Todos tenemos debilidades, nadie puede decir que es tan fuerte que no atraviesa por momentos en los que no hay fuerzas.
Repito, todos tenemos debilidades, hacen parte de nuestra condición humana, no es pecado tenerlas, el pecado es justificarlas y consentirlas.
Por supuesto, tenemos que ser capaces de enfrentarlas y buscar fuerzas en nuestro interior para poder superarlas. Sin embargo, quiero apuntar hoy en esta reflexión a la importancia de conocer cuáles son nuestras debilidades para poder crear respuestas acertadas y no permitir que ellas nos determinen.
Quien conoce sus debilidades puede trabajararlas, porque sabe lo que tiene en frente, porque sabe de lo que es capaz y a partir de ahí puede actuar, pero aquel que no se sabe débil, que no reconoce que está en constante crecimiento, no sabe cómo enfrentarse a las debilidades cuando ellas salen a flote.
Es importante tener planes de contingencia con los cuales poder trabajar día a día en nuestros puntos débiles, entendiendo que la vida no se trata de aparentar siempre ser el fuerte, sino que ella consta de momentos de debilidad a los cuales enfrentar y vencer.
Mi invitación para ti, querido lector, es a que seas capaz de identificar cuáles son tus puntos débiles y que crees estrategias para hacerles frente cada vez que sean una molestia en tu caminar por la vida.
TAREA DEL DÍA: Identifica tus debilidades y crea estrategias para superarlas.
P. Alberto Linero
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