sábado, 9 de febrero de 2019

Llegamos a Creer (Cap 10 - Parte 4)

UNA FILOSOFÍA PRACTICA

Por estar en el ambiente de A.A., he estado sobrio por más de ocho años. Y he recibido la ayuda de una gran cantidad de filosofía práctica, una manera de pensar que produce verdaderamente resultados.

"Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios tal como nosotros lo entendemos". El Paso Tres puede ser una rígida orden, particularmente si uno no es muy religioso o si uno tiene algunos problemas en el área de "Dios", tal como a mí me sucede. Me ayudó mucho reconstruir las frases: "Dios tal como yo no lo comprendo" y "poner mi voluntad y mi vida al cuidado de lo bueno".

Estas dos ideas permiten a un pagano como yo, descartar la cuestión religiosa y empezar a experimentar los beneficios espirituales de A.A. Para muchos de nosotros, nuestra comprensión de Dios termina en el punto frustrante de no comprenderlo a El. Fue un gran alivio para mí saber que sencillamente no tenía que comprender nada. Después de todo, para construir una cerca de madera, no tiene que saber cómo crece un árbol. Y A.A. es práctica. Intentar comprender a Dios antes de poner a trabajar el Paso Tres es una tarea que yo califico como imposible e impráctica.
Prácticamente, entonces, ¿cómo puede uno trabajar este Paso? mi sugerencia es que es útil dejar de intentar trabajarlo. ¿Por qué? porque intentar trabajar el Paso Tres puede ser sólo otra manera de intentar comprender a Dios. Una vez más, eso no es práctico.
Mucha gente está determinada a obtener cosas trabajando lo que no requiere ser trabajado. Nos convencimos de que nada bueno llega sin esfuerzo y que la auto-suficiencia es siempre mala. Mi opinión es que el Paso Tres no requiere trabajo en lo absoluto y que la mejor forma de ayudarlo es mediante el más agradable gusto personal.

Permítanme ilustrar el punto con una pequeña experiencia que me sucedió después de que había estado dentro de A.A. por cerca de un año. Mi situación laboral era, según pensé, bastante mala. Apenas me alcanzaba para irla pasando. De pronto, se presentó solo una nueva oportunidad. El nuevo trabajo requería mudarme de cuidad y era una oportunidad. El nuevo trabajo requería mudarme de ciudad y era una compañía bien conocida por contratar y despedir gentes sin contemplaciones. Sin embargo, el salario inicial sería mayor que el que estaba obteniendo, en más de una tercera parte. Mi viejo trabajo había sido una preocupación constante y poderosa para mi desde el momento en que empecé a estar sobrio; en el tiempo de la nueva oferta, había estado irritado e inquieto al respecto día y noche durante muchos meses.

Yo había estado tratando, en efecto, de cambiar la situación laboral por mi propia fuerza de voluntad, escribiendo memorándums, quejándome, intentando moldear a la compañía de acuerdo a mi propia manera de pensar. Bueno, además de mi había ahí otras cuarenta personas, y yo no las podía cambiar a todas. Ahora llegaba esa oferta y complicaba aún más mi mente. Yo no quería mudarme; estaba volviéndome parte de un gran Grupo de A.A. y había encontrado muchos amigos Alcohólicos Anónimos. Estaba indeciso entre la oportunidad de un gran salario y la seguridad de un trabajo ya existente: entre mudarme a una ciudad extraña y permanecer junto a los amigos de A.A. que había adquirido recientemente. A alguien que está en prisión, por ejemplo, esto puede parecerle que no es para preocuparse mucho; pero para mí, en esa época, fue suficiente para mandarme al doctor a que me diera medicinas para el estómago, para arruinar mi carácter y para trastornar totalmente mi vida.
Finalmente, fui a ver a un amigo dentro de A.A. quien tenía muchos años de sobriedad de primera calidad. No me habló acerca del Paso Tres - al menos, no por su nombre. Lo que me dijo fue, "¿Por qué no hace exactamente nada durante un año?" Le pregunté qué quería decir. Me aconsejó permanecer en mi actual trabajo. Me sugirió que sencillamente dejara de preocuparme si quería sentirme mejor en los siguientes días, disfruta: el lujo de no preocuparme por mi situación, aceptar cada día tal como venga y hacer lo que pareciera lo mejor en ese día de acuerdo a las circunstancias - y hacer esto por un año. ¡Piense en eso! ¡Un año sin preocuparse! Mejor que unas vacaciones pagadas.

Bien, lo hice. Estaba tan cansado de preocuparme de ese asqueroso trabajo que fue un placer sencillamente ir a trabajar cada día y no preocuparme. En otras palabras, me rendí, pero de una manera saludable. Mi carácter mejoró y así también mi trabajo. Para finales del año, había sido ascendido dos veces y también en dos ocasiones me habían aumentado el salario. Pasado un tiempo me mudé a otra compañía, pero en buenas relaciones con mis antiguos socios.
Ese fue el año más valioso de mi vida. Aprendí del modo más práctico la verdad de esa vieja y trillada frase que dice: "al único que puede usted cambiar es a usted mismo, y o al resto del mundo". Aprendí que usted puede trabajar el Paso Tres no intentando trabajarlo. Puede trabajarlo alejándose un año de las preocupaciones. Al final del año, si ha disfrutado lo suficiente el "no preocuparse", inténtelo por otro año. Cada uno de nosotros tiene que hacer algo cada día: trabajar en una oficina o una fábrica, como soldado, haciéndose cargo de una casa o cualquier otra cosa. Ninguna de nosotros tiene que comprender a Dios o preocuparse sobre las cosas que no están bajo nuestro control. Podemos complacernos a nosotros mismos dándonos el lujo de no preocuparnos. Cualquiera de nosotros puede disponer únicamente de un día; todos y cada uno de nosotros tenemos que intentarlo en nuestro propio trabajo y en nuestra propia vida familiar. No tenemos que tratar de poner en orden todo el mundo o comprender lo que no ha siquiera comprendido ningún teólogo de ninguna fe.
Nosotros sencillamente dejamos de enredarnos en los negocios de Dios, y en mi opinión, cuando dejamos de enredarnos y dejamos de preocuparnos, nosotros hemos puesto nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios (o del Bien) tal como lo comprendemos (o no lo comprendemos a El).
San José, California.


ÉXTASIS

No podemos estacionarnos en un A.A. ni frío ni caliente, ni de medias tintas al trabajar los Pasos, o dedicarnos demasiado a envejecer y descansa en nuestra sobriedad de hoy. No, si queremos conservarnos sobrios.

¡No! Yo creo que tenemos que continuar buscando algo mejor que la penumbra de la rutina, mejor que una vida común, mejor que la espiritualidad mediocre. En un artículo llamado "la Búsqueda del Éxtasis", escrito para el A.A. Grapevine, el filósofo Gerald Heard dice, "Parecería . . . que ninguno de nosotros está viviendo en una medida suficientemente alta, como para ser capaz de enfrentar las tensiones a las que ahora estamos propensos a ser expuestos, sin que os resquebrajemos . . . El alcoholismo (como todas las adiciones) no es una base para buscar una cabal tranquilidad. Es en sí un deseo de ese éxtasis, ese "levantarse" fuera de esas cercadas lagunas de conformismo, allá donde no existen aún mapas de los océanos, en donde la única guía son las estrellas del cielo".
¿Alienta en cualquier lugar un alcohólico sobrio para quién este pasaje no sea de un profundo significado?.

Hace algunos años me encontraba sentado en un bar de Nueva York hablando con un periodista que acababa de perder otro trabajo a causa de su bebida. Estaba interesado en mi historia como A.A. Pero se encendió como un árbol de navidad, iracundo, perdiendo el interés en cualquier cosa que se refiera a regenerarlo a él . . . ese día.
Se me vino una idea. Dije, "Sabes H., creo que uno de los grandes placeres de fugarse mediante la bebida, es esa sensación de encontrarse a muchos kilómetros de distancia de los idiotas. Tú estás
caminando por diferente ruta, con diferente horario, diferente música, con una excitación realmente existencialista, en el filo de la navaja entre placer-dolor, progreso-desastre". Y más cosas con el mismo efecto.

Me di cuenta que el fin tenía un atento escucha H. dijo que así era exactamente la situación. Lo que le atraía era vivir muy lejos de todo, con desastres o sin ellos. Vivir como lo idiotas era un aburrimiento, un arrastrarse por el suelo, una maldición imposible.
Ahora creo que ése completamente infructuoso esfuerzo de Paso Doce (rezo porque H. pueda ahora estar dentro de A.A. en algún lugar) me ayude a mí. Desde entonces nunca dejé de estar consciente del hecho de que, como un alcohólico, era mejor no fijar mi puntería en ser yo como los demás, sencillamente tan común, tan indolente. De hecho, yo no sé realmente como es un ser común - o sea, un no alcohólico - así es que no debo dejar que en mi mente se establezca una idea falsa de cómo vivir normalmente. No; déjenme adherirme por un momento a la opinión del Sr. Heard. Su énfasis está hecho para mí. Si como un alcohólico voy a "levantarme fuera de esas cercadas lagunas de conformismo" y permanecer sobrio, - ¿cómo lo voy a hacer? - ¿Uniéndome a una guerrilla? ¿Yéndome de hippie? ¿Dedicándome al Yoga?
Bueno, yo tengo una respuesta: practicando los Doce Pasos. ¿Insípidos? ¿He intentado practicarlos? No lo intenté mucho por cierto en lo que se refiere a los tres primeros Pasos durante mis dos primeros años dentro de A.A. Mi opinión sobre los nueve Pasos restantes era que sólo estaban ahí para completar el cuadro: eran más bien piadosos que prácticos. Uno no necesitaba forzosamente ir tan lejos y cosas por el estilo.

Pero tuve, durante mi jornada, un poquito de mala suerte. Me sentí dentro de un torbellino: trabajo, salud, familia, todos parecían correr sobriamente alocados al mismo tiempo. Y fui impulsado (ahora lo veo como si por una fuerza espiritual) a intentar los Pasos Cuatro y Cinco, inventario y confesión. No hice un buen trabajo. Escribió una parte del inventario, pero no todo. Dije alguno de mis errores, los más agobiantes, pero todos. A pesar de ésos, obtuve de ellos un excitante año de progreso espiritual. En alguna forma importante, había cambiado.
Entonces vino una baja en el ritmo, como evidentemente tiene que suceder siempre. Empecé a creer que los Pasos Seis y Siete requerían más trabajo. Interesante, Difícil. Existencialista. El filo de la navaja de desastre-progreso. Una nueva y extraña presencia de Dios y de mí mismo.
Me di cuenta de que no puede haber "laguna de conformismo" para el hombre que se encara a sus defectos de carácter, los confiesa, llega a estar listo para cambiarlos y le pide a Dios que se los cambie.

¡Dinamita! ¿Me atrevo a prender la mecha? ¿No puedo hacer algo así como dejar que todo pase de largo, y quedarme en un promedio de
manera de vivir, modesto, tranquilo, corriente, no muy espiritual? Después de todo X puede hacerlo, también Y y también Z.
¿Pero ellos, son alcohólicos? Bueno, no lo son. Y, en realidad, ¿Sé algo acerca de sus vidas espirituales? Bueno, no lo sé.
Regreso hacia mí mismo. Necesitaba ser otro. Esa es la razón por la que bebía. Y aún necesito ser otro. Habiendo probado el tóxico camino de las drogas, y en exceso, déjenme intentar el "remedio" (en palabras de Heard) camino de los Pasos, el camino de la salud y la alegría. Los Pasos son la medicina especifica para aquello que está equivocado (o correcto, eso no importa) dentro de mí: el alcoholismo. Ellos son el camino para ser otro . . . y cuerdo por el mismo precio.
He llegado hasta el punto: ahora sé que lo que está implícito al practicar el programa de A.A. en su totalidad, tal como lo transmitieron los primeros A.A., no es la perspectiva de volverme un santurrón. Es en cambio la "amenaza" de estar verdaderamente vivo, consciente y aún quizás en éxtasis. Estoy convencido que si no acepto todo lo que este programa ofrece (o demanda), y en su lugar me alejo de el como si fuera algo de más precio de lo que negocié, podría emborracharme.
En otras palabras, si no trabajo seriamente y en su totalidad los Pasos de A.A., no puedo esperar encontrarme "dentro del programa".
Vermont.

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