EL CASO
DE UNA MUJER SÚPER FLACA
Una
mañana llegó una mujer a consultar al psicólogo. Jamás habíamos visto una mujer
tan flaca y decaída. Más que un cuerpo humano parecía una radiografía. La gente
decía que parecía un frasco de leche con cejas. Tan pálida estaba. En 6 meses
había perdido 17 kilos. Sólo pesaba 40 kilos cuando debía pesar 60. Su Historia
era muy triste, al oírla narrar sentía como verdaderas ganas de echarse a
llorar. Esposo era un aviador de Estados Unidos hizo Dios no había derribado
hacia 6 meses los comunistas de Vietnam del Norte, sanguinarios y feroces.
Ninguna otra noticia se había vuelto a saber de él. ¿Estaba vivo? ¿Estaba
muerto? Ella no le agrada apartar ningún día ni a ninguna hora esas dos
preguntas de su mente: ¿está vivo? ¿Lo mataron? Sus hijos se colgaban de sus
faldas y mirándola a los ojos le preguntaban día a día: "mamá, patitas
para vivo?"
El
psicólogo sintió un enorme deseo de darle su sentido pésame a esa Pobre mujer y
decirle que la acompañaba en su inmenso dolor, Pero él sabía muy bien que las
personas deprimidas ya se han tenido demasiadas lástimas Así mismo y que por
eso mismo es que se les ha pegado la depresión, y en vez de ayudarla auto
compadecerse más y más, lo que hay que hacer es ayudar a comprender que esa
auto conmiseración que están sintiendo les está haciendo muchísimo mayor mal
que bien.
Por eso
el veterano psicólogo le preguntó: -"¿Ama usted, verdaderamente a su
esposo? -"Ah, respondió ella-, mis hijos son, después de Dios, los más
grandes amores de mi vida". -Bueno-, -siguió diciendo él-: "¿Y para
su esposo y para sus hijos que es más conveniente, usted esté en paz y
tranquila, o llena de angustias y muriéndose de nervios?". -Ah, doctor,
-exclamó ella paseándose nerviosamente-es que me angustia me ha hecho perder
todo control sobre mis pensamientos". "Bueno, bueno, siguió
preguntando el psicólogo: ¿Usted que cree más seguro, que su esposo está vivo o
está muerto? ¿Qué está haciendo bien tratado o que está siendo torturado?".
"Pues..., Yo me inclino más a creer que él está vivo y que está haciendo
bien tratado".
Y el
consejo que recibió fue este: "en vez de dedicarse a auto compadecerse
dediqué sea darle gracias a Dios porque lo más probable es que su esposo está
vivo y está siendo bien tratado. El lugar de seguirse enflaqueciendo base de
angustias, recupere su buen físico de base de pensamientos tranquilizadores,
para que cuando él vuelva no encuentra a su esposa convertida en un carraman y
un esqueleto, si no conservada, rebosante de lozanía y juventud. En caso de que
su esposo estuviera muerto nada ganaría el conquistar Se pasará la vida
lamentándose. ¿Y para qué llorar como muerto al que probablemente está vivo?"
Las
circunstancias externas de aquella mujer no cambiaron. En meses no le llegaron
noticias de su marido, pero se dedicó a orar por él y a dar gracias al Señor
por todo lo que lo estaba cuidando Quiero recuperar su salud perdida, y a su
hogar volvió la alegría y cuando los norvietnamitas le devolvieron a su marido
la encontró Sana y contenta. Porque había desterrado lejos la autocompasión.
LA
FÓRMULA DE LA DEPRESIÓN
Después
de estudiar por más de 40 años a centenares iniciales de personas deprimidas
hemos logrado sintetizar así la fórmula de la depresión = insulto, injuria o
rechazo o desprecio, + ira + auto conmiseración = depresión.
Otros han
hecho esta fórmula:
Suceso no
deseado + resentimiento + auto conmiseración = depresión.
Esta
segunda fórmula se cumple, por ejemplo, cuando una mujer siente que se está
esperando un hijo y no deseaba tenerlo, o cuando a alguien se le muere un ser
muy querido. Al suceso no deseado le sigue el resentimiento y la autocompasión
y entre los tres fabrican la depresión. Al suceso no deseado le sigue el
resentimiento y la autocompasión y entre los tres fabrican la depresión
La
azafata melancólica
Un día
Viajando en un avión al ver que la azafata, Aunque era muy hermosa, demostraba
cierta tristeza en el rostro, me atreví a preguntarle: "tiene usted algún
problema que le hace sufrir? Es que la veo como algo entristecida". -y
ella me respondió: -"es que esta línea aérea es muy despreocupada y muy
desconsiderada. Le ponen a uno un montón de oficio y no le ofrecen las debidas
comodidades ni saben agradecerle lo que uno hace". Entonces, aunque con un
poco de temor de aparecer sermoneador, me atreví a decirle: "si vives
sintiendo se lastima hacia usted misma, se va a volver vieja antes de tiempo.
Le puedo asegurar que nuestro país hay miles de jóvenes de ciudad que desearían
con toda su alma poder hacer las labores que usted tiene que hacer. Yo le
aconsejo que cada día piense en los aspectos positivos que tiene su oficio y no
tanto en lo negativo y cansón. Y cuando tenga algo que sufrir No sé auto compadezcas
sino más bien aprovecha para decirle al buen Dios que usted acepta lo que él
permite que le suceda y que lo bendice una y mil veces por su trabajo, por sus
sufrimientos y también por los éxitos que le tiene reservados para el
futuro".
Cuando
después de unos 3 meses volví a emplear aquella compañía aérea para viajar, a
mitad de viaje Se me acercó la azafata, ahora con ojos brillantes de optimismo,
y mientras me ofrecía la bandeja con sándwich y gaseosa, me dijo al oído:
"siga diciendo a otros lo que me recomendó a mí el otro día. Mirar Lo
bueno que hay en la vida y no lo malo y triste. Porque de sentirse uno lastima
a sí mismo no se consigue sino aumentarse las penas y acabar con la
salud".
¿A qué
clase de personas ataca la autocompasión?
La auto conmiseración
no deja ninguna clase de persona sin atacarlas. He conocido intelectuales con
brillantes doctorados y una inteligencia fuera de lo común, sonidos en la
depresión por haber excedido a la desastrosa tentación de auto compadecerse. Y
también gente sencilla y de poca instrucción ha llegado hasta los abismos más
profundos y obscuros de la depresión porque cuando llegó el deseo de auto compadecerse,
en vez de alejar tan espantosa costumbre se dejaron vencer por ella.