Anteriormente sugerí que escribas tus memorias. Incluso si no te sientas a hacer eso, voy a sugerir que revises tu vida.
Leer las memorias de mi madre fue una experiencia profunda, una que tocó mi corazón y me dio compasión de una manera que no había podido experimentar en todos mis trabajos de la familia de origen. Cuando era niño, me apagaba cuando mi madre hablaba de sus experiencias. Apagaría mi dispositivo de escuchar. Sonaba como quejándose y quejándose de mí. No quería escuchar acerca de su dolor.
Pero cuando leí sobre su vida en forma de historia, experimenté una respuesta diferente. Pude leerlo objetivamente, no como si su hija o una persona se sintiera culpable porque deseé no haber tenido todo el dolor que ella sintió. Vi cómo directamente sus experiencias habían creado y dieron forma a lo que ella era. Vi los deseos de su corazón. Vi sus tragedias, sus sueños rotos. Vi su heroísmo, también.
Mis pequeñas reacciones sarcásticas -las irritantes cosas de madre e hija- desaparecieron bajo esta nueva luz. Ella ya no era una madre que tenía problemas. Ella era un ser humano que vivía noblemente su vida. Al igual que el resto de nosotros, ella tenía sus fragilidades, sus áreas vulnerables y sus puntos fuertes.
El punto aquí no es para que leas sobre mi madre. Es para ti que eches un vistazo a tu vida y a todas las experiencias que has vivido, soportado, sobrevivido y luego trascendido. Cuando escribí la historia de mi vida, al principio resistí. No lo había disfrutado tanto pasando por eso. No quería revivir todas esas experiencias.
Pero algo sucedió en la escritura real. Fue similar a lo que sucedió cuando leí el relato de mi madre sobre su vida. Empecé a verme a mí mismo y a lo que había pasado de manera diferente, en una luz nueva y más compasiva.
Cada experiencia, cada década, cada capítulo del libro me enseñó algo valioso. De cada experiencia que había pasado, reclamé o descubrí una nueva visión y poder. Tal vez mucho de lo que había preferido olvidar o volverme loca no era la vida desperdiciada que pensé que era.
Qué hermosa historia tenemos cada uno de nosotros. Si sus experiencias alguna vez lo convierten en un libro, sigue siendo su libro de la vida. ¿Estás agradecido por cada capítulo que has vivido? ¿Estás agradecido por cada experiencia que has tenido? ¿Estás agradecido por la historia que estás viviendo ahora?
La buena noticia es que la historia de nuestras vidas aún no ha terminado.
Todavía hay más por venir.
Toca la experiencia de ser humano en toda su tristeza y alegría.
Se agradecido por la historia que estás viviendo ahora.
“Dios, ayúdame a reír, llorar, amar, estar atento y ser agradecido de todo corazón por cada momento y cada experiencia que me han dado. Gracias por mi vida.”
Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós
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