Hay gente de la que tenemos que cuidarnos.
Aunque no se comportan como enemigos declarados, tienen actitudes que van menguando nuestra autoestima y nos hacen mucho daño.
Son esas personas que constantemente nos descalifican sutil y explícitamente.
Ellos agigantan nuestros errores y minimizan nuestros aciertos.
Tienen siempre la actitud de mostrar todas las consecuencias de la falla que hemos cometido e, hiperbólicamente, nos meten en un escenario tenebroso en el que no hay nada que hacer, sino declararse vencido.
Otra actitud típica de estas personas es tratar de controlarnos y de decirnos qué tenemos que hacer.
Son esos que nos llaman a indicarnos cómo debemos actuar y qué debemos decir, se esconden tras la máscara de que quieren que seamos mejores y no fallemos, pero realmente quieren volvernos sus marionetas.
Normalmente, conocen todos los temas y en todo son expertos, siempre tienen la razón y dan discursos sobre cada situación; se creen siempre dictando cátedra.
Con estas personas debemos tener sumo cuidado. No podemos dejar que se inscrusten en nuestro círculo íntimo, porque nos harán mucho daño.
Es necesario ser claros y frenteros con ellos, y si no ceden en su actitud, entonces, lo mejor es tomar distancia de ellos.
No podemos dejar que dañen nuestra autoestima y terminen controlando todos nuestros movimientos. Dios nos hizo libres y capaces
TAREA DEL DÍA
Escucha consejos, pero sé tú quien tome las decisiones de tu vida. Eres libre.
P. Alberto Linero
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