3°.
Evitar la ira en el hogar. Para el niño no hay personas más importantes en el
mundo que el papá y la mamá. Pero si ve que los dos seres que más quiere y más
estimada se pelean y se insultan, necesariamente su corazón queda invadido por
la tristeza e inclinado a la depresión.
La
movilidad de exagerada del niño impaciente Muchas veces a sus papás, y existe
el peligro de reprenderlo con palabras hirientes y humillantes. La ira lleva a
formar personas deprimidas. En cambio, la corrección amable puede formar gentes
alegres.
Hombres
mayores que exclaman emocionados: "mi padre era de carácter fuerte e
inclinado al mal genio. Pero jamás escuché de sus labios una palabra grosera e
hiriente. Creo que bastantes veces discutió con mi madre, pero jamás
discutieron delante de los hijos". ¡Qué hermoso ejemplo! Este ver
que sus padres no se dejaban dominar por la ira, lleva a los jóvenes a ser más
inclinados al optimismo y a la alegría que a la depresión.
4°.
Sentir que los papás se aman. Cuando niño sentíamos una verdadera alegría cuando
papá al llegar a casa saludaba con tan gran cariño a nuestra mamá.
Santa
Teresita, la santa alegre y simpática decía: "de niña Yo no veía en mi
casa sino demostraciones de amor y de simpatía y esto contribuye a grandemente
a hacerme alegre mi infancia". Y San Francisco de sales, el santo más
amable y optimista, recordaba que su infancia transcurrió en un clima de afecto
y de Santa estimación entre todos sus familiares. Esto necesariamente te lleva
a formar personas muy inmunes a la depresión y muy inclinadas a la amabilidad y
a la alegría.
5°.
Contarles a los niños cuando es el amor que Dios nos tiene, el santo de la alegría y del
optimismo, San Juan Bosco, narra en su autobiografía que santa madre lo llevaba
a ellos de Pequeños a contemplar los campos floridos y les decía: "si Dios
cuida de estas florecitas, Cuanto más cuidará de nosotros?". Y le señalaba
las mirlas hilos copetones y las golondrinas así les decía: "si el buen
Dios cuida de estas avecitas, Cuanto más cuidará de nosotros que valemos mucho
más que muchas golondrinas y copetones? Y cuando caía un fuerte aguacero los
hacía asomada a la ventana y les decía: "así cómo caen tantas gotas de agua
a fertilizar la Tierra, así caen sobre nosotros las ayudas y bendiciones de
Dios cuando rezamos y las encomendamos Él". Y en las noches estrelladas
les hacía mirar el cielo y les decía: "si el cielo es tan bonito por este
lado, ¿cómo será por el otro lado, ¿dónde están Dios y sus ángeles y sus
santos? Allí iremos un día si nos portamos bien". Y este modo de hacer que
los niños se sintieran amados por Dios los hizo crecer tan alegres y
optimistas, qué San Juan Bosco fue después el hombre mira hable que jamás ni
siquiera ante las dificultades más espantosas se dejó dominar por la tristeza,
el desaliento o por la depresión.
¿Como
podrá vivir deprimido quien, desde pequeño, aprendió a creer en un Dios
amabilísimo que le acompañan las 24 horas del día y los 60 minutos de cada
hora? ¿Acaso puede uno vivir entristecido Si cree firmemente que Jesucristo
murió por cada uno de nosotros y ruega noche y día por cada uno, nombrando los
por nuestro propio nombre? Puede uno vivir lleno de depresión si sabe que el
espíritu santo está siempre ayudándonos y que un cielo eterno nos espera para
ser felices para siempre. Enseñamos esto a los niños y los haremos crecer más
felices.
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