viernes, 14 de abril de 2017

Como Alejar la Depresión: Capitulo IV (Parte 1)

CICLOS DE LA DEPRESIÓN
(Ciclo es un periodo de tiempo en el que se repiten los mismos hechos)

Hay días y épocas más peligrosamente fáciles para sentir depresión. Así, por ejemplo, desde hace mucho tiempo la gente habla del “lunes de zapatero”, aludiendo a que en este día uno siente más desánimo y peor genio. Los especialistas saben que la peor época del año en cuanto a depresión es la que sigue a las fiestas de navidad y Año Nuevo. En los primeros días de enero se multiplican los suicidios, y los pocos psiquiatras que estén trabajando en esa semana tienen el doble o triple de trabajo porque hay montones de gente deprimidas en exceso. Tanto que un médico exclamo: “Las festividades se organizan para garantizar desilusiones”. Para las personas predispuestas a la depresión, los días siguientes a las fiestas pueden ser fatales. Se sienten peor que nunca. “Cuando la cena es candela, el desayuno es agua”, decían los antiguos.

Hay hechos mundiales o nacionales que influyen en el ánimo de toda una nación. Así, por ejemplo, el mal resultado de una guerra trae un estado general de descontento; y una victoria del propio país constituye como una inyección de alegría para la enorme masa de ciudadanos. Es muy frecuente ver en las manos o en la mesa de los suicidas, periódicos o novelas que tratan de hechos desgraciados o tristes. La lectura de esos hechos fue el toque final que le faltaba a la depresión para convertirse en locura. Otro tanto se puede afirmar en las películas de temas negativos, miedosos o crueles. Cuando un joven empieza a frecuentar esa clase de películas, es muy temible un funesto desenlace. Porque después de cada película negativa le vendrá un periodo de depresión, como también después de cada lectura de novelas pesimistas y trágicas. Nuestro poeta Silva tenia junto a si al suicidarse un libro del tremendamente pesimista poeta D’Anunzio. Y ya se sabe que después de esta lectura pesimista, viene un periodo depresivo. Esto es muy importante decirlo a tantas personas que alimentan sus ojos con alcantarilla. “Dime que lees, y te diré quién eres”, decían los sabios antiguos. Ahora podemos añadir: “Dime que tantas lecturas negativas haces, y yo te diré que tanta depresión vas a sentir”. San Ignacio experimento en sí mismo esta consecuencia. Él dice que en su juventud cada vez que leía una novela le venía un periodo depresivo y una tristeza desesperante. Afortunadamente tuvo luego la experiencia contraria: “Cada vez que leía un párrafo de la Biblia o unas páginas de vidas de santos, sentía en mí una alegría incontenible, y un deseo inmenso de superarme y ser mejor”. Un periodo anímico espera a cada uno después de sus lecturas. Sepamos escoger las que no nos van a traer depresiones sino más bien deseos de superación. (Permítasenos recordar aquí como oportunos los testimonios que hemos oído y leído por parte de más de cien personas ya, que, al leer el libro de relaciones humanas, titulado “Secretos para triunfar en la vida”, de Eliécer, han gozado de un periodo de alegría y paz tan agradable, que no han sido capaces de callarlo y se han convertido en perennes propagadores de la lectura de tan reconfortante libro. Ojalá quien lee estas páginas trate de hacer la prueba también. Cuando termine de leer el libro “Secretos para triunfar en la vida”, va a exclamar como tantos otros en otros países: “Nunca me imaginé que un libro pudiera hacer mi espíritu tanto bien”)

Hay un periodo de tiempo muy propicio a la depresión: cuando uno se siente cansado. La mayoría de los individuos sienten desanimo después de una tensión emocional o física, cuando se sienten cansados. Si hemos trabajado demasiado o nos hemos acostado muy tarde, somos más vulnerables al desaliento. A los matrimonios siempre se les aconseja que no discutan temas importantes cuando estén cansados. Por ejemplo, al llegar el marido del trabajo a almorzar o cenar. Al terminar la esposa sus duras faenas del hogar. Cuando el joven llega rendido después de un apasionante partido o de un desgastador examen. Nunca se deben discutir problemas después de las 9pm, porque en ese momento hay depresión a causa del cansancio, y la depresión es la peor consejera que existe. Siempre aconseja mal. Es increíble como los problemas se agigantan cuando estamos cansados. El cansancio puede provenir de una noche de mal sueño, pesaroso por haber comido demasiado, o alimentos muy pesados. Y eso nos sucede a todos, el desánimo no conoce excepciones: aun el mas bonachón, conocido por su buen humor. Los israelitas dicen que la más eficaz formula medica inventada para que la gente se conserve animosa y alegre, es la que >Dios proclamo en el monte Sinaí, el tercer mandamiento: “seis días trabajaras y harás tus obras, pero el séptimo día descansaras”. El que nos creó sabe muy bien que, si no descansamos un día cada semana, nos enloquecerá la depresión.

“Persona cansada es persona malgeniada”

El periodo mensual

En las mujeres suele coincidir el periodo depresivo con su ciclo menstrual que les causa repercusiones físicas y psíquicas. También a los hombres les llega con cierta periodicidad su época de desaliento (dicen que casi fijo cada 34 o 38 días), pero a las mujeres les llega fijo cada 26 a 29 días, y para que ellas este periodo es más pronunciado y más notorio y molesto. Son días en que los que conviven en su casa deben tenerles más comprensión.

La persona que sabe más o menos el tiempo en que le ha de llar su ciclo depresivo se prepara mental, emocional, física y espiritualmente para neutralizarlo y tratar de acortarlo. Soldado avisado…, les cuesta más hacerlo morir en la guerra.

Para estas ocasiones hay que proponerse no tomar resoluciones negativas porque son equivocadas. Un gran escritor contemporáneo decía: “No permito a mi mente dar juicios definitivos en esos días en que mi humor y mi ánimo están en su más bajo nivel. En esos días pienso que mis escritos son de una pobreza tal, que muchas veces envío con ellos de una vez las estampillas para que el director del periódico me los pueda devolver, porque estoy seguro de que si no me las devuelve los echa a la basura. Pero en realidad sucede que las columnas que escribo cuando me siento mal, a menudo son mejores que las que escribo cuando estoy de buen humor. Las personas deprimidas no son buenos jueces de sus propias obras”.

Por eso el notable educador, Juan Bosco decía a sus discípulos: “Jamás tomen la resolución de abandonar su vocación en días de depresión o desaliento. Las resoluciones negativas tomadas en dichas épocas son una fatalidad y traen dolorosas consecuencias”.

Este libro quiere enseñar el arte de aprender a sacar el mayor provecho a nuestras vacilantes disposiciones de ánimo y lograr la victoria sobre la depresión. Estamos seguros que siguiendo las normas que aquí exponemos, fruto de muchos años de activa experiencia, lograremos no ser víctimas de esta enfermedad. Es verdad que desanimo, no es lo mismo que depresión, pero también es cierto que los días que estamos desanimados somos más vulnerables a la depresión. Porque en los días en que estamos con una pobre disposición de ánimo sucede que ciertas cosas que antes no nos causaban perturbación alguna, de pronto se transforman en fuente de irritación que pueden llevar a la depresión.


Mientras más conozcamos la manera cómo funciona la naturaleza humana, mejor podremos guiar sus tendencias positivas y negativas. Así, por ejemplo, si conocemos el principio psicológico del gran sabio William James que: “Si expresamos externamente una emoción, esta emoción se aumenta, y si no la expresamos externamente, ella se disminuye”, habremos dado un gran paso para no manifestar que estamos deprimidos. Silbaremos o cantaremos cuando nos percatemos de la proximidad del desánimo y él se ahuyentará, mientras que, si demostramos una actitud mustia, pesimista y achilada, el desánimo se apodera de nuestro ser. Es lo que el salmista decía en sus momentos de angustia: “Alzare mis ojos hacia los montes de donde me viene el auxilio. Mi auxilio me vendrá del Señor, que hizo el cielo y la tierra”, o lo que decía Roosevelt, el presidente: “De puro aparentar que estoy bien y contento, resulte contento y bien”.