7°. LA HIPERACTIVIDAD MENTAL
Las personas de Gran actividad y productividad padecen una rara forma de
depresión, especialmente después de los 50 años: se les han acumulado tantos
detalles, planes y energías, qué les resulta difícil un descanso mental. Sus
pensamientos parecen estar como las nubes en una tormenta: en cortocircuito
unos con otros, y empiezan a fallarle sus poderes de concentración. Es una
experiencia enervante y desalentadora para quien desea sentirse seguro de sí
mismo. Al reaccionar disgustado y frustrado porque no puede concentrarse en
asuntos importantes, no se da cuenta de que mientras más aspavientos haga, se
le agudiza el problema.
Uno de los síntomas de esta forma depresiva es la súbdita irritabilidad sin
causa proporcionada. Por ejemplo: llega un día a casa y al oír la algarabía de
los niños, que todos los días había sido la misma, estalla en un ímpetu de
cólera y les echó un feroz regañó. Luego se va a su alcoba a pensar:
"porque me pasó esto, Si antes no me disgustaba sus bullicios? ¿Porque
habré reaccionado tan bruscamente hoy?
Puede ser que su intensa actividad no le ha permitido al cerebro un
adecuado descanso, lo cual le lleva a reaccionar de esta manera.
Algunos médicos recetan un tranquilizante suave para contrarrestar el síndrome
de actividad (síndrome: señal de alarma. Síndrome de actividad: síntoma o
señal de que se está pasando Más allá de los límites que uno debe dedicar a su
actividad). Luego sugieren una reducción de la intensidad del trabajo
aconsejando enérgicamente una actividad menos febril, Menos afanosa. Lo grabé
es que en estos casos de neurastenia el remedio principal es descansar, Y eso
es lo que menos le gusta al neurasténico: descansar. Casi todos prefieren una
dosis de tranquilizantes para tomar en pastillas en vez del remedio
verdaderamente seguro eficaz: descansar.
Para muchos individuos una semana de descanso, un día de paseo le
aprovecha más respecto a su buen genio que un frasco de remedios o un mes de
buenos propósitos.
8°. EL RECHAZO
Ya hablamos de esto. Pero es necesario insistir en la tremenda necesidad
de amor que tienen todos los seres humanos. Cuando ese deseo de ser amados no
se logra realizar, llega la depresión. Este tipo de depresión comienza temprano
cuando el niño no logra recibir el cariño de sus padres (por eso los asilos son
muchas veces fábricas de bandidos y prostitutas: por la depresión que las
produjo en la infancia la falta del cariño que deseaban recibir). El
adolescente se deprime porque se siente rechazado. El novio se emborracha para
tratar de ahogar la depresión que le produjo un rechazo de su amada, y la mujer
joven Busca el suicidio a llorar amargamente porque el hombre de sus sueños se
ha ido con otra o se muestra displicente.
En las personas mayores esta depresión sobreviene cuando se pierde el
afecto del cónyuge, o se pierde el puesto o empleo o se sufre la traición de un
amigo en quién se confiaba. Muchas veces la depresión es desproporcionada
porque la persona se pone a cavilar mucho sobre la injusticia ese rechazo que
ha recibido. (Cavilar: concentrar El pensamiento de un tema sin querer
retirarlo de ahí). También se agranda esta depresión si el individuo se
encierra en su soledad. Grandes educadores, cuando Ven a un joven en estado depresivo
lo primero que buscan es conseguirle compañeros alegres que no saquen de su
soledad destructora. Aquí se cumple una vez más la escritura que dice: "Un
buen amigo es un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio. El amigo fiel es como
un remedio que fortalece la vida".
Comentar los rechazos que hemos recibido es reavivar las heridas que
sentimos. Pero Buscar la amistad de personas comprensivas y buenas es adquirir
un ungüento que sana las llagas de la incomprensión y del rechazo. El libro
Santo ha hecho una maravillosa promesa: "los que tengan fe en Dios
conseguirán los buenos amigos que necesitan"