9°. FIJARSE METAS INADECUADAS O NO
FIJARSE NINGUNA
Hay un natural aflojamiento cada vez que se logra terminar un proyecto.
Pero el problema especial para la depresión es fijarse metas que superan las
propias capacidades, o no fijarse metas que atraigan la atención.
Toda persona es un ser en busca de metas. Sin metas o ideales dejamos de
luchar; pero cuando permitimos que una meta o ideal se constituyó en nuestro
único proyecto, si lo conseguimos nos sentimos ya entonces con un decaimiento
general una vez realizado, y si no lo conseguimos nos entregamos a la
depresión.
Por eso
es necesario tener muchas metas o ideales, de varias clases: grandes y menores.
Unas a largo plazo, otras para conseguirlas pronto. Así, en caso de que una
falle quedan muchas otras, y cuando conseguimos realizar una meta, en vez de aflojarnos
por ese hito ya conseguido, Seguiremos adelante en busca de otros más.
Qué a
punto de terminar un proyecto ya tengamos otros tres en marcha, y así no
tendremos jamás al vacío mental. Cultivemos el arte de fijarnos nuevas metas e
ideales. Esto nos mantendrá jóvenes hasta los 90 años.
Una mujer
dedicada a la Auto conmiseración (atenerse lástima de sí misma) daba razón para
ello: "es que ya no tengo ninguna metan ideal por conseguir". Esto
acaba con la personalidad de cualquiera. Con razón de que haya tanta gente
taciturna (callados, silenciosos, tristes, melancólicos, apesadumbrados). Es
que hay demasiados individuos sin metas ideales que les animen a vivir en
felicidad.
Hay
también personas que tienen depresión porque se fijaron metas demasiado altas.
Quieren ser sólo es cuando sólo tienen capacidad para ser linternas. Quieren
tener el genio amable de San Francisco cuando nacieron con el temperamento de
Caín. Creen que lo ideal es ser muy famosos, olvidando que nada puede superar
en felicidad a un alma tranquila, en paz con su Dios y con sus prójimos. Y de
tanto mirar al sol para querer llegar a ser como él, se quedan a oscuras en las
tinieblas la depresión.
LA FÁBULA DEL PICAPIEDRA
Los
antiguos narraban la fábula del Picapiedra que se aburría de tanto golpear a la
roca inmensa abajo Los Terribles rayos del sol y un día exclamó: "Quien
fuera sol!". Y en ese momento se convirtió en Sol y empezó a lanzar sus
rayos quemantes a toda la Tierra. Más de pronto una espesa nube se le atravesó
Y no dejó pasar sus ardientes rayos. Entonces exclamó: "Quien fuera
nube!". Y se convirtió en nube. Y, ayudada por el huracán, inundó Campos,
regó tierras y dominó todo en medio del más terrible invierno. Todo menos una
altísima roca que no le hizo ningún caso ni se deja dominar por la furiosa
nube. Entonces exclamó: "Quien fuera roca!". Y se convirtió en roca.
Y desde su altura dominaba todo el Horizonte y nada era más fuerte que ella.
Pero un día sintió un cosquilleo y unos golpes: era un Picapiedra que le estaba
destrozando A cincel y martillazos, y disgustada exclamó: "Quien fuera
Picapiedra!", Y en ese momento volvió a ser lo que antes era: un sencillo
Picapiedra; y sacó una lección y sacó una lección: "No hay que aspirar
demasiado alto, porque la felicidad no está en ser demasiado, sino en
contentarse con Lo bueno que se puede ser en el estado en que uno está".
METAS QUE VALEN LA PENA
Jamás
debemos conformarnos con metas egoístas o con ideales inferiores a nuestras
capacidades. Nifhtingale fue un personaje dedicado durante toda su vida a
motivar a la gente para ser más. Y una de sus insistencias era: "Quien
tiene ideales nobles probablemente no se enriquecerá demasiado, porque no busca
sus propios intereses sino los de los demás". Por sobre todo debemos fijarnos
metas Qué signifiquen: ayudar a otros. Los bienes materiales vendrán también
porque la palabra divina ha dicho: Dad y se os dará. Quien generosamente da,
generosamente recibirá.
"La
medida que uséis para dar a otros, se usará también para daros a vosotros".
La gente de más rica personalidad que conozco son los que se han dado el bien
de los demás. En cambio, muchas personas que ganaron dinero, pero sino ayudar a
los demás, no han podido comprar con todo su dinero la felicidad.
Ayudar a
los demás: he aquí una meta formidable. Nunca nos faltará gente a quien poder
ayudar. Y se cumplirá aquella famosa frase de Cristo: "Es mejor y produce
Más felicidad en dar que el recibir"