CAPÍTULO XV
REMEDIOS PRÁCTICOS PARA COMBATIR LA DEPRESIÓN
Es
necesario convencerse de que la depresión no es algo Inevitable o algo que
necesariamente tiene que acompañarnos en todas las épocas. Todo lo contrario:
hay que convencerse de que la depresión puede ser evitada y combatida y alejada
de nuestra vida. Y Para ello hay unos medios sencillos, prácticos y efectivos.
Una mujer
consulta va al psiquiatra y su depresión no se le iba, pero el gasto de dinero
si era espantable, pues esas consultas son muy costosas. Una vez le dijo a su
especialista que pensaba tratar de curar su depresión con motivos religiosos, y
el otro, bastante descreído, le dijo que la religión no era sino una muleta que
la dejaría cojeando toda la vida. Ella, sin embargo, dispuso ensayar nuestros
métodos para combatir la depresión y ahora después de dos años exclama gozosa:
"la religión no es una muleta que nos deja cojeando. La religión es el más
potente motor para sacarnos del Charco de la depresión y elevarlos a una vida
de paz y de alegría". Y los métodos que enseñamos a aquella mujer fueron
los siguientes:
1°.
CONFIAR EN EL PODER Y EN EL AMOR DE JESUCRISTO
Nunca nos
cansaremos de repetir la bellísima frase de san pablo: "nuestro señor
tiene el poder y la bondad para darnos mucho más de lo que nos atrevemos a
pedir y a desear". Es necesario creer que para Jesucristo somos
sumamente importantes. Que Jesús se interesa por nosotros. Qué piensa en cada
uno de nosotros 24 horas cada día y 365 días cada año. Que Él "siente más
gozo y más felicidad dando que recibiendo". Él a dicho: "sin mí
nada podéis hacer", pero también: "todo lo que pidáis al padre
en mi nombre, os lo concederá".
Algunos
dicen: "yo no recurro a Cristo, porque soy demasiado pecador".
Es que se les olvida Con qué clase de gente se codea Jesús: la samaritana, que
había tenido 5 maridos; Zaqueo, el tramposo y estafador; la Magdalena, de la
cual tuvo que echar 7 demonios; Santiago, el malgeniado que pedía que lloviera
Fuego contra los que no lo recibían bien. Juan, que se la pasaba soñando
orgullosamente con ser Primer Ministro. Pedro, el que lo negó tres veces;
Pablo, el que persiguió a su religión. Pero es que a Jesús no le interesa lo
malo que hemos sido sino lo bueno es que queremos ser. De todas estas personas
nada Santa que hemos citado, hizo personajes llenos de virtud y se los llevó al
cielo. ¿Y si ellos fueron ayudados tan prodigiosamente por Cristo, porque no lo
vamos a poder conseguir nosotros también?
Otros
afirman: "Yo no confío mis asuntos a Cristo porque mis problemas son
demasiado grandes e imposibles de resolver". ¿De veras? ¿Acaso es que
puede haber algo imposible para uno que es Dios? Cuando es el estado de los apóstoles
de la Vida del mundo por estado Mas apegados al dinero les es Mas difícil
entrar al reino de los cielos, que a un camello pasar por el ojo de una aguja,
los apóstoles se asustaron y exclamaron: "entonces para esos pobres Ya
está todo perdido". Pero Jesucristo le respondió: "eso es imposible
para los seres humanos, pero no es imposible para Dios. Para Dios todo es
posible". Es la frase que nuestro Señor nos quiere seguir repitiendo a
todos los desanimados que nos imaginamos que nuestros problemas ya no tienen
arreglo ni solución: "para los humanos Esto podrá ser imposible, pero para
Dios Nada es imposible. Para Dios todo es posible". Todo, todo, hasta la
solución de esta situación es tan dolorosas que tienden a desanimarnos y
deprimirnos.
Hay
algunos que exclaman: "yo no recuerdo más a nuestro señor, Porque llevo
años pidiéndole y se ha hecho el sordo". Es que Dios no es automático, y
cuando le rezamos no le estamos dando órdenes ni aconsejándolo cuándo, Dónde y
cómo debe resolver nuestros problemas. Él es el mayor y nosotros los menores.
No es el niño de 7 años el que debe decirle a su padre, Afamado mecánico y
conductor, Cómo debe conducir su automóvil. Pero Jesús ha dicho con juramento:
"todo el que pide recibe". No dijo cuando recibe, pero sí que
seguramente recibirá. Adiós hay que dejarle que termine Él, sabiduría infinita,
cuando es que va a conceder nos la solución para nuestros problemas. Y estar
seguro de que va a intervenir y de manera muy efectiva.
¿Podrá
uno de reprimirse si tiene la plena seguridad de que el buen Dios escucha
siempre sus plegarias y se preocupa por ayudar y proporcionar soluciones? Ah,
si le dijéramos muchas veces: "señor, en tus manos confío mis penas y mis
planes!"
Jesús nos
dijo: "en el mundo tendrán problemas y dificultades. Pero no se preocupen:
yo he vencido al mundo". A veces al oír las promesas de Jesús nos parecen
demasiado hermosas para hacer ciertas. Pero él pensó bien cada palabra que iba
a decir y no dejará de cumplir ni una sola. Y se cumplirá en cada uno de
nosotros lo que dice el libro primero de Los Reyes: "el señor no ha
dejado sin cumplimiento ni una sola de sus promesas". Si creyéramos
más en las promesas de Jesús, tendríamos menos preocupaciones y menos depresión.
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