SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN
La depresión siempre empieza por la mente. Sigue luego por el sentimiento o las
emociones y termina manifestándose en lo físico. Las manifestaciones
sentimentales o emocionales de que, si se tiene depresión son las siguientes:
Perdida de afecto. El deprimido tiene tendencia a aislarse,
evitando la compañía de los demás, porque se le han disminuido mucho sus
afectos. Empieza a apagársele el amor que sentía por sus familiares: cónyuge,
hijos, hermanos y aun el amor que sentía hacia sí mismo. Comienza a no
importarle nada de sí mismo ni de los otros, de nada en general. Esto se debe a
que la mente no trabaja debidamente porque el individuo está demasiado
ensimismado (pensando solo en sí mismo, en sus propios fracasos, etc.) Si esta
situación sigue, la depresion aumenta, porque hay un principio psicológico
infalible: “O amas o mueres”. Quien no ama a nadie, se muere mentalmente.
Tristeza. Este sentimiento se va enraizando tan
profundamente en su corazón que termina por manifestarse en su rostro. Ya lo dijo
Salomón en el libro de los proverbios: “Corazón
alegre produce rostro simpático, pero corazón triste se manifiesta en el
rostro”. Es difícil encontrar una
sonrisa en la cara de los deprimidos. Por eso los técnicos en relaciones
humanas repiten: “Nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como el que ya no
tener ninguna para dar”. A medida que se agrava la depresión se va perdiendo la
capacidad de responder al buen humor. Y de la tristeza nacen muchos males
espirituales. Por eso santa Teresa repetía: “Le tengo más pavor a una persona
triste que a un ejército de demonios”.
EL EXHIBICIONISMO
Es
una manifestación casi universal de que se sufre depresión (exhibicionismo es
una tendencia psicopática a llevar a conocimiento público lo que por modestia
debe mantenerse en secreto).
El
jovencito que siente la depresión de su adolescencia, exhibe públicamente las
palabrotas de su vocabulario. La mujer que se siente deprimida, siente una
inclinación a usar minifaldas o vestidos escandalosos. La mujer segura, amada y
aceptada, no viste de una manera provocativa, si no que naturalmente prefiere
un modo de vestir recatado. Por eso los especialistas en psicología femenina,
dicen que la seguridad que en si misma tiene una mujer, y su paz y tranquilidad
interior, pueden medirse por el largo de su falda y por la modestia cristiana
de su vestir. Cuanto más depresión tenga, mas exhibicionista será en su modo de
vestir. Lo que a muchas mujeres las lleva a ser exageradamente atrevidas en
actuaciones sexuales no es su instinto sexual (pues el instinto sexual de la
mujer no es tan exagerado que necesariamente las lleve a tales excesos), si no
la depresión que les produce su seguridad. Se siente inseguras y por eso obran así.
Por eso tantas mujeres traicionadas por su marido cometen errores espantosos
contra la castidad.
Ciertos
hombres son escandalosamente atrevidos en sus conversaciones. ¿Por qué? Quieres
exhibir sus maldades que han cometido. Las impurezas con que se han manchado;
las vidas ajenas que han enlodado con su comportamiento de “animales sexuales”;
las violencias verbales o físicas con que han agredido a los demás; todas las
veces que han logrado cumplir aquello de “el que me la hace, me la paga; el que
puede conmigo, todavía no ha nacido”, etc. Este modo de hablar (que muchas
veces es física mentira, porque en ellos se cumple el antiguo adagio: “Antes de
tiempo gran denuedo, llegada la hora, mucho miedo), este modo de exhibirse
hablando, decimos, puede deberse a su depresión, a su inseguridad. Es una
válvula de escape ante la explosión de sus temores y ansiedades.
EL DESEO DE SER NECESARIO: de ser
estimado
Puede
ser otra manifestación de la depresión. Esa persona que tiene generosidades
superiores a sus capacidades económicas, con tal de no perder una amistad. Aquel
empleado que descuida con tal de trabajar tanto y de tal manera en la fábrica
que el patrón lo considere insustituible. La señora que insiste tanto a sus
invitados que al fin los atosiga con tantas atenciones (la señora que repetía
al invitado de honor: “¿Qué más desea? ¿Qué más desea? Y el otro al fin
desesperado, le respondió: “Lo único que deseo es que no me moleste más”). Este comportamiento tiene una ventaja, y
es que sirve de voz de alerta para los padres y educadores: porque si desde
pequeño al niño se le manifiesta que, si se le estima, crecerá mucho más seguro
de sí mismo, pero si se le vive diciendo: “No vales nada, no sirves para nada”,
crecerá deprimido, y su sed de ser estimado le puede llevar a graves excesos después.
También hay otra advertencia: que desde joven hay que independizarse del “qué dirán,
que pensarán”, porque si vivimos pendientes de la opinión de los demás, seremos
perpetuos deprimidos y sumamente desdichados. Ya Cristo decía: “Vino Juan
bautista que no comía y no bebía y dijeron: es un endemoniado. Vino el Hijo de
Dios, que, si come y si bebe, y le dijeron lo mismo: es un endemoniado”. Por eso san Pablo repetía: “Si lo que busco es la aprobación de la
gente, ya no seré seguidor de Cristo”. tratar de ser agradables a los demás,
si, y muy bien. Pero ¿querer tener contentos a todos? Seria atormentarse en
vano. Si Dios está contento de nosotros porque tratamos de hacer lo mejor que
podemos, ¿Qué nos ha de importar lo que la gente diga lo que diga? Eso se llama:
” Libertad de Espíritu”, y aleja la depresión por encanto. “Ande yo contento y…
ríase la gente”.