Una tarde -de acuerdo con un cuento musulmán- un joven y su amigo,
estaban tomando té y hablando de la vida y del amor.
¿Cómo es que nunca te has casado?, pregunto el amigo.
Bueno -respondió el joven- a decir verdad, me he pasado varios
años buscando a la mujer perfecta. En el Cairo encontré una bella y hermosa
mujer, con ojos como aceitunas, pero era muy poco amable. Luego en Bagdad,
halle un alma generosa y maravillosa, pero no teníamos intereses comunes. Una
mujer tras otra me parecía bien, pero había algo que les faltaba. Pero un día encontré
a la mujer perfecta, bella, inteligente, generosa y amable. Todo lo teníamos en
común.
Entonces -pregunto el amigo- ¿Qué sucedió? ¿Por qué no te cásate con
ella?
El joven dio un sorbo de té y respondió: “Es algo triste, pero parece que ella estaba buscando al hombre perfecto”.
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