CÓMO AYUDAR A UN AMIGO QUE SUFRE DEPRESIÓN
El que
sufre depresión necesita ayuda. A veces se encierra en un triste silencio, se
ensimisma, se aísla y parece que necesita estar solo. No lo creamos así. En
este tiempo es cuando más necesita la compañía de gentes amigas y bien
comprensivas. Aunque parezca que rechaza nuestra presencia, sin embargo, la
están necesitando.
Desdichadamente
los familiares muchas veces reaccionan negativamente ante el deprimido, Y ante
su comportamiento desagradable en vez de tratar de comprenderlo y animarlo, lo
que hacen es tratarlo con palabras duras y de desaprobación y hasta lo dejan
solo. Y Al deprimido le puede hacer mucho daño la soledad.
No
debemos esperar que Quién sufre de presión Busca la compañía de otras personas.
Este mal lleva a aislarse. Pero es Entonces cuando nuestra caridad nos debe
llevar a hacerle compañía. San Pablo en la Biblia dice: "la Caridad es
servicial, todo lo excusa, todo lo soporta". Si en verdad amamos a una
persona trataremos de estar a su lado para ayudarle, no sólo en los momentos en
que está alegre y todos le resulta bien, sino sobre todo en las ocasiones en
las que por haberle resultado algo de la manera contraria a lo que esperaba, se
entristece y se deprime. El espíritu santo nos iluminará varios medios de
ayudar a la persona deprimida, pero aquí aconsejamos algunos que han demostrado
ser bastantes útiles:
1.
Hacernos presentes
Es lo
mejor que podemos hacer por un deprimido: estar a su lado ahora que es cuando
más nos necesita. No importa que demuestre que no le agrada nuestra presencia.
Ella le es necesaria ahora que sus emociones negativas lo dominan. No hace
falta que le estemos hablando, porque le preguntemos o que le estemos dando
consejos. Nuestra presencia es una señal de amor y aprobación que sentimos
hacia él y esto contrarresta los sentimientos de desaprobación y de rechazo que
lo han llevado a la depresión.
2. No lo
compadezcamos
Precisamente
por andar Auto compadeciéndose fue por lo que él llegó a la depresión. La
autocompasión ha sido causa de haberse hundido en el Pantano de la depresión y
de la tristeza. No justificamos su actitud de autorechazo, pero tampoco lo condenemos.
El deprimido necesita al máximo comprensión y no condenación.
3.
Proyectemos esperanzas en la pantalla de su imaginación
El
deprimido proyecta desesperanza y desaliento y tristeza en su imaginación y al
hundirse los proyectos que tenía y al destruirse las metas que deseaba
conseguir, empieza a mirar la vida desde una perspectiva negativista y le
parece que ya no habrá solución alguna para su gran mal. Como sus pensamientos
están concentrados en lo malo que le ha sucedido, las circunstancias le parecen
más negras de lo que son. Por eso necesita que alguien le pinte la vida y el
futuro de una manera diferente, más optimista y esperanzadora de lo que la ha
estado pintando su imaginación entristecida.
El caso de Elías: cuando el profeta Elías llegó a tal grado de
depresión que pidió a Dios que le enviara la muerte, porque le parecía que se
había quedado como único creyente en Israel, y que Su futuro como profeta ya no
tenía ninguna esperanza, Entonces el bondadoso Dios le hace saber que además de
él hay otros 7000 creyentes en su país y que para el futuro le tiene reservadas
todavía varias actividades importantes. Este presentarle a una visión optimista
del presente y del futuro lo libro de su depresión y lo hizo volver a su
antigua actividad apostólica.
"La
vida espera mucho todavía de ti", podemos decir al deprimido. ¿Que una persona le
traicionó? Pero quedan todavía miles de millones que le pueden ayudar con la
fidelidad. ¿Que alguien le negó su amor? ¿Y es que no hay millones más que si
pueden ser fieles en el amor? ¿Que este negocio fracaso? ¿Y cuántos hay en el
principio perdieron todos los ahorros de una vida en un mal negocio, volvieron
luego a empezar y ahora ya están otra vez económicamente bien? ¿Que hablen mal?
Pero es que hay que recordar lo que dice la imitación de Cristo:
"no somos más porque nos alaban ni menos, porque nos critican. Somos lo
que somos ante Dios, y nada más ni nada menos, aunque los demás digan en contra
nuestra todo lo que se les antoje".
4. Animar,
pero no discutir
La persona
deprimida no está para discutir. Tiene su sistema nervioso demasiado alterado
para poder discutir en paz. Por eso no le discutimos. Tratamos de animarlo lo
más que podamos, pero no discutiremos, porque eso agravaría su desánimo.
5. Tratar
de hacerle pensar en otra cosa
El
peligro para la depresión es la cavilación. Cavilar es concentrar el
pensamiento en un tema depresivo. Es necesario distraer el pensamiento. Cuando
asesinaron al presidente Kennedy, su hermano Bob, que era ministro de justicia,
empezar a deprimirse horriblemente y no era capaz de quitar de su imaginación
la muerte de tan estimado hermano. Entonces lo enviaron a China a dar un paseo,
y allá ante semejantes maravillas tan antiguas e impresionantes, logró sacarse
de la mente el pensamiento triste que lo dominaba.
Una
señora contaba que ella estaba muy deprimida pero que en un viaje un vecino
empezó a contarle las historias trágicas de su propia existencia y que ella
ante la narración tan emocionante del otro logro distraer su atención hacia
aquello otro y descanso enormemente dejando de pensar en sus propios males y
angustias.
Cuántas
viudas, después de la muerte del marido que tanto amaban, sienten un verdadero
alivio al irse a vivir a otro sitio donde nada le recuerda el difunto cuya muerte
les ha hecho sufrir tanto, y así logran distraer su atención hacia otros temas
distintos al de su amarga pena.
6. Tratar
de comprometer lo en una actividad
La
actividad física Es un remedio formidable para alejar la tristeza y la
depresión. El hacer ejercicio físico Lleva más sangre al cerebro y éste al
sentirse mejor irrigado trabaja mucho mejor. Muchas veces produce más descanso
y más tranquilidad en el alma una hora de trote que una hora de sueño. El
cansancio emocional tiene los nervios de toxinas, pero una fuerte actividad
física echa fuera esas toxinas. Hay que conseguirle hacer algún deporte o
dedicarse a alguna actividad o labor física. Porque es necesario cansarse
físicamente, que esto le descansa espiritualmente.
7. No
demostrarse demasiado joviales
Le ha
sucedido a uno un fracaso en un negocio y llega el otro y porque es muy
optimista lo saludas sonriendo y le dice: "los felicito, todo resultara
maravilloso!" Eso puede producir disgusto. Es un no ponerse en el sitio
del otro.
Cuando
murió mi madre, un santo sacerdote se me acercó y me dijo: "no se me vaya
a escandalizar. Pero le voy a decir la frase que un anciano sacerdote me dijo a
mí cuando murió mi madre: "los felicito, porque desde ahora tiene en la
eternidad una intercesora que le va a conseguir maravillosas ayudas de Dios.
Pues la mamá, aunque en esta vida ayuda mucho, desde la eternidad ayuda
muchísimo más". Esta frase no me disgusto, sino que me animó, porque
me la supo decir muy seria y amablemente (y en verdad que desde aquel día pude
constatar que lo que el sacerdote me había dicho acerca de la madre que parte
para la eternidad, era una verdad total y muy agradable).
8.
Brindemos le ayudas con la palabra de Dios
La
sagrada Biblia tiene frases inmensamente consoladoras. Cuando recordamos la
frase de San Pablo: "todo sucede para bien de los que aman a
Dios", recibimos un gran descanso al pensar que esto que nos
sucede no es para nuestro mal.
Quién no
se alegrará y no se anima cuando se le Recuerda la promesa que Dios repite 3
veces en la sagrada Biblia: "no te angustias que yo nunca te
abandonaré".
Qué le
quedan bien le haremos a un deprimido si le aconsejamos leer libros tan
agradables como el que se titula: "Cómo vencer las preocupaciones"
de Carnegie. O "secretos para triunfar en la vida" o "100
fórmulas para llegar al éxito" de Salesman.
9.
Enseñamos le a ser agradecido
Pocas
cosas alejan tanto de la depresión como el recordar los favores que Dios nos ha
concedido. A veces ocurre que nos suceden 10 cosas buenas y una mala, y nos
deprimimos por ese hecho desagradable y nos olvidamos de los otros 10 hechos
agradables. Y qué gran bien puede hacerse al deprimido quién le recuerda los
muchos bienes que el señor le ha concedido, los triunfos que Dios le ha
permitido conseguir. Las personas que le han querido bien y las horas felices
de su vida que sin duda han sido muchísimas más numerosas que sus horas
tristes. Dar gracias al Señor ayuda a alejar las tristezas.
Y no
olvidemos jamás: el deprimido necesita compañerismo y comprensión. Lo peor que
le puede suceder en estos momentos es quedarse solo. Así como en un luto todos
los amigos corremos hacernos presentes y esta presencia nuestra aminora
muchísimo la enorme pena de los dolientes, así en los momentos de depresión, nuestra
presencia amable y comprensiva puede disminuir mucho la tristeza y ser una
ayuda incomparable. Pero para esto se necesita amor, mucho amor y verdadero
amor.
SI SUPIÉRAMOS TODO LO QUE DIOS
SABE, ACEPTARÍAMOS TODO LO QUE ÉL Y PERMITE. PORQUE ES PARA NUESTRO BIEN.
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