APÉNDICE I
DISTINCIONES ENTRE UN BUEN CARÁCTER Y UN MAL
CARÁCTER
1. El
buen carácter calla cuando debe callar, (Y eso no es ser débil). Calla y espera,
cuando una imprudencia podrá echarlo Todo a perder. El contemporizador llega a
ser dueño del mundo. No gastes tus energías luchando contra La tempestad sin
necesidad, sino que aguarda un poco a que haya calma.
El mal
carácter dice abiertamente todo lo que le disgusta: expone con aspereza sus
opiniones y hace enojos a la vida a los demás. Se olvida de que la
prudencia debe regir la vida de los demás y qué "el que dice todo lo que
quiere, oír a también lo que no quiere".
2. El mal
carácter es desabrido. Molesto para oírle contestar. Corta las sanas distracciones. Inexorable
en la crítica. Destaca las menores faltas con Reproches amargos. Se irrita a la
menor contrariedad. Tiene una ironía mordaz. "Cada palabra suya es como
una puñalada" (disfraces de la sagrada Biblia, en el libro de los
proverbios). Desconoce el placer de dar la razón al contrario y ser
complaciente. Es brusco, rencoroso, susceptible. Su mal viene de adentro y
produce una doble desdicha; para él y para los demás. Y se va quedando solo y
abandonado. Una general oposición es la sanción A un mal carácter.
El buen
carácter es alegre: suelta una serie de observaciones placenteras, Aunque la
situación actual no sea la más agradable. Gusta del humor, del chiste oportuno.
Sabe que lo que no se puede cambiar es mejor aceptarlo y seguir viviendo de la
manera más feliz. No se dedica a pensar y pensar en un problema o disgusto que
han llegado. Trata de solucionarlos, pero sin amargarse la vida por ello. Mantiene
su pensamiento y su actitud lo más tranquilos y joviales posibles.
De la
persona de buen carácter nunca se podrá decir lo que de su conyugue dicen
algunas personas: "nunca jamás pronuncia una frase alegre".
Cuando
una persona conoce que no es necesaria, ni importante, ni deseable, pierde la
alegría de vivir. Por eso Quién posee su carácter llena su conversación de
expresiones que demuestren a los que viven con él, que si se les aprecia y se
les considera importantes.
3. El mal
carácter es pesimista. Reduce de tal manera su personalidad que la conduce
a la mayor esterilidad. El apostolado y la influencia de muchas personas se
quedaron en la mediocridad a causa de la imagen tremendamente pequeña que se
hicieron acerca de su propio yo.
Por su
pesimismo, el mal carácter carece de ideales y no tiene poderosos sentimientos
o deseos de triunfo. El pesimismo los priva de los estímulos que los podrían
impulsar al efectuar grandes acciones y los vuelve perezosos, tímidos, agotan
la vida en soñar y no se atreven a realizar lo que desean, por temor a los
demás.
El buen
carácter es optimista. Sabe que no está luchando solo. Sabes que todo el poder y la inmensa
bondad de Dios le acompañan todos los días de su vida. Dice como San Pablo:
"no luchó al azar como dando puñetazos al viento. Tengo una meta donde me
espera el gran premio que Dios tiene destinado a todos los que se esfuerzan.
Aunque las dificultades se me presenten tan numerosas y fuertes como un
ejército en orden de batalla, nada temo, porque Dios está conmigo y ha
prometido no faltar nunca al llamado de los que lo invocan con fe".
Mejor
carácter: mejor vida. Para conquistar las personas hay que conquistar ante todo su corazón.
Las cosas se solucionan o se complican según el bueno mal carácter de quién las
dirige.
Por eso
para una vida más feliz Es necesario tener un buen carácter. Para más éxitos:
mejorar el carácter.
El físico
nadie lo va a cambiar. Sí Nacimos eucaliptos nadie nos va a convertir en
Sauces. Pero el espíritu si se logra cambiar. En el carácter se puede obrar el
milagro que se efectúen los Llanos del Tolima y en los desiertos de Israel: con
un regalito bien llevado Se volvieron fuentes de riqueza lo que antes eran
valles de tristeza. El carácter con un poco de esfuerzo, nos puede producir
inmensas ganancias de simpatía y triunfos en nuestra vida social.
Hagamos
el ensayo. Ni siquiera imaginamos lo que ganaremos mejorando el carácter que
tenemos.
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