viernes, 1 de febrero de 2019

44 Preguntas Acerca de "Alcohólicos Anónimos" (Parte 5)

¿Es A.A. una sociedad religiosa?

A.A. no es una sociedad religiosa, porque a sus miembros no se les exige ninguna creencia religiosa como condición para su ingreso. A pesar de que la asociación ha recibido la aprobación y el respaldo de muchos clérigos, no está aliada con ninguna organización o secta. Entre sus miembros se incluyen católicos, protestantes, judíos, practicantes de otras religiones, así como también ateos y agnósticos.
El programa de recuperación de A.A. tiene indudablemente como base la aceptación de ciertos valores espirituales. Cada miembro, como individuo, puede libremente interpretar esos valores como mejor le plazca, o ni siquiera pensar en ellos, si así lo desea.

Antes de dirigirse a A.A., el alcohólico activo ha llegado al convencimiento de que no puede controlar la bebida. El alcohol se ha convertido para él en algo superior a sus fuerzas y la asociación lo acepta en esas condiciones. A.A. sugiere que para lograr y conservar la sobriedad, el alcohólico necesita aceptar que existe otro poder superior a sí mismo, del cual debe depender. Algunos alcohólicos prefieren considerar que el grupo mismo de A.A. es ese poder superior. Para otros, este poder es Dios, como cada uno lo concibe. Otros más dependen de conceptos enteramente distintos del Poder Superior.

Algunos alcohólicos, cuando se dirigen por primera vez a la Comunidad de A.A., hacen ciertas salvedades definidas en cuanto a aceptar cualquier idea de la existencia de un poder superior a ellos. La experiencia ha demostrado que, si consideran las cosas en forma imparcial y continúan asistiendo a las reuniones del grupo, muy seguramente encontrarían una solución aceptable de ese problema, que es netamente personal.


¿Es A.A. un movimiento de abstinencia?

No, A.A. no está relacionada con ningún movimiento de temperancia. A.A. "no respalda ni se opone a ninguna causa". Esta frase, tomada del plan general ampliamente aceptado en lo referente al objetivo que persigue la asociación, puede naturalmente aplicarse a los llamados movimientos o cruzadas de abstinencia. Una vez que el alcohólico ha logrado volverse sobrio y está tratando de seguir el programa de recuperación de A.A., su actitud hacia el alcohol puede compararse a la de un individuo alérgico con respecto a las cosas que le producen alergia.

Aunque muchos de los A.A. comprendan que es posible que el alcohol le caiga muy bien a algunas personas, saben muy bien que es veneno para ellos. Por lo general, un A.A. no desea privar a nadie de aquello que, bien manejado, puede ser una fuente de placer. Simplemente acepta que él, personalmente, no puede controlarlo.


¿Hay muchas mujeres alcohólicas en A.A.?

Diariamente aumenta el número de mujeres a quienes ayuda la Comunidad de A.A. en su problema de recuperación. Se calcula que por cada tres miembros de un grupo de A.A. hay una mujer. Lo mismo que los hombres del grupo, representan todos los grupos de la sociedad y todas las clases de alcohólicos.

La impresión general es que la mujer alcohólica tiene problemas especiales. Puesto que la sociedad tiende a colocar a la mujer en un plano superior al de los hombres, algunas mujeres pueden sentir que el abuso del alcohol es un estigma mayor para la mujer que para el hombre.

A.A. no hace distinciones de esa clase. Cualquiera que sea la edad, posición social, fortuna o educación de una mujer alcohólica, encontrará que, al igual que a los hombres, los A.A. la comprenderán y la ayudarán. Dentro de la organización de A.A. en sus grupos locales, las mujeres desempeñan papeles cada día más importantes.

Ayudan a atender a los nuevos miembros y a planear y preparar las reuniones. Son parte integrante de toda la comunidad.


¿Hay muchos jóvenes en A.A.?

Uno de los aspectos más alentadores del crecimiento de A.A. es que constantemente crece el número de jóvenes de ambos sexos que son atraídos por el programa antes de que sus problemas de alcoholismo resulten en desastre definitivo. Ahora que la naturaleza progresiva del alcoholismo se comprende mejor que antes, esos jóvenes reconocen que si uno es alcohólico, lo mejor es combatir la enfermedad en sus comienzos.

Cuando la sociedad de A.A. estaba recién fundada, se pensaba generalmente que los únicos candidatos lógicos eran los hombres y mujeres mayores que habían perdido sus empleos, habían desorganizado por completo su vida de familia o, en una u otra forma, se habían aislado de la vida social normal durante varios años.

Hoy en día, muchos de los jóvenes que acuden a A.A. apenas han pasado de los veinte años de edad. Otros aún no los han cumplido. Muchos aún conservan sus empleos y tienen sus familias. Muchos no han estado nunca en la cárcel ni en ningún asilo. Pero han presentido la suerte que les espera, reconocen que son alcohólicos y no ven el objeto que pueda tener el que dejen que el alcoholismo siga con ellos su curso desastroso.

La necesidad de recuperarse es tan fuerte en ellos como en los hombres y mujeres mayores que no tuvieron ninguna oportunidad de acudir a A.A. en su juventud. Una vez que se vuelven miembros de A.A. los jóvenes y los viejos rara vez se muestran conscientes de su diferencia de edad. En A.A. ambos grupos comienzan una nueva vida desde el mismo punto: el último trago.

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