Nuestra baja autoestima u odio a nosotros mismos está vinculado con todos los aspectos de nuestra codependencia: nuestra calidad de mártires; nuestra negativa a disfrutar de la vida; nuestro fanatismo por el trabajo; nuestra tendencia a mantenernos tan ocupados que no podamos disfrutar de la vida; nuestro perfeccionismo; el hecho de no permitirnos disfrutar de las cosas que hacemos bien o sentirnos bien acerca de ellas; nuestra desidia; el amontonar pilas de sentimientos de culpa y de incertidumbre acerca de nosotros mismos; prevenir la intimidad con los demás que nos hace huir de las relaciones, evitar comprometernos, quedarnos dentro de relaciones destructivas; iniciar relaciones con personas que no nos convienen, así como evitar a la gente que nos conviene.
Podemos encontrar medios sin fin para autotorturarnos: comer en exceso, descuidar nuestras necesidades, compararnos con los demás, obsesionarnos, morar en recuerdos dolorosos, o imaginar futuras escenas dolorosas. Pensamos: ¿qué tal si ella vuelve a beber?, ¿qué tal si tiene un affaire?, ¿qué tal si un tornado destruye la casa? Esta actitud del “qué tal” es siempre buena para conseguir una fuerte dosis de miedo. Nos espantamos y luego nos preguntamos por qué estaremos tan asustados.
No nos gustamos, y no nos vamos a permitir obtener ninguna de las cosas buenas de la vida porque creemos que no las merecemos.
Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente