Amor =
Felicidad
Sucede
que todos anhelamos ser felices y cuando nos enamoramos, convertimos a la
persona amada en el valor supremo, en lo que da sentido a nuestra vida; no se
concibe la vida sin esa persona, es una necesidad imperiosa. Y si ese amor es
correspondido de la misma manera, el enamorado se convierte también en un
"valor supremo" para la otra persona, se deifican mutuamente llegando
a decirse "te adoro con toda el alma". Por supuesto ello produce
felicidad y el deseo de que ese amor dure para siempre. Por eso se casan los
enamorados, para darle a ese estado de felicidad una estructura estable en la que
el amor pueda expresarse en su totalidad perpetuamente.
Y
entonces debemos preguntarnos el porqué de tantos fracasos matrimoniales. ¿Qué
paso con aquel amor maravilloso? ¿Dónde quedaron aquellas promesas de amor
eterno? ¿Por qué se extinguieron aquellas ansias de estar siempre juntos, muy
juntos? ¿Qué fue de aquellos besos, abrazos y caricias ardientes? Sabemos que
por desgracia el número de separaciones, divorcios o de simple convivencia
soportada heroicamente, van en aumento alarmante, con todo lo que daña ello a
la sociedad entera.
Noviazgos
equivocados
Volvamos
a los tiempos juveniles. Aquel primer flechazo, aquel primer enamoramiento,
aquel primer suspiro, ¿de dónde vinieron? ¿qué los provoco?
Cuando
las hormonas empiezan a funcionar en el cuerpo humano, surge lo que los
norteamericanos llaman el "sex appeal", o sea la atracción física por
el sexo opuesto, el instinto sexual. Los jóvenes pueden confundir esa atracción
con el amor. Creen que se aman y lo que pasa es que se están deseando. Todo se confunde.
No es que en el amor no deba existir el deseo sexual, pero no solamente lo es
todo, si no que puede llegar a ser todo lo contrario al amor verdadero.
Si el
amor verdadero busca complacer en todo a la persona amada, en hacerla feliz,
aún a costa de grandes sacrificios, en protegerla y cuidarla, lo que se llama
"amor de benevolencia", (del latín bene volere = desear el bien),
puede suceder que el deseo, por ser tan apasionado, opaca y olvida todo lo
demás llegando en realidad como sucede en tantos casos, a arruinar la vida de
aquella persona a la cual se creía amar.
El que
sólo desea, no piensa que sólo desea, cree estar amando con mucha intensidad.
Se mide el amor por la intensidad del deseo. Es un frenesí hormonal demasiado
corporal, en donde los otros aspectos, los más importantes de la persona amada,
quedan opacados y olvidados, en donde la belleza corporal, hace desaparecer la
belleza espiritual y los valores superiores.
El deseo
entra avasalladoramente por los sentidos, sobre todo el tacto y materialmente
embriaga, hace perder la cordura y tiende fuertemente a la unión sexual a como
dé lugar. Es el instinto, aquella fuerza primitiva que lleva a la conservación
de la especie. Nace del cuerpo y lleva al cuerpo.
El amor verdadero,
por el contrario, se funda más en la belleza del alma y por eso es menos
violento, pero más auténtico, más profundo, más satisfactorio. Está lleno de
respeto, ternura, admiración, confianza. Por eso no existe eso que
llaman "amor a primera vista", porque la que surgió fue el
"deseo a primera vista", ya que es la interioridad, los valores de la
otra persona, no son visibles a primera vista y hay que descubrirlos poco a
poco con el trato respetuoso. el camino al amor tiene que ser al principio una
amistad sincera en la que se descubren los
ideales, intereses, valores, proyectos y entonces las almas, más
que los cuerpos, van sintonizando.
Con el
tiempo, ya en la vida matrimonial, en la convivencia cotidiana, la emoción
del deseo va disminuyendo como es natural. No experimentamos cotidianamente
cuando estrenamos lo que sea: Al poco tiempo ya esa sensación desaparece en la
rutina y puede llegar el hastío. Si la atracción por la otra persona se basaba
tan sólo en la belleza física, está pronto se desvanece porque el
calendario es implacable y buscaremos otras bellezas, otros "estrenos".
el amor verdadero
y estable tiene que estar cimentado en algo más durable que la tersura de la
piel. El amor mantendrá vivo el deseo, porque se ama al otro por lo que es
y no tan sólo por su apariencia. Pero también ojo, por amor hay que procurar no
descuidar la apariencia, porque de otra manera se ponen retos al deseo. Sin
hacer un ídolo del cuerpo de su arreglo, siempre será más agradable estar con
una persona limpia, bien vestida y bella según su edad.
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