jueves, 9 de mayo de 2019

Una Madre Escribe A Su Hijo


Querido hijo:
Naciste un viernes a medio día, sin publicidad, en forma rápida, sin provocarme excesivos dolores.
Tenía los ojos cerrados; tu lengua colgada fuera de la boca.
Al mirarte pensé: "que feo!" Pero no me atrevía a decirlo. Lo que dije fue: "que pequeño!"
Transcurría el tiempo y tú no mejorabas. Todos nuestros vecinos sabían cuál era tu enfermedad y tu sombrío porvenir. Solamente tu padre y yo lo ignorábamos.

nos convencieron de que consultar amos a un famoso especialista, que sin duda te curaría. Al regresar a casa te acomodé en la cunita; me quedé mirándote y le dije a Dios: -Tu, Señor, nos das y nos quitas, llévatelo por favor, ¿para qué sirve su vida inútil?

Hijo mío, perdóname, también entonces te he pedido inmediatamente perdón: Cómo era posible que una vida humana, tu vida, ¿fuera inútil? tú eres mi hijo al igual que los demás hijos, tú no tenías culpa; todos tienen problemas, nada más que los tuyos eran diferentes...

¡Cuando por primera vez me dijiste “mamá!", Rompí a llorar de felicidad, aunque ya tenías tres años de edad.

la primera vez que tambaleando corriste a mí encuentro, aun teniendo 4 años de edad, te apreté en mis brazos y me hiciste feliz. Me habían enseñado a esperar con paciencia 4 años aquel momento.

Más tarde, nadie quiso mirarte en la escuela, nadie te aceptado en la sociedad. Gracias a ti aprendí a ser humilde y sonriente; yo son rodilla para que te sonrieron a ti.

Cuando la gente se percató de tu presencia en este mundo, tú me enseñaste a luchar para que te acogerán. Y cuando otras madres luchaban para que el mundo aplaudiera su hijo de tu misma edad, yo me conformaba con tus primeros pasos. tú me enseñaste a no dar a mis otros hijos dinero y éxitos, sino tan sólo felicidad.

Llegó a vivir con nosotros tu tía. Llevo desesperada por sus fracasos, con un carácter insoportable, rechazada por todo el mundo, incapaz ya de vivir sola aguantándose a sí misma. Tu presencia hijo mío, no fue inútil sino indispensable para tu tía a lo largo de 22 años. Fuiste a tu su único amigo y confidente; soportas te su despotismo y prepotencia; endulzaste sus amarguras, la hacía sonreír con tus disparates. durante 22 años diste un sentido a su amarga vida y endulza hasta sus últimos días.

Cuando tu tía murió, volviste a hacer todo nuestro. tu padre y yo comenzamos a quererte más que nunca. Los tres pasamos juntos nuestras últimas vacaciones.

Sobrevino la última enfermedad de tu padre y su muerte. Cuando desesperada volví al cementerio, sólo a ti te encontré en la casa. Tu nada sabías de lo que había pasado; aún menos entendía su trascendencia. Pero misteriosamente sí "sentías" que algo terrible había sucedido.

Gracias a ti logré sobrevivir, mejor dicho, a "vivir" de nuevo. Seguir trabajando y luchando por ti. Y ahora te has vuelto mi único acompañante. En este mundo Ya nadie me brinda su compañía, ni su mirada, ni una caricia, ni un abrazo o un consuelo.

y sin embargo me siento feliz porque aún puedo hacer feliz a alguien en este mundo infeliz. Ese "alguien" eres tú, aquí en tan poquito basta para que sea feliz.

Tu afectadisima madre.

Una señora vecina de Dormía, Italia

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