Ahora, juntos, todos somos diferentes
Por singulares que sean las historias de este folleto, ¿se dio cuenta de que había un tema que muchas de ellas tenían en común? En las palabras, por ejemplo, de cuatro de nuestros protagonistas:
Luis: “Son mis verdaderos hermanos y hermanas.”
Patricio: “Todos somos seres humanos, alcohólicos, y miembros de A.A.”
María: “Hay un lugar para cada persona que busca ayuda.”
Jorge: “…la gente de todas clases que son Alcohólicos Anónimos.”
Este es el tema que se oye repetidas veces en nuestras reuniones: el tema de la comunidad y del compartimiento. Gloria dice, “nosotros los A.A., llevamos nuestros paraguas con los que protegemos a nuestros vecinos.” La mayoría de nosotros, tarde o temprano, llegamos a expresar esta verdad sobre nuestra Comunidad.
En algunas ciudades grandes, se pueden encontrar reuniones especiales de A.A. — para la policía, el clero, los miembros LGBTQ, reuniones hispanoparlantes, para principiantes, sólo para mujeres. Asistir a algunas de éstas cuando somos novatos en A.A., puede facilitar el camino hacia la recuperación al comienzo; no obstante, parece que los que asisten a todo tipo de reuniones disfrutan de una más sana y alegre recuperación.
Hemos encontrado conveniente no limitar el círculo de nuestros compañeros de A.A. a los que son exactamente como nosotros. Tal segregación da a nuestra “singularidad” un énfasis malsano. Nos parece más agradable y curativo echarnos a la corriente principal de la vida A.A., y mezclarnos con todos, no sólo con los “diferentes”.
Aquí estamos. Todos somos diferentes. Todos somos personas bastante especiales. No obstante, todos somos también alcohólicos, sobrios y unidos en A.A. En esto, tenemos más parecido que diferencia.
En A.A. encontramos la humanidad común que nos hace posible llevar nuestras muy diferentes vidas y perseguir nuestros varios destinos individuales. Usted es bienvenido a unirse con nosotros.
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