El día de hoy aprendí que pocas veces sirvo a mi Iglesia.
Hoy tuve la oportunidad de dar un servicio muy diferente a lo que he hecho en mi Parroquia, hoy hice limpieza!
Al principio y muy a disgusto tome la decisión de ayudar, se nos pidió el apoyo para limpiar y dejar reluciente nuestra Parroquia para un evento de la comunidad. En mi pensar estaba muy latente el típico "que lo haga alguien más". Sin embargo, al ver la poca ayuda que llegó a dicho llamado comenzó a girar en mi pensamiento la idea de desistir como los que no asistieron.
Al pasar de los minutos la idea iba cambiando a un "nos falta mucho por hacer".
Se había acordado desde un inicio q solo sería sacudir las bancas debido al polvo causado por la remodelación. Sin embargo, al ver que solo al barrer salia demasiada basura y polvo, se comenzó por hacer algo más a detalle.
Los que ahí estábamos limpiando comenzamos a crear un ambiente rápido de compañerismo sin discusión, cada quien sabía que hacer y hacerlo bien.
Una señora, ya de edad avanzada me enseñó una gran lección al verla tan entusiasmada limpiado y tallando las paredes con su cepillo con jabón; ella limpiando las paredes para dar mejor aspecto y mantenimiento, nos mostraba que las cosas se debían hacer en cierto orden para que quedarán mejor.
Me di la oportunidad de escucharla en varias ocasiones y me demostró el amor al servicio que tiene, el cual pocas personas a su edad conservan. Ella me fue enseñando que la limpieza de la parroquia no es de solo pasarle el trapito y ya, es limpiarle al detalle, que aunque a gente no lo noté, alguien más se encarga de tener las bancas, los vidrios, los reclinatorios, los cojines, el ambon, el altar, el confesionario, las escaleras, la puerta, el pasillo, las criptas, las lámparas y todo lo que uno no se imagina limpio, presentable y ordenado para que cada domingo lleguemos a escuchar misa tranquilamente.
Me enseñó que no es trabajo de una hora, que aquella dedicación que se le pone, es la misma con la que deberíamos nosotros de limpiar nuestro interior para llegar cada domingo limpios de alma y espíritu. De paciencia y tolerancia por aquellos que no saben el proceso y que en la ignorancia sólo arrebatos mostramos.
Hoy aprendí mi lección. No solo debo limpiar mi interior, mi parroquia Tambien necesita de cuidado y dedicación para que siga habiendo servicio para mantener mi espíritu limpio.
Dijo Jesús en alguna ocasión que la humildad se practica sirviendo a los demás.
En los grupos de AA se dice mucho, sirves al grupo, o te sirves del grupo.
La pregunta queda al aire... Sirves a tu Iglesia en todos los sentidos o solo te sirves de ella?
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