La vida no es para soportarla, es para disfrutarla y abrazarla.
La creencia de que debemos encogernos de hombros y vivir una existencia de escasez y privaciones para tener nuestra “recompensa en el Cielo” es una creencia codependiente.
Y sin embargo, la mayoría de nosotros todavía tenemos temporadas en que la vida es estresante y reta a nuestra habilidad para soportarla.
Pero en la recuperación estamos aprendiendo a vivir nuestra vida, a disfrutarla y a manejar las situaciones como vienen.
Nuestras habilidades de supervivencia nos han servido bien.
Nos han acarreado en tiempos difíciles, de niños y de adultos.
Nuestra capacidad para congelar sentimientos, negar problemas, privarnos a nosotros mismos y lidiar con el estrés nos han ayudado a llegar a donde estamos hoy.
Pero ahora estamos a salvo.
Estamos aprendiendo a hacer algo más que sobrevivir.
Podemos dejar ir conductas de supervivencia enfermizas.
Estamos aprendiendo maneras nuevas, mejores, de protegernos y cuidar de nosotros mismos.
Estamos libres para sentir nuestros sentimientos, identificar problemas y resolverlos, y darnos a nosotros mismos lo mejor.
Estamos libres para abrirnos y sentirnos vivos.
” Hoy dejare ir mis habilidades para soportar y sobrevivir. Escogeré un nuevo modo de vivir, uno que me permita estar vivo y disfrutar de la aventura”.