7)

SEXTO PASO

Estuvimos completamente dispuestos a dejar que Dios eliminase nuestros defectos de carácter

SÉPTIMO PASO

Humildemente suplicamos a Dios que nos librase de nuestros defectos No es sino hasta después de haber completado el Quinto Paso, cuando se ha experimentado humildad y la estimación propia ha sido restablecida como resultado de admitir ante Dios y ante otro ser humano la naturaleza exacta de nuestras faltas, que estamos en una condición espiritual apropiada para llevar a cabo sinceramente las estipulaciones de los Pasos Sexto y Séptimo.
Esta acción trae un hasta ahora desconocido sentimiento de fortaleza moral. Por primera vez nos encaramos con nuestro Yo Verdadero. El Yo cuyas raíces mustias han tocado fuentes de convicción, poder y seguridad de las que ahora se están nutriendo. En la consumación de estos Pasos encontramos una Nueva Paz. Una liberación de la Tensión y la Ansiedad a medida que ponemos en manos de Dios nuestras equivocaciones y nuestros defectos de carácter. Le estamos pidiendo que lo elimine de nuestra vida. Estamos haciendo un gran esfuerzo mental para cooperar con Dios. Sentimos una intensa humildad que clama reconocimiento y Ayuda Divina.
La Elevación Espiritual, la proximidad de nuestro Creador se experimenta como resultado de invocar humildemente su Ayuda, y nuestra buena voluntad para ser librados de pensamientos y hábitos voluntariosos son ambas esenciales para el logro satisfactorio de estos Pasos.
La higiene mental y la ventilación espiritual que hemos iniciado con nuestro inventario y continuado con el Quinto Paso alcanzan su punto culminante cuando sometemos de lleno nuestra voluntad a Dios y queremos entregarle todos nuestros defectos morales.

Los diversos objetivos del Sexto y Séptimo Paso son:
1. Llegar a ser honrados y humildes. Buscar sin reservas Su Ayuda.
2. Perfeccionarnos en la práctica de orar desinteresadamente.
3. Estar consciente de los defectos de nuestro carácter.
4. Querer que se nos quiten.
5. Renunciar totalmente a todo los defectos de carácter.
6. Creer que Dios puede librarnos de ellos.
7. Pedirle a EL que nos los quite todos.

Los resultados que esperamos de la busca de estos objetivos son:
a) Reconciliarnos con la manera de Dios de tratar las cosas. Llegar a sentirnos hartos de nuestra manera de hacerlas y cuando vemos mas allá, de tratar de manejarlo todo.

b) Buena voluntad para llevar a cabo nuestro plan para suprimir el egocentrismo mediante fe y contacto consciente con Dios.

c) Disgusto por nuestras costumbres de alcohólicos y búsqueda de una inspiración religiosa que nos proporcione una sensación interior de seguridad y de paz.

d) Acrecentamiento de nuestra fe, corazón y mente sana, capacidad de ser generosos en nuestras oraciones.

e) Valor espiritual que se traduzca en una actitud confiada hacia la vida; el deseo de hacer  restituciones a quienes haya dañado nuestra manera de beber.

f) Un deseo de dejar nuestros caprichos y darle a Dios una oportunidad de remover de nuestra vida todo lo que impide que lo podamos servir a EL y a nuestros semejantes. Verdadera humildad.

g) Eliminación de nuestros defectos de carácter. Lograr tranquilidad mental y sobriedad. La actitud espiritual y el resto de ánimo necesario para la realización eficaz de estos Pasos se ha ido formando progresivamente en la consumación de los primeros cinco Pasos de nuestro Programa.

El conocimiento del alcoholismo, nuestra enfermedad, nos impulsa a acercarnos a Dios para que nos ayude. El Alcohólico tiene que rezar. No existe un tipo fijo de oración para nuestro Uso. Nuestro remordimiento por errores pasados y un deseo genuino de corregirlos nos indicaran como hemos de rezar. Todos llegamos a Dios como enfermos. No tratamos de justificarnos. No tenemos defensa. Nos presentamos a EL victimas del alcoholismo. Pedimos comprensión de esta enfermedad y Su Ayuda para frenarla. Queremos frenarla pero solo para propósitos desinteresados. Pedimos perdón por los errores que hemos cometido. Pedimos cordura y comprensión para conocer Su Voluntad.

Reconociendo nuestros defectos, rogamos a Dios pidiéndole sinceramente que nos libre de ellos.
La oración, nuestra forma suprema de energía mental, sirve para un propósito triple: por medio de ella pedimos la ayuda de Dios, le damos gracias por nuestra recuperación y mantenemos satisfactoria nuestra sobriedad.
No hay nada sobresaliente en la oración de un alcohólico dirige a Dios. Es algo sencillo y sincero en que el alcohólico no tiene nada que perder, pero si de lo que se pude ganar; Sobriedad, Conducta Sensata, Tranquilidad Mental y Felicidad para él y los Suyos.

Hay latente dentro de cada uno de nosotros un poder que se desarrolla mediante el contacto consciente con Dios. Reemplaza el miedo y la debilidad con la fortaleza y la comprensión espirituales. Por medio de ese poder se hace posible el milagro de A.A.
Los Pasos Sexto y Séptimo hacen uso de ese contacto, del que miles de alcohólicos se han valido humildemente para librarse de sus defectos de carácter.
En estos Pasos se encuentra la fragua en que calentamos y forjamos los eslabones separados que forman la cadena de la nueva personalidad que nos estamos forjando. Sin ellos es imposible nuestra recuperación.
Por “reservas” se entienden aquellas actitudes mentales que se oponen a la autoevaluación, así como a la cooperación, la honradez, la tolerancia, el perdón, la fe, el amor y la oración que no es egoísta. Estos “defectos de carácter” se interponen entre nosotros y una sobriedad satisfactoria. Perpetúan la enfermedad espiritual. La recuperación del alcoholismo depende de su eliminación.

En el Sexto y el Séptimo Pasos se indica un tipo de cirugía divina. La oración humilde es el escalpelo con el que Dios separa las partes lesionadas de nuestras personalidades enfermas. La entrega total y la voluntad de Dios nos asegura una operación sin dolor y venturosa. La entrega de nuestros “defectos” a un Poder Superior no es el acto exánime de un derrotista, sino que es el acto bien fundado de un alcohólico que cambiaría su miedo y su debilidad por fortaleza espiritual, comprensión, ánimo y sobriedad. Por lo tanto, “Encarecidamente suplicamos, a Dios que nos libre de nuestros defectos”.

lunes, 18 de febrero de 2019

Dedica 17 Minutos Al Día A Ser Amable


El doctor Alan Luks, una autoridad en medicina, público hace poco los sorprendentes descubrimientos que se han realizado sobre "el poder curativo de hacer el bien".

Luks demuestra que existe evidencia médica para afirmar que el comportarse amablemente es tan bueno para la salud, cómo hacer ejercicio.

La gente que ordinariamente ayuda a los demás, desarrolla un sistema inmunológico más fuerte, una mejor circulación cardiovascular, tiene una mayor sensación de bienestar e, incluso vive más.

2 horas a la semana -17 minutos al día- de comportamiento amable parece ser la dosis más adecuada para el organismo.

Gavin Whitsett, "Sé bueno. No cuesta tanto".

domingo, 17 de febrero de 2019

Pasos Para Fortalecer La Fuerza De Voluntad

Fíjate una meta que usted realmente quiera alcanzar: perder algo de peso, dejar de fumar y de beber, mejorar sus relaciones personales...

Haga lo necesario para ello. Decida lo que es importante y lo que no lo es y haga lo que es necesario, pero no se exceda.el ama de casa que quiere tener su casa como "tacita de plata" todos los días, puedes estar negándose tiempo para otros intereses.

Pónganse plazos. No espere cambiar de estilo de vida de la noche a la mañana. Establezca los pasos.

No renuncié a seguir el plan que se haya fijado. Ningún hábito es fácil de cambiar, pero no deje de trabajar en ello. Cada vez que resbale analiza cuál fue la causa.