Me dan miedo aquellos que dicen que se tiene que orar de tal o cual manera, que hay que leer tales o cuales libros para poder hacer una oración perfecta, que hay que ofrecer tantos días a tal santo para que la oración tenga efecto.
Me dan miedo porque a lo largo de mi experiencia con Jesús he ido descubriendo que no hay una fórmula que sea más o menos efectiva que otra.
En el Padre Nuestro Jesús nos dio una guía para hacer una oración, sin embargo, no la impuso como la oración más efectiva o la única.
Hay que entender que la oración depende mucho de la experiencia de fe que tenga cada uno de nosotros.
Hay a quienes les funciona mucho la oración de contemplación, hacer silencio, callar el alma, como a otros les funciona y se sienten cómodos realizando una oración carismática, de alabanza o espontánea, y eso no está mal, sencillamente, son formas.
Hay modelos de oración, pero, si se fijan bien, son oraciones que expresan la intención del corazón de quien la dice, por eso tenemos tantas frases de algún santo, de un sacerdote, tal vez, una canción o un salmo.
En todo caso, en la oración hay una expresión del corazón, por lo tanto, para orar lo importante es la disposición del corazón, del interior, es decir, estar abiertos al diálogo, al encuentro cara a cara con el Señor, dispuestos a dejar que Dios hable y actúe.
Lo importante es hablarle desde nuestro corazón, de contarle cómo se siente el corazón.
Nadie puede decir que hay un tipo de oración por excelencia o que sea más efectivo, porque si no se tiene en cuenta la experiencia de cada uno, difícilmente podremos llegar a un acuerdo en este tema. Te invito a que seas capaz de orar siempre con el corazón.
Tarea del día:
Haz tu oración de forma auténtica
Tarea del día:
Haz tu oración de forma auténtica
Alberto Linero
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