viernes, 31 de marzo de 2017

Como Alejar la Depresión: Capitulo III (Parte 1)

SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN

La depresión siempre empieza por la mente. Sigue luego por el sentimiento o las emociones y termina manifestándose en lo físico. Las manifestaciones sentimentales o emocionales de que, si se tiene depresión son las siguientes:

Perdida de afecto. El deprimido tiene tendencia a aislarse, evitando la compañía de los demás, porque se le han disminuido mucho sus afectos. Empieza a apagársele el amor que sentía por sus familiares: cónyuge, hijos, hermanos y aun el amor que sentía hacia sí mismo. Comienza a no importarle nada de sí mismo ni de los otros, de nada en general. Esto se debe a que la mente no trabaja debidamente porque el individuo está demasiado ensimismado (pensando solo en sí mismo, en sus propios fracasos, etc.) Si esta situación sigue, la depresion aumenta, porque hay un principio psicológico infalible: “O amas o mueres”. Quien no ama a nadie, se muere mentalmente.

Tristeza. Este sentimiento se va enraizando tan profundamente en su corazón que termina por manifestarse en su rostro. Ya lo dijo Salomón en el libro de los proverbios: “Corazón alegre produce rostro simpático, pero corazón triste se manifiesta en el rostro”.  Es difícil encontrar una sonrisa en la cara de los deprimidos. Por eso los técnicos en relaciones humanas repiten: “Nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como el que ya no tener ninguna para dar”. A medida que se agrava la depresión se va perdiendo la capacidad de responder al buen humor. Y de la tristeza nacen muchos males espirituales. Por eso santa Teresa repetía: “Le tengo más pavor a una persona triste que a un ejército de demonios”.


EL EXHIBICIONISMO

Es una manifestación casi universal de que se sufre depresión (exhibicionismo es una tendencia psicopática a llevar a conocimiento público lo que por modestia debe mantenerse en secreto).
El jovencito que siente la depresión de su adolescencia, exhibe públicamente las palabrotas de su vocabulario. La mujer que se siente deprimida, siente una inclinación a usar minifaldas o vestidos escandalosos. La mujer segura, amada y aceptada, no viste de una manera provocativa, si no que naturalmente prefiere un modo de vestir recatado. Por eso los especialistas en psicología femenina, dicen que la seguridad que en si misma tiene una mujer, y su paz y tranquilidad interior, pueden medirse por el largo de su falda y por la modestia cristiana de su vestir. Cuanto más depresión tenga, mas exhibicionista será en su modo de vestir. Lo que a muchas mujeres las lleva a ser exageradamente atrevidas en actuaciones sexuales no es su instinto sexual (pues el instinto sexual de la mujer no es tan exagerado que necesariamente las lleve a tales excesos), si no la depresión que les produce su seguridad. Se siente inseguras y por eso obran así. Por eso tantas mujeres traicionadas por su marido cometen errores espantosos contra la castidad.

Ciertos hombres son escandalosamente atrevidos en sus conversaciones. ¿Por qué? Quieres exhibir sus maldades que han cometido. Las impurezas con que se han manchado; las vidas ajenas que han enlodado con su comportamiento de “animales sexuales”; las violencias verbales o físicas con que han agredido a los demás; todas las veces que han logrado cumplir aquello de “el que me la hace, me la paga; el que puede conmigo, todavía no ha nacido”, etc. Este modo de hablar (que muchas veces es física mentira, porque en ellos se cumple el antiguo adagio: “Antes de tiempo gran denuedo, llegada la hora, mucho miedo), este modo de exhibirse hablando, decimos, puede deberse a su depresión, a su inseguridad. Es una válvula de escape ante la explosión de sus temores y ansiedades.


EL DESEO DE SER NECESARIO: de ser estimado


Puede ser otra manifestación de la depresión. Esa persona que tiene generosidades superiores a sus capacidades económicas, con tal de no perder una amistad. Aquel empleado que descuida con tal de trabajar tanto y de tal manera en la fábrica que el patrón lo considere insustituible. La señora que insiste tanto a sus invitados que al fin los atosiga con tantas atenciones (la señora que repetía al invitado de honor: “¿Qué más desea? ¿Qué más desea? Y el otro al fin desesperado, le respondió: “Lo único que deseo es que no me moleste más”). Este comportamiento tiene una ventaja, y es que sirve de voz de alerta para los padres y educadores: porque si desde pequeño al niño se le manifiesta que, si se le estima, crecerá mucho más seguro de sí mismo, pero si se le vive diciendo: “No vales nada, no sirves para nada”, crecerá deprimido, y su sed de ser estimado le puede llevar a graves excesos después. También hay otra advertencia: que desde joven hay que independizarse del “qué dirán, que pensarán”, porque si vivimos pendientes de la opinión de los demás, seremos perpetuos deprimidos y sumamente desdichados. Ya Cristo decía: “Vino Juan bautista que no comía y no bebía y dijeron: es un endemoniado. Vino el Hijo de Dios, que, si come y si bebe, y le dijeron lo mismo: es un endemoniado”. Por eso san Pablo repetía: “Si lo que busco es la aprobación de la gente, ya no seré seguidor de Cristo”. tratar de ser agradables a los demás, si, y muy bien. Pero ¿querer tener contentos a todos? Seria atormentarse en vano. Si Dios está contento de nosotros porque tratamos de hacer lo mejor que podemos, ¿Qué nos ha de importar lo que la gente diga lo que diga? Eso se llama: ” Libertad de Espíritu”, y aleja la depresión por encanto. “Ande yo contento y… ríase la gente”.