Dos
hermanos, el uno soltero y el otro casado, poseían una granja cuyo fértil se le
producía abundante grano, que ellos repartían las partes iguales.
Al
principio todo iba perfectamente. pero llegó un momento en que el hermano
casado empezó a despertarse sobresaltado todas las noches, pensando: "no
es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha; pero yo
tengo mujer y 5 hijos, de modo que mi ancianidad tendré todo cuanto necesite. ¿Quién
cuidará de mi pobre hermano cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro
mucho más de lo que actualmente ahorra, porque su necesidad es, evidentemente
mayor que la mía".
Entonces
se levantaba de la cama, acudía sigilosamente a donde su hermano y Vertía en el
granero de este un saco de grano.
También
el hermano soltero comenzó a despertarse por las noches y a decirse a sí mismo:
"esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y 5 hijos y se lleva la
mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí mismo. ¿Es
justo, acaso, que mi hermano cuya necesidad es mayor que la mía, reciba lo
mismo que yo?"; entonces
se levantaba de la cama y llevaba un saco de grano granero de su hermano.
Un día,
se levantaron de la cama al mismo tiempo y tropezaron uno con otro, cada cual
con un saco de grano en la espalda.
Muchos
años más tarde cuando ya habían muerto los dos, el hecho se divulgó. Y cuando
los ciudadanos decidieron erigir un templo, escogieron para ello el lugar en
que ambos hermanos se habían encontrado, porque no creían que bien en toda la
ciudad un lugar más santo que aquel.
Anthony
de Mello
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