Tener límites no complica la vida; los límites la simplifican. (Más allá de la Codependencia).
Hay un aspecto positivo en el establecimiento de límites. Aprendemos a escucharnos a nosotros mismos y a identificar lo que nos lastima y lo que no nos gusta. Pero también aprendemos a identificar lo que sentimos placentero.
Cuando estemos dispuestos a correr algunos riesgos y a empezar a hacerlo activamente, mejoraremos la calidad de nuestra vida.
¿Qué nos gusta?
¿Qué nos hace sentir bien?
¿Qué cosas nos dan placer?
¿Qué compañía disfrutamos?
¿Qué nos ayuda a sentirnos bien en la mañana?
¿Qué es un verdadero gusto en nuestra vida?
¿Cuáles son las pequeñas actividades cotidianas que nos hacen sentir cuidados y consentidos?
¿Qué es lo que le interesa a nuestro yo emocional, espiritual, mental y físico?
¿Qué es lo que verdaderamente nos hace sentir bien?.
Nos hemos privado durante mucho tiempo. Ya no hay necesidad de seguir haciéndolo, ya no hay necesidad. Si te hace sentir bien, y las consecuencias son de amor a ti mismo y de autorrealización, ¡hazlo!
“Hoy haré por mí mismo las pequeñas cosas que hacen la vida más placentera. No me negaré los gustos sanos”.