La verdadera humildad consiste en aceptarse y tratar honestamente de ser uno mismo.
La humildad es un concepto enigmático. Sabemos mucho sobre humillación, pero humildad es una idea nueva. Suena sospechosamente a arrastrarse, doblegarse y someterse. Pero la humildad no es eso. La auténtica humildad es, sencillamente, aceptar quienes somos.
Cuando llegamos al paso que usa la palabra humildemente, ya hemos empezado a poner en práctica este principio. El Cuarto Paso nos da la oportunidad de examinar quiénes somos en realidad, y el Quinto nos ayuda a aceptar lo que sabemos.
La práctica de la humildad implica aceptar nuestra auténtica condición, ser uno mismo con honestidad. No tenemos que arrastrarnos ni rebajarnos, ni tratar de parecer más inteligentes, ricos o felices de lo que somos en realidad. La humildad significa que abandonemos toda pretensión y vivamos lo más honestamente que podamos.
Sólo Por Hoy:
Dejaré que el conocimiento de mi verdadera naturaleza guíe mis acciones.
Hoy, me enfrentaré al mundo tal como soy.
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