lunes, 30 de octubre de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. XI - La Autoimagen Y La Depresión (Parte 6)

SEÑALES EN LAS CUALES SE CONOCE LA PERSONA QUE SE TIENE AUTO APROBACIÓN

Cuando alguien siente auto aprobación lo da a conocer por las siguientes señales: 

1a. Aceptas en amargura lo que no puede cambiar y se dedica con valor a tratar de transformar aquello En lo cual si se puede mejorar. Este es un lema de los cristianos han tenido ya desde hace más de 18 siglos, pues en una oración del siglo II ya se encuentra (y como ya lo sabemos, los alcohólicos anónimos han popularizado por todo el mundo esa bella oración: "señor Enséñame a aceptar sin amarguras las cosas que no puedo cambiar, y concédeme valor para transformar aquello que en mi debe mejorar").

El que se tiene auto aprobación no se felicita por sus debilidades, sino que se traza programas de acción para compensar esas fallas con una mayor actividad en otros aspectos, así como el ciego agudiza sus demás sentidos para suplir con una mayor productividad y el resto de sus capacidades lo que le falta por la debilidad de sus ojos. A sus debilidades y falta de cualidades en unos aspectos no responderemos con una resignación fatalista ni con una Rebelión airada, sino con una mayor actividad en otros Campos con la cual podemos compensar lo que nos falta en esos puntos más débiles de nuestra personalidad.

Hovard fue enviado por su padre a estudiar abogacía. Pero el estudio de derecho le costaba muchísimo y casi no le quedaba nada en la memoria. En cambio, el desbaratar motores y el armar máquinas que movieran piezas especiales le agradaba mucho y lo hacía con enorme facilidad. Su padre le dijo comprensivamente: "ya has descubierto algo para la cual no sirves, pero también lograste descubrir algo para lo cual si tienes cualidades e inclinación. Dedícate a ello". Y Hovard llegó a inventar lavadoras eléctricas Y con esa industria se hizo rico y famoso. No se desanimó por aquello En lo cual era débil y defectuosa, sino que se dedicó a averiguar en que sí lograba producir buenos resultados y por allí triunfo.

2a. No vive envidiando los demás, y acepta a los otros como son. Desde el momento en el que se tiene auto aprobación empieza ya a disminuir notablemente la envidia que sentía hacia los que tienen más cualidades o mayores bienes de Fortuna. La autopromoción lo va llevando a uno invariablemente a contenerse con lo suficiente sin estar aspirando a lo que no es de primera necesidad. Y Esta auto aprobación lo lleva a sentir también aprobación por lo que los demás son y tienen.

Cuando se auto rechazaba pensaban al ver pasar al vecino en un lujoso Auto: "¿Y, porque yo no puedo viajar en un auto propio, así como él?", Y se ponía a rabiar. Pero ahora al ver pasar a su vecino en un flamante último modelo se pone a pensar: "Y si a mí se me hubiera muerto la mamá, como a él ayer? ¡Mejor será que no trate de cambiar mi suerte con la de ningún otro!"

3a. Se ama y se estima a sí mismo. La señal Más negra de quién se tiene auto rechazo es que ni se aman y se estima a sí mismo. Y qué horrible tener que viajar y vivir las 24 horas del día con alguien a quien uno no ama ni estima. ¿Y si ese alguien es uno mismo? ¡Qué vida tan insoportable! Nadie ama lo que no estima, decía Santo Tomás. Si uno no se estima, ¿Cómo se puede amar a sí mismo? 

En cambio, el que se tiene auto aprobación empieza a estimarse cada día más. Y cuanto mayor sea la estimación que se tenga A si mismo, mayor será el amor que le va a tener a su propio ser.

Alguno dirá: ¿pero no es malo amarse uno mucho a sí mismo? Pues no. Ya que el mismo Dios en la Biblia nos ordenó que cada uno tiene que amar a los demás cómo se ama a sí mismo. ¿Y cuánto quiere Dios que amemos al prójimo? ¿Poquito o mucho? ¿No es verdad que el querer divino es que nuestro amor al prójimo debe ser muy grande? Pero si cada cual debe amar al prójimo se ama a sí mismo y al prójimo hay que amarlo muchísimo, eso es señal de que a nosotros mismos también debemos amarnos enormemente.

Y no lo olvidemos: para amarnos más, necesitamos estimar nos más. Si vivo diciéndome: "yo no sirvo para nada!". "Yo no tengo cualidades!". "Yo soy un monstruo!". "Soy un idiota!". "Soy un ser de segunda clase!", Etc., Qué amor me voy a poder tener? ¿Acaso es que el corazón se siente inclinado a amar lo monstruoso y lo degenerado? Pero si, por el contrario, mi auto apruebo y me digo: "Dios me ha dado cualidades para esto y para lo otro... Soy una obra maravillosa hecha por las manos del Divino Creador... Dios me hizo Asu imagen y semejanza en mi espíritu, y, por lo tanto, tengo en mi personalidad muchos rasgos muy semejantes a los del creador... Mi cuerpo es una obra maestra de las manos de Dios Y si fuéramos a mandar hacer no nos lo harían por mil millones, etc." ¡Ah!, Entonces sí me amaré a mí mismo, porque primeramente mi auto aprobé, y después de la estimación viene necesariamente el amarse verdaderamente.

4a. Tiene un modo de ser alegre, expresivo, agradable. Porque el que se autoestima no vive dándose continuamente palizas mentales, Sino más bien imitando a aquel hombre del Evangelio del cual dice Jesús que "descubrió un tesoro y se puso muy contento". En su personalidad, en su salud, en su pasado y en su presente vive hallando y descubriendo cada día nuevos tesoros que Dios le ha concedido, Y eso le lleva a pasar su vida no entré lamentaciones y quejas, sino cumpliendo lo que le aconseja San Pablo: "llenar vuestra vida de cantos de acción de gracias, de himnos de agradecimiento, y de oraciones continuas de gratitud por todo A Dios".

No hace mucho, los alumnos de un colegio dirigieron un "pliego de peticiones a Los Superiores", y ahí les decían: "nos entristece ver los encerrados, agresivos, malgeniados, porque eso nos hace creer que ustedes viven en las mismas crisis de adolescencia que nosotros padecemos. En cambio, quisiéramos verlos comunicativos, alegres, optimistas, con rostro no de decepcionados, si no de gente realizada. Nos hace sufrir el verlos aparecer con cara de entristecidos o decepcionados en la vida. Ya son demasiados los que por la calle vemos pasar con rostro de insatisfacción, y desearíamos que ustedes, nuestros formadores, aparecieron ante nosotros con una presencia que demuestre que están contentos de ustedes mismos y de sus realizaciones" (Bogotá 1991). Esa presencia agradable que estos jóvenes deseaban de sus profesores, es la que adquiere quién siente auto aprobación y se ha logrado convencer de que lo bueno y positivo que hay en su modo de ver y en su vida es inmensamente más numeroso y de alto valor, que sus defectos y faltas de cualidades y de bienes materiales. 

5a. Acéptalo Reproches, las críticas y hasta los regaños. Pocas personas hay tan sensibles a los Reproches y regaños y críticas como las que se sienten auto rechazo y desaprobación. Les pasa como a un gato manso al cual encerramos en un rincón y fingimos que lo vamos a atacar: lanza feroces arañazos, porque se siente acorralado y sin salida. Así es el que se auto rechaza y se desprecia: a cada crítica o regañó y observación que recibe exclama que le persiguen, que no lo comprenden, que lo humillan, y que todo eso es porque él no vale nada; me sirve para nada, y es por eso que todos le desprecian.

En cambio, quién siente auto aprobaciones reconoce los valores que tiene en su personalidad Y en su vida, y en su pasado y en su presente, en vez de desanimarse por las críticas, repetir a la frase de Aquel famoso rector de la universidad a quién le criticaban tanto su misericordia: "nadie le lanza pedradas a un perro muerto. Si me critican es porque les interesó"; o aquellas palabras de Santa Micaela: "me critican quizá más de la cuenta hasta por cosas que no he hecho, pero menos mal que por muchos errores que he cometido, no me critican porque no los conocen y así no me pueden criticar ni desacreditar más de la cuenta". 

Shakespeare decía: "que si a cada uno lo estuvieran que hacer llegar el castigo justo que merecemos por nuestros errores y pecados, al mejor de nosotros le tendrían que aplicar una buena paliza". Porque no somos tan buenos como deberíamos ser. Afortunadamente los criticones nos azotan con sus lenguas, Pero no logran despellejar nos a palo como Quizá lo mereceríamos. Pero hay uno que califica y que si paga bien: es el Dios del cielo. Y él sí ve todo lo bueno que hemos obrado y él no deja nada bueno sin recompensa. Así que, aunque la gente hable contra nosotros, allá arriba uno que está anotando todos los detalles de nuestra vida y a su tiempo nos pagará según nuestras obras. Este pensamiento produce mucha satisfacción y llena el alma de esperanza. ¿Porque deprimirnos cuando la gente ignorante anda criticándonos y regañándonos llenándonos de reproches, si el verdadero pagador, ¿Dios Omnipotente, si no sabe comprender muy bien y no va a dejar ninguna buena ocasión sin su correspondiente premio inmensamente generoso?