lunes, 8 de enero de 2018

Como Alejar la Depresión: Cap. XVII - Como Ayudar A Un Amigo Que Sufre Depresión

CÓMO AYUDAR A UN AMIGO QUE SUFRE DEPRESIÓN

El que sufre depresión necesita ayuda. A veces se encierra en un triste silencio, se ensimisma, se aísla y parece que necesita estar solo. No lo creamos así. En este tiempo es cuando más necesita la compañía de gentes amigas y bien comprensivas. Aunque parezca que rechaza nuestra presencia, sin embargo, la están necesitando.

Desdichadamente los familiares muchas veces reaccionan negativamente ante el deprimido, Y ante su comportamiento desagradable en vez de tratar de comprenderlo y animarlo, lo que hacen es tratarlo con palabras duras y de desaprobación y hasta lo dejan solo. Y Al deprimido le puede hacer mucho daño la soledad.

No debemos esperar que Quién sufre de presión Busca la compañía de otras personas. Este mal lleva a aislarse. Pero es Entonces cuando nuestra caridad nos debe llevar a hacerle compañía. San Pablo en la Biblia dice: "la Caridad es servicial, todo lo excusa, todo lo soporta". Si en verdad amamos a una persona trataremos de estar a su lado para ayudarle, no sólo en los momentos en que está alegre y todos le resulta bien, sino sobre todo en las ocasiones en las que por haberle resultado algo de la manera contraria a lo que esperaba, se entristece y se deprime. El espíritu santo nos iluminará varios medios de ayudar a la persona deprimida, pero aquí aconsejamos algunos que han demostrado ser bastantes útiles: 

1. Hacernos presentes
Es lo mejor que podemos hacer por un deprimido: estar a su lado ahora que es cuando más nos necesita. No importa que demuestre que no le agrada nuestra presencia. Ella le es necesaria ahora que sus emociones negativas lo dominan. No hace falta que le estemos hablando, porque le preguntemos o que le estemos dando consejos. Nuestra presencia es una señal de amor y aprobación que sentimos hacia él y esto contrarresta los sentimientos de desaprobación y de rechazo que lo han llevado a la depresión.

2. No lo compadezcamos
Precisamente por andar Auto compadeciéndose fue por lo que él llegó a la depresión. La autocompasión ha sido causa de haberse hundido en el Pantano de la depresión y de la tristeza. No justificamos su actitud de autorechazo, pero tampoco lo condenemos. El deprimido necesita al máximo comprensión y no condenación.

3. Proyectemos esperanzas en la pantalla de su imaginación
El deprimido proyecta desesperanza y desaliento y tristeza en su imaginación y al hundirse los proyectos que tenía y al destruirse las metas que deseaba conseguir, empieza a mirar la vida desde una perspectiva negativista y le parece que ya no habrá solución alguna para su gran mal. Como sus pensamientos están concentrados en lo malo que le ha sucedido, las circunstancias le parecen más negras de lo que son. Por eso necesita que alguien le pinte la vida y el futuro de una manera diferente, más optimista y esperanzadora de lo que la ha estado pintando su imaginación entristecida.

El caso de Elías: cuando el profeta Elías llegó a tal grado de depresión que pidió a Dios que le enviara la muerte, porque le parecía que se había quedado como único creyente en Israel, y que Su futuro como profeta ya no tenía ninguna esperanza, Entonces el bondadoso Dios le hace saber que además de él hay otros 7000 creyentes en su país y que para el futuro le tiene reservadas todavía varias actividades importantes. Este presentarle a una visión optimista del presente y del futuro lo libro de su depresión y lo hizo volver a su antigua actividad apostólica.

"La vida espera mucho todavía de ti", podemos decir al deprimido. ¿Que una persona le traicionó? Pero quedan todavía miles de millones que le pueden ayudar con la fidelidad. ¿Que alguien le negó su amor? ¿Y es que no hay millones más que si pueden ser fieles en el amor? ¿Que este negocio fracaso? ¿Y cuántos hay en el principio perdieron todos los ahorros de una vida en un mal negocio, volvieron luego a empezar y ahora ya están otra vez económicamente bien? ¿Que hablen mal? Pero es que hay que recordar lo que dice la imitación de Cristo: "no somos más porque nos alaban ni menos, porque nos critican. Somos lo que somos ante Dios, y nada más ni nada menos, aunque los demás digan en contra nuestra todo lo que se les antoje".

4. Animar, pero no discutir
La persona deprimida no está para discutir. Tiene su sistema nervioso demasiado alterado para poder discutir en paz. Por eso no le discutimos. Tratamos de animarlo lo más que podamos, pero no discutiremos, porque eso agravaría su desánimo.

5. Tratar de hacerle pensar en otra cosa
El peligro para la depresión es la cavilación. Cavilar es concentrar el pensamiento en un tema depresivo. Es necesario distraer el pensamiento. Cuando asesinaron al presidente Kennedy, su hermano Bob, que era ministro de justicia, empezar a deprimirse horriblemente y no era capaz de quitar de su imaginación la muerte de tan estimado hermano. Entonces lo enviaron a China a dar un paseo, y allá ante semejantes maravillas tan antiguas e impresionantes, logró sacarse de la mente el pensamiento triste que lo dominaba.

Una señora contaba que ella estaba muy deprimida pero que en un viaje un vecino empezó a contarle las historias trágicas de su propia existencia y que ella ante la narración tan emocionante del otro logro distraer su atención hacia aquello otro y descanso enormemente dejando de pensar en sus propios males y angustias.

Cuántas viudas, después de la muerte del marido que tanto amaban, sienten un verdadero alivio al irse a vivir a otro sitio donde nada le recuerda el difunto cuya muerte les ha hecho sufrir tanto, y así logran distraer su atención hacia otros temas distintos al de su amarga pena.

6. Tratar de comprometer lo en una actividad
La actividad física Es un remedio formidable para alejar la tristeza y la depresión. El hacer ejercicio físico Lleva más sangre al cerebro y éste al sentirse mejor irrigado trabaja mucho mejor. Muchas veces produce más descanso y más tranquilidad en el alma una hora de trote que una hora de sueño. El cansancio emocional tiene los nervios de toxinas, pero una fuerte actividad física echa fuera esas toxinas. Hay que conseguirle hacer algún deporte o dedicarse a alguna actividad o labor física. Porque es necesario cansarse físicamente, que esto le descansa espiritualmente.

7. No demostrarse demasiado joviales
Le ha sucedido a uno un fracaso en un negocio y llega el otro y porque es muy optimista lo saludas sonriendo y le dice: "los felicito, todo resultara maravilloso!" Eso puede producir disgusto. Es un no ponerse en el sitio del otro.

Cuando murió mi madre, un santo sacerdote se me acercó y me dijo: "no se me vaya a escandalizar. Pero le voy a decir la frase que un anciano sacerdote me dijo a mí cuando murió mi madre: "los felicito, porque desde ahora tiene en la eternidad una intercesora que le va a conseguir maravillosas ayudas de Dios. Pues la mamá, aunque en esta vida ayuda mucho, desde la eternidad ayuda muchísimo más". Esta frase no me disgusto, sino que me animó, porque me la supo decir muy seria y amablemente (y en verdad que desde aquel día pude constatar que lo que el sacerdote me había dicho acerca de la madre que parte para la eternidad, era una verdad total y muy agradable).

8. Brindemos le ayudas con la palabra de Dios
La sagrada Biblia tiene frases inmensamente consoladoras. Cuando recordamos la frase de San Pablo: "todo sucede para bien de los que aman a Dios", recibimos un gran descanso al pensar que esto que nos sucede no es para nuestro mal.

Quién no se alegrará y no se anima cuando se le Recuerda la promesa que Dios repite 3 veces en la sagrada Biblia: "no te angustias que yo nunca te abandonaré".
Qué le quedan bien le haremos a un deprimido si le aconsejamos leer libros tan agradables como el que se titula: "Cómo vencer las preocupaciones" de Carnegie. O "secretos para triunfar en la vida" o "100 fórmulas para llegar al éxito" de Salesman.

9. Enseñamos le a ser agradecido
Pocas cosas alejan tanto de la depresión como el recordar los favores que Dios nos ha concedido. A veces ocurre que nos suceden 10 cosas buenas y una mala, y nos deprimimos por ese hecho desagradable y nos olvidamos de los otros 10 hechos agradables. Y qué gran bien puede hacerse al deprimido quién le recuerda los muchos bienes que el señor le ha concedido, los triunfos que Dios le ha permitido conseguir. Las personas que le han querido bien y las horas felices de su vida que sin duda han sido muchísimas más numerosas que sus horas tristes. Dar gracias al Señor ayuda a alejar las tristezas.


Y no olvidemos jamás: el deprimido necesita compañerismo y comprensión. Lo peor que le puede suceder en estos momentos es quedarse solo. Así como en un luto todos los amigos corremos hacernos presentes y esta presencia nuestra aminora muchísimo la enorme pena de los dolientes, así en los momentos de depresión, nuestra presencia amable y comprensiva puede disminuir mucho la tristeza y ser una ayuda incomparable. Pero para esto se necesita amor, mucho amor y verdadero amor.

SI SUPIÉRAMOS TODO LO QUE DIOS SABE, ACEPTARÍAMOS TODO LO QUE ÉL Y PERMITE. PORQUE ES PARA NUESTRO BIEN.

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