viernes, 27 de julio de 2018

ASÍ QUE AMAS A UN ALCOHÓLICO (PARTE 1)

El Alcoholismo Es Una Enfermedad

Lo primero que debes reconocer, creer y aceptar es que el alcohólico padece de una enfermedad real, una enfermedad que afecta a todos los que mantienen una relación estrecha con él.

La Asociación Médica Americana y muchas otras autoridades en todo el mundo declaran que el alcohólico padece de una enfermedad sobre la cual él no tiene control. El alcoholismo no lo causa la debilidad de carácter, la inmoralidad ni el deseo de herir a otros.

Las investigaciones científicas recientes, acerca de la comprensión de esta enfermedad, han desechado todas las ideas anticuadas basadas en la superstición, la ignorancia y los prejuicios. El éxito del nuevo enfoque lo prueba la gran evidencia de los muchos miles de recuperados en Alcohólicos Anónimos, Al-Anon y Alateen.

Una vez que hayas aceptado la idea de que el alcoholismo es una enfermedad, de la cual los bebedores compulsivos y los que se preocupan por ellos pueden hallar alivio, no tendrás razón para sentirte avergonzado del alcoholismo, ni razón para temerlo.

Infórmate De La Realidad

Borra de tu pensamiento todo lo que creas que sabes acerca del alcoholismo. Entonces dedícate a un programa de aprendizaje.

Si hay un servicio de información sobre alcoholismo cerca de tu domicilio (consulta la guía telefónica), visítalo. Encontrarás información basada en investigaciones y experiencias. Lee cualquier cosa que puedas. Pide una lista de libros sobre el tema, luego búscalos en la biblioteca pública.

Asistiendo a las reuniones abiertas de Alcohólicos Anónimos puedes obtener valiosa información sobre el alcoholismo directamente de los que lo padecen. Generalmente AA aparece en la guía telefónica. Llama y pregunta, cuándo y dónde se llevan a cabo las reuniones. Si AA no está en la guía, consulta al servicio de información sobre alcoholismo o a tu doctor o clérigo.

No tengas inconveniente en asistir a estas reuniones. No dudes porque creas que eres un extraño; todos los que están interesados en el problema del alcoholismo son bienvenidos. Conversa con los miembros después de las reuniones; puedes hablar de tus dificultades con las personas que conozcas allí.

Busca Ayuda Ahora

No esperes a que el alcohólico busque ayuda antes de tomar una decisión en tu propio beneficio. Cualquiera que esté en contacto estrecho con un alcohólico se halla en contante presión y tensión emocional y necesita ayuda para librarse de esto. Nada te dará más alivio que la comprensión y la ayuda sincera que encontrarás en un Grupo de Familia Al-Anon. Allí tú, como un miembro dijo una vez, <<aprenderás a vivir de nuevo>>.

Los Grupos de Familia Al-Anon y Alateen, se componen de esposas, esposos, hijos y otros parientes y amigos de alcohólicos. Si hay un grupo cercano a tu domicilio, estás de buena suerte. Los miembros son compasivos, están bien informados y saben por experiencia propia lo que son los problemas como los tuyos, al tenerlos ellos también.

Busca a Al-Anon en la guía telefónica. Si no está en ella, consulta con AA o con el servicio de información sobre alcoholismo.

Las conversaciones con personas que comparten tus problemas te convencerán emocionalmente - como tus otras investigaciones puede que te hayan convencido intelectualmente - de que el alcohólico es un enfermo y no un ser pecaminoso. El compartimiento de este conocimiento puede ayudarte a empezar tu propia recuperación.

Algunas Cosas Que No Se Deben Hacer


Si tu alcohólico bebe todavía, aprender lo que no se debe hacer es parte importante del programa. No trates al alcohólico como a un niño; no lo harías si padeciera de cualquier otra enfermedad. No lo vigiles para saber cuánto bebe. No busques el licor escondido. No derrames el licor; el alcohólico siempre encontrará la forma de buscar más. No sermonees al alcohólico sobre la bebida. Y nunca discutas con él mientras está bajo la influencia del alcohol. No prediques, reproches, ni regañes, ni riñas.

Si puedes evitar estas cosas conseguirás llegar a un estado de ánimo más tranquilizador. Todas estas advertencias se basan en buenas razones, surgidas de la experiencia de muchas personas.
El alcohólico sufre de un sentimiento de culpabilidad, mucho más de lo que él no alcohólico pueda imaginarse. Recordarle los fracasos, el abandono de la familia y amistades y las faltas es un esfuerzo inútil, sólo empeora la situación.

Afrontar el problema diciendo <<si tú me quisieras>>, es igualmente inútil. Recuerda que el alcoholismo es obsesivo por naturaleza y no se puede controlar con la fuerza de voluntad.

Igualmente inútiles son las promesas, coacciones, peleas y amenazas. Una palabra sobre ésta última: No amenaces a menos que estés preparado para llevar a cabo tu amenaza.

Evita tomar la actitud que consiste en decir: <<soy mejor que tú>>. La hostilidad y el desprecio no pueden curar una enfermedad y constituyen una actitud impropia.

A veces una crisis puede convencer al alcohólico de su necesidad de ayuda - la pérdida del trabajo, un accidente o un arresto. Evita el cuidado y la solicitud excesivos en esos momentos. La crisis puede ser necesaria para su recuperación. No hagas nada por impedir que la crisis suceda. No pagues sus cheques sin fondos, ni cuentas vencidas, ni vayas con disculpas al jefe. El sufrimiento que estás tratando de suavizar con tales acciones puede ser lo que el alcohólico necesite para darse cuenta de la gravedad de su situación. Como suele decirse, no hay mal que por bien no venga

No hay comentarios.:

Publicar un comentario