La tercera actitud equivocada del pueblo de Dios ante la
dificultad, en Éxodo 14,1-31 es renegar.
El pueblo reniega de lo que ha
vivido al lado de Dios. "Sintieron mucho miedo (...) dijeron a Moisés:
'?¿Acaso no había tumbas en Egipto para que nos hayas traído a morir en
el desierto?".
El creer que todo está perdido, que no puede solucionar
el problema, que su fin está cerca lo lleva a pelear con Dios y a ser
grosero con quien lo ha liberado.
Aún más, ve en la liberación una
acción malvada. Cree que Dios no hace nada bueno, y lo ataca.
Renegar es
típico de las personas que están desesperadas.
Seguro piensan que
renegando van a resolver la situación.
Están convencidos de que al
renegar podran mover lo que los está afectando.
El que reniega no sólo
no está superando el problema, sino que, además, está rompiendo su
relación con Dios quien es, a la postre, el que puede ayudarlo a superar
la situación.
Por eso, blasfemar, decir groserías contra Dios, maldecir
sus acciones, no sólo no resuelve la dificultad, sino que nos pone ante
un problema mayor porque no reduce las posibilidades que tenemos de
encontrar alguien que nos ayude a entender de una mejor manera lo que
estamos viviendo.
Los gritos, las quejas, el pesimismo, las malas
palabras, los arrepentimientos, de lo que Dios ha hecho en la vida no
son herramientas que ayuden a encontrar las soluciones que estamos
buscando.
Serenarse, ser optimistas y confiar en el poder de Dios da
mayor resultado que decir en una retahíla de palabras todo lo que está
mal.
Padre Alberto Linero
TAREA DEL DÍA
Esfuérzate por decir buenas y optimistas palabras en los momentos de dificultad.