lunes, 14 de agosto de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. VIII - La Autocompasión Y La Depresión (Parte 6)

EL IDEAL: UN ALMA SANA EN UN CUERPO SANO

Los sufrimientos no son exagerados de abrumadores. Si consideramos que las penas que tenemos que sufrir son exageradas, lo recibiremos con Irá y amargura, esto nos puede llevar a la depresión. Nos puede llevar a la depresión. Pero si recordamos la frase de San Pablo pero si recordamos la frase de San Pablo: "fiel es Dios que no permitirá que os lleguen pruebas que superen vuestras fuerzas", ya no nos podremos a pensar que lo que sufrimos es mayor que lo que somos capaces aguantar. Y Esto nos puede animar.

El apóstol Santiago nos da una noticia reconfortante: el sufrimiento tiene la ventaja de quitarse crecer en el alma la virtud de La paciencia. Por eso se dice: "alégrense cuando tengan que pasar por diversas pruebas y sufrimientos, pues las penas pueden producir paciencia. He aquí el consejo de este gran amigo del señor: que cuando nos lleguen sufrimientos no nos dediquemos a desanimarnos creyéndonos abandonados injustamente, sino que más bien nos llenamos de alegría sabiendo que con estas contrariedades estamos consiguiendo una gran cualidad: la paciencia.

Remedio para adquirir fortaleza: fuego y golpes violentos.

Los que saben de metalurgia qué es el acero dar por el fuego y no lo golpean fuertemente, se queda flojo y de poca resistencia. Por eso para que se vuelva fuerte y muy resistente no martirizan poniéndolo a altísimas temperaturas y dándole golpes muy fuertes. Por eso para que se vuelva fuerte y muy resistente lo "martirizan" poniéndolo a altísimas temperaturas y dándole golpes muy fuertes. Algo parecido pasa con nuestra alma: si no nos dejan sufrimientos nos podemos quedar enclenques de voluntad y con muy poca fuerza de carácter, pero si no sobrevienen penas y contrariedades podemos lograr adquirir una gran personalidad. Lo cual es una ganancia muy notable. El pensar en todo esto puede ayudar mucho a alejar la depresión.

Quien más sufre, más Gracias puede recibir

Vino una mujer a quejarse de que su esposo era demasiado áspero y duro en su trato, exclamaba suspirando que en cambio su vecina tenía un esposo todo amable y bondadoso. Le dimos esta respuesta le dimos esta respuesta: "recuerde que la persona que ofrece a Dios más sufrimientos, recibirá de El señor mayores Gracias divinas. Si la otra tiene menos sufrimientos que ofrecer al buen Dios, probablemente tendrá también menos Gracias divinas y menos ayudas que le lleguen del cielo". A la mujer le brillan los ojos de emoción y preguntó: -entonces yo voy a ser más rica para el cielo que la esposa del vecino? -Claro que sí, con tal que le ofrezca sus sufrimientos adiós con la mayor paciencia que le sea posible. Sonrío con la alegría de quien recibe una agradable noticia y al despedirse dijo satisfecha: "me voy entonces a ganarme un gran premio para el cielo aguantándome a este marido tan fiero en la tierra".

Probablemente muchos de nosotros podemos repetir un día aquellas palabras que San Pedro de Alcántara le dijo a Santa Teresa al aparecer salen sueños después de muerto: "dichosos sufrimientos de la Tierra, que me han conseguido tan grandes premios para el cielo". Nada perdemos cuando sufrimos, si sabemos ofrecer todo a Dios. Pero en cambio Si sufrimos renegando nos ganamos 1 antipática depresión y nada vamos a conseguir, para la eternidad. ¡Doble perdida! Señor: señor danos un poquito más de paciencia, para aceptar sin renegar ni deprimirnos, las penas diarias que tú permitas que no sucedan. Y que un día podamos repetir con San Pablo: "no hay comparación entre lo poco que tuvimos que sufrir en la tierra, Con lo mucho que nos gozaremos en el cielo". Por un sufrimiento liviano en esta vida nos aguarda Un peso inmenso de Gloria en la eternidad.

Dimas y Gestas: los dos crucificados

El viernes Santo en el Monte Calvario murieron dos famosos bandidos al lado y lado de Jesucristo. Parece que la conducta de los dos había sido bastante deplorada según se deduce de las palabras de uno de ellos que dijo: "lo que estamos sufriendo nosotros los dos lo tenemos bien merecido Para nuestras malas acciones". El de la izquierda llamado gestos renegó hasta sus últimos momentos y en vez de orar se dedicó a burlarse de Cristo. Pero el de la derecha, llamado Dimas, dispuso aprovechar aquella ocasión maravillosa que se le ofrecía puede borrar sus muchos golpes y conseguirse un puesto en el cielo, ofreciendo al señor sus sufrimientos, Y en vez de maldecir su mala suerte se puso a dialogar con El Redentor crucificado y a proclamar su admiración por él, y hoyo de labios del mismo Jesús estas palabras inmensamente consoladoras: "hoy mismo estarás conmigo en el paraíso".

Analicemos este caso tan curioso: los dos sufren los mismos tormentos y las mismas humillaciones. Uno maldice y reniega y pierde así todos sus sufrimientos. El otro acepta con paciencia sus penas y dolores como pago por sus pecados y los ofrece al hijo de Dios y consigue "robarse" el cielo, Pues esa misma tarde pasa el tormento horroroso de la cruz al gozo eterno del paraíso. ¡Qué negocio tan redondo! Y pensar que ese mismo negocio lo podemos hacer todos y cada uno de nosotros, cada día de nuestra vida: aprovechar las contrariedades y penas que nos vienen y pagar con ellas las deudas que le tenemos a Dios por nuestros pecados y ganarnos con nuestros sufrimientos un puestazo en el paraíso eterno, con tal de que le ofrezcamos a Dios con paciencia lo que él permite que suframos. ¿Lo haremos así?