Cuídame como a la niña de tus ojos; protégeme bajo la sombra de tus alas de los malvados que me atacan, ¡de los enemigos mortales que me rodean!” (Salmo 17).
Todos cuidamos nuestros ojos. Sabemos que el más mínimo descuido puede comprometer uno de los sentidos más importantes: la vista.
Por eso, protegemos nuestros ojos, y cuando queremos decir que alguien cuida mucho a otro le decimos que es la “niña de sus ojos”. Es un dicho que expresa el compromiso que se tiene por cuidar y proteger a alguien o algo.
Pues, el salmista le pide a Dios que lo proteja con ese cuidado. Es una bella expresión que expone ante Dios la necesidad que tiene el salmista –por todos los problemas que está viviendo, que lo hacen estar en peligro- de sentirse cuidado por Dios.
La otra imagen es aún más tierna y tiene que ver con la manera como la gallina cuida a sus polluelos: metiéndolos bajos sus alas. Allí ellos sienten el calor, la protección y el afecto que requieren, pues el salmista pide a Dios que haga lo mismo, que le haga sentir toda la calidez, la protección y el afecto que él requiere en medio de tantas dificultades que está experimentando.
Sentirse cuidado por Dios genera la sensación de seguridad que ser necesita para trabajar con todas las fuerzas y las ganas en los proyectos de la vida. Estar bajo las alas de Dios o sentirse cuidado como la niña de sus ojos genera paz y serenidad para enfrentar cada situación que llega, no importa qué características tenga.
Hoy tienes que sentirte protegido por Dios y actuar con firmeza y seguridad.
TAREA DEL DÍA:
Enfrenta la inseguridad que experimentes en tu corazón, cuentas con el poder protector de Dios.
POR PADRE ALBERTO LINERO
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