Una de las reflexiones que me gusta escuchar de vez en cuando es la del jarrón chino. Te la explicaré...
Había hace mucho tiempo un maestro samurai y sus pupilos, el maestro puso una mesa y encima un jarrón muy bello del siglo X.
El maestro puso a sus pupilos frente a la mesa con el jarrón y les pidió que resolvieran el problema.
Al pasar de los minutos, varios de los pupilos se preguntaban unos a otros, será acaso el color del jarrón? Será acaso el mantel? Será acaso la mesa? Cual es el problema con el jarrón que es tan bello?
Y así continuaron por horas sin resolver el problema, hasta que uno de los pupilos se levanto, saco su sable y partió el jarrón en mil pedazos.
Todos se espantaron y pensaron que había destrozado un jarrón invaluable, que era un tonto, que no sabía lo que hacía!
El maestro al ver las reacciones, se levantó y le dijo a los pupilos que ese que se levantó y rompió el jarrón había resuelto el problema!
Todos sorprendidos al no ver la molestia del maestro y muy al contrario el aplauso para El pupilo le preguntaron al maestro el "porqué?"
El maestro solo les contestó, si el problema es el jarrón, elimínalo!
Lo mismo pasa en nuestras vidas. Sólo que le tenemos tanto afecto al jarrón por su valor monetario o valor emocional que no nos atrevemos a eliminarlo si es que nos está provocando problema.
El día que seamos igual de valiente tes que el pupilo del samurai para eliminar de tajo el problema, cambiaremos muchas cosas en nuestras vidas...
#pequeñareflexion
