LOS CINCO
REMEDIOS DE DIOS
1. Convencerse de que la ira
es un pecado. Algo que no nos conviene de ninguna manera. Y qué es
curable. La gente tiende a excusarse diciendo: "Yo soy así, Genio y figura
hasta la sepultura". Mi padre era un continuo malgeniado en mi madre murió
de úlcera a causa de sus continuas irás... En mi tierra todos sufrimos de mal genio...
Donde yo nací no preguntan: "¿De qué mal murió?" Sino "¿De
cuántos balazos lo mataron?". ¡A los de mi región parece que los
bautizaron a todos con “ácido sulfúrico”, porque ¡estallan por cualquier cosa!
He oído afirmar que los volcanes estallan cuando se les hace alguna ofensa. Si
yo fuera un volcán no dejaría pasar ningún día sin producir una violenta
erupción y un terremoto, etc.
Estos son
disculpas muy explicables y que en parte aminora nuestra responsabilidad de
malgeniados, pero de ninguna manera nos liberan de nuestra graves
responsabilidad de tratar de corregir unos de la malísima costumbre de
airarnos. El amabilísimo San Juan Bosco afirmaba: "decir yo soy así, yo
soy incorregible, es una blasfemia! Es una blasfemia" es una blasfemia o
frase ofensiva contra la bondad y el poder de Dios. "O Es que para Dios
puede haber algo que no sea imposible de corregir y enmendar?". Y el santo
más amable que ha existido después de Jesucristo, San Francisco de sales, San
Francisco de sales andaba repitiendo: "no hay terreno tan árido y tan
desagradecido, que si se le riega y se le abona y se le cuida bien, no pueda
convertirse en un hermoso jardín. No hay temperamento tan violento e inclinado
al aire que, si se le ayuda con frecuente oración, con examen de conciencia
diario, un propósito firme de enmienda y con buenas lecturas, no puedo llegar a
convertirse en un carácter amable y simpático. Lo digo por mi experiencia de
muchos años".
No
tratemos de tapar el sol con las manos. No tratemos de tapar el sol con las
manos no queremos decir que vivirá airándose y llenándose de rabia y de
disgusto por cualquier cosa no es pecado ni es malo. Sí lo es, gusanos o no nos
guste esta afirmación. Guste nos o no nos guste esta afirmación y así como él
decirle a un alcohólico: "El beber no es pecado y el dedicarse a bebidas
alcohólicas no es nada malo ni dañoso", sería un error garrafal que el
hundiría irremediablemente en el Abismo de sus borracheras, así él pretender que
el vivir de mal genio y llenándose de ira por todo, no es pecado si no sólo
debilidad de carácter. No es pecado si no sólo debilidad de carácter eso sería
darle certificado de buena conducta al más bestial de los enemigos de La Paz,
la ira, el mal genio.
Solamente
llamándole pecado, enemigo del alma, saboteador de la paz espiritual, etc.
Lograremos ir sintiendo le asco y aversión al hábito de airarnos y de ponernos
de mal genio. Sí según San Pablo los que se viven encolerizado y se la pasan
rabiando, entristecer al Espíritu Santo no podemos ni imaginar entonces que la
ira no es nada malo ni nada dañoso. Sí lo es, y tenemos que tenerle tanto miedo
como el que le tendríamos a un perro rabioso que nos quisiera contagiar con la
espumeante baba de su boca infectada. El aire contamina de depresión, y esta
enfermedad no es nada bonito tener que soportarla. Para muchos, su Liberación
puede ser acabar con la depresión. Pero la depresión no se irá nunca si no
luchamos para que la vida nos siga viviendo en nuestra personalidad.
2. Confesar
y reconocer ante Dios El pecado de la ira. Como cualquier otro pecado, la
ira puede ser perdonada por Dios y curada por él, sí humildemente le pedimos
perdón y le suplicamos su ayuda para combatirla y alejarla. San Juan decía:
"si confesar amor sí reconocemos nuestros pecados, justo y fiel es Dios
para perdonarnos las ofensas que le hemos hecho justo y fiel es Dios para
perdonarnos las ofensas que le hemos hecho" y la sagrada Biblia añade
otros tres pensamientos A cuál más de hermosos acerca de esto: "no te
avergüences de confesar tus pecados y de pedir perdón por ellos". "A
quien calla y trata de disimular y disculpar sus pecados no le irá bien, pero
que no reconoce los aborrece y pide perdón y se esfuerza por evitar los
obtendrá la misericordia de Dios". Confesar nuestros pecados y así seréis
curados espiritualmente. Así que mientras más le pidamos a Dios que Perdona
nuestros pecados de ir y mientras más lo sabe rascamos por ser algo que
disgusta a la divinidad y hace mal a los seres humanos, más pronto y bien
seremos curados por el señor de nuestra enfermedad espiritual de la ira. Con
disculparnos no ganamos nada, pero con pedir perdón si vamos a obtener perdón y
curación.
3. Pedirle
insistentemente a Dios que alejé de nosotros La mala costumbre de dejarnos
dominar por la ira. Jesús decía a sus discípulos: "Hay ciertos
espíritus malos que no se pueden alejar sino con la oración".
EL
CONSEJO DE UN ILUMINADO
Cuando yo
era muy joven, en plenos 20 años, ante mis continuos estallidos de ira deseaba
mucho saber algún remedio eficaz para lograr contener los ataques traidores de
mi temperamento colérico. Y un día supe que llegaba de Italia un sacerdote que
tenía el don de consejo (el cual es un regalo que el espíritu santo concede A
quiénes le ruegan mucho, y consiste en que se les ocurre muy oportunamente lo
que deben hacer y aconsejar se les ocurre muy oportunamente lo que deben hacer
y aconsejar). Y me dijeron que lo que aquel sacerdote aconsejaba producía unos
efectos admirables. Así que me acerqué a él a pedirle un remedio para calmar mi
pasión de la ira. Él me escuchó con atención y solamente me dio este consejo:
digo varias veces al día está pequeña oración: "Jesús manso y humilde
de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo". Y si no deja de
decirla bastantes veces, verdad que sí se cumplen también en su vida lo que
Jesús prometió: "todo el que pide recibe". Cómo sabía que aquel
consejo provenía de un hombre iluminado por Dios me propuse practicarlo a
diario repetir la pequeña oración muchas veces cada día. Y el efecto no se hizo
esperar. La primera respuesta que Cristo Jesús yo en mis pequeñas pero frecuente
oración fue hasta llegar a mis manos el formidable libro "Cómo ganar
amigos" de Carnegie, cuya lectura cambio y mejoró por completo Mi
trato para con los demás. Luego el señor Dios en buena y bendita hora, hizo que
alguien muy amable Me recomendaron leer a San Francisco de Sales, y esta
lectura me enseñó a tenerme paciencia a mí mismo, recordándome que el prójimo
más cercano que tengo y al que más paciencia debo tener es..., A mí mismo.
Después logré leer "La magia de pensar en grande" de
Swartz, "El poder del pensamiento Tenaz" de Pealé y las
obras de og mandino y un médico que me aconsejó hacer mucho ejercicio físico. Y
le doy gracias al Señor porque mi capacidad de vencer y alejar la ira ha ido
llegando a unos grados que jamás en mi juventud me imaginé que lograría
conseguir. No es que la ira no me llegue. No. Ella siempre llegará a toda
persona en todas las épocas de la vida, pero yo puedo repetir las palabras del
Gran apóstol de los negros Luther King: "la ira llamó a mi puerta. La fe
salió a recibirla, y la ira salió huyendo". Bendito sea el buen Dios por
haberme escuchado las pequeñas oraciones que le dirigí pidiéndole su ayuda para
lograr dominar la pasión de la ira. En verdad que sí es cierto que todo el que
pide recibe.
El
apóstol San Juan en su primera carta Afirma: "Esta es la confianza que
tenemos en Dios: que, si le pedimos algo que sea según su voluntad, él nos
escucha, y si no se escucha podemos estar seguros de que nuestra petición será
bien atendida". ¿Y qué le podemos pedir que sea más seguro que la voluntad
de Dios, que la gracia de no dejarnos vencer por la ira que entristece el
espíritu santo y llena de amargura es nuestra vida y la de los demás?
4. Darle
Gracias a Dios por sus innumerables beneficios. Cuando alguien a quien
dominan los pensamientos de ira, de disgusto y de tristeza va a consultar acto
al Dr. Blanton, psicólogo de fama universal, este gran sabio lo primero que
hace es decirle: "por favor: escribe en una hoja de papel 10 cosas por las
cuales usted desea darle gracias a Dios". La segunda consulta el famoso
psicólogo que vuelve a pedir: "escriba otras 10 cosas por las cuales usted
desea darle gracias al buen Dios". Y así a la tercera y cuarta consulta.
Estoy casi seguro de que en la quinta vez que venga a su consultorio (si es que
viene, Porque cuando uno está curado ya no va a consultar al médico) el
paciente ya no le dice que lo dominan pensamientos de tristeza, de pesimismo y
de depresión, sino que le confesará con entusiasmo que se siente muy contento
al pensar y lo increíblemente poderoso que Dios se ha mostrado con él. Antes
era triste porque no recordaba ni agradecía los favores del Señor.
5. Repetir
la misma fórmula muchas veces. Aunque mil veces nos trata de
llevar la depresión, 1000 veces volver a repetir la misma fórmula. 1. Reconocer
que la vida es un pecado que nos hace daño. 2. Pedirle a Dios que nos quite la
ira y nos conceda un buen genio. 3. Recordar los favores que Dios nos ha
concedido y darle gracias.
Un hombre
sumamente inclinado a la depresión y la tristeza nos decía: "me propuse
repetir esta fórmula Y aunque seguís siendo tan irascible, por cada diez veces
que antes me llenabas de presión y de mal genio, lo veré pronto me verás más de
7 veces me fui disminuyendo el número de mis actos de ira, y ahora casi todo
decir que mi costumbre de vivir deprimido y de mal genio es una enfermedad que
pertenece al pasado y no al presente de mi vida".
Una vez
después de una charla acerca de lo dañosa que es la ira, se me acerco un señor
y me dijo: "posible que un hombre que ha sido malgeniada durante 50 años
logré volverse de bueno genio y alegre?". -Le respondí: -"eso es
cuestión de esfuerzo y de tener fe en Dios. El señor ha dicho en la sagrada
Biblia: "todo es posible para el que tiene fe. Nada es imposible para el que
cree". Trate de practicar lo que aquí lo recomiendo si tengo una gran fe
en Dios y verá resultados admirables". 3 años después, finalizar otra
conferencia se me acerco aquel mismo hombre y me dijo: "tengo que contarle
que con el esfuerzo por practicar los consejos que usted recomienda para alejar
la ira y la evitar la depresión y con una gran fe en el inmenso poder de Dios,
Y lograr lo mejor de mi vida la ira y el mal genio de una manera que jamás
había imaginado. Y si quieres saber qué tanto es lo que ha mejorado mi carácter,
Puedes preguntarle a mi esposa". Enseguida se me acerco la señora y me
dijo Llena de alegría: "yo no tengo cómo agradecer al buen Dios que por
medio de Sus consejos para vencer la depresión y por medio de nuestra oración
llena de fe, alejado de mi marido su imagen y su tristeza de un modo que a
veces nos parece que sea solamente un alegre sueño".