lunes, 10 de julio de 2017

Como Alejar la Depresión: Capitulo VII - LA IRA Y LA DEPRESIÓN (Parte 2)

EL ALTO PRECIO Y EL COSTO EXAGERADO QUE HAY QUE PAGAR POR LA IRA

Es casi imposible lograr calcular el inmenso costo que exige la ira a nuestro organismo y a nuestra vida espiritual. Las pérdidas que ella proporciona son incalculables. Con razón Dice el salmo: "cuando mi corazón se llenaba de amargura y yo estallaba en ira, yo era como un necio y como un ignorante, y aún, como un animal feroz como un animal feroz"

El caso del que no recibió el ascenso

En 1988 un empleado de un banco suspiraba por un ascenso que se imaginaba tener muy merecido. Pero llegó la fecha de los ascensos y fueron ascendidos otros que en su concepto lo merecían mucho menos que él, y a él lo dejaron ahí en su mismo cargo inferior. Desde ese día su esposa no tengo cambio espantable en su personalidad. Ya casi no hablaba. Tu mirada en su cerebro la injusticia que habían cometido en su contra, cultivaba cada día más y más su resentimiento; y su irá iba haciendo crecer su amargura, hasta que un día en la más aguda crisis de depresión llevó al banco y disparó su revolver contra los cinco empleados que según al parecer eran los causantes de que a él no lo hubieran ascendido. Años y años tras las rejas de una cárcel tuvo que llorar el haberse dejado dominar por la ira y el disgusto. Demasiado tarde. Demasiado tarde el costo de su hija fue exagerado y el precio que le costó haberse dejado dominar por la ira fue inmenso. Con razón recomendaba tanto el apóstol san Pablo: "cuando os asalte la ira tened mucho cuidado para que no vayáis a pecar" y el apóstol Santiago advierte que "la ira del hombre no produce justicia según dios". En el hermoso libro de los proverbios, en la sagrada biblia, esta frase que es muy diciente: "el necio se deja de dominar enseguida por la ira, pero el que es prudente sabe de simular las ofensas y no darles tanta importancia" y esto lo hace el prudente porque sabe muy bien los terribilísimos daños qué puede recibir en su salud física y en su equilibrio emocional si se deja llevar por la dañina pasión de la ira.

Efectos físicos de la ira

Quizás no haya cosa que produzca más efectos dañosos en el cuerpo que el dejarse dominar por la ira. Los hospitales están llenos de personas que no supieron aprender a no airarse y a no enfadarse; fueron en su enfado y su irá lo que les llevaron a la sala de los pacientes. La ira produce tensión (llamamos tensión el estado nervioso en el que los nervios están demasiado tensos debido a la acción de fuerzas que los excitan a estar más estirados y tensos de lo que normalmente deberían estar). Los médicos afirman que no hay nada que produzca más tensión nerviosa que la ira (o sea, el disgusto por el pasado amargo que se recuerda, o por el presente que no agrada, por el futuro que asusta o produce rechazo o aversión).

En la juventud del organismo tiene bastantes energías para ser capaz de soportar hasta cierto punto las tensiones nerviosas que produce la ira. Pero apenas van pasando los años, las fuerzas de defensa se debilitan íbamos perdiendo capacidad de aguante y el cuerpo afloja en su resistencia y la ira va produciendo en Él las úlceras estomacales, la tensión demasiado alta, la colitis, los ataques de amibiasis, jaquecas, falta de apetito y de sueño, y hasta artritis, glaucomas a los ojos y cálculos en la vesícula y una procesión interminable de males y enfermedades entre las cuales quiera dios que no esté incluido un derrame cerebral. La era del espíritu se traduce en enfermedades en el cuerpo.

Algo que entristece al Espíritu Santo

Hemos visto algunos de los trágicos resultados que el aire produce en el cuerpo. Pero por tremendos que sean estos resultados físicos no tienen comparación con los espantosos efectos que era produce en el alma. El apóstol San Pablo hace esta advertencia: "no entristezcas al Espíritu Santo. Qué de entre nosotros desaparezca toda ira, amargura, cólera, gritos y las palabras ofensivas. Hay que ser bondadoso y amables, perdonándonos unos a otros, como Cristo nos perdonó a nosotros". Si le preguntamos a la gente De qué manera puede una persona entristecer al Espíritu Santo, seguramente nos dirá que, cometiendo Terribles impurezas, crueles asesinatos o enormes robos, etc. Pues no sólo de esta manera se hace entristecer al divino espíritu. El apóstol nos dice que aquí lo entristecemos si tenemos ira, amargura, cólera, gritos o palabras ofensivas. Y en verdad que sí lo entristecemos.

Y qué miedosas son las consecuencias para quien entristece al Espíritu Santo. Decía Jesús que le sucederá como cuando una rama la separan del árbol: se seca, deja de producir buenos frutos y ya no sirve sino para el fuego y la perdición. ¿Si un creyente vive disgustando al Espíritu Santo por medio de la ira, ¿Qué buenos frutos podrá conseguir para la vida eterna? Poquísimos, Por cierto, porque tiene disgustado al que le iba a conseguir los buenos resultados en la vida espiritual.

Pocos pecados hay que están tan extendidos como la ira. Se le pregunta a un creyente, ¿Cuál es el pecado que más repite en la vida y que más frecuentemente le domina? Y con gran probabilidad responderá qué es la ira, el mal genio.

La ira es el pecado que más derrota a los creyentes (y a los no creyentes mucho peor todavía) y les causa más fracasos espirituales quizá que ningún otro pecado. La ira lleva a niveles casi insignificantes de crecimiento espiritual de muchísimos individuos. Al entristecer al Espíritu Santo lo aleja del alma Y ésta Se queda raquítica y sin crecimiento espiritual, y la que debería crecer como una esbelta Palmera en la vida del espíritu, se queda raquítica y enana como un pigmeo. Alejó al que le iba a hacer crecer, Qué es el Espíritu Santo.

¿La ira será siempre pecado? Claro está que la ira no siempre es pecado, por lo menos no siempre es pecado grave. Ahí estallidos de ira súbita que anteceden al control de la razón y uno se pone colérico antes de darse cuenta. En muchos casos estos estallidos no pasan del pecado venial, y muchas veces ni siquiera llegan a ser pecado, siendo sólo expresiones de una gran debilidad humana. Pero lo que sí no podemos afirmar Es que la ira, aunque sea involuntaria no sea dañoso para el cuerpo y para la personalidad. Cada estallido de ira es un grave daño que estamos sufriendo en nuestro organismo y a nuestra persona.

Santo Tomás dice que el pecado en la ira no está tanto en sentirla (porque muchas veces llega tan automáticamente que uno no tiene ni tiempo para detenerla), sino que el pecado está en el demasiado egoísmo y orgullo o amor propio que tenemos. Porque la causa de que estalle la ira es porque sentimos que nos desprecian, que nos ofenden, que nos dan un tratamiento injusto. Por eso ella se manifiesta cuando nos sentimos injustamente disminuidos o mal tratados. El motivo de la ira es casi siempre el amor propio, al cual se le considera injustamente ofendido.

El sabio Ben Sirac escribió esta frase en la sagrada Biblia: "El vivir dejándose llevar por violentos arrebatos no tiene disculpa. Y la cólera furiosa lleva a la ruina a muchas personas". El libro de los proverbios añade: "el que fácilmente se enoja y se llena de ira, hará locuras, pero la persona prudente se esfuerza por no airarse".


San Vicente exclamaba: "tres veces he obrado con ira, y las tres veces hice todo al revés". Nosotros podemos repetir eso mismo, pero añadiendo varios ceros al 3.