viernes, 29 de septiembre de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. X - Lo Que Puede Hacer La Mente Para Detener La Depresión (Parte 6)

ANOTAR NUESTRAS METAS, DEFINIR NUESTROS IDEALES.

Hace poco hicieron una encuesta. De cada 100 personas jóvenes deprimidas, 95 no tenían anotado las metas que deseaban lograr en la vida, y no habían definido Cuáles eran los ideales que anhelaban obtener. Eso es como echar un barco al mar y no ponerle rumbo fijo sino dejar que las olas lo lleven a donde quieran.

El barco de los viejos

En tiempos del paganismo, cuando el cristianismo no había llegado a Roma, los romanos cuando tenían bastantes ancianos sin quien nos atendiera y ayudara, los echaban en un barco viejo y dejaban tal buque sin piloto en pleno mar embravecido a que las olas jugarán con él. El hundimiento de la más que seguro. Así hacen algunas personas con su existencia: la llevan por el mar embravecido de la vida Sin rumbo fijo, sin saber Hacia dónde se dirigen. El hundimiento de la depresión será entonces inevitable.

Un día le pregunté a un pescado Costeño: "Cuál es el ideal, lo que usted desea conseguir para su futuro?, Y con una sonrisa digna de mejor causa me respondió: "Pues... Bailar y tomar ron". ¿A dónde puede llegar una persona con un ideal tan miope? ¿Y si un día ya no puede bailar porque se quedó cojo o ya le hace daño el ron?, Qué le queda Entonces por conseguir? ¿Qué significado puede tener entonces una vida?

En cambio, cuando el Niño campesino pobre llamado Juan Bosco le preguntaban sus compañeros: "Y tú que quieres llegar a ser?" -levantaba la cabeza emocionada y con un brillo de entusiasmo en sus ojos respondía: - "yo quiero ser un gran educador de niños pobres. Y quiero fundar una asociación para recoger niños abandonados de la calle y volverlos buenos cristianos y excelentes ciudadanos". Los demás se le reían y lo creían loco, pero todo esto lo logró llegar a ser y hacer. Es que como decía el padre escriba: "cuando se trate de cosas buenas y provechosas para el alma, podemos pensar y soñar lo más atrevidamente que seamos capaces, y Dios se pasara a uno de estos tintes y nos consideramos de lo que nos atrevemos a pensar o desear". Lo importante es no poner límites al poder de Dios y estar seguro que si Dios nos da un buen deseo, probablemente nos dará también las oportunidades de realizarlo.

Un ideal de juventud

Servicio jesuita le comunicó un día a su maestro de novicios que sentía fuertemente en su corazón el deseo de coleccionar datos para escribir un día una vida de Jesucristo. El superior le dijo que cuando Dios da un buen deseo se compromete a dar las ayudas suficientes para realizarlo. Que se dedicará en sus tiempos libres a coleccionar esos datos que le interesaban. Así lo hizo aquel muchacho, 25 años duró recogiendo cuánto dato interesante puedo conseguir acerca de Jesús y público luego un libro que se ha hecho famoso en todo el mundo: "la vida de Jesucristo, según Gracias". Anotó su meta, definió su ideal, y logró conseguir lo que anhelaba.

Me pregunto: ¿qué metas me voy a proponer conseguir? ¿Cuáles son los ideales que más deseo alcanzar? ¿Deberás hago algo serio cada día para poder obtener estos ideales? ¿Puedo decir que cada día doy algún paso para alcanzar las metas que me he propuesto? ¿Confío esas metas a nuestro Señor para que confirmen su poder las acerque más y más hacia mí? ¿Pido al espíritu santo que me ilumine acerca de cuáles son los ideales que más me conviene buscar y conseguir? Podrán decir de mí el elogio que la sagrada Biblia dice acerca del Profeta Daniel: 'tú eres el creyente de los buenos deseos?".

La vida de cada uno de nosotros tiene cumplirse aquello que anuncia la sagrada Biblia: "el señor Dios cumplirá los buenos deseos de tu corazón y dará éxito a los planes tuyos que sean Para mayor bien".

Mientras más concretamente vayamos definiendo qué es lo que deseamos conseguir Y obtener, más encomendemos todo esto en la oración a Dios, y más nos esforzamos Por no dejar jamás de trabajar por conseguirlo, masa irá acercando hacia nosotros ese bien que anhelamos. Lo importante es no dejar ni de desear, ni de orar, ni de actuar.

Propósito: cuando me sea posible conseguir adquiera el bello libro titulado: "100 fórmulas para llegar al éxito", de esta misma colección. Allí voy a encontrar datos y ejemplos sumamente provechosos para aprender a definir y amar mi ideal.

Hace poco alguien que leyó el libro de las 100 fórmulas escribía: "Antes había intentado Vivir mi vida sin un ideal, sin metas fijas para alcanzar, y mi vida se hacía lo más monótono y cansón que se puede imaginar. Ahora me he propuesto alcanzar ideales elevados y llegar a ciertas metas, le digo con emoción que parece como si a mi existencia le hubieran matado a un cohete de los que van al espacio. Siento en una fuerza y un entusiasmo y un gusto por vivir, que antes nunca había experimentado. Es que ahora sí ya tengo algo para conseguir en la vida y un fin determinado por el cual trabajar y esforzarme". 

Adquirir la costumbre de pensar positivamente 

Todo mundo sabe la gran diferencia que una costumbre ejerce sobre nosotros. Todo lo que hacemos repetidamente se va volviendo cada vez más fácil de hacer y lo iremos haciendo aún sin darnos cuenta. Por eso si nos acostumbramos a pensar en forma positiva, por ejemplo: recordar los favores que Dios nos ha dado por las promesas que él ha hecho de ayudarnos en un futuro, y su presencia activa en medio de nosotros, etc., Esos pensamientos se van haciendo una costumbre en nuestro cerebro y llegaremos a ser gente sumamente sana mentalmente.

El pasado: La sagrada Biblia insiste mucho en recordar hechos animados del pasado. En el Antiguo Testamento se va repitiendo 10 y más veces los hechos portentosos que Dios ha obrado en el pasado en favor de los que le tienen Fe. ¿Porque tanta repetidera de los mismos hechos? Porque es necesario que la mente del creyente vaya pensando repetidamente en los maravillosos por puntos de su Dios en favor de los que lo aman, hasta que esto se le convierte en una costumbre.

Si uno lee los sermones de San Pedro y de San Esteban en el Nuevo Testamento comprueba que estos israelitas gozaban de lo lindo recordando los favores prodigiosos que Dios ha hecho en favor de los que le siguen, y los andan contando en todas partes, para que la mente de quien pertenece a la religión llegue a obtener el hábito de pensar positivamente y con esperanza y alegría. Un profeta dejó escrito esta bella frase: "soy viejo y jamás he visto a uno que haya confiado en Dios y que esté abandonado por Él". Noticias cómo está, pasadas repetidamente por el cerebro, van formando la costumbre de pensar en positivo y con optimismo y no el negativo o con pesimismo.

El presente: el nombre de Dios en la Biblia: Yahvé, significa: "El que está presente". La seguridad de esta presencia activa de un ser tan poderoso y que tanto nos ama, debe llenar de ánimo y de entusiasmo en el momento presente. No vamos por la tierra Solitarios y abandonados. Dios nos acompaña como la luz y el aire: siempre presente, pero sin que no tenemos muchas veces su presencia, y sin molestarnos ni amargarnos la vida ni asustarnos. Como el aire y la luz: llenándonos de vida y de vigor, pero sin hacer molesta su presencia. 

El futuro: si Nuestro Señor ha dicho varias veces en la sagrada Biblia: "Yo nunca te abandonaré", y si no repite las palabras que el profeta Zacarías dijo al morir: "Dios no abandona al que lo abandona a Él". Podemos repetir con el salmista: "Aunque mi padre y mi madre Me abandonen, mi Dios nunca me abandonará". ¿Entonces, porque no llenarse de pensamientos alegres Y entusiastas acerca del futuro? 

Estos pensamientos optimistas que acabamos de recordar acerca del pasado, del presente y del futuro eran reemplazando poco a poco los pensamientos pesimistas y tristes y llegaremos adquirir el hábito o costumbre de pensar positivamente. Por eso es que la costumbre de leer cada semana (y ojalá cada día si fuera posible, pero si no, al menos cada semana) una página de la sagrada Biblia, Qué es enriquecer maravillosamente la mente e irse llenando de pensamientos e ideas que alejan la depresión y atraen la alegre esperanza y el entusiasmo. Hagamos el ensayo y veremos que si es así. Otros lo han hecho y se sienten muy contentos de esta experiencia. ¿Porque no hacerla También nosotros? ¡A la obra! ¡Desde hoy mismo!

El bellísimo el salmo primero anuncia: "quien medita en la ley del señor cada día, será como un árbol plantado junto a una fuente de agua, el cual produce buenos frutos a su tiempo y sus hojas no se marchitan, Aunque lleguen Los Terribles calores, y lo que hace le resulta bien". Esta es una promesa infalible del mismo Dios que nunca jamás puede dejarse de cumplir, pues Jesucristo prometió que primero se acabaran los cielos y la tierra antes de que una promesa de nuestro señor en su libro Santo deje de cumplirse exactamente.

Qué tal que alguien que está leyendo este libro se propusiera conseguir el bello libro titulado: "los salmos explicados", por Su, y leyera siquiera un salmón cada día (la lectura de un salmo no gasta sino 3 minutos. Y el día tiene 1440 minutos. Nos quedan todavía 1437 para dedicarnos a todo los demás). Puede tener la más absoluta seguridad de que la lectura de los salmos le va a llenar su alma de tal cantidad de pensamientos esperanzadores y entusiasmantes acerca del futuro, y de tantos recuerdos animadores acerca del pasado y de tanta paz en el presente, que no podrá menos de repetir lo que han dicho millones de personas en 30 siglos: "Porque será que la lectura de un salmo me llena de tanta paz? Estos salmos parecen redactados expresamente para mí y para mi situación". Si, Esa es la verdad y no otra: "eso salmos de La Biblia los mandó a redactar Dios pensando en usted, en sus situaciones y en sus angustias, y hasta en sus pecados y proyectos. En usted pensaba el cuándo los fue dictando a los profetas que los escribieron".

¿Pero y si usted nunca le un salmo, entonces para que trabajó el espíritu santo haciéndolos redactar, si a usted no se le da a la bendita gana de leerlos?

No deje de refrescar de vez en cuando la mente con estos mensajes tan consoladores venidos del mismo cielo. Es para su bien y su alegría.

Y no olvide nunca: su gran amigo Dios, no se ha muerto, ni siquiera está enfermo. ¿Entonces, para qué vivir con tantos afanes como si nadie le fuera a ayudar a usted?