sábado, 30 de junio de 2018

Pánico

Pocas situaciones –no importan cuán grandemente parezcan exigirlo – pueden mejorarse si nosotros nos asustamos.

Ya no seas codependiente.

¡Que no te entre el pánico!
Si un nadador fuera cruzando un gran lago y de repente se concentrara demasiado en la distancia que le quedara por nadar, podría empezar a forcejear y a hundirse, no porque no supiera nadar, sino por haberse visto abrumado por el pánico.

El pánico, no la tarea, es el enemigo. Muchos de nosotros tenemos momentos en que nos sentimos atascados y abrumados. Tenemos momentos en que sentimos que no es posible que terminemos todo lo que tenemos que hacer.

Podremos estar enfrentando una tarea en el trabajo, una mejora en nosotros mismos o un cambio en nuestra vida familiar.

Por un momento, es útil ver hacia adelante y tener una visión del proyecto. Es normal, cuando vemos hacia adelante lo que se necesita hacer, que tengamos momentos  de pánico. Siente el miedo y luego déjalo ir. Aparta los ojos del futuro y de la enormidad de la tarea.

Si hemos tenido una visión de la meta, está será nuestra. No tenemos que hacerlo todo hoy o de una sola vez.

Concéntrate en el día de hoy. Concéntrate en la creencia de que todo está bien. Lo único que necesitamos hacer para alcanzar nuestra meta es concentrarnos en lo que se nos presenta en forma natural, de una manera ordenada, hoy. Se nos dará la fuerza para lograr, en paz, lo que necesitemos para llegar mañana a donde queramos estar.

El pánico detendrá este proceso. La confianza y una acción guiada lo fortalecerán. Respira profundamente. Ponte en paz. Confía. Actúa conforme a tu guía, hoy.

Podemos volver al camino haciendo ondear el agua hasta que recobremos la compostura. Una vez que nos sintamos en paz, podremos empezar a nadar otra vez, con confianza. Mantén simple la concentración, en una brazada, en un movimiento a la vez. Si podemos nuestras verdaderas responsabilidades con los demás.

A veces, cuando empezamos la recuperación, estamos hartos de sentirnos responsables de tanta gente. Aprender que únicamente tenemos que ser responsables de nosotros mismos puede ser un alivio tan grande que, durante un tiempo, desconocemos nuestras responsabilidades hacia los demás.

La meta en la recuperación es encontrar el equilibrio: nos hacemos responsables de nosotros mismos e identificamos nuestras verdaderas responsabilidades hacia los demás.

Esto puede implicar una clasificación, especialmente si hemos funcionado durante años de acuerdo con nociones distorsionadas acerca de nuestras responsabilidades hacia los demás. Podemos ser responsables de una persona como amigo o como empleado; de otra persona, como patrón o como cónyuge. Con cada persona tenemos ciertas responsabilidades. Cuando atendamos a esas responsabilidades reales, encontraremos equilibrio en nuestra vida.

También estamos aprendiendo que aunque los demás no son responsables de nosotros, en cierta manera tienen responsabilidades con nosotros.

Podemos aprender a discernir nuestras verdaderas responsabilidades hacia nosotros mismos y hacia los demás. Podemos permitirles a los demás que sean responsables de ellos mismos y esperar que sean adecuadamente responsables hacia nosotros. Necesitaremos ser amables con nosotros mismos mientras aprendemos.

Hoy me esforzare en pensar claramente acerca de mis responsabilidades reales hacia los demás. Asumiré esas responsabilidades como parte del cuidar de mí mismo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario