No somos perfectos, no estamos hechos de perfección, sino que, por el contrario, experimentamos limitaciones, debilidades y muchas otras cosas que nos hacen entendernos humanos y que nos permiten entender, también, que estamos en proceso de constante construcción o crecimiento.
La vida está llena de situaciones, personas y lugares que van aportando a nuestra construcción existencial.
Cada una de ellas es como un ladrillo que se va poniendo para así construir lo que somos.
Creo que por esto tenemos la necesidad de decidir muy bien siempre qué elementos queremos que nos construyan.
Nuestra vida es una obra sin terminar, una obra que Dios ha iniciado y a la que ha dado libertad para que nosotros continuemos construyéndola.
No somos perfectos, no podemos esperar tampoco que los otros lo sean.
La perfección sería cuando ya nuestra vida estuviera completamente edificada, y miente quien diga que no tiene más que construir.
Todos estamos luchando por ser mejores, por cambiar cosas de nuestra vida, por construir con dedicación día a día.
Finalmente, la invitación de hoy es a que seas capaz de entender que eres un ser humano en construcción –o crecimiento- y que los errores y los aciertos son elementos propicios para seguir edificándote.
Que durante estos días de Cuaresma reconozcas qué te falta por construir en tu vida, que te llenes de esperanza en que tu vida puede ser mejor si remodelas tu interior con la ayuda de Dios.
Recuerda que en días pasados hablé de aquellos que edifican sobre roca y aquellos que pretenden construir sobre arena. ¿En qué bases construyes tú?
TAREA DEL DÍA:
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Toma decisiones acertadas que vayan en pro de tu realizacion
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