martes, 19 de diciembre de 2017

Reflexiones Sobre La No Violencia - Gandhi (1)

Buda y Cristo

Creo en el mensaje de verdad que nos traen los fundadores de todas las religiones del mundo. Rezo sin cesar para no sentir jamás ningún resentimiento contra los que me calumnian y para que pueda morir con el nombre de Dios en los labios, aun cuando caiga víctima de un atentado. Que se me recuerde como un impostor, si en el último momento tengo alguna palabra de odio contra mi asesino.

Sin temor alguno, Buda emprendió la batalla contra sus enemigos y logró que capitulara una casta sacerdotal arrogante. Cristo echó del templo a los mercaderes y denostó a los hipócritas y fariseos. Aquellos dos grandes maestros eran partidarios de la acción directa y enérgica. Pero, simultáneamente, en cada uno de sus actos evidenciaron una bondad y un amor indiscutibles. No habrían alzado un solo dedo contra sus enemigos, prefiriendo mil veces morir antes que traicionar la verdad que vinieron a trasmitir. Buda habría muerto luchando contra los sacerdotes si la grandeza de su amor no se hubiera revelado igual que sus esfuerzos para reformarlos. Cristo murió en la cruz, coronado de espinas, desafiando al poder de todo un imperio. Si yo, a mi vez, opongo una resistencia de naturaleza no violenta, no hago más que seguir humildemente las huellas de esos grandes maestros


El credo de la no violencia.


El credo de la no violencia se basa en asumir que, en su esencia, la naturaleza humana es una sola y por lo tanto responde infaliblemente a los avances del amor... Para su éxito, la táctica no violenta no depende de la buena voluntad de los dictadores, pues el resistente no violento depende de la infalible asistencia de Dios que lo sustenta a través de las dificultades que, de otro modo, serían insuperables.

Con un entrenamiento apropiado y técnica adecuada, la no violencia puede ser practicada por masas humanas.

En la no violencia, las masas humanas tienen un arma que le permite a un niño, a una mujer e inclusive a un hombre decrépito, resistir exitosamente al gobierno más poderoso. Si tu espíritu es fuerte, la simple carencia de fortaleza física deja de ser una desventaja.

Nada justífica la violencia

Para alcanzar una victoria, no acepto el más mínimo acto de violencia... A pesar de mi simpatía y admiración por la nobleza de algunas causas, estoy completamente en contra de que se las defienda por métodos violentos. En consecuencia, no existe ningún acuerdo posible entre la escuela de la violencia y mis concepciones.

La primera condición de la no violencia es la justicia expandida a todo territorio de la vida. Quizás es esperar demasiado de la naturaleza humana. Sin embargo, no creo que sea así. Nadie debería dogmatizar sobre la capacidad de la naturaleza humana para la degradación o la exaltación.

La historia enseña que nos vemos agobiados por los males que sufren los vencidos cuando son oprimidos brutalmente, aun con las mejores intenciones, cuando se encuentran bajo el fardo de la miseria.



A la dignidad humana se la preserva mejor no mediante el desarrollo de la capacidad para manejar la destrucción, sino por el rehusarse a la represalia. Es posible entrenar a millones en las oscuras artes de la violencia, lo cual viene a ser la ley de la bestia. Resulta más factible capacitarlos en las artes claras de la no violencia, que es la ley del hombre regenerado.